?Aprende, Hollywood! As¨ª consigue el cine franc¨¦s impactar a los que no se impactan por nada
El croissant, la raclette, la alta costura y las reuniones en casa se les dan estupendamente, pero si algo tiene denominaci¨®n de origen en nuestro pa¨ªs vecino es su capacidad para escandalizar a los bienpensantes. Estas doce pel¨ªculas lo demuestran
Hay un momento en Amor en conserva (1949), la ¨²ltima pel¨ªcula que hicieron los hermanos Marx, en el que Groucho atisba la posibilidad de un m¨¦nage-¨¤-trois con una bella mujer rubia y su compinche Chico, que en la vida real era su hermano. Ante semejante panorama mira a la c¨¢mara, ejecuta su caracter¨ªstico revoloteo de cejas y le dice al espectador: ¡°Si esto fuera una pel¨ªcula francesa, lo har¨ªa¡±.
Esta escena nos da la medida de la reputaci¨®n picantona de la que siempre ha disfrutado el cine franc¨¦s, que en realidad solo contin¨²a una tradici¨®n que se remontar¨ªa al libertinaje del siglo XVIII. La filmograf¨ªa francesa es, por tanto, un paso l¨®gico para un pa¨ªs que ha dado al mundo al marqu¨¦s de Sade, Choderlos de Laclos, Colette o Georges Bataille. Tambi¨¦n es reflejo de un modo peculiar de gestionar la instituci¨®n del matrimonio o la pareja en general, donde las relaciones a tres bandas y la apertura de miras constitu¨ªan una costumbre burguesa mucho antes de que a alguien se le ocurriera la palabra poliamor. En este sentido, la tan civilizada como hedonista Francia es siempre un interesante espejo en el que mirarnos. Mir¨¦monos tambi¨¦n en su cine.
La ad¨²ltera y el menor
La pel¨ªcula: El diablo en el cuerpo (1947), de Claude Autant-Lara
El l¨ªo: En 1923, se mont¨® una buena cuando un joven de diecinueve a?os llamado Raymond Radiguet, bisexual y amante de Jean Cocteau, public¨® una novela titulada?El diablo en el cuerpo. Esta historia de pasi¨®n entre un menor y una mujer casada con un soldado de la I Guerra Mundial escandaliz¨® por su tem¨¢tica, pero lo verdaderamente escandaloso era la enorme calidad de su prosa: si Radiguet no hubiera fallecido meses despu¨¦s, probablemente se hubiera convertido en uno de los grandes de las letras francesas del siglo XX. El libro tard¨® m¨¢s de dos d¨¦cadas en ser adaptado al cine por primera vez, y de nuevo hubo gresca. Esta vez Francia atravesaba otra posguerra (la de la II Guerra Mundial), con toda la carga de patriotismo que de ello se derivaba, as¨ª que su enfoque antimilitarista no gust¨® demasiado. Aparte, la cinta fue acusada de exaltaci¨®n al adulterio, como si determinadas cosas necesitaran exaltaci¨®n. Un grupo de periodistas firm¨® un manifiesto para que se prohibiera su proyecci¨®n, y durante un pase en el festival de Bruselas el embajador franc¨¦s lleg¨® a abandonar la sala indignado. Por cierto, el director italiano Marco Bellocchio volvi¨® a adaptar la novela en los ochenta, y para no bajar el list¨®n del esc¨¢ndalo convirti¨® al marido de la protagonista en un terrorista de las Brigadas Rojas, adem¨¢s de incluir una felaci¨®n no simulada a cargo de la actriz Maruschka Detmers.
