Una nueva generaci¨®n de ¡®malalas¡¯ y ¡®gretas¡¯
J¨®venes desde Brasil, India, Banglad¨¦s o Kenia conforman una red que lucha, con iniciativas locales, por los derechos de los transexuales, contra la deforestaci¨®n, el desperdicio, la falta de agua o la exclusi¨®n social. Quieren cambiar el mundo
?Qu¨¦ tienen en com¨²n una joven de Banglad¨¦s que lucha por los derechos de los transexuales, una chica de India que defiende el buen uso del agua y acabar con el desperdicio, un joven brasile?o que recorre las escuelas plantando la semilla del activismo medioambiental y una bailarina estadounidense que viaja a Kenia para usar la danza como herramienta contra la exclusi¨®n social?
Malala Yousafzai, a sus 15 a?os, se convirti¨®, quiz¨¢s de la manera m¨¢s tr¨¢gica, en el s¨ªmbolo mundial de la defensa de los derechos civiles y la educaci¨®n para las ni?as en Pakist¨¢n. A?os m¨¢s tarde, pero a la misma edad, en Suecia, Greta Thunberg comenzar¨ªa una huelga escolar que la aupar¨ªa a portadas de todos los medios de comunicaci¨®n como s¨ªmbolo de la lucha contra el calentamiento global. Estas dos adolescentes acaparan la atenci¨®n medi¨¢tica y los flashes all¨¢ donde van. Sin embargo, no son las ¨²nicas que abanderan una lucha desde tan temprano.?
Lamea Tanjin Tanha, Garvita Gulhati, Vitor Zanellato y Sophia Andrews comenzaron sus proyectos a los 12, los 15, los 12 y los 13 a?os respectivamente. Los cuatro quer¨ªan cambiar el mundo que les ha tocado vivir y a¨²n hoy sue?an y trabajan para ello. Ellos, junto a otros miles repartidos por todo el mundo, pertenecen a la red de j¨®venes changemaker, una iniciativa que puso en marcha la Fundaci¨®n Ashoka, que busca a menores de 21 que no solo tengan proyectos que solucionen problemas localmente, sino que sean referentes y embajadores del mensaje de que todos podemos cambiar el mundo. Estas son algunas de sus iniciativas.
Vitor Zanellato, guardi¨¢n de los bosques de Brasil?
Vitor creci¨® en la localidad de Atalanta en Santa Catarina, una comunidad ubicada en medio del bosque atl¨¢ntico en Brasil, al sur del pa¨ªs, en la que la mayor¨ªa de sus habitantes viven de la producci¨®n agr¨ªcola de sus granjas familiares. "No quer¨ªamos quedarnos en la teor¨ªa, quer¨ªamos empezar a realizar acciones que tuvieran una repercusi¨®n m¨¢s all¨¢", explica Zanellato, a trav¨¦s de Zoom desde su casa.
El proyecto Plantando o Futuro comenz¨® en 2016, en una reuni¨®n informal entre Vitor y 10 amigos m¨¢s, despu¨¦s de sus clases del instituto, en un paseo en bicicleta por la zona. Su prop¨®sito era trabajar para la defensa, preservaci¨®n y recuperaci¨®n del medio ambiente, promoviendo la educaci¨®n ambiental en centros educativos y escuelas. "Nuestros profesores nos apoyaron desde el principio que les planteamos nuestra iniciativa", explica Zanellato, que ve fundamental, en un pa¨ªs con la biodiversidad de Brasil, y las pol¨ªticas del Gobierno de Bolsonaro, su funci¨®n de involucrar a m¨¢s j¨®venes para promover acciones y mitigar los efectos del cambio clim¨¢tico, pero tambi¨¦n a la sociedad. "No quiero imaginar cu¨¢l ser¨ªa el impacto real si adem¨¢s de los j¨®venes, tambi¨¦n otros sectores de la sociedad civil, m¨¢s organizaciones y un grupo de ciudadanos cr¨ªticos con las pol¨ªticas actuales lucharan unidos", a?ade el joven, de 17 a?os, que el a?o que viene ira a la Universidad.?
"No ten¨ªamos la sensaci¨®n de que fu¨¦ramos j¨®venes, ten¨ªamos una idea y pensamos que era buena, as¨ª que seguimos adelante", asegura Zanellato, sobre la reticencia que podr¨ªa presentar un grupo de amigos de entre 12 y 15 a?os que quer¨ªan iniciar un proyecto medioambiental. Comenzaron con varios ambientales en su escuela, a los que fueron sum¨¢ndose m¨¢s j¨®venes y m¨¢s familias. La ONG local Apremavi se interes¨® por su trabajo, y juntos, desde el verano de 2019, han desarrollado m¨¢s de 30 proyectos enfocados en la preservaci¨®n ambiental, consiguiendo plantar 4.000 ¨¢rboles hasta ahora. "No importan la cantidad de obst¨¢culos que uno encuentre, hay que seguir", zanja Zanellato.??
