¡°Las mujeres somos mucho m¨¢s interesantes ahora. Con la libertad llega el criterio¡±
La m¨¢s destacada poeta en catal¨¢n es una autoridad en Merc¨¨ Rodoreda, Virginia Woolf y el grupo de Bloomsbury. Traductora, editora, ensayista y cuentista, defiende la convivencia de la alta cultura con la vida cotidiana. Y del nacionalismo con el cosmopolitismo. Tras d¨¦cadas de silencio, habla tambi¨¦n del gran amor de su vida: el poeta Gabriel Ferrater, que se suicid¨® antes de cumplir 50 a?os.
Marta Pessarrodona (Terrassa, 78 a?os), la m¨¢s destacada poeta catalana de hoy, ten¨ªa que haber sido farmac¨¦utica, pero cay¨® enferma. Tras un mes leyendo tuvo que repetir rev¨¢lida para estudiar Letras. Hoy vive en Sant Cugat del Vall¨¨s, cerca de Barcelona, en una casa destartalada con un mueble bar ¡ªheredado de sus padres¡ª en el porche y un reloj que no marca las horas, pero s¨ª los cuartos. Entre fotos en blanco y negro, un piano y juguetes de su perra Queta ¡ªen honor a su abuela Enriqueta¡ª, tiene la biblioteca m¨¢s importante de Espa?a sobre el grupo de Bloomsbury (m¨¢s de 500 vol¨²menes sobre Virginia Woolf) y m¨²ltiples retratos de mujeres y perros. Uno se lo hizo Leopoldo Pom¨¦s a una perra anterior, Mont, que le regal¨® su amiga la escritora Esther Tusquets. Hospitalaria y generosa, cuando termina la sesi¨®n de fotos, cerca de las tres de la tarde, se pone a cocinar un risotto de boletus ¡ªseg¨²n receta de Il Giardinetto¡ª que termina en 16 minutos.
?No est¨¢ agotada? ¡°Los que hemos hecho deporte toda la vida no nos agotamos¡±. Ella jug¨® a baloncesto ¡ª¡°entonces era alta¡±¡ª, a tenis y a golf. Aprendi¨® en un green p¨²blico, cuando trabajaba de lectora de espa?ol en la Universidad de Nottingham (Reino Unido). ¡°Cuando empec¨¦ a jugar a tenis me dec¨ªan que era pijo. ?Por qu¨¦? Si hay pistas p¨²blicas no hay elitismo en los deportes¡±.
?Por qu¨¦ le han interesado tanto las mujeres?
Deb¨ª nacer feminista. En la universidad me encontr¨¦ con tres tipos: las monjas ¡ªen Letras hab¨ªa muchas¡ª, las que hab¨ªamos le¨ªdo El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, y las que no. De Beauvoir fue alguien capaz de cambiar de idea. Escribi¨® que cuando llegara el socialismo el problema de la mujer se acabar¨ªa, pero tras visitar Rusia reconoci¨® que se hab¨ªa equivocado. Con todo, molest¨®. En 1949, la guerra estaba muy cercana y nadie esperaba un libro sobre mujeres. Empezaron a insultarla. Yo le escrib¨ª una carta de apoyo y para mi sorpresa contest¨®.
Era una ni?a cuando se public¨®¡
Lo le¨ª con 13 a?os. La francofilia me ven¨ªa de una excelente profesora que tuve en el instituto Joan Maragall de Barcelona. Quiso que tuviera una pen pal y estuve a?os escribiendo a una ni?a de Toulouse. Ahora los ni?os a los 15 a?os han dado la vuelta al mundo, pero fui la ¨²nica de mi curso que viaj¨® a Francia.
Su inter¨¦s por las mujeres ?buscaba hacer justicia o averiguar c¨®mo quer¨ªa ser?
Todo. Creo que el siglo de las mujeres fue el XX. El XXI es el de la relectura. Una amiga ¨ªntima dice que yo a los 14 a?os dec¨ªa que ni me casar¨ªa ni tendr¨ªa hijos. Pero creo que si alguien me hubiera dicho: ¡°Ay, nos amamos tanto, ?por qu¨¦ no tenemos un hijo?¡±, lo hubiera tenido.
