Reglas para un avance digital justo y seguro
Los Gobiernos y las empresas buscan las v¨ªas para impulsar una digitalizaci¨®n de la econom¨ªa europea adaptada a las necesidades y sensibilidades de sus ciudadanos
El pasado mes de febrero, una cincuentena de personalidades se reun¨ªa en la torre sede de EY en Madrid. El objetivo era deliberar preparando el terreno para el gran debate sobre el futuro de Europa que se celebrar¨ªa ese mes de mayo, en conmemoraci¨®n del 70? aniversario de la Declaraci¨®n Schuman, la primera piedra sobre la que se edificar¨ªa la actual Uni¨®n Europea. Pero solo tres semanas m¨¢s tarde, una pandemia que, en palabras del consejero delegado de Cellnex, Tob¨ªas Mart¨ªnez, "cogi¨® al mundo con lo puesto, en todos los ¨¢mbitos", rompi¨® con todos esos esquemas. La covid-19 obliga a rehacer todos los planes para el futuro del continente, y definir cu¨¢les son los pr¨®ximos pasos a seguir se ha convertido en una necesidad indispensable. Es por eso por lo que EL PA?S, con el patrocinio de EY y Cellnex, ha retomado el ciclo de foros Europa Futura, con uno de los temas fundamentales para la prosperidad del continente en el porvenir: la digitalizaci¨®n.
A estas alturas es imposible no ver los efectos positivos que la interconectividad tecnol¨®gica ha aportado a la econom¨ªa global y los que todav¨ªa quedan por aportar. "Los beneficios que genera la digitalizaci¨®n son evidentes", apunta Federico Linares, presidente de EY Espa?a. "Un estudio apunta que el 30% del valor a?adido generado en Espa?a entre 2015 y 2017 era atribuible a la digitalizaci¨®n. Otro estudio estimaba que un incremento del 10% en el ¨ªndice de Econom¨ªa Digital y Sociedad de la Comisi¨®n Europea derivaba en un aumento del 1% del PIB real".
Pero seg¨²n la vicepresidenta ejecutiva para la Era Digital y comisaria de Competencia de la Comisi¨®n ?Europea, Margrethe Vestager (que particip¨® en el evento por videoconferencia), hace tiempo ya que la propia influencia de lo digital en la sociedad ha llevado su relevancia mucho m¨¢s all¨¢ de los meros aspectos econ¨®micos. "No se trata solo de tener negocios digitales y verdes", afirm¨®. "Se trata de crear una sociedad digital y verde".
Una ausencia conspicua
Para eso son necesarios actores p¨²blicos y privados, y hasta ahora en Europa ha habido una ausencia conspicua: grandes empresas tecnol¨®gicas del continente. Del ¨ªndice de 100 mayores empresas tecnol¨®gicas del mundo elaborado por la revista Forbes, solo 12 tienen su sede en la UE y, de ellas, solo 2 o 3 pueden considerarse start-ups. "Perdimos la primera ola de la digitalizaci¨®n: no llegamos a tiempo", considera Vestager. "No hay grandes negocios digitales europeos. Por eso deber¨ªamos esmerarnos, porque tenemos una cultura industrial, del emprendimiento, del aprendizaje, de la ingenier¨ªa, una cultura de producci¨®n, una cultura de promocionar servicios ¨®ptimos... La siguiente ola de la digitalizaci¨®n ser¨¢ nuestra, siempre y cuando hagamos las cosas bien".
Aunque nominalmente es un mercado de m¨¢s de 400 millones de personas, no es lo mismo desarrollar un negocio digital en pa¨ªses como Estados Unidos y China (con un idioma y una cultura comunes) que en un continente que considera su diversidad una de sus mayores fortalezas. Pero si las start-ups europeas tienen esa valla que saltar para llegar al ¨¦xito, desde la Comisi¨®n se intenta que, al menos, no tengan que enfrentarse a otras. "Hemos aprendido de los errores cometidos. Uno de ellos era que no hab¨ªa un mercado ¨²nico", apunta Vestager. "Los gigantes chinos y estadounidenses han crecido y madurado en mercados grandes sin fronteras y con un mercado de capitales muy ¨¢gil. Ahora tenemos un mercado de capitales mejor. Debemos garantizar que el mercado sea ¨²nico y educarnos para que esto sea as¨ª".
Segunda oportunidad
Porque el mundo que ya estaba surgiendo antes de la pandemia y que, como tantos otros aspectos de la econom¨ªa, se ha acelerado durante los ¨²ltimos meses ofrece lo que la comisaria considera "una segunda oportunidad". "No es algo que caiga del cielo, no podemos esperar a que nos lo traigan, tendremos que hacerlo nosotros: tendremos que trabajar much¨ªsimo", afirma Vestager. "La oportunidad que tiene Europa en la industria 4.0, en reindustrializar el tejido productivo, es importante", indica Linares. "Tenemos que correr m¨¢s que los dem¨¢s. No vamos a ser Silicon Valley, pero quiz¨¢s no nos hace falta porque tenemos otras cosas: una base industrial y una conectividad envidiable".
