Dinosaurios y rinocerontes
Ocho a?os antes de morir, en una entrevista a 'Playboy', John Wayne dej¨® ver su racismo, machismo y homofobia frente a un Hollywood jipi que le irritaba. Nada muy original: era un se?or mayor con ideas reaccionarias
Mi primera pel¨ªcula fue ?Hatari!, de Howard Hawks. Era tan peque?a que la vi en brazos de mi padre. Transcurr¨ªa en un safari y ten¨ªa su gancho infantil: dos cachorros de elefante persegu¨ªan a Elsa Martinelli al comp¨¢s de la m¨²sica de Henry Mancini. Pese a los simp¨¢ticos elefantitos, mi memoria fij¨® otra imagen, la de un rinoceronte azul-morado (porque as¨ª lo vi) que atravesaba como un vendaval la pantalla. Durante mucho tiempo me obsesion¨® aquel animal de aspecto prehist¨®rico cuyo nombre me cost¨® unos a?os pronunciar bien.
Sirva esta historia para justificar por qu¨¦ hace unos a?os les compr¨¦ a mis queridos anticuarios de Alqui¨¢n un cartel original franc¨¦s de la cinta. Un viejo afiche de varios metros con la cara de John Wayne tama?o XXL lanzando un grito mientras un imponente rinoceronte cruza el cuadro. El fondo es azul a?il y el t¨ªtulo del filme est¨¢ reproducido en una tipograf¨ªa fara¨®nica coloreada en amarillo. Es uno de esos carteles importantes para el que ten¨ªa reservado un lugar de honor junto a los libros de mi padre. Hasta ahora. ?Porque qui¨¦n pondr¨ªa hoy el careto de un fascista como John Wayne en su casa?
La exposici¨®n que este verano se iba a dedicar a?John Wayne en la Universidad del Sur de California se cancel¨® ante las protestas de los alumnos. Tambi¨¦n est¨¢ en jaque el aeropuerto que lleva su nombre en Orange County y una estatua en su honor
La exposici¨®n que este verano se iba a dedicar al actor en la Universidad del Sur de California, concretamente en su conocida facultad de cine, se cancel¨® ante las protestas de los alumnos, aunque no he logrado averiguar a cu¨¢ntas ascend¨ªan las quejas ni su proporci¨®n en el total del alumnado. Tambi¨¦n est¨¢ en jaque el aeropuerto que lleva su nombre en Orange County y una estatua en su honor. Por cogido de los pelos que parezca, el motivo est¨¢ en las ideas expresadas por el actor en una entrevista para Playboy en 1971, ocho a?os antes de morir, en la que Wayne dejaba ver su racismo, machismo y homofobia frente a un Hollywood jipi que claramente le irritaba. Nada muy original: un se?or mayor con ideas reaccionarias, como tantos actores, escritores, directores y artistas a lo largo de la historia.
M¨¢s all¨¢ de la encarnizada guerra cultural que vivimos por el avance de la correcci¨®n pol¨ªtica y lo que ya se conoce como ¡°cultura de la cancelaci¨®n¡±, me gustar¨ªa que me explicaran c¨®mo piensan esos alumnos aprender la historia del cine sin ver las pel¨ªculas de Wayne con Hawks o con el hombre que lo convirti¨® en mito, John Ford, quien tambi¨¦n suele despertar sospechas ideol¨®gicas, prevenci¨®n dif¨ªcil de sostener si se conoce a fondo su filmograf¨ªa. No estar¨ªa mal rescatar las reflexiones del cineasta y ensayista Paulino Viota sobre R¨ªo Grande en La herencia del cine (Ediciones Asim¨¦tricas), antolog¨ªa cr¨ªtica que demuestra la importancia de una reflexi¨®n seria en torno al cine cl¨¢sico, sin caer en el presentismo. Pero tambi¨¦n pueden valer las declaraciones de Jean-Marie Straub y Dani¨¨le Huillet, dos de las mentes m¨¢s l¨²cidas, radicales e izquierdistas del cine, que deslegitimaron hace ya a?os la etiqueta de reaccionario aplicada al cine de Ford, a su juicio el m¨¢s brechtiano de los cineastas, ¡°porque muestra cosas que hacen que las personas piensen¡±. Para Straub y Huillet gracias a personajes como los del ¡°cancelado¡± y caricaturizado Wayne, en su mayor¨ªa tipos individualistas anclados en el pasado y enfrentados a sus errores, comprendieron la actitud de los colonos franceses en Argelia.
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