Usted tambi¨¦n lo podr¨ªa haber dicho.
Ya. Pero el compa?ero m¨¢s importante de mi vida, que fue Gabriel, siempre me dec¨ªa: ¡°Si te hubiera conocido con hijos, estupendo. Pero m¨ªos, no¡±.
Gabriel Ferrater era presidente de un jurado que no premi¨® un poemario de Pessarrodona que a ¨¦l le gust¨®. Vio frescura en sus versos y quiso conocerla. Ten¨ªa 45 a?os, 19 m¨¢s que ella. ¡°Me ofreci¨® prologar el libro, pero enseguida nos enrollamos y pens¨¦ que era inapropiado. Esther Tusquets me aconsej¨®: ¡®No seas tonta. Los hombres vienen y van, pero los pr¨®logos quedan¡±.
?Qu¨¦ vio en Ferrater?
¡°Deb¨ª nacer feminista. En la universidad me encontr¨¦ con tres tipos: las monjas, las que hab¨ªamos le¨ªdo El segundo sexo y las que no¡±
Hombre, era muy guapo. Me fascin¨® y al mismo tiempo me dio miedo. Yo quer¨ªa salvarlo.
Lo dice en un poema: salvarlo de s¨ª mismo.
Sobre todo del alcoholismo. Las ¨²nicas veces que le dije basta fue por ese tema. Nunca he bebido menos que los cuatro a?os que pas¨¦ con ¨¦l. En casa no ten¨ªa nada.
En 1972 se suicid¨® sin dejar una nota y surgi¨® la leyenda de que hab¨ªa anunciado que antes de los 50 a?os dejar¨ªa de vivir porque odiaba ¡°oler a viejo¡±.
Eso lo dec¨ªa Jaime Salinas. La ¨²nica vez que me habl¨® de suicidio fue cuando le pregunt¨¦ por su padre. ¡°Era un simple, se suicid¨®¡±, dijo. He llegado a la conclusi¨®n de que el suicidio es una enfermedad.
Pero implica una decisi¨®n.
Hay quien lleva esa decisi¨®n en el ADN. Hume discut¨ªa con los cat¨®licos: ¡°Si Dios lo ve todo pero una roca te cae encima y te mata sin que ¨¦l ponga la mano para detenerla, ?por qu¨¦ no te puedes tirar t¨² la roca?¡±.
Tard¨® 25 a?os en hablar de Ferrater.
Nunca quise vivir a su sombra. Ni cuando est¨¢bamos juntos. Ten¨ªa claro que ¨¦l era alguien y yo no. Quer¨ªa mi individualidad.
?Por qu¨¦ ha pasado a la historia de la literatura como un suicidio anunciado?
Por lo que dicen otros. ?l ten¨ªa la man¨ªa de estar fren¨¢ndome.
?Dej¨® una despedida?
No.
Se dijo que ten¨ªa cirrosis.
No he conseguido la autopsia. Se han apropiado del mito. Siempre digo que su ¨²ltimo d¨ªa debi¨® de tener 72 horas porque todo el mundo lo vio, le habl¨®, bebi¨® con ¨¦l¡ ??l no ten¨ªa tel¨¦fono!
?No viv¨ªan juntos?
S¨ª y no: cada uno ten¨ªa su piso. Durmi¨® conmigo y se fue a dar clase. En su casa se tom¨® las pastillas. Escogi¨® muy bien el d¨ªa. Era el 27 de abril, la Virgen de Montserrat, el santo de mi madre. Sab¨ªa que ir¨ªa a verla. Muchos dicen haberse despedido y comido con ¨¦l. Mienten. En sus memorias Carlos Barral dijo que fue al entierro. No estaba. Tuve problemas con su hermano [el tambi¨¦n poeta Joan Ferrat¨¦], que decidi¨® que yo molestaba. Esther Tusquets lo defini¨® bien: ¡°Tiene una neurosis superior a su inteligencia¡±.
En cambio a su suegra le dedic¨® un gran poema: ¡°Me apreciasteis porque lo quer¨ªa / yo os quer¨ªa por quererlo¡±.
