¡®Descubriendo nunca jam¨¢s¡¯ | Paso de los toros y las discotecas, yo me voy con la ni?a de turista a Las Ramblas
Trece semanas de confinamiento infantil y, pese a toda la desgracia mundial, emociona que nuestros hijos puedan redescubrir la magia de nuestras ciudades
A los padres el buenismo del confinamiento se nos pasar¨¢ a final de mes, cuando se haya reactivado todo el pa¨ªs y el tema infantil siga en la lista de pendientes. Pero de momento la desescalada nos ha devuelto peque?os placeres, como redescubrir nuestra ciudad m¨¢s all¨¢ de un kil¨®metro y m¨¢s all¨¢ del toque de queda. Y, sobre todo, sin turistas.
Me sabe mal por todos los esfuerzos del Gobierno, pero a la ni?a no la llevar¨¦ ni a las discotecas ni a los toros. Preferimos volver a lugares emblem¨¢ticos, como Las Ramblas, ese territorio que nos robaron todas las franquicias. (Y donde digo Ramblas c¨¢mbialo por tu zona querida que hace tiempo que no visitas porque era insoportable).
Pasear sin aglomeraciones, sin tantos vendedores ambulantes, pudiendo parar un minuto para ense?arle edificios o detalles curiosos del paisaje, como hac¨ªan nuestros padres cuando ¨¦ramos peque?os. Y, ya puestos, incluso sentarnos en una terraza. S¨ª, en esas terrazas de cocina precocinada y precios inflad¨ªsimos ahora podemos disfrutar de algo que hac¨ªa d¨¦cadas que nos estaba privado.
Si el hambre agudiza el ingenio, la falta de turistas agudiza la profesionalidad o el respeto de esos camareros que miraban mal a los ni?os y hasta el verano pasado no te dejaban sentar si no era para comer o cenar. Y los de tatuajes y barba hipster que te hac¨ªan esperar mucho rato para traerte fr¨ªas raciones peque?as ya han aprendido a sonre¨ªr a las criaturas mientras apuntan su pedido.
Pese a toda la desgracia mundial, emociona que nuestros hijos puedan redescubrir la magia de nuestras ciudades y apreciarlas sin estr¨¦s ni pisotones, que para algo vivimos y pagamos los impuestos aqu¨ª.
Estos d¨ªas tambi¨¦n hemos vuelto al transporte p¨²blico. Concretamente, el autob¨²s, porque yo no me vuelvo a meter en un metro en meses y menos con la ni?a. De momento, los buses en horas tranquilas no van llenos y pese al calor y el agobio de la mascarilla nos podremos ir adaptando. (Porque ir en taxi a todas partes solo lo hacen los tertulianos profesionales). Veremos si pasa lo mismo cuando todos volvamos a trabajar.
Y la tercera recuperaci¨®n de la desescalada ha sido el regreso de restaurantes y helader¨ªas de confianza. Ahora las ganas de comprar comida ya pueden concretarse en el plato, en la cartera¡ y en la barriga. Hemos visto esas persianas bajadas tantas semanas que necesitamos contribuir con los vecinos. Y hemos cocinado tant¨ªsimos d¨ªas seguidos que ahora un men¨² que no tengamos que pensar ni preparar y una cocina que no se tenga que limpiar suena fascinante. Si un helado le alegra la ma?ana a la ni?a, bienvenido sea, que bastante tendr¨¢ con medio a?o sin colegio.
Si algo han aprendido tambi¨¦n nuestros cr¨ªos con la pandemia es que est¨¢ muy bien planificar y prepararse, pero como en cualquier momento te puede venir un virus y destruirte los planes, mejor disfrutar mientras se pueda. Buen provecho.
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