Mario Klingemann: ¡°Las m¨¢quinas no podr¨¢n crear arte hasta que no tengan una motivaci¨®n. Ellas no se mueren¡±
El artista alem¨¢n acaba de recibir un premio honor¨ªfico por 'Appropriate Response', en la que el visitante se puede dirigir, desde un reclinatorio, a una inteligencia artificial encerrada en un panel negro, como quien se postra frente a un dios
Hace un a?o se arm¨® cierto revuelo cuando la casa Sotheby¡¯s subast¨® por m¨¢s de 46.000 euros una obra de arte que era b¨¢sicamente un programa de Inteligencia Artificial (IA) capaz de pintar (en una pantalla) retratos de personas que nunca han existido. De inmediato, muchos sugirieron que su autor, el alem¨¢n Mario Klingemann, hab¨ªa iniciado un camino que nos llevaba derechitos hasta la distop¨ªa al plantear una pregunta inc¨®moda: ?podr¨¢n en alg¨²n momento las m¨¢quinas sustituir al ser humano incluso en la creaci¨®n art¨ªstica?
Esta obra, llamada Memories of Passersby I, pudo verse en colectiva Still Human, una de las ¨²ltimas exposiciones que se inauguraron en Madrid antes del confinamiento, en el Espacio Solo. En ella, varios autores ¨Cdesde el hist¨®rico Nam June Paik hasta Miriam Cahn o el propio Klingemann¨C reflexionaban sobre nuestra conflictiva relaci¨®n con todo lo novedoso. Entre las obras, se encontraba otra del artista, Appropriate Response, un gran panel negro dotado de inteligencia artificial que genera frases cuando el espectador se arrodilla frente a ¨¦l en un reclinatorio, que acaba de ser premiada con una menci¨®n honor¨ªfica en el festival Ars Electronica.
Situado en el centro de Madrid, el Espacio Solo es un lugar polivalente dise?ado por el arquitecto Juan Herreros (premio COAM 2018), que entre otras cosas se dedica a exhibir las obras de arte de sus propietarios, los coleccionistas Ana Gerv¨¢s y David Cantolla. El matrimonio posee el 80% de las aproximadamente 100 piezas que compon¨ªan la exposici¨®n, adem¨¢s de una buena colecci¨®n de obras que pueden verse en el espacio, entre ellas otra del artista alem¨¢n: una nueva versi¨®n del Jard¨ªn de las Delicias de El Bosco, en la que los personajes van modific¨¢ndose sutilmente ante nuestros ojos.
Esta ¨²ltima es "a¨²n es una especie de borrador o versi¨®n beta porque a¨²n no estoy del todo satisfecho con el resultado", dice Klingemann. "Lo bueno de hacer trabajos digitales es que siempre puedes mejorarlos".
P.- Cuando se celebr¨® la subasta en Sotheby¡¯s se habl¨® de que su obra era una m¨¢quina que crea arte, pero en realidad a esa m¨¢quina tambi¨¦n les hace falta un humano que lo haga posible.
R.- Somos nosotros los que llevamos el sentido a las obras. La m¨¢quina puede producir muchas cosas, pero a¨²n no puede dilucidar cu¨¢les tienen sentido y cu¨¢les no, as¨ª que seguimos siendo nosotros quienes debemos encontrar, de todo este output infinito, lo que tiene sentido para nosotros. Esa sigue siendo la parte dif¨ªcil. Aunque creo que en alg¨²n momento eso mejorar¨¢.
P.- Lo que quiero decir es que en Memories of a Passersby I la m¨¢quina genera retratos a partir de obras de arte europeo preexistentes, que usted introdujo como informaci¨®n a la IA.
R.- S¨ª, en esa pieza utilic¨¦ unas 10.000 im¨¢genes de obras de arte realizadas hasta los inicios del siglo XX, as¨ª que la m¨¢quina no empieza a crear desde cero. Pero en realidad es lo mismo que hacemos nosotros, ya que utilizamos el conocimiento acumulado a lo largo de miles de a?os, y quiz¨¢ nuestra intenci¨®n sea a?adir un poco m¨¢s a esa construcci¨®n previa de conocimiento y cultura. Creo que tambi¨¦n la m¨¢quina trata de destilar algo nuevo de este tesoro de conocimiento que se ha producido antes.
P.- Es verdad que, como dijo el escritor espa?ol Eugenio d¡¯Ors, lo que no es tradici¨®n es plagio. Pero si vamos hasta el principio, la primera entidad que cre¨® arte fue un humano y no una m¨¢quina, tambi¨¦n en su pieza.
R.- Cuando los estudiantes van a una escuela de arte, tambi¨¦n aprenden de los maestros y la historia del arte, y construyen a partir de eso. Yo considero mi m¨¢quina como una especie de alumno de arte que trata de entender lo que los humanos encuentran relevante. Esto es importante porque la m¨¢quina podr¨ªa crear algo que tuviera sentido para ella, como una interesante relaci¨®n de p¨ªxeles, pero eso no se refiere a nosotros en absoluto, por mucho sentido que tenga para ella en tanto que informaci¨®n ordenada.