Es mi mejor poema. Bella dama coneguda, un t¨ªtulo muy carneriano. El amor multiplica, quieres a quien te quiere.
?Fue machista la generaci¨®n de los cincuenta?
Bueno¡, mis amigas ¨ªntimas de esa ¨¦poca eran chicos. Los encontraba m¨¢s interesantes. Las mujeres somos mucho m¨¢s interesantes ahora. Con la libertad llega el criterio.
?Qu¨¦ ayud¨® a construir el mito de Ferrater?
Creo que su poes¨ªa. En nueve a?os hizo tres libros. Los poetas actuales llegan a los 30 y han publicado 15. Con un solo poema se puede llegar. El Invictus de William Henley: ¡°Ya no importa cu¨¢n estrecho haya sido el camino / ni cu¨¢ntos castigos lleve mi espalda: / soy el amo de mi destino, / soy el capit¨¢n de mi alma¡±, se lo sabe toda Inglaterra. Pero la rentabilidad econ¨®mica y no la cultura rige hoy la producci¨®n editorial.
Ha escrito que no la perdonaron.
La figura que gusta es la doliente: se muere tu amor y no tienes fuerza para vivir. Yo las saqu¨¦ para irme a Londres. Me lo aconsej¨® Esther y es lo mejor que he hecho en la vida. Mis padres me apoyaron. En realidad, Gabriel me hab¨ªa empujado. A los 15 d¨ªas de conocerlo me trajo El cuaderno dorado, de Doris Lessing. Le dije que no sab¨ªa suficiente ingl¨¦s. Dijo que aprender¨ªa ley¨¦ndolo y¡ he terminado traduciendo a Lessing.
Como Ana Mar¨ªa Moix o Montserrat Roig, Esther Tusquets fue una de sus grandes amigas.
Las echo mucho en falta. Cuando conoc¨ª a Esther en la universidad, nos invit¨® al teatro. Luego a su casa. Era rica y muy generosa. En su biblioteca estaban todos los libros que yo quer¨ªa leer. En la chimenea hab¨ªa un cuadro de su madre con una cocker spaniel y una criada nos trajo un plum cake que hab¨ªa hecho la cocinera. Las amigas son muy importantes. Yo he podido ser d¨¦bil sobre todo con mis amigas.
?Ferrater fue su Pigmali¨®n?
En absoluto. Es el hombre de mi vida que menos me ha perdonado la vida.
¡°Todav¨ªa no sab¨ªa que ya no ser¨ªa feliz¡±. ?Fue el amor de su vida?
S¨ª. He tenido historias, pero no una relaci¨®n parecida. Este verso viene de Borges. Como ¨¦l, soy m¨¢s lectora que escritora. Fui a Argentina en un viaje organizado por la Generalitat de Jordi Pujol. Ahora es el diablo, pero hac¨ªa cosas bien.
Un presunto ladr¨®n m¨¢s que un diablo, ?no?
Supongo. Pero hablaba muchas lenguas cuando los primeros ministros del Reino de Espa?a no suelen hablar m¨¢s que castellano.
Merc¨¨ Rodoreda escribi¨®: ¡°Somos pese a nuestras familias¡±. ?C¨®mo era la suya?
¡°Me puedo enamorar igual de una mujer que de un hombre. Creo que s¨¦ mezclar a la gente y que la gente desea ver m¨¢s all¨¢¡±
Fui una ni?a rica de familia pobre. Lo que quer¨ªa lo ten¨ªa. Las hijas de fabricantes de Terrassa se iban a Inglaterra de au pair. A m¨ª me enviaron a estudiar. No me dejaron pisos, pero me dejaron vivir mi vida.
Cuando en 2019 le dieron el Premi d¡¯Honor de les Lletres Catalanes dijo: ¡°Todo se lo debo a mis padres¡±. ?Cu¨¢ndo se dio cuenta?
En el fondo siempre. Pero con los a?os he sabido verlo y agradecerlo. Me quisieron y me dejaron libre. No tuve necesidad de ser rebelde.
En sus cuentos y poemas relata una infancia de montar en las golondrinas del puerto y comer en el Set Portes calamares y un pijama. ?Qu¨¦ queda de esa Barcelona?
