?Por qu¨¦ nunca tengo tiempo?
Tres leyes enunciadas en 1957 explican las causas de nuestra mala gesti¨®n de la agenda. Deje de hacerse esta pregunta y empiece a planificarse mejor.
Da igual los planes que hagamos para organizarnos mejor. Al final del d¨ªa sentimos que nos falta tiempo para todo. Incluso durante el confinamiento, muchos cre¨ªamos tener una generosa provisi¨®n de horas, pero la jornada segu¨ªa esfum¨¢ndose. ?A qu¨¦ se debe esta escasez end¨¦mica de horas que al final cuesta la vida?
Para quienes ejercen su profesi¨®n desde casa, bien porque ya lo hac¨ªan antes o porque se han incorporado al teletrabajo, esta pobreza se explica en la primera ley de Parkinson. Fue enunciada en 1957 por Cyril Northcote Parkinson, historiador naval brit¨¢nico que ironizaba sobre la burocracia. Y dice: ¡°El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realizaci¨®n¡±.
La segunda ley de Parkinson, ¡°Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos¡±, tambi¨¦n tiene que ver con nuestra escasez de tiempo. Dado que el dinero se obtiene a cambio de horas de trabajo, vivir al l¨ªmite de nuestras posibilidades implica muchas veces vivir al l¨ªmite de nuestra agenda.
La tercera ley reza: ¡°El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia¡±. Puede chocar de entrada, pero tiene su explicaci¨®n. Tal como afirma Cristina Benito en su libro Time Mindfulness, ¡°la falta de tiempo es en realidad una falta de prioridades que tiene su origen en la comodidad, llevando a cabo en primer lugar lo que nos resulta m¨¢s sencillo¡±.
Esta economista se?ala que las tres leyes no solo se aplican al trabajo, sino que se extienden a la gesti¨®n del tiempo libre, donde tendemos a llenar cada hora disponible. En su origen estar¨ªa el llamado horror vacui, expresi¨®n latina que puede traducirse como ¡°horror al vac¨ªo¡±. Y as¨ª como en determinadas ¨¦pocas del arte, por ejemplo el Barroco, el artista tend¨ªa a llenar todo el espacio disponible, lo mismo hacemos hoy con nuestra agenda. Sobre los motivos que nos llevan a copar todos los vac¨ªos temporales, Cristina Benito se?ala tres:
Una fijaci¨®n equivocada por la productividad. Nos ocupamos todo el tiempo, partiendo de la base de que solo lo ¡°lleno¡± aporta valor, como los artistas barrocos. Sin embargo, lo vac¨ªo es necesario para que puedan surgir nuevas ideas. Warren Buffett tiene como herramienta clave una libreta en blanco que ense?a en las entrevistas. En sus propias palabras: ¡°Tienes que controlar tu tiempo. Frente a las exigencias de tener reuniones y cosas as¨ª, sentarse y pensar puede ser una alta prioridad¡±.
La obligaci¨®n autoimpuesta de complacer a los dem¨¢s. Llenamos huecos de nuestra agenda con peticiones ajenas: acudir a una reuni¨®n, a una fiesta, a un compromiso determinado. Muchas veces no nos apetece y preferir¨ªamos quedarnos en casa leyendo un buen libro o dar un paseo. Cumplimos por miedo a perder la consideraci¨®n de los dem¨¢s, y ese miedo lo pagamos con tiempo: la ¨²nica divisa que no podemos reponer.
El miedo al encuentro con uno mismo. Trabajar y atender compromisos llenan toda la agenda y nuestro espacio mental, lo cual nos impide pensar. Esto nos libera de hacernos preguntas inc¨®modas que se pueden resumir en una: ?es esta la vida que quiero llevar? Cargarnos de ocupaciones y de ruido mental ¡ªpor ejemplo, a trav¨¦s de las redes sociales¡ª nos permite esquivar este desaf¨ªo. Sin embargo, tal como advert¨ªa Pablo Neruda: ¡°Alg¨²n d¨ªa en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrar¨¢s a ti mismo, y esa, solo esa, puede ser la m¨¢s feliz o la m¨¢s amarga de tus horas¡±.
Estar ocupados es el remedio perfecto para no pensar, instalados en el mantra del ¡°no tengo tiempo¡±. El otro es vivir a toda velocidad. Cuando cabalgamos en la urgencia, el mundo se convierte en algo borroso, como lo que vemos a trav¨¦s de la ventanilla del AVE al pasar por una ciudad. En medio de esa carrera, adem¨¢s, desin?tegramos el tiempo tratando de responder al instante a cada est¨ªmulo de nuestro smartphone. Para salir de esa trampa, la escritora Diane Dreher recomienda aplicar el ma-ai, t¨¦rmino japon¨¦s de las artes marciales que se traduce como ¡°intervalo¡± y que ella considera el espacio de reacci¨®n donde reside la libertad: ¡°No respondas de inmediato a todas las ofertas o invitaciones. T¨®mate tu ma-ai, t¨®mate tiempo para pensar¡±.
El cobertizo de bicicletas
¡ª La tercera regla de Parkinson, tambi¨¦n llamada ley de la trivialidad, toma como ejemplo lo sucedido con el cobertizo de bicicletas de una central nuclear. El mismo comit¨¦ que hab¨ªa aprobado la construcci¨®n de la planta sin apenas discusi¨®n, ya que se ocup¨® de ello un grupo de expertos, tuvo que decidir el color del cobertizo donde se guardar¨ªan las bicicletas del personal. Todo el equipo se enzarz¨® en un debate sobre aquella cuesti¨®n trivial, pero de la que todo el mundo se atrev¨ªa a opinar. Se invirti¨® m¨¢s tiempo y energ¨ªa que a la propia construcci¨®n de la central. La ley de la trivialidad se conoce tambi¨¦n como bikeshedding, muestra de c¨®mo las organizaciones otorgan un tiempo desproporcionado a asuntos sin importancia.
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