P.- La m¨¢quina 'crea' conforme a unas reglas preestablecidas, mientras que en el humano la creaci¨®n a menudo va contra la tradici¨®n, y por tanto surge de la decisi¨®n consciente de romper esas reglas.
R.- En efecto lo nuevo est¨¢ fuera de las reglas, as¨ª que debes romperlas. Algunas, no todas, porque entonces nadie entender¨ªa nada. Lo que est¨¢ dentro de las reglas no interesa, porque se cumplen todas nuestras expectativas. Es como en las historias, que queremos que sigan una serie de convenciones, que tengan una determinada estructura, pero nos decepcionar¨ªa mucho si todo lo que ocurre es como nos esperamos.
P.- ?Es cierto que para desarrollar la m¨¢quina ha utilizado un sistema basado en Tinder?
R.- Bueno, us¨¦ una herramienta que trabajaba como Tinder para elegir las im¨¢genes que preseleccionaba para alimentar la m¨¢quina. As¨ª, ante todas las im¨¢genes disponibles, pod¨ªa deslizar hacia un lado y quedarme con algunas, o deslizar hacia el otro lado y descartarlas. Cuando vas recorriendo miles de im¨¢genes quieres ir deprisa. Tinder es como la met¨¢fora de la interfaz que utilizo, porque como herramienta es muy efectiva.
P.- Lo que no tengo claro es si en su obra, con elementos como el reclinatorio, trata de realizar una cr¨ªtica de esta sociedad hipertecnol¨®gica, donde a menudo divinizamos la tecnolog¨ªa, o m¨¢s bien celebra el fen¨®meno.
R.- Creo que siempre estamos buscando un significado. Por eso la gente acude a la religi¨®n, o bien a la filosof¨ªa o a la ciencia, para buscar ese significado de la vida. Por otro lado, me gusta la idea de que tenemos esta nueva entidad tecnol¨®gica que no conocemos bien. ?Es buena, es mala? ?Qu¨¦ quiere? Quiz¨¢ ponemos algo de esperanza en ella, esperamos que nos salve o encuentre soluciones a nuestros problemas.
P.- ?Como ocurre con Dios, entonces?
R.- No quiero decir que la tecnolog¨ªa sea un dios, pero como un dios no sabemos qu¨¦ quiere, y buscamos una respuesta de ella. Por eso tenemos que arrodillarnos ante ella para obtener esa respuesta. Y lo interesante es que ella tampoco sabe lo que hace, solo produce estas islas de significado en este mar de entrop¨ªa. Pero eres t¨² quien lo percibe, y eso solo lo puedes hacer si eres receptivo y le aportas significado.
P.- A principios del siglo XX, el dada y en concreto Duchamp tuvieron un potencial destructivo que dinamit¨® los l¨ªmites y forz¨® a que nos replante¨¢ramos la propia definici¨®n del arte. ?Se propone conseguir algo similar?
R.- Eso es lo que digo siempre, que la ¨²nica constante del arte es que est¨¢ todo el tiempo redefini¨¦ndose, y renegociando lo que es. Por supuesto, la Fuente de Duchamp es para m¨ª definitivamente la obra m¨¢s importante de los ¨²ltimos 100 a?os, porque redefini¨® el concepto de arte y es el inicio de un nuevo tipo de creaci¨®n que ya no consist¨ªa en reproducir bellas im¨¢genes. As¨ª que la cuesti¨®n es: ?esa regla se puede romper otra vez o no?
P.- ?Es eso lo que usted intenta?
R.- No es que intente romper las reglas. Es muy dif¨ªcil romper ese cors¨¦ de lo que es arte y lo que no. Lo que hago es traer nuevas connotaciones, y decir que el arte no necesariamente tienen que hacerlo solo los humanos. Jean Tinguely, entre otros, tambi¨¦n hizo arte con m¨¢quinas, o sea que ni siquiera esto es nuevo. Pero la propia idea de la inteligencia artificial genera rechazo en mucha gente, y les fuerza a reflexionar, y eso ya significa que mi trabajo ha cumplido su misi¨®n. Lo peor ser¨ªa que lo ignoraran, que les diera igual. Desde el momento en que te dice algo, aunque lo odies, ya est¨¢ bien, porque est¨¢s forzando los l¨ªmites.
P.- Usted naci¨® en 1970, y vivi¨® su infancia y adolescencia en un momento en el que comenzaba a desarrollarse la sociedad hipertecnol¨®gica actual, con los primeros v¨ªdeojuegos y ordenadores personales. ?De qu¨¦ manera le influy¨® esto?