BB, la cazadora
La pel¨ªcula: Y Dios cre¨® a la mujer (1956), de Roger Vadim
El l¨ªo: Estamos ante la pel¨ªcula-esc¨¢ndalo francesa por excelencia, y la que m¨¢s ha contribuido a la ardorosa fama de esta filmograf¨ªa. Cuenta los trajines er¨®tico-sentimentales de una mujer muy joven (Brigitte Bardot) y tres hombres que pululan a su alrededor (Jean-Louis Trintignant, Curd J¨¹rgens y Christian Marquand), y est¨¢ aderezada con algunas escenas de desnudo bastante chocantes para la ¨¦poca. Pero la responsabilidad del impacto que gener¨® hay que atribu¨ªrsela a su representaci¨®n del deseo femenino. En ella la protagonista experimenta una urgencia sexual tan n¨ªtida como la de un hombre, contra la idea entonces generalizada de que una mujer solo puede ser objeto de deseo, jam¨¢s agente activo. Intervino la censura, y tambi¨¦n la Iglesia cat¨®lica, que en los Estados Unidos blandi¨® la amenaza de la excomuni¨®n. Mientras tanto, fuera de la pantalla y sin demasiadas alharacas, se rompi¨® el matrimonio entre Roger Vadim (el director) y Brigitte Bardot, y ¨¦sta inici¨® un romance con Jean-Louis Trintingnant, que a su vez termin¨® la relaci¨®n con su esposa, St¨¦phane Audran. ?No era todo esto un gran clich¨¦ de lo franc¨¦s hecho realidad?
Ah¨ª te quedas, hijo
La pel¨ªcula:?Les amants (1958), de Louis Malle
El l¨ªo: Jeanne Moreau interpreta aqu¨ª a una mujer de la alta burgues¨ªa que, aburrida de su vida marital, tiene una relaci¨®n fija pero tambi¨¦n insatisfactoria con un amante (Jos¨¦ Luis de Vilallonga en su invariable registro de playboy latino) hasta que otro hombre se cruza en su vida. El guion estaba escrito por el director junto a la novelista Louise de Vilmorin, experta en describir conflictos sentimentales en lujosos ambientes. De nuevo se alzaron airadas protestas por el hecho de que la protagonista abandonara sin remordimientos a su marido y su hija a cambio de una nueva vida junto a su amante de repuesto. Y en Estados Unidos directamente la acusaron de obscena a causa de una escena sexual relativamente realista, pero que hoy nos resulta algo pacata. La sentencia judicial conclu¨ªa que ah¨ª porno-porno, lo que se dice porno, no hab¨ªa. ¡°Lo reconozco cuando lo veo¡±, dijo c¨¦lebremente el juez del caso, quiz¨¢ dando a entender que su ojo estaba bien entrenado por la pr¨¢ctica.
El efecto Streisand en versi¨®n gala
La pel¨ªcula:?La religiosa (1966), de Jacques Rivette
El l¨ªo: Rivette, uno de los directores m¨¢s personales de la nouvelle vague, adapt¨® al cine la novela del ilustrado del siglo XVIII Denis Diderot sobre las desdichas de una joven novicia. La pobre Suzanne Simonin (Anna Karina) sufr¨ªa todo tipo de vejaciones, incluido el acoso sexual de una madre superiora. La pel¨ªcula las relataba sin concesiones al morbo, lo que no evit¨® que la censura ya interviniera modificando el guion antes de permitir el rodaje. Mientras este dur¨®, la iglesia puso todo tipo de pegas, impidiendo que se filmara en sus propiedades. Y una vez estuvo lista para su estreno, el Secretario franc¨¦s de informaci¨®n prohibi¨® su distribuci¨®n y exportaci¨®n. Un grupo de intelectuales (entre ellos el director Jean-Luc Godard, amigo de Rivette y ex pareja de Karina) presionaron sin ¨¦xito para que Andr¨¦ Malraux, entonces ministro de cultura, interviniera en favor del filme. Finalmente, una decisi¨®n judicial anul¨® la prohibici¨®n por defecto de forma, y se autoriz¨® su visionado a los mayores de dieciocho a?os. Con todo este jaleo, la pel¨ªcula acab¨® convirti¨¦ndose en un ¨¦xito de p¨²blico inesperado para un autor minoritario que solo quer¨ªa realizar una adaptaci¨®n muy fiel de una novela de la Ilustraci¨®n.
