¡°Siempre iba con un metro en el bolsillo y, cuando algo le gustaba, lo med¨ªa¡±: tarde de recuerdos con los hijos de S¨¢enz de O¨ªza
En el 20 aniversario de la muerte del dise?ador de Torres Blancas, desmontan los mitos y refuerzan las leyendas del padre y del arquitecto
No debe de ser f¨¢cil montar una exposici¨®n sobre el padre de uno. Sin embargo Javier, Marisa y Vicente S¨¢enz Guerra, tres de los siete hijos del arquitecto Francisco Javier S¨¢enz de O¨ªza (C¨¢seda, Navarra, 1918 ¨C Madrid, 2000), arquitectos ellos mismos, asumieron el comisariado de S¨¢enz de O¨ªza. Artes y oficios, la exposici¨®n que el Museo ICO inaugur¨® sobre su vida y obra poco antes del confinamiento y que ha sido prorrogada hasta el 23 de agosto (el arquitecto Emilio Ordu?a pudo visitarla y analiz¨® sus claves para ICON Design). Aseguran que el reto les ha resultado m¨¢s dif¨ªcil por hermanos que por hijos de.
El pr¨®ximo 18 de julio se cumplen 20 a?os de su muerte y sus hijos han a?adido riesgo al riesgo en esta exposici¨®n donde hacen cosas que no podr¨ªan haber ejecutado con su padre en vida: "?Nos habr¨ªamos matado!", asegura Marisa S¨¢enz.??l habr¨ªa estado en contra de enfrentar su obra a la de artistas como Lucio Mu?oz, Palazuelo, Oteiza o Antonio L¨®pez, no por arrogancia, sino por modestia. No se habr¨ªa sentido a la altura, dicen. O¨ªza ten¨ªa una personalidad compleja en la que abundaban las contradicciones. En una sala destinada a actividades infantiles del Museo ICO charlamos sobre esas contradicciones. Hablan los hijos, no los arquitectos, y a menudo nada es lo que parece y lo imposible se hace real. Por ejemplo, que alguien nacido en "tiempos medievales" dise?ara edificios de ¨²ltima tecnolog¨ªa.
P.- Aunque le gustaba decir que hab¨ªa nacido en la Edad Media, S¨¢enz de O¨ªza naci¨® en 1918, curiosamente otra ¨¦poca de pandemia, la de la llamada gripe espa?ola.
Marisa S¨¢enz: S¨ª, precisamente naci¨® en C¨¢seda porque sus padres fueron all¨ª para protegerse de la pandemia.
Javier S¨¢enz: Era un pueblo muy pobre, donde hab¨ªa visto recoger las ovejas y a la gente salir en procesi¨®n detr¨¢s de un muerto, pero despu¨¦s fue becado a los Estados Unidos y all¨ª conoci¨® una sociedad completamente distinta, muy avanzada. Sali¨® de la Edad Media para ir directamente al futuro.
P.- Y la mirada tambi¨¦n dirigida al futuro de su pr¨¢ctica profesional quiz¨¢ surge como reacci¨®n a ese origen supuestamente medieval.
Vicente S¨¢enz: Pero sin dejar de lado los cl¨¢sicos como hac¨ªa el movimiento m oderno, cosa que ¨¦l criticaba. Por eso en la exposici¨®n est¨¢n el caballo de Fidias o la Victoria de Samotracia. ?l miraba hacia delante pero, de reojo, tambi¨¦n hacia atr¨¢s.
P.- De hecho, en algunos de sus edificios m¨¢s recientes aparecen referencias cl¨¢sicas inesperadas, como el Castel Sant¡¯Angelo en Torre-Triana de Sevilla, o ese Palacio de Festivales de Santander que recuerda a un templo mesopot¨¢mico.
M.S.- De tan masivo, as¨ª es. Es verdad que junt¨® en sus edificios esa tradici¨®n casi medieval con los ¨²ltimos avances tecnol¨®gicos. Y el edificio de Santander es el mejor ejemplo. All¨ª mantuvo esa lucha por sacar el jugo a lo cl¨¢sico y lo moderno, y de ello obtener la mejor opci¨®n.