Cuatro viejos. Casi todas las comidas acababan con una bofetada de mi madre porque com¨ªa mal.
Su otra familia buscada ha sido la literatura.
La se?ora Dalloway se public¨® antes en catal¨¢n, en 1930, que en castellano.
Eso no se lo podemos achacar a Franco.
No, claro. Catalu?a ten¨ªa siempre una inquietud por la modernidad.
?Ahora tambi¨¦n?
En absoluto. Quiero la independencia de Catalu?a para pasar a criticarla todo el d¨ªa.
?Se puede ser nacionalista e internacionalista a la vez?
Se es una cosa por la otra. Quiero reconocimiento. En los congresos siempre hac¨ªa una pregunta para dejar constancia de que Catalu?a era un pa¨ªs sin color en el mapa. Si hubiera m¨¢s respeto del Gobierno central, no sentir¨ªa esa necesidad. Los ¨²ltimos que creyeron en el encaje de Catalu?a con Espa?a fueron los que se exiliaron. Pero no hay manera ni la habr¨¢ mientras cuando expreses una discrepancia o un dolor la respuesta sea ¡°a por ellos¡±. No es tanto cuesti¨®n de lengua y bandera como de incomprensi¨®n y falta de respeto.
?Un refer¨¦ndum hubiera solucionado el problema?
No lo hubiera agrandado. Dicen que el peri¨®dico es la oraci¨®n de los laicos y yo estoy suscrita al Times, que es un diario conservador. El rapapolvo que le dieron al rey em¨¦rito est¨¢ por ver en la prensa espa?ola.
?Han hecho lo mismo con Pujol?
Deber¨ªan. No lo salvo. Yo soy mon¨¢rquica inglesa.
Tambi¨¦n llevan una buena temporadita¡
S¨ª, Andr¨¦s los trae de cabeza. Me encanta su liturgia.
En un pa¨ªs tan tradicional, los Woolf fueron tan modernos que con su editorial, Hogarth Press, inventaron el crowdfunding.
S¨ª. Y tiene tanto sentido que ahora est¨¢ regresando.
Woolf se neg¨® a publicar el Ulises, de Joyce. ?Ten¨ªa raz¨®n?
No pod¨ªan asumirlo econ¨®micamente. Hazte otra pregunta: ?cu¨¢ntas veces habl¨® Joyce de Woolf? Ni una. Con todo, como editores abrieron muchas puertas.
No solo literarias. Mostraron el poliamor ¡ªentre Bertrand Russell y Ottoline Morrell o entre Virginia Woolf y Vita Sackville-West¡ª.
Borges dec¨ªa que Orlando es la carta de amor m¨¢s larga de la historia de la literatura.
?Ser moderno era ser m¨¢s ¨¦tico que moral?
Principia Ethica ¡ªde Georges E. Moore¡ª era el libro de cabecera de todos. Se preguntaban qu¨¦ era lo bueno, no perpetuaban lo que se supon¨ªa que es bueno. Probaban. La protagonista de Fin de viaje, la primera novela de Woolf, lo tiene en la mesilla de noche.
?Cuesta m¨¢s conquistar la libertad sexual o la mental?
La mental. Durante el confinamiento he le¨ªdo poco. El miedo paraliza. Este virus nos ha dejado sin posibilidad de actuaci¨®n. Solo hay espacio en la mente. Por eso debemos expulsar el miedo de la cabeza y ser cabales, pero no miedosos. Tenemos que ser valientes donde se puede, y ahora se puede en el pensamiento.
Usted est¨¢ incluida en antolog¨ªas de cuentos l¨¦sbicos. ?Es bisexual?
Me interesan las personas y me puedo enamorar igual de una mujer que de un hombre. Siempre he sido as¨ª. He conocido a mujeres fascinantes, pero cuando apareci¨® un hombre interesante, me atrajo. Soy desprejuiciada. Tengo amigos de todo tipo. Creo que s¨¦ mezclar a la gente y que la gente est¨¢ deseando mezclarse y ver m¨¢s all¨¢. Soy una solitaria sociable. Me pas¨¦ a?os celebrando mi santo con 34 personas. Pero me encanta la sensaci¨®n de despu¨¦s de la fiesta: ver ceniceros llenos, copas tiradas¡ y quedarme sola con mi perrita.