R.- Supongo que todo eso en gran medida me form¨® tal y como soy ahora. En efecto crec¨ª con los juegos digitales y los ordenadores, todo eso estaba constantemente a mi alrededor y me fascinaba y quer¨ªa hacer algo con ello. Form¨¦ parte de la primera generaci¨®n que tuvo acceso a un ordenador propiamente dicho. Toda mi carrera ha evolucionado en paralelo a la tecnolog¨ªa en cada momento. Y lo ¨²ltimo es la Inteligencia Artificial.
P.- ?Y qu¨¦ vendr¨¢ despu¨¦s?
R.- ?Esa pregunta llega en un momento dif¨ªcil! He estado muy centrado en estos ¨²ltimos trabajos. Seguir¨¦ trabajando con textos, definitivamente, y tengo una idea para un corto, pero no s¨¦ c¨®mo saldr¨¢ esa idea¡ Tambi¨¦n me interesa la materialidad, c¨®mo materializar lo que es informaci¨®n digital. Lo material es m¨¢s cercano y c¨¢lido.
P.- ?Y a qu¨¦ cree que se debe eso?
R.- Cuando miramos una pantalla, tenemos otras expectativas sobre ella. Es muy distinto a ver una pintura, un lienzo o algo as¨ª. A¨²n no tengo claro a qu¨¦ se debe, quiz¨¢ a que hemos aprendido que las pantallas, que originalmente eran de televisi¨®n o de un ordenador, est¨¢n o bien para entretenernos o bien para darnos informaci¨®n. La textura de un lienzo sigue siendo algo que no quiero que se pierda. As¨ª que quiero experimentar en varias direcciones.
P.- ?Entonces no se considera un artista puramente digital?
R.- Mi arte trata sobre ideas, conceptos y sistemas. Y hay m¨²ltiples modos de generarlos, no limit¨¢ndose a las im¨¢genes. Por debajo para m¨ª siempre hay informaci¨®n, que se convierte en im¨¢genes, en textos o en sonidos. Y la idea de moverse entre todo ello me parece fascinante.
P.- ?Cree que en el futuro las m¨¢quinas podr¨¢n crear arte en las mismas condiciones que el ser humano?
R.- Para m¨ª la pregunta es por qu¨¦ querr¨ªa la m¨¢quina hacer arte. Hay una gran diferencia entre humanos y m¨¢quinas, y es que los humanos mueren. Y esa perspectiva nos induce a hacer cosas que tengan un sentido, mientras que la m¨¢quina no tiene esa motivaci¨®n, as¨ª que no tiene que hacer nada. Tal y como lo veo, los humanos funcionamos de un modo en que en realidad nos contamos una historia a nosotros mismos. Si conseguimos que una m¨¢quina se cuente una historia a s¨ª misma, ser¨¢ capaz de crear.
P.- ?C¨®mo de cerca estamos de que eso ocurra?
R.- En este momento estamos a¨²n lejos. Pero no veo problemas t¨¦cnicos que impidan que ocurra en el futuro, as¨ª que creo que acabaremos llegando a ese punto. Por otra parte, una de las cosas que las m¨¢quinas necesitan de nosotros es energ¨ªa, alguien que la enchufe y que pague la electricidad. As¨ª que una de las motivaciones de las m¨¢quinas podr¨ªa ser que no la desenchufaran, a cambio de proporcionarnos algo que encontramos interesante, entretenido, o que enriquece nuestras vidas.
P.- ?Y el arte hecho por m¨¢quinas nos interesar¨¢ como el hecho por humanos?
R.- Otra diferencia que tenemos es que las m¨¢quinas puedes desenchufarlas y despu¨¦s volver a enchufarlas, y seguir¨¢n donde se pararon, mientras que en los humanos eso no es posible. No podemos guardar el estado mental de un humano y despu¨¦s revivirlo. Quiz¨¢ en esa diferencia est¨¦ el inter¨¦s de todo. Porque al final, ?para qu¨¦ tener una m¨¢quina que haga lo que ya pueden hacer los humanos? Tiene que hacer algo que nosotros no podamos. Como tambi¨¦n hacer copias de s¨ª misma, cosa que nosotros no podemos hacer.
P.- Lo m¨¢s parecido es tener hijos.
R.- Intentamos que ellos sean copias perfectas, pero por supuesto nunca lo son, y hacen lo contrario de lo que les decimos, y rompen las reglas (r¨ªe). En cambio con la m¨¢quina puedes tener una copia perfecta, o una ligera variaci¨®n, o cien variaciones distintas, y quedarte con tres y reciclar el resto. Quiz¨¢ haya gente que al escuchar esto se sienta inc¨®moda, no s¨¦. En el momento actual estoy fascinado por esto, y tengo curiosidad por saber hasta d¨®nde puede llegar. ?Puede la tecnolog¨ªa contribuir a nuestra civilizaci¨®n de modos que nosotros los humanos no podemos? Pues no s¨¦.
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