Dinero, kilos y el fin de los prejuicios: el nuevo Mario Casas nos desvela c¨®mo todo cambi¨®
Su trayectoria parece seguir un plan tit¨¢nico para que los espectadores tomen en serio a la estrella de ¡®Tres metros sobre el cielo¡¯. Con papeles como el de ¡®El practicante¡¯, que estrena Netflix en septiembre, vuelve a demostrarlo: el ¨ªdolo tambi¨¦n es actor
Espa?a ve a Mario Casas (A Coru?a, 1986) como a un hermano peque?o. Por eso vive tan pendiente de sus novias, de sus cambios de peso o de lo que compraba en el supermercado durante la pandemia (una informaci¨®n detallada por la segunda agencia de noticias del pa¨ªs: ¡°Pan, refrescos, snacks, frutas y verduras¡±). Por eso ardieron las redes cuando fue a El hormiguero y Pablo Motos dedic¨® toda la entrevista a intentar que se quitase la gorra. Sin ¨¦xito.
"He percibido que ahora hay m¨¢s hombres por la calle que me dicen que siguen mi carrera. Es m¨¢s, cu¨¢ntos t¨ªos se me han acercado para hablarme de 3 metros sobre el cielo¡ Lo que pasa es que luego les dar¨¢ verg¨¹enza decirlo, pero hay muchos"
El peinado que Casas se empe?aba en ocultar es el que luce en El practicante, una pel¨ªcula de Netflix dirigida por Carles Torras que se estrena el pr¨®ximo mes de septiembre en la que por primera vez interpreta a un villano. ¡°No quer¨ªa desvelarlo, no me apetec¨ªa salir as¨ª. Adem¨¢s, no me encontraba bien porque estaba muy metido en la peli en aquel momento. Me sorprendi¨® que se convirtiera en noticia durante tres o cuatro meses. Yo me ve¨ªa delgado, poco favorecido y me tocaba promocionar una pel¨ªcula distinta¡±, aclara. En otras palabras: lo ¨²ltimo que ¨¦l quer¨ªa, en pleno rodaje de un siniestro thriller psicol¨®gico, era tener que volver a ser Mario Casas. Pero Espa?a no parece dispuesta a dejar que lo olvide.
Hoy, su pelo, sus m¨²sculos y su amabilidad est¨¢n como al p¨²blico les gusta verlos: plet¨®ricos. Posa con paciencia para el fot¨®grafo, un cambio de vestuario tras otro, mientras explica que lo disfruta porque es parte de su trabajo y su trabajo le encanta. No todos los actores son tan complacientes. Claro que no todos los actores son Mario Casas: la ¨²nica estrella espa?ola que genera tantos clics como entradas vendidas. Y ahora, a los 34, un int¨¦rprete respetado. No siempre fue as¨ª.
Salir de la tele (Los hombres de Paco, El barco) y protagonizar un fen¨®meno adolescente (3 metros sobre el cielo y su secuela, Tengo ganas de ti, ambas dirigidas por Fernando Gonz¨¢lez Molina) reci¨¦n cumplidos los 20 a?os generaron cierto prejuicio colectivo contra ¨¦l. Al interpretar a H, el motero rebelde de oscuro pasado, el p¨²blico asumi¨® que era un guaperas, un chulito, un ¨ªdolo de quincea?eras: Casas era m¨¢s el novio de Tuenti que un actor.
En Grupo 7 (2012), su primer proyecto dram¨¢tico adulto, borraron digitalmente a las hordas de adolescentes que corr¨ªan tras ¨¦l durante el rodaje en Sevilla. Cuando un extra le pidi¨® una foto y Mario le rog¨® que esperase a terminar la escena (en la que una muchedumbre linchaba a los protagonistas), el ?admirador? aprovech¨® la violencia de la secuencia para, mientras cientos de figurantes le escup¨ªan, lo zarandeaban y golpeaban, susurrarle: ¡°?Y ahora te vas a hacer una foto conmigo, hijo de puta?¡±. En un festival de M¨¢laga, unas ?fans? irrumpieron en su hotel y cogieron un extintor para vaci¨¢rselo en la cara. Se equivocaron de habitaci¨®n y gasearon a un productor de Antena 3 que acab¨® en el hospital. Quiz¨¢ esa imagen p¨²blica ahuyent¨® a los productores de Lope, un papel para el que Casas se document¨® durante meses y que al final fue para Alberto Ammann.
