Vuelve la Bundesliga, la competici¨®n a la que no par¨® ni la II Guerra Mundial
El f¨²tbol alem¨¢n echa a andar de nuevo antes que nadie y va a permitir que millones de aficionados de todo el mundo se reencuentren por fin con el deporte de ¨¦lite.
El n¨²mero de mayo ya est¨¢ disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aqu¨ª.
Alemania est¨¢ a punto de darle una lecci¨®n al mundo, cuenta estos d¨ªas la revista Kicker, la biblia del deporte alem¨¢n. Tras siete semanas de par¨¦ntesis, la Bundesliga se reanuda este fin de semana convirti¨¦ndose as¨ª en la gran liga de f¨²tbol profesional que marca el camino de vuelta a la normalidad o el ingreso en esa nueva normalidad con la que tanto nos amenazan. La competici¨®n alemana fue suspendida a finales de marzo y estuvo a punto de ser cancelada de manera definitiva a mediados de abril, adjudicando el t¨ªtulo a falta de nueve jornadas a un Bayern de M¨²nich que estaba encontrando este a?o mucha m¨¢s competencia de la habitual. Sin embargo, hace apenas un par de semanas, en lo que Kicker describe como un nuevo ejemplo de eficacia teutona, clubes y autoridades deportivas se pusieron de acuerdo en un estricto protocolo de salud, pactaron un calendario definitivo y, superadas ya las dudas y barreras burocr¨¢ticos, embarcaron a las plantillas en una pretemporada rel¨¢mpago que, al menos en teor¨ªa, ha hecho que est¨¦n en perfectas condiciones para competir mucho antes que sus colegas de Espa?a, Inglaterra, Italia o Francia.
Aunque la actual Bundesliga no se fund¨® hasta 1963, el campeonato alem¨¢n empez¨® a disputarse en 1903 y es uno de los m¨¢s antiguos de Europa.
Pese a todo, Uli Hesse, autor del libro de referencia Tor: The Story of German Football (Gol: La historia del f¨²tbol alem¨¢n), no comparte el exultante optimismo de muchos de sus compatriotas. En declaraciones a la revista Off the Ball, Hesse considera que reanudar la Bundesliga lo antes posible se ha acabado convirtiendo ¡°en una cuesti¨®n de principios y de inter¨¦s general, una especie de s¨ªmbolo de la voluntad de la sociedad alemana de dar por zanjada la crisis del coronavirus y volver al trabajo¡±, lo que ha impedido abordar con un m¨ªnimo de rigor y seriedad aspectos pr¨¢cticos como ¡°si tiene sentido que casi un tercio de una competici¨®n profesional se dispute en estadios vac¨ªos, si vamos a ser capaces de no poner en riesgo la salud de los implicados o si los jugadores est¨¢n de verdad en condiciones de competir al m¨¢ximo nivel a estas alturas de la temporada y tras una pausa no prevista de casi dos meses¡±.
Aunque la actual Bundesliga no se fund¨® hasta 1963, el campeonato alem¨¢n empez¨® a disputarse en 1903 y es uno de los m¨¢s antiguos de Europa. Hesse destaca en su libro que ni siquiera fue cancelado durante la Segunda Guerra Mundial, de ah¨ª su justificada reputaci¨®n de campeonato incombustible, capaz de sobrevivir a dos guerras mundial y a convulsiones geopol¨ªticas como los primeros a?os de la Guerra Fr¨ªa o la partici¨®n de Alemania. Las autoridades del Tercer Reich convirtieron el deporte en parte de su estrategia de exaltaci¨®n de la identidad nacional alemana, y eso explica que se disputasen partidos de f¨²tbol oficiales hasta bien entrada la primavera de 1945, en un periodo en que las ciudades alemanas estaban sufriendo constantes bombardeos, muy pocos d¨ªas antes de la entrada en Berl¨ªn del Ej¨¦rcito Rojo, que se produjo el 2 de mayo. Por entonces, no exist¨ªa una liga profesional unificada, sino una serie de torneos regionales (Gauligen) cuyos primeros clasificados se enfrentaban en una fase final que decid¨ªa al campe¨®n de Alemania. Aquel campeonato alem¨¢n incorpor¨® entre 1938 y 1945 a equipos de estados anexionados por el Tercer Reich. Clubes austr¨ªacos, checoslovacos, luxemburgueses, polacos e incluso de la regi¨®n fronteriza francesa de Alsacia y Lorena se enfrentaron durante m¨¢s de un lustro a los alemanes, y algunos lo hicieron con notable ¨¦xito. En primavera de 1941, poco antes de que las tropas de Adolf Hitler invadiesen la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el Rapid de Viena consigui¨® el t¨ªtulo de campe¨®n alem¨¢n derrotando en la final al Gelserkirchen-Schalke 04 y convirti¨¦ndose as¨ª en el primer club que obten¨ªa el t¨ªtulo en dos pa¨ªses distintos. La ¨²ltima transformaci¨®n radical de este campeonato tan accidentado se produjo en 1990, tras la reunificaci¨®n alemana, cuando los equipos de la Oberliga de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana se incorporaron al sistema de ligas de la Rep¨²blica Federal, dos de ellos en la m¨¢xima categor¨ªa, la Bundesliga 1, y el resto en sus divisiones inferiores.