Ha sido poeta, narradora, ensayista, traductora, editora¡ ?No tem¨ªa abarcar mucho y cundir poco?
Si una cosa te gusta, hazla. Hay que entusiasmarse. Una cosa me lleva a otra. Gabriel hablaba de dejar las cosas para no amanerarse. Tambi¨¦n dec¨ªa que no escrib¨ªa novela porque tendr¨ªa que hacer que los personajes bebieran muchos whiskys¡ Nunca he querido ser una escritora total. Hay ensayistas y poetas notables que no han resistido la tentaci¨®n y han escrito una novela mala. He sido una chica para todo porque he sentido entusiasmo. He dedicado mi vida a investigar sobre tres escritoras ¡ª Virginia Woolf, Merc¨¨ Rodoreda y Doris Lessing¡ª que no pasaron ni por la segunda ense?anza. No lo digo para que la gente abandone los estudios, sino para reivindicar la lectura: las tres eran grandes lectoras.
Conoci¨® a Lessing y a Rodoreda, pero al resto las llama por su nombre de pila, como si las hubiera tratado. ?Ha sido muy mit¨®mana?
Much¨ªsimo. Gabriel, nada. Tir¨® una carta de Jean-Paul Sartre del a?o 1940. Yo ser¨ªa incapaz.
?Rodoreda tiene el reconocimiento que merece?
Mucho. Los narradores y narradoras de Catalu?a han tenido mala suerte porque existi¨® ella, una fuera de serie.
?Por qu¨¦ no traduce sus propios libros al castellano?
Traducir es leer en profundidad. Los traductores tienen aciertos que los autores no consiguen. Me aburre traducirme a m¨ª misma. Pero he tenido la suerte de traducir a escritoras que me gustan mucho.
Ha escrito poemas sobre ciudades como Berl¨ªn, Londres, Barcelona o Buenos Aires. ?Qu¨¦ le ha interesado de ellas?
Trato de hablar de ciudades reales: de las v¨ªctimas del Holocausto y de las v¨ªctimas de las inmobiliarias. Tambi¨¦n de los testigos de la vida. Al restaurante La Pu?alada fui con mis padres, luego con Gabriel, luego con Rodoreda, y ya no existe. Esto no se lo perdono a Barcelona. En Londres o en Viena no han desaparecido lugares en los que he estado con gente que ya no est¨¢. Ir es recuperar algo. Es importante no ser tan inmediatista y tener el valor de tener en cuenta los sentimientos.
?Qu¨¦ es una cultura valiente?
Una regidora dijo que ir¨ªa en contra de la cultura elitista. Deber¨ªa haber a?adido ¡°y a favor de la alta cultura¡±. Debe existir la cultura popular, pero tambi¨¦n la ambici¨®n. Lo que me admira del pasado catal¨¢n es que Carles Riba tradujo la Odisea y cuando regres¨® del exilio en situaci¨®n muy precaria dijo: ¡°Ahora s¨¦ mucho m¨¢s, la voy a volver a traducir¡±. Yo quiero defender eso. Me gustan los pa¨ªses que defienden lo suyo que vale, no los chovinistas que creen que lo suyo es lo mejor.
?De qu¨¦ ha vivido?
De cuando trabaj¨¦ en editoriales y de la traducci¨®n. A ver, estoy de alquiler. No he querido atarme a nada. Tener cosas complica mucho la vida. Prefiero las complicaciones de no tenerlas.
?Qu¨¦ cambiar¨ªa de su vida?
Poco. Todo f¨²til: haber visitado m¨¢s a mi t¨ªa. Poner el nombre del hermano de mi padre en su esquela. No lo hice porque le hab¨ªa hecho una putada, pero en el fondo mi padre lo quer¨ªa. Rodoreda dec¨ªa que las cosas importantes son las que no lo parecen y¡ Morirme me molesta por lo que no habr¨¦ le¨ªdo.
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