Granadilla, la historia del pueblo que Franco arrebat¨® a sus habitantes: ¡°Queremos volver¡±
En 1955 sus habitantes fueron expulsados para construir un embalse, pero el agua nunca cubri¨® el pueblo, uno de los pocos en Espa?a que mantiene en pie su muralla original. Los habitantes que quedan no pierden la esperanza de poder descansar en su tierra
Los mi¨¦rcoles al caer el sol, se celebra en Granadilla (C¨¢ceres) un cluedo hist¨®rico por sus calles. Cada alumno se caracteriza con un personaje del pueblo; el maestro, el juez, el cura o la panadera, entre otros. El objetivo, descubrir por qu¨¦ muri¨® la t¨ªa Asunci¨®n. Pero en el desenlace de este juego no hay muertes accidentales, enfermedades o asesinos. La vecina ficticia con el nombre de la patrona del pueblo se muere de pena. De tristeza por dejar el lugar en el que naci¨®.
¡°Cuando veo a toda esa gente mayor, algunos en sillas de ruedas, que van a ver la casa donde vivieron y a la que no pudieron regresar, me da much¨ªsima pena. Imag¨ªnate el drama que supone tener que dejar de repente todo. Decir adi¨®s a tus vecinos, vender lo que tienes y marcharte. Es dur¨ªsimo que te echen del sitio donde naciste¡±. Sergio P¨¦rez Mart¨ªn, coordinador del Programa de Recuperaci¨®n y Utilizaci¨®n Educativa de Pueblos Abandonados quiere que este fat¨ªdico suceso en la historia del pueblo cacere?o quede interiorizado en los j¨®venes que visitan la villa cada semana.
Hoy en d¨ªa, Granadilla es un pueblo museo. Propiedad de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Tajo y sujeto a las directrices del organismo aut¨®nomo Red de Parques Nacionales, este ¨²ltimo cedi¨® su espacio al Ministerio de Educaci¨®n en 1984 para albergar el programa estatal coordinado por Sergio P¨¦rez que acerca la vida rural a las nuevas generaciones. Durante unos d¨ªas, un total de 75 alumnos de toda Espa?a cambian los m¨®viles y los videojuegos por la artesan¨ªa local, la limpieza, la restauraci¨®n de las ruinas y los dulces artesanos que elaboran en su tahona. Estos alumnos, junto a un equipo de mantenimiento, administraci¨®n y personal del Estado, son los ¨²nicos que habitan espor¨¢dicamente sus tierras.
M¨¢s all¨¢ de la vida estudiantil, Granadilla es un lugar fantasma. No hay agua ni servicios y la luz procede de placas solares y grupos electr¨®genos. Con un acotado horario de apertura al p¨²blico, de martes a domingo, carece de oficina de turismo y de cualquier tipo de alojamiento, bar o restaurante. Las visitas tur¨ªsticas se suceden por cuenta propia, en gran medida atra¨ªdas por el in¨¦dito emplazamiento: Granadilla es uno de los pocos municipios fortaleza de Espa?a ¨Cjunto a ?vila, Morella y Lugo¨C que mantiene en pie su muralla original. Otras buscan recorrer el escenario de una de las historias m¨¢s tristes de nuestra geograf¨ªa. La de un pueblo que se vio obligado a extinguirse tras el decreto en 1955 de su expropiaci¨®n forzosa. La raz¨®n: iba a quedar sepultado por las aguas del reci¨¦n construido embalse de Gabriel y Gal¨¢n que contendr¨ªa al r¨ªo Alag¨®n.
¡°Por favor, no digas que es un pueblo abandonado, porque a nosotros nos echaron. Yo no me fui de mi pueblo por buscar un futuro mejor¡±. Eugenio Jim¨¦nez (1947) es uno de los miembros de las 90 familias que se vieron obligadas a abandonar sus casas y tierras de cultivo en apenas una d¨¦cada y empezar de cero. Muchos se trasladaron al poblado de colonizaci¨®n conocido ahora como Alag¨®n del R¨ªo. Los dem¨¢s se asentaron por el resto del pa¨ªs. ¡°La gente sali¨® sin dinero, sin casa y con un futuro incierto. Te indemnizaban bajo su propio criterio y seg¨²n el tipo de tierra que pose¨ªas, as¨ª que imag¨ªnate¡±, recuerda Eugenio.
Durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, Eugenio ha presidido la Asociaci¨®n de Hijos de Granadilla en su lucha por regresar al pueblo que les vio nacer. ¡°Ahora resido en Jara¨ªz de la Vera, pero de mi puerta cuelga una placa con el nombre de Villa Granadilla. Mi pueblo va a cuestas conmigo¡±, proclama, y dice que su ¨²nico deseo final es poder descansar en ¨¦l: ¡°Ya que no eliges el sitio en el que naces, que al menos s¨ª puedas elegir d¨®nde descansas¡±. Hasta hoy, el pueblo sigue catalogado como "abandonado", aunque en ning¨²n momento se lleg¨® a inundar; ni siquiera con el embalse lleno.
