Qu¨¦ tiene de especial la Casa Gomis (y por qu¨¦ ha costado siete millones de euros al Estado espa?ol)
La adquisici¨®n de esta joya de la arquitectura por parte del Ministerio de Cultura reconoce su valor comprometi¨¦ndose con un modelo de desarrollo que respeta la cultura, el medio ambiente y la historia
Los amantes de la arquitectura empezamos bien el a?o. Muy bien, de hecho. El pasado 7 de enero supimos que el Ministerio de Cultura ha adquirido la casa Gomis, tambi¨¦n conocida como La Ricarda, por un importe de 7,2 millones de euros. Seg¨²n declar¨® el ministro Urtasun, ¡°el objetivo es protegerla, conservarla y convertirla en un gran centro cultural 100% abierto al p¨²blico cuya tem¨¢tica gire en torno al di¨¢logo entre arte y naturaleza¡±.
Proyectada por Antonio Bonet Castellana entre 1949 y 1956 y construida entre 1957 y 1963 para la familia Gomis Bertrand en un pinar frente al mar unos pocos kil¨®metros al sur de Barcelona, La Ricarda es algo m¨¢s que una joya del patrimonio arquitect¨®nico contempor¨¢neo espa?ol. Tambi¨¦n simboliza la defensa de la memoria hist¨®rica y cultural y de la cordura ecologista frente a los peligros de un mal llamado progreso, insostenible y cortoplacista, que cabalga a lomos de un urbanismo tan miope como voraz.
La decisi¨®n tomada por el ministerio es una excelente noticia que debemos celebrar.
Una obra maestra del racionalismo
La casa Gomis combina funcionalidad, integraci¨®n con el entorno y una sensibilidad extraordinaria hacia el uso de los materiales y la luz natural. ¡°Es muy clara en sus planteamientos¡±, explicaba Marita Gomis, una de las hijas de la familia Gomis Bertrand, para El Pa¨ªs en 2021. ¡°La casa se extiende por el territorio como se extienden las ra¨ªces de los pinos¡±. No es (s¨®lo) una met¨¢fora. Bonet proyect¨® una malla de m¨®dulos espaciales de 9 x 9 metros que repiti¨® doce veces y los distribuy¨® por el terreno de manera org¨¢nica y dislocada siguiendo las vistas hacia el mar y la orientaci¨®n del sol.
El resultado es una sola planta en la que las piezas p¨²blicas (vest¨ªbulo, sal¨®n y comedor) se sit¨²an en el centro, y sirven como espacio de transici¨®n y encuentro con las habitaciones de los padres, las de los ni?os, y el ala de servicio, emplazados en los extremos. Cada detalle, desde el mobiliario hasta la iluminaci¨®n natural, est¨¢ pensado para potenciar la armon¨ªa entre la arquitectura y su entorno. As¨ª, un hermoso cat¨¢logo de terrazas, porches, estanques, patios, celos¨ªas cer¨¢micas, contraventanas de madera y ventanales de suelo a techo permiten definir un interior en conexi¨®n continua con el espectacular paisaje circundante. El resultado es una vivienda que respira, que se adapta al ritmo de la naturaleza y que ofrece una experiencia espacial ¨²nica. ¡°Es una casa muy espaciosa y luminosa; muy f¨¢cil de entender y muy f¨¢cil de vivir¡±, considera Gomis.
Bonet Castellana utiliz¨® elementos prefabricados y materiales locales para lograr un perfecto equilibrio entre modernidad y tradici¨®n. Cada uno de los m¨®dulos cuadrados consta de cuatro pilares met¨¢licos que est¨¢n pintados de negro para confundirse visualmente con los troncos de los ¨¢rboles de la parcela. Sobre ellos se apoyan unas vigas de hormig¨®n y unas b¨®veda cer¨¢micas a la catalana, que le confieren su caracter¨ªstico perfil ondulado. La colaboraci¨®n con expertos locales en cer¨¢mica, carpinter¨ªa y vidrio fue esencial para dotar a la casa de un car¨¢cter ¨²nico. El blanco de las paredes contrasta con el color terroso de los alicatados cer¨¢micos del suelo, o con los textiles crema y burdeos del mobiliario, que todav¨ªa se conserva original.
