Ni Biden, ni mucho menos Trump: el ganador del debate presidencial ha sido Chris Wallace
El periodista de 72 a?os de Fox News modera el primer debate y, a pesar de en ocasiones verse superado por las circunstancias, sale vencedor
Y el ganador fue el ¨¢rbitro. Un tal Chris Wallace, periodista vers¨¢til y ¡®de raza¡¯. Un profesional nacido en Chicago hace 72 a?os, simpatizante dem¨®crata y presentador de la cadena conservadora Fox News, a cuyos informativos ha a?adido una p¨¢tina de honestidad, competencia y elegancia. Wallace tiene muchas muescas en su rev¨®lver. Fue redactor del Boston Globe en los a?os del esc¨¢ndalo Watergate, corresponsal de la NBC en la Casa Blanca de Ronald Reagan, rostro visible de ABC News en las eras de Clinton y la dinast¨ªa Bush.
Sobre el estrado, tres hombres de m¨¢s de 70 a?os. Solo uno de ellos, el h¨¦roe accidental de la velada, el que no aspira a ser presidente de los Estados Unidos, estuvo de verdad a la altura de las circunstancias. Suyas fueron las mejores frases de la noche, actos de sensatez y de orgullosa resistencia contra la virulencia de Trump y la actitud ensimismada y ausente de Biden. Algunas fueron exhortaciones a la civilidad elemental y el respeto a las reglas del juego. ¡°El moderador soy yo, t¨¦nganlo un poco en cuenta¡±. ¡°Si lo prefiere, si¨¦ntese en mi silla, se la cedo encantado¡±. ¡°Intente no interrumpirle esta vez¡±. Otras, lecciones condensadas de buen periodismo como: ¡°Respondan ustedes lo que consideren, pero no era esa la pregunta¡± o ¡°A m¨ª tambi¨¦n me preocupa el cambio clim¨¢tico¡±.
Horas antes del debate, el analista John F. Harris auguraba un espect¨¢culo ¡°atroz¡±, solo apto para ¡°neur¨®logos o psiquiatras¡±. Es decir, el tipo de terr¨ªcolas a los que interesan cuestiones sobre si el narcisismo de Trump es o no patol¨®gico y si Joe Biden empieza a mostrar, a sus 77 a?os, s¨ªntomas de deterioro cognitivo
Horas antes del debate, el analista John F. Harris auguraba un espect¨¢culo ¡°atroz¡±, solo apto para ¡°neur¨®logos o psiquiatras¡±. Es decir, el tipo de terr¨ªcolas a los que interesan cuestiones sobre si el narcisismo de Trump es o no patol¨®gico y si Joe Biden empieza a mostrar, a sus 77 a?os, s¨ªntomas de deterioro cognitivo. Wallace intent¨® arbitrar contra viento y marea un combate imposible entre un p¨²gil de la vieja escuela, Biden, y un pegador escurridizo y an¨¢rquico como Trump, que entra y sale del cuadril¨¢tero y no acusa los golpes, porque su arrogancia y su cinismo le hacen invulnerable. En estas circunstancias, el ¨¢rbitro opt¨® por defender las reglas y proteger al d¨¦bil. De ah¨ª que los intercambios con verdadera sustancia fuesen entre Wallace y Trump, mientras un Biden desmayado y contrito intentaba hilvanar un discurso entre interrupciones continuas y ataques personales.
No se puede acusar al aspirante dem¨®crata de no echar mano de munici¨®n de grueso calibre. Frases como ¡°es usted el peor presidente de nuestra historia¡± o ¡°miente usted de nuevo, pero es que no sabe hacer otra cosa¡±, preparadas sin duda en el s¨®tano de su residencia de Wilmington, Delaware, sonaron tan certeras como intrascendentes, como directos propinados sin el menor entusiasmo a una mand¨ªbula de granito. A Biden le super¨® la estridencia trumpiana, su capacidad para hacer ruido y generar caos. Estuvo a punto de perder por perplejidad y por incomparecencia. Solo la defensa de su hijo Hunter, acusado por Trump de corrupci¨®n, incompetencia y estupidez, son¨® en¨¦rgica. Al final, el aspirante se refugi¨® tras el parapeto que le ofreci¨® el moderador con su sentido innato de la justicia. ¡°Esto est¨¢ siendo un debate entre t¨² yo, Chris¡±, sentenciaba el presidente minutos antes de embarcarse en una torrencial diatriba sobre el ¡°fraude¡± que se est¨¢ gestando, en su opini¨®n, en el voto por correo. Nate Silver, analista electoral, sintetizaba este encuentro ¨¢spero y tedioso con una frase que resume a la perfecci¨®n lo imprevisible que es Trump: ¡°No acabo de entender por qu¨¦ el candidato que va perdiendo en las encuestas se empe?a en convertir el debate en un insufrible empate a cero¡±.
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