Lo cierto es que, incombustible o no, preparado o no para afrontar con ¨¦xito su retorno a la normalidad, el f¨²tbol alem¨¢n echa a andar de nuevo antes que nadie y va a permitir que millones de aficionados de todo el mundo se reencuentren por fin con el deporte de ¨¦lite. En homenaje a la liga que no consiguieron frenar ni las bombas, hemos querido recuperar cinco equipos y cinco etapas esenciales en la leyenda de la Bundesliga y, ya de paso, ofrecer a los aficionados espa?oles una posible gu¨ªa para disfrutar m¨¢s y mejor de este torneo con tanta sustancia y tanta historia.
El Bayern de Beckenbauer
Ganador de cinco Copas de Europa y de 29 ligas nacionales, el Bayern es un club instalado en la cultura del ¨¦xito casi continuo. En su ADN figura una tendencia natural a ganar y seguir ganando por tradici¨®n y por la inercia del escudo que permea toda su historia y con la que se identificar¨¢n sin problemas muchos de los aficionados del Real Madrid. Pese a todo, el club b¨¢varo suscita tambi¨¦n amplias simpat¨ªas entre los seguidores de F¨²tbol Club Barcelona, no solo por el periodo en que su entrenador fue Josep Guardiola, sino tambi¨¦n porque no es club de la capital, sino el orgullo de Baviera, una regi¨®n hist¨®rica hasta cierto punto similar a Catalu?a. Los gigantes de M¨²nich, purgados durante el Tercer Reich por un r¨¦gimen nazi que los consideraba el club de los jud¨ªos y los separatistas b¨¢varos, atraviesan ahora mismo uno de los mejores momentos deportivos de su historia. Se han proclamado campeones en 10 de las 14 ¨²ltimas temporadas de la Bundesliga y su transici¨®n, de la mano sobre todo de Guardiola, hacia un estilo de juego m¨¢s moderno, refinado y cosmopolita ha reforzado su atractivo como marca global. Sin embargo, su mejor periodo es el que coincide con los a?os de m¨¢ximo esplendor de ese gigante del deporte que fue Franz Beckenbauer. Si el Bayern es el Real Madrid alem¨¢n, Beckenbauer fue su Di St¨¦fano. Irrumpi¨® en la ¨¦lite con 18 a?os, en 1963, y se retir¨® 14 m¨¢s tarde tras afianzar una de las dictaduras deportivas m¨¢s f¨¦rtiles tanto de su equipo como de su selecci¨®n nacional. Empez¨® como centrocampista total, armando el juego desde atr¨¢s con precisi¨®n y pulso exquisito, pero tambi¨¦n asomando al balc¨®n del ¨¢rea para causar estragos con su potente disparo. Los a?os, la experiencia y las necesidades del equipo lo llevaron al centro de la defensa, donde sublim¨® sus virtudes de estratega genial y arquitecto en la sombra. Basta con ver alguno de sus v¨ªdeos en YouTube para entender que nunca se ha defendido con tanta elegancia y nunca se ha tenido tanta incidencia en el juego partiendo de una zona tan alejada de la porter¨ªa contraria. Si quieren asistir a una clase magistral, h¨¢ganse un favor y recuperen el partido entre el Bayern y el Borussia M?nchengladbach de la temporada 1973-74.