Un erotismo que naci¨® con progeria
La pel¨ªcula:?Emmanuelle (1974), de Just Jaeckin
El l¨ªo: Pocas veces encontramos tanta verdad en la afirmaci¨®n de que una determinada pel¨ªcula provoc¨® una fiebre. La novela del mismo t¨ªtulo de la escritora franco-tailandesa Emmanuelle Arsan ya se hab¨ªa adaptado antes, pero esta vez fue la definitiva. Esta?Emmanuelle se estren¨® en el momento justo, cuando la peque?a burgues¨ªa jugaba a la liberaci¨®n sexual y necesitaba un artefacto con el que sentirse moderna y sexy, pero minimizando los riesgos. Porque, en cierto sentido, se trata de una pel¨ªcula muy conservadora. Si le aplicamos una mirada cr¨ªtica, veremos en ella una gran excusa para que la protagonista aparezca desnuda a la m¨ªnima de cambio y se lo monte con todo el que tiene a su alrededor, siempre al servicio de la mirada masculina. Dejando esto aparte, un director (Just Jaekin) con todos los manierismos de la foto publicitaria, una protagonista (Sylvia Kirstel) con halo de modelo de Vogue, ambientes ex¨®ticos, sexo softcore, lesbianismo chic, collares de perlas y sillas de mimbre conformaban un c¨®ctel irresistible que revent¨® las taquillas de todo el mundo. El fen¨®meno se prolong¨® con una larga serie de secuelas y, en paralelo, director y actriz adaptaron otras dos novelas con barniz er¨®tico:?Historia de O (sadomasoquismo de fotonovela seg¨²n Pauline R¨¦age) y?El amante de lady Chatterley (D.H. Lawrence no se merec¨ªa eso).
Una de Disney y una de tr¨ªos
La pel¨ªcula: Los rompepelotas (1974), de Bertrand Blier
El l¨ªo: Dos delincuentes de poca monta huyen de la polic¨ªa con la complicidad de una mujer bastante pasiva pero con ganas de experimentar, que se convierte en amante de ambos, y en su recorrido protagonizan todo tipo de encuentros donde priman sexo y violencia. El p¨²blico se mostr¨® tan ofendido como encantado con el men¨² de prostituci¨®n, bisexualidad, voyeurismo, fetichismo y parejas abiertas o m¨²ltiples. Se convirti¨® en la pel¨ªcula m¨¢s taquillera de aquel a?o en el pa¨ªs, solo por detr¨¢s de?Emmanuelle (as¨ª estaban las cosas en 1974) y el?Robin Hood de Disney. Adem¨¢s lanz¨® las carreras de los tres protagonistas, G¨¦rard Depardieu, Patrick Dewaere y Miou-Miou, pero sobre todo dio una de sus primeras oportunidades a una jovenc¨ªsima Isabelle Huppert. A final de la pel¨ªcula, la actriz de?La pianista inauguraba con una org¨ªa al aire libre su justificada fama de actriz sin miedo a nada.
Rompehogares y rompecamas
La pel¨ªcula:?Loulou (1981), de Maurice Pialat
El l¨ªo: Siete a?os despu¨¦s de?Los rompepelotas, Isabelle Huppert y G¨¦rard Depardieu eran ya dos estrellas del cine franc¨¦s. Maurice Pialat decidi¨® reunirlos de nuevo, y logr¨® con ello una de sus mejores pel¨ªculas. Nelly (Huppert) abandona la pl¨¢cida vida burguesa junto a su marido para seguir los pasos del macarra de Loulou (Depardieu). Durante el rodaje, el director ped¨ªa a los actores que improvisaran, aunque el guion del que part¨ªa era autobiogr¨¢fico (en la vida real, Pialat era el hombre abandonado por su pareja, Arlette Langmann, la guionista). En una escena de sexo entre los dos protagonistas, la cama se rompe, literalmente hundida bajo el peso de la pasi¨®n, lo que al parecer de debi¨® a un accidente no previsto en el libreto.