J.S.- Dec¨ªa que la gente ahora se cree moderna por leer la ¨²ltima novela de John Grisham, pero que ¨¦l era moderno leyendo El Quijote. ?l siempre ha alabado la capacidad de imaginar. Para ¨¦l la imaginaci¨®n no tiene l¨ªmites.
J.S.- Trataba de ser siempre joven. Por eso se dejaba contaminar por los j¨®venes, con los que como profesor universitario estaba en contacto.
M.S.- De hecho, yo creo que muri¨® joven a sus 82 a?os. Con esa libertad creativa de los ni?os.
P.- Y se relacion¨® con diversos artistas, que tambi¨¦n supusieron una influencia para ¨¦l, como transmite la exposici¨®n.
M.S.- A todos ellos los uni¨® el mecenazgo de Juan Huarte. S¨¢enz de O¨ªza dec¨ªa que no hay mejor obra sino mejor cliente. Y Huarte dejaba que cada cual siguiera su camino, sin poner cortapisas.
P.- Pero tambi¨¦n tuvo sus tensiones con Huarte, ?no? Al menos durante el desarrollo de las Torres Blancas, de las que ¨¦l era promotor.
M.S.- S¨ª, porque mi padre primero propon¨ªa una soluci¨®n, y luego sal¨ªa con otra, siempre buscando la mejor en cada momento. Esa torre empez¨® con una idea de casa de la pradera a lo Frank Lloyd Wright. De ella, por cierto, se ha dicho que tiene habitaciones curvas, y eso es una tonter¨ªa. Lo que es curvo son las terrazas que unen sus distintas partes.
J.S.- ?l siempre propon¨ªa una cosa mejor, aunque fuera a ¨²ltima hora. Y como era mejor, no dec¨ªas nada y solo pod¨ªas ponerte a trabajar en ello.
M.S.- Imag¨ªnate lo que ser¨ªa para Juan Huarte que le entregara planos distintos cada lunes.
P.- Se ha dicho que Huarte, en vez de abonarle sus honorarios, lo oblig¨® a aceptar un piso en las Torres como pago.
V.S.- Bueno, eso era bastante habitual en la ¨¦poca.
M.S.- Ahora bien, nuestra madre quer¨ªa el d¨¦cimo piso, que era un d¨²plex, y se tuvo que quedar con el cuarto. Es verdad que era un pago que no hab¨ªa elegido ¨¦l exactamente.
P.- Aquel proyecto incorporaba ideas como la del jard¨ªn vertical que hoy son bastante habituales pero entonces no lo eran tanto.
J.S.- As¨ª es. Esa torre es como un ¨¢rbol con unas ra¨ªces hundidas y una flora arriba, en la zona com¨²n. Pero tambi¨¦n es como una casa con patio, que siempre es algo ecol¨®gico. Es una torre metabolista, org¨¢nica y tambi¨¦n racionalista. Tres torres en una.
P.- A todo esto, tambi¨¦n se ha dicho muchas veces, y desmentido casi otras tantas, que el proyecto original era no una, sino dos torres, y de color blanco en lugar de gris. As¨ª parece indicarlo su propio nombre. ?Podemos aclarar esto de una vez por todas?
V.S.- Realmente s¨ª iban a ser dos, pero despu¨¦s se descart¨® una porque era muy caro. En cuanto al color blanco, dejemos el misterio. Est¨¢ bien que la gente se pregunte el porqu¨¦ del nombre. Igual que cuando Oteiza [en el santuario de Ar¨¢nzazu] hizo 14 ap¨®stoles en lugar de 12 y dio infinitas versiones de eso: que si eran los 14 remeros de una trainera, que si todos somos ap¨®stoles y no puso 16 porque no le cab¨ªan¡ En realidad esto del blanco viene de Juan Huarte, que era admirador de San Juan de la Cruz, para quien ese color significaba pureza.
M.S.- Yo creo que estar¨ªan peor las dos torres. En ninguno de sus trabajos he visto que repita algo. Incluso en una urbanizaci¨®n como la Ciudad Blanca [en Alcudia, Mallorca] hace muchas pastillas iguales, pero desorganizadas, que conforman algo que es m¨¢s grande, como un esqueleto de dinosaurio. Cada cosa que hac¨ªa deb¨ªa ser nueva, nunca quer¨ªa repetir.
