¡°Yo era la estrella m¨¢s famosa, ?sabes?¡±: Sharon Stone, el fracaso y la resurrecci¨®n de la ¨²ltima de una estirpe
Cuando cumple 40 a?os en el cine y prepara un gran papel de la mano de Ryan Murphy en 'Ratched', repasamos la extra?a carrera de la ¨²ltima gran estrella de Hollywood tal y como varias generaciones entendieron a las estrellas
En uno de los episodios m¨¢s memorables de la autobiograf¨ªa de Joe Eszterhas (en su d¨ªa el guionista mejor pagado del mundo y autor de cl¨¢sicos como Flashdance e Instinto b¨¢sico) se cuenta que un d¨ªa qued¨® con Sharon Stone (Meadville, Pensilvania, 1958) para cenar, ella apareci¨® con una mar¨ªa tailandesa espectacular que se fumaron en el coche y el ch¨®fer tuvo que aparcar justo en la puerta del restaurante porque apenas pod¨ªan caminar. De vuelta a casa pararon en una tienda de discos, ella se cay¨® por unas escaleras del coloc¨®n, volvieron al coche, escucharon m¨¢s m¨²sica, fumaron m¨¢s porros y bebieron m¨¢s champ¨¢n. Fue, vaya, una noche espectacular. Pero en un momento dado, seg¨²n rememora Eszterhas, ella rompi¨® a llorar y le dijo: ¡°En nada tendr¨¦ cuarenta a?os. Esto deber¨ªa haberme ocurrido hace veinte. He trepado por una colina de cristales rotos. ?Por qu¨¦ no escribiste Instinto b¨¢sico hace veinte a?os? ?por qu¨¦?¡±.
Kim Basinger, Michelle Pfeiffer, Demi Moore, Geena Davis o Julia Roberts leyeron el gui¨®n de 'Instinto b¨¢sico' y lo rechazaron horrorizadas. Sharon, al contrario que el resto de todas aquellas actrices de renombre, no ten¨ªa nada que perder
En 1994, a sus 35 a?os, Sharon Stone era una de las dos mayores estrellas de cine del mundo gracias a haber protagonizado Instinto b¨¢sico, una pel¨ªcula tan famosa e influyente que traspas¨® la condici¨®n de ¨¦xito cinematogr¨¢fico para convertirse en un hito global de la d¨¦cada de los noventa. Pero su comentario no era del todo err¨®neo: convertirse en sex symbol a los treinta y pico le prometi¨® un reinado muy corto en una industria muy cruel. La apreciaci¨®n de ¡°una de las dos mayores estrellas¡± no es propia, lo dijo The New York Times. La otra era Julia Roberts, casi una d¨¦cada m¨¢s joven que ella. Tambi¨¦n eran m¨¢s j¨®venes Demi Moore o Meg Ryan. ¡°Mientras Julia interpreta a v¨ªctimas que necesitan ser rescatadas por un hombre, Sharon est¨¢ mejor que nunca cuando interpreta a mujeres fuertes y capaces¡±, escribi¨® la periodista Suzannah Andrews. Instinto b¨¢sico, con la que alcanz¨® la fama mundial, fue su pel¨ªcula n¨²mero 18. Antes hab¨ªa encadenado fracasos de taquilla, desastres de cr¨ªtica y alguna que otra basura donde siempre hab¨ªa el mismo papel de rubia sexy, ya fuera manipuladora o manipulada.
Sharon empez¨® como modelo en la agencia Ford. De hecho, es posible que su f¨ªsico de belleza rubia, g¨¦lida, alt¨ªsima, de extremidades largas y andares casi extraterrestres haya sido uno de sus impedimentos a la hora de llegar a mucho m¨¢s: a los espectadores le result¨® siempre complicado ver algo m¨¢s all¨¢ de esa belleza superlativa que se sal¨ªa de la pantalla. Fue, probablemente, el motivo por el que los primeros 12 a?os de su carrera fuesen tan desastrosos si exceptuamos un papel sin frase en Memorias, de Woody Allen, con el que debut¨® en 1980, un secundario con gracia en Diferencias irreconciliables y el papel secundario de villana en Desaf¨ªo total, el punto de giro en su carrera que nos trae hasta aqu¨ª.