La Ricarda es un brillante ejemplo de c¨®mo la arquitectura puede ser a la vez funcional y po¨¦tica. Su dise?o responde a las necesidades concretas de los Gomis, pero tambi¨¦n invita a la reflexi¨®n sobre la relaci¨®n entre habitante, espacio y naturaleza. Es, en definitiva, una casa que trasciende su funci¨®n para convertirse en una obra de arte habitable.
La Ricarda y El Prat: arquitectura y medioambiente en peligro
M¨¢s all¨¢ de la casa, est¨¢ el lugar. La casa Gomis se sit¨²a en un paraje de excepcional belleza y alto valor medioambiental: la laguna de La Ricarda, en el delta del Llobregat. Este entorno natural es vital para el equilibrio ecol¨®gico de la regi¨®n y, de hecho, est¨¢ protegido por la red ecol¨®gica europea Natura 2000. Sin embargo, en 2021, el anuncio de la ampliaci¨®n del aeropuerto de El Prat coloc¨® la obra de Bonet Castellana en el ojo del hurac¨¢n. La propuesta, que inclu¨ªa la construcci¨®n de una nueva pista que invadir¨ªa el espacio natural de La Ricarda, despert¨® una oleada de cr¨ªticas de ONGs, expertos y ciudadanos preocupados por las graves consecuencias medioambientales y patrimoniales.
Lo cierto es que El Prat estaba ah¨ª antes que la casa. ¡°Cuando mis padres la construyeron, el aeropuerto de Barcelona era un aer¨®dromo peque?o para aviones de h¨¦lice¡±, recordaba Marita Gomis. Sin embargo, las sucesivas ampliaciones multiplicaron el tr¨¢fico de vuelos y sustituyeron las h¨¦lices por los motores de reacci¨®n. Hoy, los aviones surcan el aire a unos pocos metros de la cubierta de la casa. El ruido es insoportable, tal como puede escucharse en la entrevista concedida por Marita Gomis en pleno pulso con Aena, constantemente interrumpida por el rugido de los aviones.
Sin embargo, las consecuencias del nuevo proyecto de ampliaci¨®n iban m¨¢s all¨¢ del ruido: la casa Gomis no s¨®lo se enfrentaba a un impacto f¨ªsico directo, sino tambi¨¦n a la posibilidad de quedar aislada y descontextualizada de su entorno natural, un elemento inseparable de su concepci¨®n arquitect¨®nica. El conflicto desatado alrededor de los planes de la ampliaci¨®n aeroportuaria sirvi¨® para reavivar el debate que enfrenta a los partidarios del beneficio econ¨®mico inmediato derivado de la explotaci¨®n tur¨ªstica e inmobiliaria contra los que defienden la preservaci¨®n de un legado cultural y ambiental de valor incalculable. En esta ocasi¨®n, el David de la mesura venci¨® al Goliat de las plusval¨ªas, y la presi¨®n social y las reivindicaciones lograron frenar el proyecto de ampliaci¨®n del aeropuerto, devolviendo a La Ricarda una tranquilidad que entonces se percibi¨® como fr¨¢gil y moment¨¢nea.
Un pedazo de nuestra historia reciente
Aunque fuera concebida como la lujosa villa de retiro veraniego para una familia culta y acomodada, la casa Gomis representa mucho m¨¢s que eso. En cierto modo, es tambi¨¦n un testimonio de la historia reciente de Espa?a.
Por un lado, es importante destacar la figura de su autor, Antonio Bonet Castellana. Formado profesionalmente en los estudios de Josep Llu¨ªs Sert en Barcelona y en el de Le Corbusier en Par¨ªs, Bonet emigr¨® a Argentina tras el estallido de la guerra civil espa?ola. Desde Buenos Aires primero, y desde Punta del Este (Uruguay) despu¨¦s, el arquitecto contribuy¨® de manera decisiva a la definici¨®n de la modernidad arquitect¨®nica sudamericana. La Casa de Estudios para Artistas (Buenos Aires, 1938), el edificio Terraza Palace (Mar del Plata, 1957-1960) y la casa Berlingieri (Punta Ballena, Uruguay; 1947), son solo una peque?a muestra de su capacidad para hibridar el puro racionalismo corbusierano con gui?os a la cultura, el clima y la tradici¨®n material locales. El genio creativo de Bonet tambi¨¦n particip¨® en el dise?o de una de las piezas de mobiliario m¨¢s bellas que existen: la silla BKF.