El Borussia Dortmund de Matthias Sammer
Los de Dortmund son un club Guadiana, que aparece y desaparece de la absoluta ¨¦lite alternando en un desconcertante carrusel periodos en la cumbre con descensos a los infiernos. Como el Atl¨¦tico de Madrid. Tambi¨¦n es un equipo con una afici¨®n visceral, mucho m¨¢s apasionada que la del Bayern de M¨²nich, en la que abundan, seg¨²n expresi¨®n ir¨®nica de J¨¹rgen Klopp, los ¡°catedr¨¢ticos en f¨²tbol de sal¨®n¡±. El propio Klopp lider¨® el m¨¢s reciente de los periodos triunfales del club de Dortmund, el que va de 2008 a 2015, con una plantilla ganadora en la que llegaron a coincidir talentos como Marco Reus, Mario G?tze o Mats Hummels. Pero la mejor etapa de la historia de los prusianos fue la que lider¨® en la cancha un centrocampista defensivo de instinto y de raza llamado Matthias Sammer. Nacido en Dresde en 1967, Sammer tuvo tiempo de jugar 23 partidos con la selecci¨®n de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana antes de que tanto el equipo como el pa¨ªs desapareciesen tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Entre 1993 y 1998, disput¨® 121 partidos con el Borussia, club al que elev¨® a un nivel de ¨¦xito sin precedentes al conseguir dos ligas alemanas y una Liga de Campeones, la de 1997. Expeditivo cuando lo consideraba necesario, elegante en ocasiones, pr¨¢ctico y eficaz casi siempre, fue la perfecta argamasa que mantuvo unido a un equipo de gladiadores no exentos de talento en que destacaban tambi¨¦n Andreas M?ller, Karl-Heiz Riedle, J¨¹rgen Kohler o Steffen Freund. De la mano de un genio de la estrategia como el entrenador Ottmar
Hitzfeld, Sammer acabar¨ªa abandonando el centro del campo para incrustarse en la defensa, en un paso atr¨¢s de efecto revitalizador para su escuadra muy similar al que diera Beckenbauer 25 a?os atr¨¢s.
El Borussia M?nchengladbach de G¨¹nter Netzer
Durante diez a?os, entre 1970 y 1980, el mejor f¨²tbol del continente, el m¨¢s en¨¦rgico, el m¨¢s pulcro y tambi¨¦n el m¨¢s divertido, se jugaba en una ciudad renana de apenas 250.000 habitantes, muy cerca de la frontera con los Pa¨ªses Bajos. Clubes espa?oles como el Deportivo de La Coru?a o el Real Zaragoza, que disfrutaron en su d¨ªa de generaciones de leyenda y conocieron periodos de gloria seguidos de rotundas decadencias, entender¨¢n perfectamente lo mucho que los seguidores del Borussia M?nchengladbach a?oran a su generaci¨®n de ¡°los potros¡±. Aquel equipo fue bautizado as¨ª porque en el campo, a las ¨®rdenes de un innovador radical llamado Udo Lattek, coincidi¨® una hornada de jugadores muy j¨®venes de tren inferior poderoso, trote r¨¢pido y estilo punzante y agresivo, como el dan¨¦s Allan Simonsen, Berti Vogts, Jupp Heynckes, Uli Stielike o Rainer Bonhof. Por entonces, el f¨²tbol del Bayern de M¨²nich se hab¨ªa convertido en receta de ¨¦xito casi universal gracias a su exuberancia f¨ªsica, su contundencia ante ambas porter¨ªas y su profesionalidad sin fisuras. Por contraste, los de la Renania del Norte devolvieron al juego el entusiasmo amateur del que parte a la conquista del mundo. Ganaron cinco ligas y una Copa de la UEFA, se batieron el cobre de manera muy digna en la final de la Copa de Europa de 1977 contra el intratable Liverpool de Kenny Dalglish y compa?¨ªa y, lo m¨¢s importante, recuperaron el placer por el f¨²tbol bien jugado, ofensivo y entusiasta en una ¨¦poca en que se estaban imponiendo el esfuerzo f¨ªsico, la cautela y la rutina. El poeta laureado de aquel batall¨®n de rebeldes del swing era un hombre llamado G¨¹nter Netzer, jugador de conducciones vertiginosas con el bal¨®n incrustado en el pie y de pases con mira telesc¨®pica, en la tradici¨®n de los mejores centrocampistas alemanes de la historia. Tan inolvidable (e irrepetible) resulta la generaci¨®n de los potros que la expresi¨®n acab¨® convirti¨¦ndose en apodo de este club a las que las decepciones posteriores han acabado acostumbrando a vivir del pasado.