J.S.- Si hubiera hecho dos torres, estamos convencidos de que habr¨ªan sido distintas.
M.S.- Aunque todo esto pueda parecer confuso, cuando ves sus distintas propuestas entiendes que ten¨ªa una capacidad de decisi¨®n muy fuerte. Si decimos que era contradictorio, puede pensarse que era dubitativo. Pero, al contrario, no dudaba.
P.- Digamos que era de certezas contradictorias y sucesivas.
M.S.- Exacto. De hecho, ¨¦l hablaba de aproximaciones sucesivas. No de ensayo-error, porque del error siempre se aprende, as¨ª que no hay tal.
V.S.- Le interesaba m¨¢s el proceso por el que se llegaba a un resultado que el resultado en s¨ª. El Guernica de Picasso le gustaba m¨¢s como proceso creativo que como cuadro definitivo.
P.- ?Sent¨ªa ¨¦l que con ese edificio hubo unas expectativas no cumplidas, ya que econ¨®micamente no funcion¨® como se esperaba, en parte por su ubicaci¨®n?
M.S.- Es cierto que fue un error ubicar la torre en ese lugar, a la salida de Madrid.
V.S.- Hay que decir que ¨¦l tiene edificios en tres lugares de Madrid con mucha visibilidad: la Castellana [la torre del Banco de Bilbao], la salida de la carretera de Barcelona [Torres Blancas] y la M-30 [el edificio de viviendas sociales El Ruedo]. Y supo sacar partido de los tres.
J.S.- En El Ruedo pasa algo parecido. ?l dec¨ªa que si se hubiera destinado a parejas j¨®venes con ni?os, nadie habr¨ªa criticado ese proyecto.
P.- Aquel v¨ªdeo grabado en El Ruedo cuando acude para dialogar con los inquilinos que le exponen sus quejas y ¨¦l responde exasperado, hoy podemos contemplarlo con cierto humor. Pero supongo que no fue el caso entonces.
M.S.- ?l consideraba que hab¨ªa hecho un edificio que era la mejor soluci¨®n para una norma de edificaci¨®n que propon¨ªa un determinado n¨²mero de viviendas con unos determinados metros cuadrados. El problema es que uno siempre debe tener la libertad de elegir d¨®nde est¨¢ su propia casa. Por otro lado, fue un concurso restringido en el que se le escogi¨® a ¨¦l, as¨ª que habr¨ªa que preguntar a aquel jurado si era o no la mejor propuesta. En su forma con un patio central se ve c¨®mo a lo largo de su obra ¨¦l siempre busc¨® hacer la casa-patio, con distintas soluciones. Tambi¨¦n es as¨ª en las Torres Blancas.
J.S.- Para ¨¦l era muy importante el vac¨ªo, que es lo que permite construir espacio. Y ese vac¨ªo es el patio. Igual hac¨ªa Jorge Oteiza en la escultura, construir con el vac¨ªo.
P.- Ya que hablamos de Oteiza, otra de sus obras m¨¢s importantes es el santuario de Ar¨¢nzazu, en O?ate (Guip¨²zcoa), donde se aprecia una voluntad de obra total, que integra pinturas y esculturas pero que es en s¨ª una obra de arte, casi escult¨®rica.
J.S.- Ha sido definido como una obra ¨²nica de m¨²ltiples artistas, y eso est¨¢ muy bien. Era un trabajo para los franciscanos, que desde As¨ªs ya hab¨ªan trabajado con autores como Giotto. As¨ª que ten¨ªan muy interiorizado el trabajo con artistas. Sab¨ªan utilizar una mano de hierro sutil pero implacable. Roma prohib¨ªa cosas como las esculturas de Oteiza, y ellos en lugar de enfrentarse dejaban pasar las cosas para que se murieran. Obedec¨ªan, pero no ced¨ªan. S¨¢enz de O¨ªza aprendi¨® mucho de Oteiza, como lo hizo el resto de los que intervinieron en el proyecto. Eran una pandilla de tipos j¨®venes, y los j¨®venes siempre se llevan bien. El lugar es m¨¢gico, por eso el edificio sali¨® tambi¨¦n m¨¢gico.
