Trump, el empresario hispano y el boicoteo de las latas de frijoles
Las alabanzas dedicadas al presidente por Robert Unanue, propietario de los popular¨ªsimos productos Goya, provocan un llamamiento a no consumir art¨ªculos de la marca.

En un acto celebrado en la Casa Blanca a primeros de julio, el presidente y nieto del fundador de la mayor empresa familiar hispana de Estados Unidos ¡ªRobert Unanue, de Goya Foods¡ª tuvo a bien elogiar as¨ª al anfitri¨®n: ¡°Es para todos nosotros una verdadera bendici¨®n tener como l¨ªder al presidente Trump¡±.
Tras este cumplido con tintes religiosos, las llamadas a boicotear los productos Goya no se hicieron esperar. Las redes sociales se encendieron con avisos de hispanos destacados anunciando que de aqu¨ª en adelante pensaban prescindir de los frijoles y dem¨¢s productos distribuidos por esta empresa fundada en Nueva York en 1936 por un emprendedor burgal¨¦s.
La figura de Prudencio Unanue Ortiz (Villasana de Mena, Burgos, 1886-R¨ªo Piedras, Puerto Rico, 1976) siempre ha intrigado a los que estudiamos la emigraci¨®n espa?ola a Estados Unidos a principios del siglo XX. ?Qu¨¦ queda hoy de las vidas de aquellas decenas de miles de espa?oles que viajaron hacinados en vapores rumbo a Estados Unidos en busca de oportunidades? Sus huellas visibles permanecen, hoy por hoy, bastante desdibujadas. Solo los muy forofos de la historia local podr¨ªan se?alar los vestigios de las colonias espa?olas en Nueva York, Tampa u otras ciudades. Para la mayor¨ªa de los estadounidenses, este cap¨ªtulo migratorio de la historia es invisible.
Pero en miles de hogares del pa¨ªs hay evidencias de esta di¨¢spora olvidada. Cualquier persona que tenga en su alacena productos Goya o Bustelo, la marca fundada por el compatriota y contempor¨¢neo de Unanue el asturiano Gregorio Bustelo, tiene la prueba m¨¢s s¨®lida de la obra de esos emigrantes invisibles. M¨¢s que en las plazas p¨²blicas, el fen¨®meno que produjo a personas como Prudencio Unanue se percibe hoy en la intimidad de las despensas de las casas. Pocas estatuas de bronce; muchas latas de esta?o.
Bustelo y Unanue acabaron en Nueva York tras periplos formativos en las Antillas. En la Gran Manzana fundaron peque?os negocios que acabar¨ªan convirti¨¦ndose en imperios comerciales. Ambos debieron sus triunfos no solo a sus incuestionables talentos, sino a la llegada a la ciudad durante la primera mitad del siglo XX de centenares de miles de consumidores ¨¢vidos de los sabores de la tierra: hispanos no espa?oles, principalmente de Puerto Rico. Con los a?os, las marcas Goya y Bustelo se convertir¨ªan en iconos entra?ables para la cada vez m¨¢s diversa comunidad hispana de todo el pa¨ªs. Hasta el d¨ªa de hoy.
Robert Unanue denuncia el boicoteo como un ejemplo de la cultura de la cancelaci¨®n, como un intento de suprimir su libertad de expresi¨®n. Ha dicho en la Casa Blanca lo que siente, y no piensa retractarse. Es respetable su acci¨®n, aunque quiz¨¢ hubiera convenido definir a qui¨¦n se refiere exactamente cuando dice ¡°para todos nosotros¡±. Porque parece claro que cuantos piensan boicotear los productos Goya no se sienten parte de ese ¡°nosotros¡± bendecido.
Una marca es acaso lo ¨²nico que distingue una lata de garbanzos de otra; las legumbres de los dos envases pueden ser id¨¦nticas, pero la etiqueta invita al consumidor a vincularse a una historia. Esto lo saben los expertos en marketing. Mientras una marca conjure en la mente de los consumidores ¡ªconscientemente o no¡ª su propia historia familiar, los garbanzos sabr¨¢n mejor. Robert Unanue tiene plena libertad de decir lo que se le antoje. Pero los consumidores decidir¨¢n tambi¨¦n libremente con qu¨¦ historias enlatadas prefieren seguir comulgando, y con qu¨¦ valores quieren seguir aderezando las recetas de sus vidas.
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