Los a?os pasaron, pero los vecinos de Granadilla nunca renunciaron a regresar a su pueblo. Apariciones en medios de comunicaci¨®n y multitud de visitas a figuras pol¨ªticas y administrativas. Todo sin ¨¦xito. ¡°Quer¨ªamos devolverle la vida. Si no habit¨¢ndola, al menos potenciando el reclamo tur¨ªstico de su casco antiguo y alrededores, y creando viviendas nuevas a las afueras¡±. El motivo de esta reiterada negativa, seg¨²n apunta Jim¨¦nez, no es otro que la falta de humanidad de la pol¨ªtica. ¡°Nadie quiso hacerse cargo de un pueblo deshabitado como Granadilla precisamente por eso, porque no daba votos. Lo que reclamamos es justo y ni siquiera nos dan una casa del pueblo donde reunirnos cada a?o. Durante su ¨¦poca como presidente en la Junta de Extremadura, Rodr¨ªguez Ibarra nunca me recibi¨®, y creo que no hab¨ªa nada m¨¢s l¨®gico que nuestra causa en esa memoria hist¨®rica que tanto defend¨ªa¡±.
Seg¨²n un art¨ªculo de 1986 de Alc¨¢ntara, Revista del Seminario de Estudios Cacere?os, firmado por el catedr¨¢tico de An¨¢lisis Urbano y Regional de la Universidad de Extremadura Antonio Jos¨¦ Campesino Fern¨¢ndez, los vecinos de Granadilla vivieron una "situaci¨®n absolutamente kafkiana". Tras ser expropiadas sus tierras y no pagadas, se vieron en la necesidad de satisfacer rentas a la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Tajo para poder continuar con el cultivo en sus propios terrenos hasta la marcha definitiva.
¡°Eliminar de un plumazo 11 siglos de historia urbana y de espacio compartido y vivido por los habitantes de una villa y su tierra, con el argumento de que el embalse de Gabriel y Gal¨¢n era una infraestructura de utilidad p¨²blica para el desarrollo de la vecina comarca del Valle del Alag¨®n, no deja de ser una falacia pol¨ªtica m¨¢s de la dictadura franquista", sigue el art¨ªculo. "Vestir a un santo desnudando a otro, que no ten¨ªa culpa. Hombres y recursos (¡) desaparecieron como patrimonio cultural por una decisi¨®n pol¨ªtica rentabilista para otra comarca, ajena a sus vidas, que arruin¨® la existencia de todo un pueblo privando a las generaciones futuras de agudas lecciones de sabidur¨ªa geogr¨¢fica y de un legado hist¨®rico¡±. El desarraigo humano de la poblaci¨®n, contin¨²a Campesino, fue inmenso.
¡°La separaci¨®n fue tan traum¨¢tica como la u?a de la carne. All¨ª dejaron su existencia y hasta sus difuntos en el cementerio inundado por el embalse, salvo los que decidieron llevarse sus restos consigo. Se dijo que algunos murieron de pena, camino del destierro de las aguas hacia destinos urbanos (Madrid) para subsistir con nuevas actividades ajenas a la vida rural de los desahuciados¡±. Esa misma pena que ejemplifica la t¨ªa Asunci¨®n en el cluedo de los estudiantes.
Hasta su expropiaci¨®n, Granadilla fue un pr¨®spero pueblo agr¨ªcola que lleg¨® a albergar a 1.126 habitantes. Sus entra?as, muchas de ellas en ruinas, son un reflejo de la compleja historia que sustenta a pesar de su limitada superficie, unos 85 km2. La muralla construida con cantos de r¨ªo es una de las grandes atracciones y desvela su fundaci¨®n musulmana. ¡°El plano radio¨Cconc¨¦ntrico oval en torno a la plaza mayor pertenece a la refundaci¨®n medieval cristiana por Fernando II de Le¨®n en 1.170¡±, apunta Mar¨ªa P¨¢mpano, autora junto a Antonio Jos¨¦ Campesino Fern¨¢ndez de varios trabajos universitarios de investigaci¨®n sobre la zona, Oferta tur¨ªstica de Granadilla y valle del Ambroz, Recursos y productos tur¨ªsticos del valle del Ambroz¨CTrasierra y Tierras de Granadilla.