Cuando Paul Verhoeven buscaba protagonista femenina para Instinto b¨¢sico, un gui¨®n retorcido, con escenas de sexo y violencia expl¨ªcitas para aquel entonces y con una villana que no se parec¨ªa a ninguna otra que hubi¨¦semos visto, record¨® a Sharon, cuyo papel secundario en Desaf¨ªo total ¨Cque ¨¦l hab¨ªa dirigido dos a?os antes¨C ya apuntaba esas maneras. Ella fue la primera actriz a la que Verhoeven hizo una prueba, pero la entonces desconocida Stone tuvo que ver como el qui¨¦n es qui¨¦n del star system femenino de la ¨¦poca iba circulando por delante de ella con pase preferente. Kim Basinger, Michelle Pfeiffer, Demi Moore, Geena Davis o Julia Roberts leyeron el gui¨®n, se horrorizaron ante su contenido y se largaron. Sharon s¨ª se prest¨® a los desnudos, a la violencia y a lo extremo del papel porque contaba con un poderos¨ªsimo as en la manga que le aportaba su anonimato: ella, al contrario que el resto de todas aquellas actrices de renombre, no ten¨ªa nada que perder.
Sobre Instinto b¨¢sico, que recaud¨® m¨¢s de 350 millones de d¨®lares, fue la cuarta pel¨ªcula m¨¢s taquillera de 1992 y cre¨® decenas de debates sobre el sexo, la violencia, el feminismo y la representaci¨®n LGTBI, queda poco que decir. Todos recuerdan el picahielos o el cruce de piernas, y los espectadores espa?oles m¨¢s j¨®venes pudieron descubrirla desde este fin de semana, pues la pel¨ªcula est¨¢ disponible en el cat¨¢logo de Netflix desde el s¨¢bado. Pero el personaje de Stone, la villana Catherine Tramell, provoc¨® una fascinaci¨®n muy particular gracias a detalles que pocos se han molestado en se?alar. Por ejemplo: Catherine era millonaria, as¨ª que no la mov¨ªa el dinero. Era fr¨ªa, as¨ª que no la mov¨ªa el despecho. No buscaba el amor, as¨ª que no la mov¨ªa el romanticismo. Liberada, pues, de asuntos tan terrenales y poco distinguidos, ?qu¨¦ empujaba a aquel personaje a crear el caos y la muerte a su alrededor? ?Nada! Pas¨¢rselo bien y disfrutar del sexo por el camino, probablemente. Por eso es, tal vez, la villana m¨¢s reivindicativa y (a su modo) postfeminista que hemos conocido.
Sharon cobr¨® 500.000 d¨®lares por esta pel¨ªcula, una cifra humillante al lado de los 12 millones que se llev¨® Michael Douglas por hacer poco m¨¢s que de comparsa ante algo que m¨¢s que personaje era una fuerza de la naturaleza. Stone se convirti¨® en una estrella de cine absoluta que, vista hoy, tiene algo de crepuscular: es la ¨²ltima gran estrella de cine como las de antes. Llegar¨ªan muy poco despu¨¦s las celebridades multiplataforma (como Jennifer Lopez), las hero¨ªnas oscuras que apasionar¨ªan a la nueva prensa del siglo XXI (Angelina Jolie) o las estrellas 360 de reality y redes sociales que definen la nueva era. Pero Sharon es la ¨²ltima de una estirpe, la ¨²ltima antes del nacimiento de Internet. El caso de Stone es interesante porque, como figura, naci¨® durante su propio ocaso. Si el estado de supernova es el ¨²ltimo h¨¢lito de vida de una estrella, Sharon se convirti¨® demasiado pronto en polvo y gas.
"La gente no sab¨ªa qu¨¦ hacer conmigo"
Si tecleamos en ingl¨¦s en Google ¡°?Qu¨¦ le pas¨® a Sharon Stone?¡±, m¨¢s de 380.000 resultados analizar¨¢n por qu¨¦ es una gloria del pasado y se referir¨¢n al derrame cerebral que sufri¨® en 2001. Algo que sin duda afect¨® much¨ªsimo a su carrera, pero era una carrera que ya estaba agonizante entonces.