El Hamburgo de Felix Magath
Un club que fue en su d¨ªa campe¨®n la Copa de Europa y que ahora mismo est¨¢ alejado de la ¨¦lite no ya continental sino tambi¨¦n nacional, purgando sus miserias deportivas en segunda divisi¨®n. Lo m¨¢s parecido a eso que se ha vivido en Espa?a son los descensos de equipos campeones de liga en su d¨ªa como Valencia, Sevilla, Betis, Atl¨¦tico de Madrid o Real Sociedad, pero solo la liga inglesa, con el Nottingham Forest y el Aston Villa, o la alemana con el Hamburgo SV, pueden presumir del lujo exc¨¦ntrico de tener o haber tenido un campe¨®n de Europa relegado al s¨®tano de las categor¨ªas inferiores. Hamburgo es una ciudad que respira f¨²tbol, con glorias locales como el muy exitoso en su d¨ªa SV o ese gran reducto del deporte callejero y proletario que siempre ha querido ser el FC Sankt Pauli, el Rayo Vallecano alem¨¢n. Los a?os dorados del Hamburgo SV son un perfecto recordatorio de lo ef¨ªmera que resulta en ocasiones la gloria y de lo muy acertada que resulta casi siempre una de las mejores frases de Marcelo Bielsa: ¡°El fracaso es la norma y el ¨¦xito, la excepci¨®n¡±. El club norte?o surgi¨® de la oscuridad deportiva a mediados de los 70 para ganar la Recopa de 1977, las ligas de 1977, 1982 y 1983 y la Copa de Europa del 83. Lo hizo aupado por una generaci¨®n de peloteros formidables, con el tanque Horst Hrubesch, la centella Manfred Kaltz y la escurridiza creatividad de Felix Magath. Por entonces, el Bayern M¨²nich hab¨ªa aflojado su f¨¦rula y los potros de M?nchengladbach empezaban a dispersarse por clubes de toda Europa (Simonsen al Barcelona, Bonhof al Valencia, Netzer al Real Madrid), de manera que el campeonato alem¨¢n se convirti¨® en un torneo muy abierto, con varios aspirantes al t¨ªtulo compitiendo en condiciones de igualdad. Magath, de origen puertorrique?o, aficionado al ajedrez, menudo y talentoso, autor del gol que convirti¨® a su equipo en campe¨®n de Europa, fue el futbolista m¨¢s notable de esos a?os de transici¨®n y hoy es la gran diana de los dardos nost¨¢lgicos de los aficionados del Hamburgo.
El Werder Bremen de Otto Rehhagel
Los de Bremen son la eterna esperanza de los que creen que, en el f¨²tbol, todo est¨¢ siempre por hacer y todo es posible. Este a?o ocupan la pen¨²ltima posici¨®n y las casas de apuestas ven en ellos a un firme candidato al descenso, pero si por algo se caracteriza el club de la ciudad hanse¨¢tica es por su capacidad para conseguir ¨¦xitos que desaf¨ªan a la raz¨®n incluso en las circunstancias m¨¢s adversas. Qui¨¦n iba a decir, por ejemplo, que de la mano de un entrenador con maneras de sargento e ideas de la vieja escuela, Otto Rehhagel, ser¨ªan subcampeones de liga empatando a puntos con el campe¨®n, el Hamburgo, en 1983, solo dos a?os despu¨¦s de conseguir el acenso a la m¨¢xima categor¨ªa. Y qui¨¦n iba a augurarles un ¨¦xito tan extraordinario como la liga ganada en 1987, a¨²n con Rehhagel al mando de la nave, y contra rivales de tanta enjundia como el resucitado Bayern de Brehme, Matth?us, Augenthaler o Rummenigge o una de las mejores plantillas de la historia del FC Colonia. Contra la exuberancia y poder¨ªo de sus rivales, el Werder dispon¨ªa de un bloque muy compacto, capaz de encajar solo 22 goles en las 34 jornadas de uno de los torneos con marcadores m¨¢s altos del continente. El suyo era un f¨²tbol coral, esforzado y gran¨ªtico, pero bendecido tambi¨¦n por el talento de un jovenc¨ªsimo Karl-Heinz Riedle o la perla checa Miroslav Votava. El milagro de Bremen es casi un lugar com¨²n en la historia de la Bundesliga. Se repite cada cierto n¨²mero de a?os. Los de la casaca verde languidecen, vegetan o flirtean con el desastre durante largos periodos hasta que, de repente, re¨²nen a una generaci¨®n de buenos peloteros a las ¨®rdenes de un entrenador sensato y consiguen reengancharse al ¨¦xito. As¨ª han ganado sus cuatro t¨ªtulos, en 1965, el citado 1987, 1993 y 2004, grandes fogonazos de luz precedidos y seguidos casi siempre por largos periodos de sombra. Es como si en la liga espa?ola siguiesen reapareciendo peri¨®dicamente una Real Sociedad o un Athletic de Bilbao para ganar un t¨ªtulo contra pron¨®stico cada diez o quince a?os.
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