P.- Si no me equivoco, gracias ese proyecto conoci¨® a vuestra madre, Felisa Guerra.
M.S.- Ella era de San Sebasti¨¢n y veraneaba en O?ate. Entonces se daban esos veraneos de tres meses en una casona del pueblo. All¨ª estaban de repente un arquitecto y unos artistas, e imagino que se mezclar¨ªan con el pueblo, y se gener¨® un ambiente peculiar. As¨ª se conocieron.
V.S.- Ar¨¢nzazu es, que yo sepa, la ¨²nica obra con tres premios Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes: S¨¢enz de O¨ªza [1993], Oteiza [1988] y Chillida [1987]. Por cierto, que en la exposici¨®n hay un total de cuatro, con Antonio L¨®pez [1985].
P.- Su faceta como profesor es muy importante. Tambi¨¦n en eso fue un adelantado.
M.S.- Quer¨ªa transmitir muchas cosas en una sociedad en la que hab¨ªa muy pocos libros e im¨¢genes. As¨ª hizo un intento de ser internet antes de tiempo. Ten¨ªa en su casa un sistema de fichas por palabras que funciona como los buscadores de internet. Por ejemplo, una misma cita del Ulises de Joyce la ten¨ªa triplicada en la ficha de "umbral", en la de "sombra" y en otra m¨¢s. Y as¨ª con todo.
P.- Habl¨¢bamos antes de sus certezas contradictorias, pero esas contradicciones suelen destacarse tambi¨¦n en su personalidad.
M.S.- Yo creo que en realidad era m¨²ltiple. Puesto que era complejo, reun¨ªa contradicciones.
V.S.- Dec¨ªa: "?Que me contradigo? Pues s¨ª, porque tengo multitudes".
M.S.- Una idea muy de Borges. Era muy lector de Borges y tambi¨¦n de otros autores, ten¨ªa una librer¨ªa compuesta de much¨ªsimos libros, pero muy gastados todos. Para ¨¦l un libro era como una m¨¢quina para ser usada, los ten¨ªa todos llenos de anotaciones, gastados, triturados. Y luego llevaba su contenido a sus fichas, adem¨¢s de a su cabeza. Para leer un libro necesitaba leer como seis o siete m¨¢s al mismo tiempo. Unos lo llevaban a otros.
P.- ?l hablaba de s¨ª mismo como un "monstruo", y no era raro que se autocriticara y minimizara sus logros. Francamente, era de una modestia que sonaba un poco teatral, un poco¡
M.S.- ?Falsa, falsa! Oteiza le dec¨ªa: tanta humildad denota soberbia. Si ¨¦l estaba meti¨¦ndose con uno de sus propios edificios y t¨² te atrev¨ªas a asomar la patita d¨¢ndole la raz¨®n, ?te tragaba!
J.S.- Era consciente de lo mucho que sab¨ªa. Si t¨² eres un buen tenista y tienes un saque bueno, asumirlo no te convierte en un soberbio. Pues ¨¦l simplemente era consciente de su saque.
V.S.- Y luego es verdad que consideraba que toda obra es mejorable.
P.- ?Era tan autoexigente, entonces?
V.S.- S¨ª. Por eso era dif¨ªcil aportarle nada, porque todo lo que le propusieras ya lo hab¨ªa probado ¨¦l antes.
M.S.- Cuando ¨¦l era peque?o, a los tres hermanos mayores, ¨¦l entre ellos, su padre ¨Cque era arquitecto del catastro de Sevilla¨C los preparaba por las tardes para el examen de ingreso en la Escuela con un libro de ¨¢lgebra, otro de geometr¨ªa y otro de trigonometr¨ªa. Adem¨¢s, eran muy inteligentes y muy trabajadores, y compet¨ªan entre ellos. Por ejemplo, en juegos matem¨¢ticos.
V.S.- Era muy competitivo. Por eso le gustaba participar en concursos.
P.- A menudo ocurre que quien es competitivo compite en realidad contra s¨ª mismo.