Lamea Tanjin Tanha, defensora de los transexuales en Banglad¨¦s
Fue a los 12 a?os cuando la madre de Lamea TanjinTanha le cont¨® una historia que marcar¨ªa su vida y que ella no pod¨ªa recordar sin ayuda. Reci¨¦n nacida, a Tanha la visitaba un grupo de hijra, nombre por el que se conocen a los transexuales en Banglad¨¦s. Su madre, despu¨¦s de tantos a?os, a¨²n recordaba el nombre del l¨ªder del grupo, Mala Hijra. Su madre, al contrario que la mayor¨ªa en Banglad¨¦s, fue amigable con ellos y nunca pens¨® que les traer¨ªa mala suerte si no le daba limosna, una de las creencias m¨¢s populares. "Escuchar esa historia me emocion¨® y decid¨ª que har¨ªa lo necesario para ayudarles, por duro que fuera el desaf¨ªo", asegura Tanjin Tanha.?
En 2017 comenz¨® con su proyecto, que se llama?TransEnd y tiene objetivo cerrar la brecha entre la comunidad transg¨¦nero y la sociedad general, ayudando a aquellos que se identifican as¨ª y obtener libertad financiera y social.?Algo tan sencillo como conseguir un trabajo de camarero o un alquiler es algo impensable para los miembros de esta comunidad. "Son abandonados por sus familias, est¨¢n solos, muchas veces tienen que vivir de lo que piden en la calle y otros muchos se ven obligados a prostituirse", contextualiza Tanjin Tanha. "Cuando comenc¨¦ a investigar su situaci¨®n y a hablar con algunos de ellos, al final iban acerc¨¢ndose m¨¢s y m¨¢s a m¨ª para confesar sus problemas".?
Tanjin Tanha, que ahora estudia su segundo a?o de literatura inglesa en la universidad de Dacca, ya no est¨¢ sola en esta nueva aventura, y trabaja con otros cinco j¨®venes m¨¢s. En 2020, y a pesar de las duras condiciones por la covid-19, ha realizado diversas encuestas para comprender mejor las necesidades de la comunidad y apoyar el dise?o de soluciones creadas por la misma. "Luchar por los derechos de los transexuales en Banglad¨¦s es hacerlo por los derechos humanos, nada m¨¢s. ?Por qu¨¦ una feminista cuando habla de derechos para las mujeres no puede tambi¨¦n incluir a los transexuales?", se pregunta Tanha.??
Sophia Andrews, bailarina contra la exclusi¨®n social en Kenia
El viaje a Kenia a los 14 a?os, en 2016, cambi¨® para siempre a Sophia Andrews. "Fue mi primer viaje sin mis padres, fue duro para ellos, pero all¨ª pude conocer la realidad de muchas ni?as que como yo, quer¨ªan bailar, pero no ten¨ªan los recursos", explica Andrews a trav¨¦s de Zoom. En Nairobi conoci¨® a Esther, una ni?a hu¨¦rfana en la casa de Happy Children Life. A su vuelta, y??con el dinero que ganaba como ni?era, apoy¨® a Esther y el orfanato en el que se encontraba para que pudiera realizar su sue?o.
Pero para Sophia conseguir hacer realidad el sue?o de Esther no era suficiente. En 2017 fund¨® Ngoma Kenya, una organizaci¨®n para igualar el acceso a las artes y la capacidad de los j¨®venes para alcanzar su m¨¢ximo potencial a trav¨¦s de la expresi¨®n cultural y personal en los barrios con menos recurso en la capital keniana. Su proyecto fomenta el baile y la integraci¨®n con la cultura local. "Siendo mujer y ni?a y sabiendo que soy la m¨¢s joven en una habitaci¨®n llena de adultos a los que convencer de una idea, s¨¦ que tengo que trabajar diez veces m¨¢s para conseguirlo", explica Andrews, reci¨¦n graduada en el instituto en Delaware y en plena mudanza para empezar la universidad en Washington. "Lo m¨¢s deseo es acabar mi carrera para focalizarme en mi proyecto en Kenia", asegura Andrews, pa¨ªs al que ha vuelto ocho veces desde que inici¨® su proyecto.?
Garvita Gulhati, salvaguardia del agua en India?