Una pel¨ªcula de mierda
La pel¨ªcula: Traje de etiqueta (1986), de Bertrand Blier
El l¨ªo: Bertrand Blier tiene dos pel¨ªculas en esta lista. Y es justo que as¨ª sea porque, pese a estar hoy algo olvidado, siempre tendremos que agradecerle la osad¨ªa demostrada. En 1986 logr¨® un nuevo ¨¦xito de taquilla con esta pel¨ªcula que solo se podr¨ªa haber rodado en Francia. Sus protagonistas son Antoine y Monique, una pareja cuyo amor agoniza hasta que se encuentra con un carism¨¢tico delincuente llamado Bob (G¨¦rard Depardieu), que les aporta nuevas perspectivas vitales. Los tres se entregan con entusiasmo a la carrera delictiva y al poliamor bajo todas las combinaciones posibles, salpimentado adem¨¢s con travestismo y la prostituci¨®n. El sarc¨¢stico retrato de la crisis de la masculinidad no excluye una evidente misoginia, todo hay que decirlo. Su eslogan publicitario fue ¡°Putain de film!¡± (traducible como ¡°?Pel¨ªcula de mierda!¡±), que en la ¨¦poca sonaba tan horriblemente vulgar que dej¨® al p¨²blico en shock. Pero era eso lo que se buscaba: iba escrito en los carteles a un tama?o muy superior al t¨ªtulo, de modo que muchos creyeron que de hecho el filme se llamaba as¨ª.
Rocco y sus manos
La pel¨ªcula:?Romance (1999), de Catherine Breillat
El l¨ªo: Con solo 20 a?os, Catherine Breillat ya public¨® una novela,?L¡¯Homme facile, prohibida a menores de dieciocho. Poco despu¨¦s intervino como actriz en?El ¨²ltimo tango en Par¨ªs de Bernardo Bertolucci, y posiblemente algo sac¨® en claro de la experiencia. Tras un intento fallido de adaptar otra de sus novelas er¨®ticas el cine en plena onda expansiva de?Emmanuelle, se puso en serio con la direcci¨®n a finales de los ochenta. Esta?Romance era el retrato psicol¨®gico de una mujer a trav¨¦s de sus complicadas relaciones con los hombres. Pero inclu¨ªa numerosas escenas de sexo no simulado, entre ellas una masturbaci¨®n practicada a Rocco Siffredi en uno de sus escasos papeles fuera del porno.
La pel¨ªcula prohibida del siglo XXI
La pel¨ªcula:?F¨®llame (2000), de Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi
El l¨ªo: Otra escritora y directora, Virginie Despentes, subi¨® la apuesta un a?o m¨¢s tarde. Con?F¨®llame adaptaba al cine su propia novela sobre dos mujeres que deciden poner fin a los abusos a las que las someten los hombres para ser ellas quienes cometan actos indiscriminados de violencia. En principio la pel¨ªcula no deb¨ªa ofrecer un contenido sexual particularmente expl¨ªcito. Pero Despentes embarc¨® en la codirecci¨®n a su amiga actriz porno Coralie Trinh Thi, y eligi¨® como protagonistas otras dos veteranas del sector, Karen Bach y Raffa?lla Anderson, y el enfoque cambi¨® por completo. Muchos cr¨ªticos la consideraron pornogr¨¢fica por sus escenas de sexo nada fingido, y el estreno estuvo atiborrado de pol¨¦micas: fue criticada por asociaciones feministas, por la extrema derecha y por gran parte de los medios de comunicaci¨®n. Dos d¨ªas despu¨¦s de empezar a proyectarse, el Consejo de Estado franc¨¦s anul¨® su permiso de explotaci¨®n resaltando su contenido pornogr¨¢fico y su mensaje de incitaci¨®n a la violencia. Se convirti¨® as¨ª en la primera pel¨ªcula francesa en veinte a?os cuya distribuci¨®n quedaba prohibida. El veto se levant¨® un a?o m¨¢s tarde, y la pel¨ªcula pudo reestrenarse comercialmente. Pero nunca lleg¨® a cerrarse el debate sobre si se trata de una pel¨ªcula feminista o m¨¢s bien todo lo contrario.