J.S.- Eso hac¨ªa ¨¦l. Y luego quedaba contento con el resultado. Ten¨ªa la seguridad de saber que era muy bueno: sab¨ªa de su tema, y por eso sab¨ªa cu¨¢ndo lo hab¨ªa hecho muy bien.
M.S.- Citaba mucho a Lorca cuando dice: "No soy poeta por la gracia de Dios o del diablo, sino por saber en absoluto lo que es un poema" [La cita completa es: "Si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios ¨Co del demonio¨C, tambi¨¦n lo es que lo soy por la gracia de la t¨¦cnica y del esfuerzo, y de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema"]. Ese "en absoluto" significa dominar una materia en su totalidad. Ser un sabio.
J.S.- Por eso sab¨ªa muy bien qui¨¦nes eran sus rivales y qui¨¦nes no.
P.- ?Qui¨¦nes eran sus rivales?
M.S.- No eran los de aqu¨ª, ni casi los de all¨¢. Eran los griegos, eran los egipcios, y a lo mejor Le Corbusier y Mies van der Rohe.
V.S.- Pero al mismo tiempo no le gustaba la arquitectura de autor. Por eso era ecl¨¦ctico. Era, por ejemplo, lo contrario que Gehry, que hace el Guggenheim y despu¨¦s lo repite en muchos edificios parecidos.
P.- De hecho, una acusaci¨®n muy t¨ªpica hacia O¨ªza es que no ten¨ªa un estilo definido, un sello, digamos.
M.S.- En realidad era un inventor. Lo que le habr¨ªa gustado es inventarse la bicicleta, de la que nadie sabe qui¨¦n es su autor. Por eso cuando hac¨ªa una torre quer¨ªa inventar la mejor torre. Pero si miras bien su trabajo, ves que hay una idea que se repite, que es la de la casa-patio, al estilo romano. Siempre hablaba de la casa romana.
P.- ?Es cierto que no le interesaban el dinero ni los placeres mundanos, que era tan asc¨¦tico?
M.S.- Bueno, ¨¦l ten¨ªa sus intereses como todo el mundo, pero es verdad que la gastronom¨ªa, que ahora est¨¢ tan de moda, no le interesaba en absoluto. Ten¨ªa muy mal olfato a pesar de tanta nariz, y el sentido del gusto es que ni por esas. Pero le interesaba un barco de vela, porque ten¨ªa dos, y eso s¨ª lo puedes considerar un lujo. Esos inventos que te permiten ser autosuficiente, como la navegaci¨®n a vela, le encantaban. En su casa de Mallorca hab¨ªa un aljibe para recoger el agua de lluvia en invierno y usarla en verano, y en la ducha ten¨ªamos una regadera met¨¢lica pintada de negro en la que el agua se calentaba al sol, y que si la tocabas te quemabas. Y en cada casa hab¨ªa un piano, aunque no lo tocara, porque quer¨ªa fomentar la m¨²sica entre nosotros. Tambi¨¦n tuvimos tablas de surf desde muy peque?os.
V.S.- Era austero, pero no en el sentido de ro?ica. Al mismo tiempo se compr¨® un coche Morgan, que le interesaba por lo que ten¨ªa de artesanal. Era lo contrario de un Ford, que se hac¨ªa en serie. ?l quer¨ªa ser Morgan, no Ford.
M.S.- En sus casas rehu¨ªa no del lujo, sino de la ostentaci¨®n. Al contrario que las casas de los futbolistas de ahora, que son todo ostentaci¨®n.
J.S.- Siempre llevaba un metro en el bolsillo. Y cuando le parec¨ªa que algo estaba bien lo med¨ªa. "Este espacio est¨¢ bien, ?cu¨¢nto mide?". Iba a un hotel y med¨ªa la habitaci¨®n. O una silla, un lavabo.
P.- ?Cu¨¢l de sus obras creen que apreci¨® m¨¢s?
V.S.- ?l dir¨ªa que la que est¨¢ por hacer.
J.S.- Pero yo dir¨ªa que Torres Blancas.
V.S.- Nuestra madre dir¨ªa que Torres Blancas, seguro.
M.S.- ?Y eso que el Banco de Bilbao le sali¨® el triple de f¨¢cil!
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