¡°Yo notaba que el p¨²blico femenino era el que m¨¢s me segu¨ªa y el que iba m¨¢s al cine. Si paso por delante de un colegio o por un lugar donde haya mucha gente todav¨ªa se genera cierta histeria colectiva. Pero las fans que chillan ven todo tipo de pel¨ªculas, les gusta el cine y les gustan las historias. Desde Grupo 7, Toro y Contratiempo, eso s¨ª, he percibido que ahora hay m¨¢s hombres por la calle que me dicen que siguen mi carrera. Es m¨¢s, cu¨¢ntos t¨ªos se me han acercado para hablarme de 3 metros sobre el cielo¡ Lo que pasa es que luego les dar¨¢ verg¨¹enza decirlo, pero hay muchos. S¨ª que noto que hay m¨¢s respeto en general en Espa?a hacia m¨ª¡±, explica.
Ahora su equipo lo componen su hermana (abogada y representante) y su hermano (contable). Y toda la familia (sus padres y sus cuatro hermanos) lee los guiones. ¡°Lleg¨® un momento en que me falt¨® hablar de mi carrera y de los proyectos, no hablar solo del dinero. Cuando leo un guion como el de El practicante me da igual el dinero, lo har¨ªa gratis¡±, afirma.
Si Brad Pitt tuvo a su David Fincher, Leonardo DiCaprio a su Martin Scorsese y Robert Pattinson a su David Cronenberg, Casas corrompi¨® su belleza con ayuda de ?lex de la Iglesia, un cineasta que supo explotar sus ganas de desconcertar al p¨²blico en pel¨ªculas como Las brujas de Zugarramurdi (2013) o Mi gran noche (2015). Aunque Mario jura que sus elecciones profesionales se rigen por las tripas y no por el cerebro, su filmograf¨ªa sugiere cierta obstinaci¨®n por ser tomado en serio. Y para ello ha convertido su cuerpo, objeto de deseo nacional, en un campo de batalla.
Casas engord¨® 10 kilos para Bajo la piel del lobo (2017), en la que hac¨ªa de un salvaje que apenas pronunciaba 30 palabras en toda la pel¨ªcula, con una dieta (tambi¨¦n caus¨® sensaci¨®n en las redes) que consideraba los donettes un grupo alimenticio. Al a?o siguiente, perdi¨® 22 kilos para El fot¨®grafo de Mauthausen (el biopic del preso en un campo de concentraci¨®n Francesc Boix) y cuando su nutricionista le indic¨® que ya hab¨ªa alcanzado el peso requerido, Casas sigui¨® adelgazando en secreto. Nunca se ve¨ªa suficientemente delgado, aunque la b¨¢scula indicase que hab¨ªa perdido ocho kilos m¨¢s de lo necesario, y sent¨ªa culpabilidad cada vez que com¨ªa.
Bordear as¨ª el trastorno alimenticio, claro, le dej¨® secuelas: ¡°Se queda ah¨ª. Y m¨¢s cuando trabajas tanto con el f¨ªsico. Me he cuidado mucho durante la cuarentena y tal vez ahora estoy un poco m¨¢s obsesionado con la comida. Eso se queda. Con El fot¨®grafo me miraba al espejo y ten¨ªa la sensaci¨®n de no estar delgado, iba comiendo menos y la gente me dec¨ªa: ¡®Mario, est¨¢s delgado¡¯, pero yo cre¨ªa que no y quer¨ªa bajar m¨¢s. Lo que pasaba es que me enga?aba a m¨ª mismo. S¨ª es cierto que pierdes la noci¨®n en muchas cosas. Tu cabeza te enga?a. Pero tienes que aprender a vivir con ello¡±.
¡°Cuando trabajas tanto con el f¨ªsico es cierto que pierdes la noci¨®n en muchas cosas. Tu cabeza te enga?a. Pero tienes que aprender a vivir con ello¡±
El mismo cuerpo que cre¨® aquel prejuicio es hoy, por tanto, su principal herramienta para sufrir cada personaje. Para ser m¨¢s Christian Bale y menos Zac Efron. Durante el rodaje de El practicante se pas¨® tres meses sin bajarse de la silla de ruedas y practicando con discapacitados, hasta que su madre le dijo que se estaba quedando de color verde. Ya van varias pel¨ªculas consecutivas en las que su familia le dice que a ver si acaba ya el rodaje de una vez.