La escena que nadie soport¨®
La pel¨ªcula:?Irreversible (2002), de Gaspar No¨¦
El l¨ªo: Si Gaspar No¨¦ no consigue que al menos el 50% de los textos que se publican sobre sus pel¨ªculas incluyan la palabra ¡°esc¨¢ndalo¡±, tendr¨¢ la sensaci¨®n de haber hecho algo mal. Sexo (Love), drogas (Climax) o violencia (todas sus obras desde aquella?Seul contre tous de 1998) han sido los elementos predominantes de su filmograf¨ªa, aunque ya hace tiempo que con ellos no provoca demasiados alzamientos de cejas. Su mayor logro en este sentido lleg¨® con?Irreversible, pel¨ªcula sobre un hombre que venga la violaci¨®n y el asesinato de su novia a trav¨¦s de una serie de secuencias montadas en orden inverso al cronol¨®gico. La escena ¨Cinsoportablemente realista¨C en la que Monica Bellucci es agredida en un pasadizo subterr¨¢neo provoc¨® encendidos debates sobre si no habr¨ªa all¨ª cierto regodeo en el acto de la violaci¨®n. Tambi¨¦n es dif¨ªcil no ver en otras escenas (que transcurren en un local sadomasoquista gay llamado, atenci¨®n, Rectum) un perfume a homofobia y cierta glorificaci¨®n de la venganza violenta.
Los genios, cuando m¨¢s lejos mejor
La pel¨ªcula:?La vida de Ad¨¨le (2013), de Abdellatif Kechiche
El l¨ªo: Adem¨¢s de la Palma de Oro del festival de Cannes, esta pel¨ªcula report¨® varias pol¨¦micas a su director, Adbellatif Kechiche. Se trataba de una historia de educaci¨®n sentimental e iniciaci¨®n a la vida adulta bastante cl¨¢sica, con la peculiaridad de que su protagonista era una mujer lesbiana. El guion se inspiraba en la novela gr¨¢fica?El azul es un color c¨¢lido, de Julie Maroh, pero la autora no qued¨® satisfecha con el resultado. ¡°Faltan lesbianas¡±, fue el resumen de su valoraci¨®n. Como ella, varios cr¨ªticos se?alaron que las escenas sexuales entre las dos actrices protagonistas, Ad¨¨le Exarchopoulos y L¨¦a Seydoux, m¨¢s se asemejaban al modo tradicional en que el cine porno (destinado a hombres heterosexuales) ha recreado el sexo entre mujeres que a lo que en la vida real sucede en sus camas. La pol¨¦mica aument¨® cuando ambas actrices declararon que el rodaje hab¨ªa sido muy duro a causa de los ataques de ira del director. ¡°Es un genio, pero nunca volver¨¦ a trabajar con ¨¦l¡±, declar¨® Seydoux a El Pa¨ªs Semanal.
Y hay que admitir que la filmograf¨ªa posterior de Kechiche sigue apuntando insistentemente en esa direcci¨®n: cuando se present¨® en el festival de Cannes del a?o pasado, a Mektoub, my love: Intermezzo se le afe¨® la complacencia con la que estaban filmados los cuerpos de las actrices. Una de ellas, Oph¨¦lie Bau, se neg¨® a asistir a la proyecci¨®n y tambi¨¦n protest¨® p¨²blicamente a causa de una escena que mostraba una felaci¨®n real a otro int¨¦rprete. ¡°No estaba de acuerdo con lo que se proyect¨®¡±, explicaba. La respuesta de Kechiche fue que todo era un ¡°complot de marionetas¡± para descreditarlo, y que la actriz hab¨ªa aceptado sin reservas rodar todas sus escenas en la pel¨ªcula, sexo y desnudos incluidos.
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