El hombre que pudo ser Springsteen y hoy toca en garitos: ¡°No estoy seguro de qu¨¦ significa ser feliz¡±
Elliott Murphy tuvo la maquinaria y el talento para ser tan grande como 'el Boss', pero hoy toca en salas peque?as y lleva una existencia discreta en Par¨ªs, desde donde ha hablado con nosotros de ¨¦xito, fracaso y la inspiraci¨®n durante el confinamiento
En el Nueva York de 1973 Andy Warhol es el chico de moda, David Bowie acude a todas las fiestas, artistas como Television o Patti Smith empiezan a explorar un sonido nuevo y las compa?¨ªas discogr¨¢ficas se disputan a cualquiera ¡ªcon ambici¨®n, disciplina y una imagen interesante¡ª que pueda ser apodado ¡°el nuevo Dylan¡±. Los dos candidatos mejor situados para ocupar el trono del de Minnesota (demasiado imprevisible incluso para el negocio de la m¨²sica) son dos j¨®venes debutantes, el uno con Columbia, el otro con Polydor, el uno moreno, el otro rubio, el uno vende poco al principio pero recibe muy buenas cr¨ªticas y al otro le sucede lo mismo: son Bruce Springsteen y Elliott Murphy.
Murphy, nacido en una familia acomodada, creci¨® en los tranquilos suburbios de Long Island y se mov¨ªa a diario hasta el centro de Nueva York, entonces una ciudad peligrosa y al borde de la quiebra (los sindicatos de polic¨ªa repart¨ªan octavillas en el aeropuerto con el lema ¡°bienvenidos a la ciudad del miedo¡±, para espantar a los turistas y presionar al Gobierno Federal). En los locales que frecuentaba, como el CBGB o el Mercer Arts Center (donde sol¨ªan tocar los New York Dolls y que se derrumb¨®, causando cuatro v¨ªctimas, en 1973), deb¨ªa ocultar su origen burgu¨¦s y, mientras vivi¨® con ella, estuvo preocupado por las llamadas de amigos groseros al tel¨¦fono que compart¨ªa con su madre. Ella sol¨ªa decirle que el m¨¢s educado de los que llamaban era un tal Louis (Lou) Reed.
"He emitido hasta 54 conciertos para mis seguidores en Facebook e Instagram y eso me ha ayudado mucho a mantenerme cuerdo. Como escritor y cantautor, estoy acostumbrado a quedarme solo junto a mis pensamientos, pero mi musa parece haberme abandonado durante el confinamiento"
Ya de lleno en la industria de la m¨²sica y tras publicar su debut Aquashow en 1973, Murphy lanza otros dos discos (Lost Generation y Night Lights) con una enorme promoci¨®n (el metro de su ciudad se llen¨® de carteles con su cara) y unas cr¨ªticas a la altura. Llevaba una vida de estrella compartiendo hotel en Los ?ngeles con Liz Taylor y, sin embargo, segu¨ªa sin tener un ¨¦xito reconocible que sonase en todas las emisoras de radio, esa canci¨®n en la parte m¨¢s alta de las listas que afianza (sobre todo, entonces) a las superestrellas. Mientras tanto, Springsteen ha despegado y, como el propio Elliott reconoce en el documental de 2015, The Second Act of Elliott Murphy: ¡°Ya no habr¨ªa una segunda oportunidad para los dem¨¢s¡±.
En mitad de la gira promocional de su cuarto ¨¢lbum, Just a Story from America, Murphy tira la toalla. En este disco hab¨ªa colaborado con Mick Taylor y Phil Collins y, opin¨® Bruce: ¡°All¨ª Elliott ten¨ªa hits que resultaron no serlo. Hab¨ªa ¨¦xitos que no acabaron en las listas¡±. Murphy decide pararlo todo antes de fracasar por completo: ¡°Estaba rodeado de la gente adecuada, en el sitio adecuado y con el talento adecuado y a¨²n as¨ª no despunt¨¦: fue un misterio.¡±
Comienza una mala d¨¦cada con los ingredientes cl¨¢sicos de las etapas tormentosas: alcohol, coca¨ªna y redenciones fugaces y un poco absurdas. Murphy, por ejemplo, trabaja brevemente como ayudante en un bufete de abogados donde los clientes no dejan de sorprenderse porque ¡°el secretario es igual que aquel cantante¡ Elliott Murphy¡±.
A pesar de las dificultades, sigue escribiendo temas y grab¨¢ndolos y en 1979, influido por el mito de la ¡°generaci¨®n perdida¡±, especialmente por la literatura de Fitzgerald, canta sobre ¡°aprender franc¨¦s y vivir como un artista¡±. En realidad, duerme cada noche en un camastro en su vieja habitaci¨®n de la infancia y, aunque sigue acudiendo a fiestas ¡ªy ofrece respuestas confusas, con la mirada y la mand¨ªbula perdidas, a los periodistas que le preguntan por sus planes¡ª, las discogr¨¢ficas le han cerrado sus puertas. En 1986 deja el alcohol y en 1989, en vista de que la mayor parte de sus conciertos los da en Europa, decide mudarse a la capital francesa. Tambi¨¦n influye su romance con Fran?oise Villon, una guapa actriz de teleseries que ser¨¢ su tercera (y actual) esposa.