¡°Durante mucho tiempo, la gente no sab¨ªa qu¨¦ hacer conmigo. Parec¨ªa una barbie, hablaba como un tabernero, dec¨ªa cosas que asustaban a la gente y ten¨ªa ideas sin sentido¡±, cont¨® en 1995 al diario brit¨¢nico The Guardian, aliviada porque la cr¨ªtica estaba reconociendo por fin su talento en Casino, por la que fue nominada a un Globo de Oro y a un Oscar. Ten¨ªa raz¨®n: entre 1992 y 1995, los a?os que van de Instinto b¨¢sico a Casino, sus dos grandes y ¨²nicos hitos, la carrera de Stone fue, m¨¢s que la de una estrella famosa, la de una estrella famosa equivocada dentro de una telecomedia.
Intent¨® repetir el ¨¦xito de la f¨®rmula de un thriller er¨®tico en Sliver (Acosada), pero la pel¨ªcula fue un ¨¦xito a medias y la cr¨ªtica la masacr¨®. Resulta particularmente revelador lo que dijo de ella Los Angeles Times: "Darle a Stone el papel de despistada enamorada que espera a que le hagan da?o tiene tanto sentido como darle a Madonna el papel de Emily Dickinson. Su atractivo, como esta pel¨ªcula confirma para mal, esta en su burbujeante socarroner¨ªa, en que ella sea la agresora. Stone tiene la frescura de Grace Kelly, pero hay algo depredador en su belleza".
Prob¨® en una pel¨ªcula de acci¨®n con Stallone, El especialista, que de nuevo fue un ¨¦xito a medias en el que a ella se la ve inc¨®moda la mayor parte del tiempo. Hizo una en la que de nuevo quiso dejar de lado el papel de femme fatale y dar vida a la esposa sufrida y cornuda, Intersection (entre dos mujeres). Hasta hizo una del oeste, R¨¢pida y mortal. En esta ¨²ltima, en la que fue tambi¨¦n productora, Stone demostr¨® que el ojo que no tuvo nunca para su propia carrera lo ten¨ªa para las de los dem¨¢s: insisti¨® en dar papeles a dos actores en los que la productora no confiaba, uno por ser demasiado desconocido y otro por ser demasiado joven. Eran Russell Crowe y Leonardo DiCaprio. El sueldo de este ¨²ltimo, ante la negativa de Sony, sali¨® del bolsillo de Stone.
Vistas hoy, todas estas pel¨ªculas parecen, m¨¢s que una filmograf¨ªa, una galer¨ªa de Sharon Stone haciendo cosas: Sharon Stone va al oeste, Sharon Stone en una de explosiones, Sharon Stone en una de llorar. Era tan bella, imponente y reconocible que a los espectadores les resultaba dif¨ªcil ver nada m¨¢s que a Sharon Stone en sitios. Ninguna de ellas es recordada hoy m¨¢s all¨¢ de por sus seguidores y algunos cin¨¦filos que, por un motivo o por otro, ven en ellas alg¨²n punto de inter¨¦s m¨¢s cercano al culto que a la cinefilia.
"Nadie est¨¢ m¨¢s sorprendida que yo"
En 1995, con Casino, pareci¨® iniciar un rumbo diferente. Con la ayuda de Martin Scorsese y un reparto que inclu¨ªa a Robert de Niro como su pareja, Stone encontraba su lugar: como una prostituta reconvertida en la rica esposa de un mafioso al que le gustaba m¨¢s una raya de coca que una cena en familia, era lo mejor de un reparto en el que todos estaban muy bien. Recogiendo el Globo de Oro en 1996 por esta pel¨ªcula, llor¨® y dijo: ¡°Nadie est¨¢ m¨¢s sorprendida que yo. Esto es un milagro¡±. Tambi¨¦n fue nominada al Oscar, pero compitiendo con Meryl Streep, Emma Thompson o Susan Sarandon (que gan¨®) hab¨ªa poca esperanza. Todav¨ªa hoy hay voces que dicen que aquel a?o el Oscar debi¨® haber sido suyo.
Ten¨ªa 34 cuando salt¨® a la fama por Instinto b¨¢sico. Y 37 a?os cuando la mayor¨ªa de los cr¨ªticos descubrieron que era una buena actriz. Esas edades podr¨ªan valer para otros, pero no para una mujer que entr¨® en la industria arrasando como una sex symbol depredadora y, como ella explic¨® en aquella limusina, trepando por una colina de cristales rotos. A partir de aqu¨ª, todo fue cuesta abajo.