"En 2015 India vivi¨® una de las peores sequ¨ªas que recordamos. Los agricultores se suicidaban por la tragedia de no recoger nada para comer o vender, familias enteras andando muchos kil¨®metros para conseguir agua para sobrevivir... Aquella situaci¨®n me marc¨® para siempre", explica desde su casa en Bangalore?Garvita Gulhati, que con 15 a?os y? junto con su amiga Pooja, crearon?Whywaste??(Por qu¨¦ desperdiciar?, en ingl¨¦s), una organizaci¨®n que educa a los ciudadanos de manera creativa para reducir el desperdicio de agua, principalmente en los restaurantes donde se calcula que se desperdician cuatro millones de galones de agua por a?o en India.
"Comenc¨¦ visitando los restaurantes alrededor de mi casa, pero ?qui¨¦n iba a hacer caso a una ni?a de 15 a?os?", explica Gulhati, que m¨¢s tarde pedir¨ªa a su madre que en coche la llevara a zonas m¨¢s alejadas, y as¨ª poder seguir predicando su mensaje. "En India es normal tener agua en la mesa de cada consumidor.?Lo que les planteaba a los due?os era, ?por qu¨¦ no preguntas s¨ª quieren agua y en ese caso, servirla? As¨ª no siempre hay agua que a lo mejor no se usa y hay que igualmente tirar", explica Gulhati, que promovi¨® la llamada iniciativa El vaso medio lleno?que con el hashtag #GlassHalfFull?se hizo muy popular en India en 2019. El m¨¦todo que propon¨ªa Gulhati es que cada restaurante solo llene la mitad de cada vaso del consumidor, y as¨ª salvar miles de litros de agua cada d¨ªa.??
"Los inicios fueron dif¨ªciles, cuando estabas casi sola luchando contra todo, amigos que s¨ª te apoyaban, pero otros que se re¨ªan de tus ideas", explica Gulhati, que ahora tiene 20 a?os y estudia para ser ingeniera de telecomunicaciones. Su organizaci¨®n, Whywaste?, que no ha parado de crecer en este lustro,?tambi¨¦n trabaja con estudiantes de Secundaria para que se atrevan a plantear soluciones a los problemas que les interesan. Este modelo se ha extendido a otras 20 escuelas de Bangalore y a otras partes de India. "Queremos transmitir la idea de que las personas con ganas de cambiar las cosas son necesarias. Y la importancia que tiene proteger el medio ambiente".?
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'1000 acciones por un cambio': 9.500 adolescentes por el clima
La campa?a 1.000 acciones por un cambio, presentada en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico (COP25), celebrada el pasado diciembre en Madrid, finaliz¨® este pasado junio con la participaci¨®n de m¨¢s de 9.500 adolescentes de 20 pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe. La iniciativa, que inst¨® a ni?os, ni?as y adolescentes de la regi¨®n a actuar por la causa clim¨¢tica, fue impulsada por la Red juvenil Concausa, un programa de Cepal, Unicef y Fundaci¨®n Am¨¦rica Solidaria, y cont¨® con la colaboraci¨®n de Fundaci¨®n Caserta y el auspicio de Preuniversitario Pedro de Valdivia.
Su objetivo era empoderar, conectar y movilizar a los j¨®venes en pro del desarrollo sostenible y la superaci¨®n de la pobreza infantil. Estos j¨®venes pusieron en marcha la campa?a alineada con el ODS 13 de la ONU, convencidos de que la adolescencia del continente no solo tiene opini¨®n sobre el cambio clim¨¢tico, sino que tambi¨¦n est¨¢ actuando por mitigar sus efectos. As¨ª, sorteando dificultades como la distancia y las barreras idiom¨¢ticas, consolidaron un colectivo de m¨¢s de 100 embajadores, encargados de movilizar a otros j¨®venes en los distintos territorios. Impulsaron jornadas de recolecci¨®n de basura, cambios de h¨¢bitos sobre el consumo de carne y espacios de reciclaje en sus escuelas y comunidades, entre otros.
Esta iniciativa tuvo que superar uno de sus m¨¢s grandes obst¨¢culos en los ¨²ltimos meses: el confinamiento por la crisis sanitaria de la covid-19. ¡°La pandemia nos oblig¨® a transformarnos, a adaptar la campa?a y a utilizar lo que la crisis nos daba para hacer entender que la cuesti¨®n clim¨¢tica, al igual que la de la covid-19, es global y requiere una respuesta potente. Las y los adolescentes no dejaron de accionar, de hecho, las acciones crecieron. Muchas y muchos siguen promoviendo la transformaci¨®n de h¨¢bitos¡±, asegura desde Uruguay Guillermo Passeggi,18 a?os, uno de los embajadores que present¨® la campa?a en la COP25.
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