Y Bruce Springsteen decidi¨® hacer la confesi¨®n m¨¢s perturbadora del a?o
No hay en 2016 una declaraci¨®n tan cruda como la del Boss, que define su comportamiento como "acosador, violento y humillante"
¡°Era un comportamiento burdo, acosador, violento y humillante¡±. El autor de esta frase terrible es Bruce Springsteen (Nueva Jersey, 1949). Y es aterradora porque la dice de s¨ª mismo, de un comportamiento suyo. Han sido muchas las estrellas del rock que han publicado sus memorias (Keith Richards, Neil Young, Bob Dylan ¨Cen parte-, Pete Townshend¡) y faltan todav¨ªa algunas (Mick Jagger, Van Morrison, Paul McCartney¡). Da igual: ninguna de ellas llega (y es probable que no llegar¨¢) a acercarse a la honestidad brutal que ofrece Springsteen en la suya, Born to run (Literatura Random House), publicada este a?o que acaba.
No hay rastro de fanfarronadas fiesteras tan habituales en estos libros ombliguistas. Ese exhibicionismo tan de estrella del rock que vivi¨® los setenta: yo fui un cr¨¢pula y te lo voy a demostrar. No, no van por ah¨ª las crudas memorias de Bruce. No hay lugar a las memeces. Y s¨ª verdades dolorosas, declaraciones que seguramente oprimieron el pecho durante a?os a Springsteen y que un d¨ªa necesitaba vomitar. Todav¨ªa seguir¨¢n ah¨ª, sangrando, sin cura, pero duele menos cuando se comparten. Sus seguidores deber¨¢n ahora soportar esa culpa y entender¨¢n las letras de algunas de sus canciones cl¨¢sicas.
¡°Parte de m¨ª estaba realmente orgullosa de mi emocionalmente comportamiento violento, siempre empleado de forma cobarde contra las mujeres de mi vida¡±, relata el m¨²sico
De un libro de 500 p¨¢ginas repleto de declaraciones confesionales, destaca por su insoportable sinceridad el relato referido a un momento crucial de su vida, cuando, con 38 a?os, el m¨²sico deb¨ªa enfrentarse a su gran miedo: voy a seguir huyendo emocionalmente (Born o run, nacido para correr) o me voy a comprometer a conciencia con una pareja, con la mujer a la que amo.
Ella era Patti Scialfa (Nueva Jersey, 1953), componente de su grupo, E Street, cantante y guitarrista, con la que llevaba saliendo una temporada, desde los ¨²ltimos a?os de la d¨¦cada de los ochenta. Bruce hab¨ªa acumulado decenas de relaciones de donde siempre escapaba cuando la cosa amenazaba compromiso. Era su cobarde t¨¢ctica. La m¨¢s flagrante fue la que tuvo con la modelo y actriz Julianne Phillips, con la que lleg¨® a casarse sin la m¨¢s m¨ªnima convicci¨®n. La pareja nunca fue tal. El matrimonio arranc¨® en 1985 y el divorcio se firm¨® en 1989, aunque llevaban tiempo separados.
Y lleg¨® Patti. ¡°Era una mujer dura, poderosa y sensata. Pero tambi¨¦n el alma de la fragilidad, y hab¨ªa algo en aquella combinaci¨®n que abr¨ªa nuevas posibilidades en mi vida¡±, define el m¨²sico a su compa?era.
Despu¨¦s del tanteo inicial y de un periodo conviviendo, la relaci¨®n hab¨ªa llegado a un punto de no retorno. El ajetreo de la gira sirvi¨® de excusa para posponer la gran decisi¨®n. O segu¨ªa para adelante con el compromiso por bandera, o lo dejaban. Esa era la opini¨®n de Patti, y as¨ª se la expuso al m¨²sico. Bruce segu¨ªa barriendo y dejando sus inseguridades debajo de la alfombra, acumulando porquer¨ªa. ¡°Patti tuvo paciencia¡ hasta cierto punto¡±, se?ala el m¨²sico.
Springsteen detecta una curiosa se?al que le anuncia que esta relaci¨®n es distinta: Patti y ¨¦l discut¨ªan mucho. ¡°Lo cual era bueno. Nunca hab¨ªa discutido demasiado en mis otras relaciones y eso hab¨ªa acabado siendo perjudicial. Mantener demasiados problemas sin resolver fermentando bajo la superficie siempre resulta t¨®xico¡±.
Ocurri¨® en su casa de Nueva Jersey, donde la pareja encaraba una larga temporada juntos. All¨ª, a solas, el m¨²sico librar¨ªa su batalla con el monstruo. ¡°No perd¨ªa los estribos a menudo, pero pod¨ªa hacerlo, silenciosamente y hasta el punto de imponer el temor de Dios a mis seres queridos¡±, relata. Y contin¨²a: ¡°Parte de m¨ª estaba realmente orgullosa de mi emocionalmente comportamiento violento, siempre empleado de forma cobarde contra las mujeres de mi vida¡±.
En el psicoan¨¢lisis a tumba abierta que realiza el m¨²sico en el libro se?ala a un responsable: su padre: ¡°A lo largo de los a?os llegu¨¦ a ser consciente de que hab¨ªa una parte de m¨ª que era capaz de un gran desafecto y crueldad emocional, que buscaba cosechar da?os y verg¨¹enza, que deseaba herir y da?ar y asegurarse de que aquellos que me quer¨ªan pagasen por ello. Todo surg¨ªa directamente del manual de estrategias de mi viejo. Mi padre nos hizo creer que nos despreciaba por amarle, que nos castigar¨ªa por ello¡ y lo hizo. Parec¨ªa que aquello podr¨ªa arrastrarle a la locura¡ y a m¨ª tambi¨¦n. Cuando entr¨¦ en contacto con esa parte de mi ser, me asust¨® y asque¨®, pero a¨²n as¨ª la mantuve en reserva, como una fuente de poder maligno a la que pod¨ªa acudir cuando me sent¨ªa f¨ªsicamente amenazado, cuando alguien trataba de llegar a un lugar que simplemente no pod¨ªa tolerar¡ m¨¢s cerca de m¨ª¡±.
Y la que pretend¨ªa llegar ah¨ª era Patti. Bruce quer¨ªa (ansiaba) quedarse en los confortables grises. Pero ella no le dej¨® esta opci¨®n: o te quedas o te vas. El m¨²sico confiesa que aquella bronca fue ¡°monumental¡±, que inici¨® el camino de la carretera, que iba a hacer lo de siempre: nacido para correr. Pero se fren¨®. Se pregunt¨®: ¡°?Vas a echar a perder a la mejor mujer que jam¨¢s hayas conocido?¡±. Y se qued¨®. ¡°Fue la decisi¨®n m¨¢s cuerda de mi vida¡±, remacha el m¨²sico.
Patti y Bruce siguen juntos casi 30 a?os despu¨¦s, tienen tres hijos y se les puede ver rockeando y teniendo miradas c¨®mplices sobre los escenarios de todo el mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.