Por qu¨¦ una mujer tan inteligente ha elegido pel¨ªculas tan malas en su carrera es uno de los grandes misterios de Hollywood y demuestra que, tal vez, el buen ojo profesional no tiene a menudo nada que ver con el cociente intelectual (Stone tiene uno muy alto). Tras ese gran reconocimiento que supuso Casino, Stone hizo Condenada (Sharon va a la c¨¢rcel), Esfera (Sharon Stone va al espacio), Gloria (Sharon es mam¨¢) o La casa (Sharon pasa miedo). S¨ª, claro que en medio de todo eso hubo destellos: en La musa mostr¨® su vis c¨®mica mejor que nunca y en Un mundo a su medida, apareci¨®, por primera vez desde Casino, como alguien fr¨¢gil. Pero poca gente las vio. Por otro lado, la industria no dejaba de esperar de ella que hiciese lo que gustaba al p¨²blico: desnudarse. Le pidieron que se desnudase m¨¢s de lo que ella deseaba en Sliver, en Intersection y en El especialista. Incluso tras la nominaci¨®n al Oscar tuvo problemas con el asunto de la desnudez: los productores del thriller Diab¨®licas se lo pidieron tambi¨¦n. Al final gan¨® ella: en la escena en la que deb¨ªa mostrar los pechos, aparece en sujetador. O no gan¨® del todo, en realidad: la nominaron a un Razzie (los anti-Oscar) como "peor actriz revelaci¨®n" con el nombre de "la nueva Sharon Stone seria".
La prensa tampoco ayud¨® a que la gente se la tomase en serio. Como una nueva rica reci¨¦n llegada a un barrio bien, su fama repentina y arrasadora despert¨® todo tipo de recelos. Lo que ocurri¨® durante el rodaje de Sliver contribuy¨® a eso: el productor de la pel¨ªcula, un millonario llamado William J. MacDonald, dej¨® a su esposa abrumado por el brillo de la estrella m¨¢s famosa del mundo. La relaci¨®n apenas dur¨® un a?o. La prensa no tard¨® en tratar a Stone como una rompehogares (de ¨¦l, como se estar¨¢n imaginando, apenas dijeron nada). Y eso que ella trataba bien a los periodistas. Stone es una de las entrevistadas m¨¢s apasionadas y generosas que hay: tan pronto repasa an¨¦cdotas divertid¨ªsimas de sus peores pel¨ªculas como cuenta sin rubor detalles de sus compa?eros o productores o empieza a hablar de Tamara de Lempicka, Pablo Picasso o Georges Braque. En esta reciente entrevista para Vanity Fair, por ejemplo, dedica un buen rato a explicar al reportero c¨®mo enviar el contenido de una plataforma de streaming al televisor para que no que tenga que ver su serie desde una tablet, algo que ella (como buena estrella de la vieja guardia) encuentra impensable.
Sharon Stone contra la cantante
Algo muy significativo de c¨®mo Hollywood recibi¨® a Sharon Stone es la persona con la que la enfrentaron de inmediato: no era ninguna de las otras estrellas de cine que pod¨ªan hacerle la competencia, sino una cantante. Era Madonna. Lo ¨²nico que ten¨ªan en com¨²n era haber derribado unos cuantos tab¨²es sociales y sexuales, solo que Madonna llevaba a?os haci¨¦ndolo y a Stone le bast¨® con ense?ar su vagina a unos polic¨ªas durante una legendaria escena de interrogatorio en Instinto b¨¢sico. ?Estaba Madonna celosa de Sharon? Probablemente. Hay dos pruebas: una es El cuerpo del delito, el thriller que la cantante protagoniz¨® en 1993 y es una terrible copia (a veces, plano a plano) de la pel¨ªcula que hizo famosa a Sharon; la otra es una carta privada que se hizo p¨²blica a?os despu¨¦s y donde Madonna se quejaba amargamente de la fama de Stone: ¡°Es tan frustrante leer que Sharon Stone tiene la carrera cinematogr¨¢fica que yo nunca tendr¨¦... No porque quiera ser una de estas mujeres, antes prefiero morirme; son horriblemente mediocres. [¡] Otras personas menos interesantes y emocionantes est¨¢n cosechando beneficios de los caminos que yo he trazado¡±.