Los casi quince a?os transcurridos entre el inicio del proyecto de la casa Gomis y el final de su construcci¨®n son el resultado de las dificultades de levantar una obra de arquitectura tan singular desde el exilio, a miles de kil¨®metros. Se proyect¨® por carta, en un constante intercambio colaborativo entre Bonet y la familia Gomis, y con algunas visitas puntuales. Fue un proceso largo y complejo. Lo m¨¢s c¨®modo habr¨ªa sido conformarse con otro arquitecto local, pero Ricardo Gomis e In¨¦s Bertrand eran cualquier cosa menos conformistas.
As¨ª, en una Espa?a marcada por la ausencia de apoyo p¨²blico y la falta de espacios adecuados, los Gomis convirtieron su propia casa en un lugar de reuni¨®n para intelectuales y artistas. Organizaron conciertos y recitales, y abrieron sus puertas a invitados como John Cage, Joan Mir¨®, Antoni T¨¤pies e integrantes del Club 49, una asociaci¨®n de artistas concebida para rescatar el esp¨ªritu creativo que hab¨ªa germinado durante la Segunda Rep¨²blica y que el estallido de la guerra hab¨ªa interrumpido abruptamente. Los encuentros que se produc¨ªan en La Ricarda eran el reflejo de una ¨¦poca en la que el arte y la resistencia se daban la mano frente a la opresi¨®n franquista.
Preservar el pasado para mirar hacia el futuro
Como sucede con otras tantas manifestaciones art¨ªsticas, la arquitectura tambi¨¦n es parte de la memoria colectiva de un pa¨ªs. Por eso, debemos mirar m¨¢s all¨¢ de sus cualidades arquitect¨®nicas, indiscutiblemente soberbias en el caso de la casa Gomis. La obra de Bonet es un claro ejemplo de c¨®mo la arquitectura puede ser mucho m¨¢s que una construcci¨®n de hormig¨®n, acero y ladrillos: puede ser un manifiesto, un legado y un puente entre la historia y el futuro.
La arquitectura nos ayuda a tomar medidas ante un contexto de cambio clim¨¢tico y urbanizaci¨®n descontrolada. Optar por salvaguardar el patrimonio natural y arquitect¨®nico de La Ricarda frente a las amenazas de un mercado que reduce los edificios y los terrenos en los que se levantan a su valor comercial, define una posici¨®n pol¨ªtica valiente y admirable. Adem¨¢s de ser el hogar de numerosas especies protegidas, la laguna de La Ricarda es tambi¨¦n el escenario de c¨®mo la arquitectura puede integrarse con el paisaje sin perturbarlo. La decisi¨®n del ministerio de adquirir no s¨®lo la casa, sino tambi¨¦n toda la finca familiar, representa un compromiso firme con este equilibrio y con la valoraci¨®n del entorno como parte indivisible del patrimonio cultural.
Por otro lado, y especialmente en el mismo a?o que se cumple medio siglo de la muerte de Francisco Franco, debemos aprovechar todas las oportunidades que se nos presenten para recordar la p¨¦rdida de talento que sufri¨® nuestro pa¨ªs debido a la guerra y a la dictadura franquista. Bonet fue afortunado y pudo regresar a Espa?a. Otros muchos, no. Proteger su trabajo, especialmente si se encuentra en el territorio espa?ol como sucede en este caso, es una forma de reparar esa injusticia hist¨®rica y de reivindicar el legado de quienes tuvieron que huir por sus ideas. La Ricarda no es solo una casa: es un homenaje a la resiliencia y a la capacidad del arte para sobrevivir incluso en las circunstancias m¨¢s adversas.
La adquisici¨®n de la casa Gomis env¨ªa un mensaje claro sobre nuestras prioridades como sociedad. Al reconocer su valor, no solo salvaguardamos un edificio, sino que tambi¨¦n afirmamos nuestro compromiso con un modelo de desarrollo que respeta la cultura, el medio ambiente y la historia. Ahora, La Ricarda estar¨¢ a salvo para seguir siendo eso y mucho m¨¢s.
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