Bautizada en su origen como Granada, todo apunta a que fueron los Reyes Cat¨®licos los que cambiaron su nombre al actual tras la conquista del territorio andaluz para evitar confusiones. Su riqueza hist¨®rica y patrimonio cultural se reforz¨® con la propiedad de la villa por parte deI duque de Alba de Torres. El noble castellano llev¨® a cabo la refortificaci¨®n de la muralla de casi un kil¨®metro de per¨ªmetro y mand¨® construir el monumento que corona toda la villa, un castillo edificado por Juan Carrera y Tom¨¢s Bret¨®n entre 1473 y 1478.
¡°Seg¨²n la profesora Mar¨ªa Cruz Villal¨®n, consta de un cuerpo prism¨¢tico central y cuatro cuerpos semicilindricos adosados a cada lado. Se realiz¨® en canter¨ªa de buena calidad y consta de b¨®vedas internas en los tres pisos del edificio¡±, se?alan P¨¢mpano y Campesino Fern¨¢ndez. En el siglo XVI se alzar¨ªa la iglesia parroquial de Nuestra Se?ora de La Asunci¨®n, ¡°de una sola nave con tres tramos separados por arcos sobre pilastras y cabecera ochavada, cubiertos con b¨®vedas de crucer¨ªa g¨®tica de canter¨ªa. Cuenta con dos puertas: una g¨®tica al noroeste, y otra post¨Cherreriana al suroeste del siglo XVII¡±.
La construcci¨®n civil organizada intramuros ¨Csin arrabales externos, como destacan los investigadores¨C es otro de sus grandes atractivos, y concentra en la plaza Mayor los edificios m¨¢s representativos. En tiempos de covid¨C19, Sergio P¨¦rez nos gu¨ªa con una visita por tel¨¦fono. ¡°Lo primero que debes hacer al llegar a Granadilla es subir a la torre. Desde all¨ª, ver¨¢s una panor¨¢mica impresionante de todo el pueblo y alrededores. Despu¨¦s, recorre la muralla para disfrutar de sus vistas al pantano e interiores de la villa. A continuaci¨®n, toma la calle principal y llega al centro del pueblo para ver las casas populares y la del Ayuntamiento. En menos de dos horas y sin prisas lo haces¡±. Entre su arquitectura popular, llama la atenci¨®n una casona de color rosa conocida como La Casa de las Conchas. Su nombre se debe a la multitud de moluscos que decoran su fachada. ¡°Existe una gran homogeneidad en los caser¨ªos, ya que cuentan con una o dos plantas y una estructura de mamposter¨ªa vista de pizarra, tosca y sin revestir¡±, describen los investigadores.
Tras ser reconocido el conjunto hist¨®rico art¨ªstico de la villa de Granadilla en 1978, se emprendieron las obras de restauraci¨®n en el castillo y las murallas. Realizado por los arquitectos Juan Antonio Espejel, Eduardo Navarro y Jacinto Pico, y financiado por la Direcci¨®n General de Arquitectura del Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo, el proyecto finaliz¨® en 1983. En palabras de P¨¢mpano y Campesino Fern¨¢ndez, fue ¡°de muy dudosa justificaci¨®n y discutible est¨¦tica arquitect¨®nica, teniendo ambos como objeto la consolidaci¨®n y recuperaci¨®n de dos elementos b¨¢sicos de la estructura urbana de la villa y marcando un positivo precedente de futuro¡±.
La llegada del Plan Experimental de Reconstrucci¨®n y Restauraci¨®n de Pueblos Abandonados un a?o m¨¢s tarde llenar¨ªa el pueblo de j¨®venes que buscaban tomar contacto con este entorno rural, tan real como el suyo pero mucho m¨¢s alejado que el de las ciudades. Un programa que sigue en activo y que no es recibido de la misma manera por sus antiguos habitantes. ¡°Unos est¨¢n dolidos y yo lo entiendo, porque ven a j¨®venes alumnos bailando en un balc¨®n que quiz¨¢ fuera el de la casa de su madre¡±, relata Sergio P¨¦rez. ¡°Otros, en cambio, nos agradecen la labor. Al dar vida al pueblo y mantenerlo a flote evitamos su derrumbe¡±.
Ese encuentro entre dos generaciones tan distintas de una misma Espa?a se produce el 1 de noviembre, D¨ªa de Todos los Santos, y el 15 de agosto durante la fiesta de La Asunci¨®n, su patrona. Unos d¨ªas ¡°para la convivencia¡± como apunta Eugenio, en el que charlan frente a un aperitivo precedido de una misa en la iglesia. Por unas horas, ese pueblo que Pedro Almod¨®var inmortaliz¨® en su pel¨ªcula ?tame (1989) parece pertenecer de nuevo a sus ¨²ltimos herederos. Con la asociaci¨®n ya casi extinguida, Eugenio lanza precisamente al director manchego un ¨²ltimo deseo: ¡°Que d¨¦ a conocer la historia de Granadilla, porque lo que pas¨® aqu¨ª es digno de una de sus pel¨ªculas¡±.
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