Cuando la carta se hizo p¨²blica dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, Sharon respondi¨® con m¨¢s clase que nadie: "Sabes que soy tu amiga. En algunos momentos en privado, he deseado ser una estrella del rock... pero me siento mediocre, como t¨² describes. Ambas sabemos, como solo aquellas que han vivido tantos a?os saben, que ser consciente de nuestra propia mediocridad es el ¨²nico modo de conocer nuestras fortalezas, de convertirnos en lo que hoy ambas somos. Te amo, te adoro. No me enfrentar¨¦ a ti por la invasi¨®n de cualquiera de nuestras traves¨ªas personales. Sharon".
Leer hoy que Madonna ansiaba la carrera de Sharon tiene cierto humor amargo: mientras Madonna tuvo sus altos y sus bajos pero sigui¨® frecuentando la cumbre, Stone no tuvo tanta suerte. Si alguien pregunta al p¨²blico adulto general que va al cine cual es su ¨²ltima pel¨ªcula, es probable que recuerden alguna de hace 25 a?os. En el siglo que nos ocupa, sus dos pel¨ªculas m¨¢s notorias lo fueron por ser un desastre absoluto de cr¨ªtica y p¨²blico y por dar horas y horas de burla y diversi¨®n a la prensa de todo el mundo: Catwoman (2004) ¨Caunque ah¨ª Halle Berry se llev¨® la peor parte¨C e Instinto b¨¢sico 2: adicci¨®n al riesgo (2006), una segunda parte desastrosa que nunca deber¨ªa haber ocurrido (pero le report¨® casi 14 millones de d¨®lares de salario).
A sus malas elecciones de pel¨ªculas se a?adi¨® el que ser¨ªa el golpe m¨¢s duro para ella, y no uno precisamente profesional: en 2001 sufri¨® un derrame cerebral (algo que ya hab¨ªan sufrido su madre y su abuela) que la tuvo, seg¨²n ella, muy cerca de la muerte (asegura que lleg¨® a ver la famosa ¡°luz blanca¡±). En 2003 el que hab¨ªa sido su marido desde 1998, el editor Phil Bronstein, y con el que hab¨ªa adoptado a su hijo com¨²n Roan Joseph, le pidi¨® el divorcio alegando diferencias irreconciliables. La juez dio la custodia de Roan a Phil.
"La gente me trat¨® de un modo que fue brutalmente poco amable", record¨® a?os despu¨¦s durante una gala para concienciar sobre las enfermedades cardiovasculares. "Desde otras mujeres en mi propia industria a la juez que llev¨® la custodia de mi hijo, creo que nadie se da cuenta de lo duro que es un derrame para una mujer y el tiempo que le lleva recuperarse del todo: a m¨ª me llevo siete a?os. Tuve que hipotecar mi casa. Perd¨ª mi lugar en el cine. Perd¨ª todo lo que ten¨ªa". Quien la salv¨® no fue nadie de Hollywood, sino el empresario millonario Bernard Arnault al darle un contrato como imagen de Dior. "Yo era la estrella m¨¢s famosa, ?sabes? Yo era como la princesa Diana. Despu¨¦s tuve un derrame. Y se me olvid¨®".
De todos modos, la estrella de Sharon era tan grande que la hemos seguido viendo en portadas y campa?as publicitarias aunque el gran p¨²blico no supiese nombrar ni una sola de sus pel¨ªculas m¨¢s recientes. En lo personal, adopt¨® individualmente a dos hijos m¨¢s. En lo profesional, en la ¨²ltima d¨¦cada tuvo papeles secundarios en pel¨ªculas bien valoradas por la cr¨ªtica (Lovelace, The Disaster Artist) y trabaj¨® a menudo en televisi¨®n, a veces con resultados decepcionantes (Agent X) y a veces con algunas de las mejores cr¨ªticas de su carrera, como logr¨® con Mosaic bajo la direcci¨®n de Steven Soderbergh.
Bajo la batuta de Ryan Murphy en Ratched, precuela de Alguien vol¨® sobre el nido del cuco que Netflix estrena el 18 de septiembre, podr¨ªa volver a ocurrir. Al fin y al cabo, Murphy ya ha dado segundas (y terceras y cuartas) oportunidades a otras grandes leyendas del pasado como Jessica Lange en American Horror Story o Feud. A Lange se le adjudica una cita sobre su carrera que, tal vez, Sharon podr¨ªa tatuarse en el interior de los p¨¢rpados: "Cuando aprend¨ª a no desear las cosas con tanto anhelo, las consegu¨ª".
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