All¨ª Elliott se encuentra con el respeto y el cari?o del p¨²blico y de los m¨²sicos europeos, supera sus adicciones (que, reconoce bromista, podr¨ªa haber aprovechado a su favor para adornar su imagen p¨²blica), tiene un hijo (Gaspard, nacido en 1990) y se instala con tranquilidad para continuar con su carrera, autoeditando y produciendo sus nuevos discos lejos de las grandes compa?¨ªas.
"S¨®lo esperaba sobrevivir. Lo m¨¢s parecido que hab¨ªa entonces a Internet eran los fanzines y aparec¨ªa en alguno pr¨¢cticamente en cada pa¨ªs en que tocaba. Bueno, no s¨®lo he sobrevivido, sino que producir m¨²sica sin lazos con las grandes compa?¨ªas es ahora un modelo de negocio consolidado"
Con la ayuda del guitarrista Olivier Durand, Murphy lleva ahora m¨¢s de treinta a?os girando por Europa. ?l mismo reconoce que ¡°si sobrevives a unos a?os centrales sin grandes ¨¦xitos, tarde o temprano entras en la categor¨ªa de leyenda¡± y algo as¨ª es hoy entre sus numerosos seguidores espa?oles, franceses o italianos (y entre los americanos, menores en n¨²mero, pero m¨¢s c¨¦lebres, como Billy Joel o Willie Nile).
Desde su apartamento con buhardilla en el centro de Par¨ªs contesta con su habitual buen humor y sinceridad a unas cuantas ¡°cuestiones profundas¡± de ICON que comienzan, como es inevitable, por el confinamiento.
?C¨®mo ha llevado estos d¨ªas extra?os? Tanto el miedo como la ansiedad me han afectado como a todo el mundo durante el confinamiento. Profesionalmente, ha sido chocar contra un muro, con todos mis conciertos y el estreno de mi pel¨ªcula Broken Poet en Nueva York cancelados, as¨ª que r¨¢pidamente tuve que buscar una manera de estructurar los d¨ªas. He emitido hasta 54 conciertos para mis seguidores en Facebook e Instagram y eso me ha ayudado mucho a mantenerme cuerdo. Como escritor y cantautor, estoy acostumbrado a quedarme solo junto a mis pensamientos, pero mi musa parece haberme abandonado durante el confinamiento. Ahora, ah¨ª afuera, todo me parece nuevo y estoy aprendiendo a pasear de nuevo. Nunca habr¨ªa imaginado cu¨¢nto echar¨ªa de menos ver las caras de la gente en las calles, en los caf¨¦s y en todas partes.
Change will come es un tema de 1980 y tambi¨¦n el t¨ªtulo de un ¨¢lbum de 1987. ?Aquella canci¨®n habla de una transformaci¨®n pol¨ªtica o personal? Change will come fue mi primera canci¨®n fuera de las grandes discogr¨¢ficas cuando iniciaba un viaje en el mundo de los artistas independientes (que entonces) quedaban fuera de las listas de ¨¦xitos. Solo esperaba sobrevivir. Lo m¨¢s parecido que hab¨ªa entonces a Internet eran los fanzines y aparec¨ªa en alguno pr¨¢cticamente en cada pa¨ªs en que tocaba. Bueno, no solo he sobrevivido, sino que producir m¨²sica sin lazos con las grandes compa?¨ªas es ahora un modelo de negocio consolidado. Solo mido el ¨¦xito en funci¨®n de mi crecimiento personal y eso funciona siempre mediante dos pasos hacia delante y uno hacia atr¨¢s: ?ese es mi mejor baile!
?Qu¨¦ piensa de los cambios en la pol¨ªtica de su pa¨ªs durante los ¨²ltimos a?os? El principal cambio que he notado en el siglo XXI consiste en la incapacidad de las instituciones democr¨¢ticas para gestionar la era de la informaci¨®n, mientras la batalla entre izquierda y derecha pr¨¢cticamente ha quedado obsoleta. El autoritarismo, que creo que es el mayor peligro, puede surgir desde cualquier punto del tablero pol¨ªtico e Internet, con su libertad de expresi¨®n sin l¨ªmites, se ha convertido, ir¨®nicamente, en el principal veh¨ªculo para la propaganda y el miedo. Pero es un misterio el modo en que todo esto afectar¨¢ al arte. Uno de los papas m¨¢s corruptos de la historia apoy¨® a Miguel ?ngel y el rock americano, que surge del blues y me ha tra¨ªdo hasta donde estoy, es una consecuencia de la terrible esclavitud.