¡°Iba por Barcelona y me daba cuenta de que es terrible lo poco preparadas que est¨¢n las ciudades para la gente en silla de ruedas, hay millones de sitios por los que no puedes pasar o en los que no puedes entrar. Y con el tiempo te afecta emocionalmente. Apenas com¨ªa. Perd¨ª ocho kilos para el personaje pero despu¨¦s dej¨¦ de cenar porque estaba en un lugar oscuro. Mi coach me empujaba a ello y yo le he dado las claves para que ¨¦l sepa qu¨¦ botones tocar para llevarme a esos rincones oscuros¡±, asegura. Esa amargura se respira en su personaje, un soci¨®pata manipulador que maltrata a su novia porque cree que es el ¨²nico recurso que le queda para no ser un perdedor. Y seg¨²n Casas, no hay nada que un soci¨®pata lleve peor que perder.
¡°Era muy f¨¢cil sobrepasarse y hacer de loco, pero este es un t¨ªo que puede ser tu vecino, tu amigo o tu expareja. Hay mucha gente que es as¨ª, pero no lo sabemos y los soci¨®patas desde que son ni?os (y muchos ni lo saben, porque no han sido tratados) aprenden a expresar emociones aunque no las sientan. Son muy listos y saben lo que tienen que hacer¡±, analiza. El dichoso peinado funciona como un artefacto para que desde la primera escena el p¨²blico deje de ver a Mario Casas (una estrella que, por momentos, ha sido m¨¢s famosa que sus propias pel¨ªculas) y para que ¨¦l mismo se sintiese como ese tipejo gris con el que nadie querr¨ªa irse de ca?as.
¡°El coach me indicaba que esperase siempre un segundo m¨¢s para responder a la actriz [D¨¦borah Fran?ois], porque si no parecer¨ªa que est¨¢bamos empatizando. Hablan con un tempo distinto, no hay conexi¨®n¡±, se?ala. ¡°La actriz me dec¨ªa: ¡®Es que ya vale¡¯, porque todo el rato yo estaba en modo personaje, sentado en la silla de ruedas. Nos llev¨¢bamos muy bien, yo trato bien a todo el mundo siempre. Pero es cierto que, al estar todo el rato en personaje, antes de entrar le tiraba y le tiraba y la obligaba a estar en escena. Otros actores dir¨ªan: ¡®Mira, chico, estoy hasta las narices de aguantar tu intensidad¡¯, pero ten¨ªa que estar ah¨ª y eso provocaba. Lo que yo hac¨ªa era pinchar una y otra vez la canci¨®n Con un sorbito de champ¨¢n, que mi personaje le pone a ella, antes de cada escena como queriendo desquiciarla. Y claro, la chavala dec¨ªa: ¡®No puedo m¨¢s¡±.
Al fin y al cabo, Casas asegura que aquel figurante hostil del linchamiento en Sevilla le ayud¨® a sentirse m¨¢s presente en la violencia del momento. ¡°Con mi coach trabajo as¨ª, viene todos los d¨ªas al rodaje. En una escena me dijo: ¡®Acabas de hacer la peor escena que le he visto hacer a un actor¡¯ y se me qued¨® ah¨ª, me activ¨¦ enseguida. Me ayuda cada vez m¨¢s¡±.
Quiz¨¢ es un buen momento para hacer por fin alguna comedia rom¨¢ntica. ¡°Si ahora me llegase un supergui¨®n de una historia de amor la har¨ªa, t¨ªo, y la har¨ªa feliz. Me apetece hacer ese tipo de cine que lleva a la gente a las salas y que al p¨²blico le encanta, sea drama o comedia. No voy a renegar de eso¡±, reconoce. Tampoco reniega de la posible tercera parte de 3 metros sobre el cielo (lleva a?os en desarrollo) ni de volver a Los hombres de Paco, ahora que se ha anunciado su regreso. Asegura, eso s¨ª, que todav¨ªa no le han llamado. Seguro que su madre est¨¢ deseando que lo hagan.
Realizaci¨®n: Nono V¨¢zquez
Asistente de fotograf¨ªa: Marc de Miguel
Asistente de estilismo: Silvia Ballester Cussac
Maquillaje y peluquer¨ªa: Fer Mart¨ªnez (Esther Almansa)
Agradecimientos: Espacio Gomina
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