Abrir el grifo
No nos sorprende que esa desgracia haya salpicado a los servicios sanitarios cuando m¨¢s lo necesitaban en forma de mascarillas inservibles, trajes aislantes de ¨ªnfima calidad y pruebas de diagn¨®stico ineficaces
Durante el confinamiento me sirvo los vasos de agua del grifo como si fueran ca?as de cerveza. Inclino el vaso, dejo que el l¨ªquido se deslice por su cara interna y de colof¨®n lo enderezo, pero con el peque?o balanceo que permite so?ar que en la corona se crea ese dedo de espuma imprescindible. Es un rito de sustituci¨®n. Seguro que cada cual tiene los suyos. Pero los que nos dedicamos a perseguir una ca?a de cerveza bien tirada hemos sufrido bastante en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, cuando muchos locales con tradici¨®n y mimo han sido sustituidos por franquicias, macroempresas y un enorme descuido por lo bien hecho. El colmo de esa degradaci¨®n del servicio es lo pirata, el plagio cutre y la r¨¦plica de baja calidad. No nos sorprende, por tanto, que esa desgracia haya salpicado a los servicios sanitarios cuando m¨¢s lo necesitaban en forma de mascarillas inservibles, trajes aislantes de ¨ªnfima calidad y pruebas de diagn¨®stico ineficaces. Era nuestro d¨ªa a d¨ªa. Del mismo modo que despu¨¦s de a?os de recortar en gasto sanitario, personal y prevenci¨®n, incluso con el cierre o la privatizaci¨®n de laboratorios de precisi¨®n diagn¨®stica y geriatr¨ªa, no puede sorprendernos la intemperie a la que han quedado nuestros sanitarios cuando m¨¢s necesarios eran.
Ning¨²n pol¨ªtico tiene por qu¨¦ cerrar la boca; est¨¢ en su derecho de expresar las cr¨ªticas y censuras que considere convenientes. Lo importante es asumir las propias responsabilidades. En Madrid a¨²n hoy los enfermos que son recogidos en ambulancia para ir a sesiones de quimio o di¨¢lisis comparten ambulancia con otros pacientes sin medidas de distanciamiento ni protecci¨®n. Es la precariedad de cada d¨ªa. Tambi¨¦n en los comedores escolares de emergencia se ofrece comida basura a los ni?os de manera institucionalizada. Son formas de ahorro en la comunidad aut¨®noma m¨¢s rica, que presume adem¨¢s de reducir el impuesto de sucesiones para atraer a las fortunas familiares de todo el Estado a empadronarse. No desmerecen de las salidas de tono de cierto independentismo catal¨¢n. Aquel que comenz¨® por burlarse de los muertos en Madrid y ha terminado por decir que gracias a la secesi¨®n se habr¨ªan librado de la infecci¨®n. No parece que la rep¨²blica independiente de las residencias de ancianos catalanas, con sus casi 3.000 ancianos fallecidos, necesitara un salvapatrias, sino un salvavidas.
De los Gobiernos, uno espera resguardo y sentido com¨²n. No hemos padecido la est¨²pida arrogancia ignorante de l¨ªderes tan significados como los de Estados Unidos, Reino Unido y Brasil, pero a?oramos modelos de gesti¨®n como los de Taiw¨¢n, Nueva Zelanda o Portugal. Nadie es perfecto, pero tampoco hagamos de la imperfecci¨®n la norma. Congratula que un partido que veta en sus m¨ªtines a cuatro grupos informativos porque desmienten sus bulos se haya significado en la defensa de la libertad de expresi¨®n. Es una gran noticia. Expresa el poder de la realidad para obligarnos a acomodar nuestros prejuicios y nuestros dogmas a la peripecia diaria. Encarar la realidad es nuestra responsabilidad m¨¢xima. Por eso la calle es fundamental, y la cercan¨ªa, un regalo. Romper el cerco es darse cuenta de que igual que las plataformas audiovisuales nos ofrecen lo poco que tienen como si fuera todo lo que hay, tambi¨¦n el partidismo pol¨ªtico nos quiere convencer de que sus intereses son los nuestros. Abramos los grifos.
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