?Es Elliott Murphy un hombre feliz? No estoy seguro de lo que significa ¡°feliz¡±. Sin duda, he disfrutado de grandes momentos (especialmente sobre el escenario) pero como nos sucede a todos, hay cosas que me hacen dudar o me desilusionan. Mi objetivo es estar satisfecho con mi vida personal puesto que me parece casi imposible llegar a estarlo con mi trabajo. He lanzado docenas de ¨¢lbums, escrito cientos de canciones, dado miles de conciertos y escrito una cantidad considerable de libros y te aseguro que no estoy del todo satisfecho con ninguno de ellos. Las experiencias se acumulan para que puedas trabajar con ellas quieras o no, pero a veces revivirlas puede ser demasiado doloroso. Cuando estaba escribiendo mi autobiograf¨ªa Just a Story from America volv¨ª a la noche en que mi padre muri¨® delante de m¨ª cuando ten¨ªa diecis¨¦is a?os. Tuve que dejar de escribir porque esos recuerdos me derrumbaron. Pero nadie, artista o no, debe perseguir el sufrimiento. La vida tiene mucho de lo que disfrutar.
?Ha llegado adonde se hab¨ªa propuesto? Hacia el final de su vida, le preguntaron a Marcel Duchamp de d¨®nde vendr¨ªa el siguiente gran artista y contest¨®: ¡°el pr¨®ximo gran artista ser¨¢ underground¡±. Es fascinante pensar en lo prof¨¦tico de su afirmaci¨®n o incluso intentar definir qu¨¦ significa?underground. Cuando empec¨¦ a hacer m¨²sica, algo pod¨ªa ser underground y a¨²n as¨ª llegar a la cr¨ªtica e incluso al p¨²blico. The Velvet Underground fueron el mejor ejemplo de aquello. No tuvieron mucho ¨¦xito, pero Bowie pudo escucharlos desde Inglaterra e inspirarse en ellos. ?Soy yo underground? Repasando mis m¨¦ritos puedo citar a Samuel Beckett (otro expatriado que, como yo, vivi¨® la mayor parte de su vida en Par¨ªs): ¡°Int¨¦ntalo otra vez, fracasa otra vez, fracasa mejor¡±. Me gusta ser Elliott Murphy incluso cuando ¨¦l todav¨ªa es a veces un misterio para m¨ª. A veces pienso que me gustar¨ªa ser el hombre que escribe mis canciones, con tanta fe e intuici¨®n, tan convincente¡ Y en realidad lo soy.
Ha publicado varias novelas y libros de memorias y es uno de los m¨²sicos que conozco que mejor escriben (o uno de los escritores que mejor componen). ?Qu¨¦ le gusta leer, adem¨¢s de a Henry James y a Scott Fitzgerald? Lo que es interesante de James y de Fitzgerald (y de Hemingway y de Miller) es que buena parte de su obra transcurre lejos de su Am¨¦rica natal. Pero los americanos de hoy no parecen interesados en novelas que suceden en los caf¨¦s de Par¨ªs o las plazas de toros en Espa?a. Mis favoritos, entre los escritores americanos actuales son Richard Ford y Jonathan Lethem. Y recuerdo una gran novela de Jennifer Egan (El tiempo es un canalla) de hace algunos a?os que fue lo m¨¢s parecido que ha habido a un bestseller sobre rock. Cuando escrib¨ª Marty May (publicada en Espa?a como Fr¨ªo y el¨¦ctrico), los editores me dijeron que nadie que escuchase rock le¨ªa libros. Ahora biograf¨ªas como la de Bruce Springsteen, Patti Smith o Keith Richards han funcionado sorprendentemente bien. Quiz¨¢ pronto sea el turno de las novelas sobre rock¡
Y finalmente, ?Cu¨¢les son los planes para el futuro? ?Planes? Tengo mucho de lo que ocuparme ahora mismo. La banda sonora de Broken Poet se publicar¨¢ enseguida con nuevas grabaciones de mis (espero) temas cl¨¢sicos junto a la m¨²sica ambiental compuesta por Gaspard Murphy. Y tambi¨¦n he empezado a coescribir una novela: Dorothy y el Descubrimiento de Am¨¦rica junto a Peter Redwhite, que tradujo al espa?ol mi autobiograf¨ªa y mi ¨²ltima novela. Esta ser¨¢ una novela en la que el tiempo oscila entre la actualidad y las expediciones de Col¨®n y que estamos escribiendo simult¨¢neamente en ingl¨¦s y en espa?ol gracias a Peter. Elliott Murphy es un personaje de ficci¨®n en la novela y me parece apropiado porque a veces me siento un personaje de ficci¨®n en mi propia vida.
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