Para subirse a la segunda ola de la digitalizaci¨®n, Europa va a tener que lidiar con la principal consecuencia de la primera: grandes empresas globales, de capital estadounidense y chino. Para Vestager, el problema no es su procedencia. "Si los consumidores europeos disfrutan de excelentes servicios, no pensamos en la bandera que llevan", apunta la comisaria. "En el siglo pasado era muy dif¨ªcil encontrar las cosas en Internet hasta que aparecieron los motores de b¨²squeda. Los que llegan primero, los que saben aprovechar los efectos multiplicadores, van a crecer mucho y r¨¢pidamente".
Los elefantes en la sala
Lo que a la Comisi¨®n no le gusta es que su peso en el mercado sea tan colosal que son capaces de definir por su cuenta los t¨¦rminos en los que operan consumidores y clientes y, por supuesto, aplastar cualquier posibilidad de competencia. Para empezar, la comisaria quiere evitar que surjan m¨¢s. "Buscamos un elemento din¨¢mico para impedir que las empresas sean tan grandes como lo son ahora mismo", afirma Vestager. Y para los elefantes en la sala, las grandes corporaciones como Amazon, Apple, Google o Facebook, "habr¨¢ una lista de cosas que hacer y otras que no hacer. Son empresas a las que no les apasiona la competencia, pero, si tienes ese tama?o, esas son las reglas a las que tienes que atenerte. Si adquieres mucho poder, tienes que rendir cuentas por ¨¦l. Esto es precisamente lo que plantea la ?legislaci¨®n que queremos aprobar antes de final de a?o".
"La idea fundamental es la de cerciorarnos de que el mercado atiende a las necesidades de los consumidores, que no son decisiones que toman consejos o reg¨ªmenes autocr¨¢ticos, nosotros tomaremos decisiones en democracia, y que los gigantes atiendan a sus clientes de forma que quepan otras innovaciones, otras buenas ideas que nos beneficien como consumidores", contin¨²a Vestager. "Porque esta es la idea que tenemos en Europa: que el mercado debe estar al servicio del cliente, que los consumidores europeos sepan que tienen el control. Si pudi¨¦ramos lograr esa sensaci¨®n, que no tememos a la tecnolog¨ªa, que nos resulta ¨²til para construir una sociedad m¨¢s s¨®lida, yo estar¨ªa m¨¢s que satisfecha".
Lo que queda claro desde hace mucho es que, salvo dos o tres pa¨ªses, los Estados del mundo, por s¨ª solos, no tienen las herramientas necesarias para enfrentarse a los leviatanes digitales, dotados de un conocimiento minucioso de las reglas del comercio global y con mucho dinero en caja como para resistir cualquier embate legal. "No tenemos los mismos recursos que las grandes empresas", reconoce Vestager. "Pero he trabajado en el Gobierno de Dinamarca y cuando veo lo que podemos hacer pienso que hay que aprovechar todos los recursos a los que tenemos acceso".
Pero la dominaci¨®n del mercado no es el ¨²nico problema derivado de tener gigantes globales todopoderosos. Tanto es as¨ª que incluso las propias empresas europeas reconocen la necesidad de una intervenci¨®n potente por parte de los poderes p¨²blicos. "O Europa act¨²a unida, o no habr¨¢ ninguna opci¨®n", considera Mart¨ªnez. "Las amenazas son de tal calibre que la desregulaci¨®n est¨¢ m¨¢s que descartada", opina Linares. "Los problemas de privacidad, de desigualdad social, de ciberseguridad, de geopol¨ªtica son todos de suficiente entidad como para eso".
Sobre todo, se espera de Europa que auxilie al proceso de digitalizaci¨®n dentro de las iniciativas impulsadas por la Comisi¨®n Von der Leyen, tanto antes como durante la pandemia. Solo el programa de Europa Digital de la Comisi¨®n prev¨¦ unas inversiones de 8.200 millones de euros entre 2021 y 2027. "Europa ha estado a la altura, es importante decirlo", considera Linares. "Es tarea de todos nosotros presentar los planes correspondientes para hacer el esfuerzo. Este va a ser el mayor ejercicio de colaboraci¨®n p¨²blico-privada de nuestra historia y creo que todos debemos estar a la altura".
Trabajo contra reloj
Y en esto Espa?a debe trabajar contra reloj y contra su propia repu?taci¨®n de dejar los fondos europeos sin usar. "Espa?a, en la ejecuci¨®n de proyectos, es lenta pero segura", replica la vicepresidenta de Asuntos Econ¨®micos y Transformaci¨®n Digital, Nadia Calvi?o. "Por la complejidad de nuestra organizaci¨®n territorial, por la complejidad de nuestros mecanismos de control, hemos ido despacio en la ejecuci¨®n. Esto nos puede haber servido hasta ahora, pero para el nuevo instrumento se necesita rapidez porque est¨¢ dise?ado para ser antic¨ªclico. Se trata de paliar el impacto negativo de la pandemia ahora, no en 2025 o 2026. A pesar de que las reformas estructurales suelen llevar a?os, necesitamos ponerlas en marcha inmediatamente. Precisamente estamos viendo con la Comisi¨®n c¨®mo acelerar los procesos para obtener esa financiaci¨®n y c¨®mo llevar los proyectos a cabo".
Infraestructuras, la base del progreso
Generalmente, cuando se habla de las sociedades digitales se piensa en el et¨¦reo mundo que aparece detr¨¢s de las pantallas de nuestros dispositivos, pero toda esa tecnolog¨ªa se sostiene en objetos f¨ªsicos que se deben construir, actualizar y reparar. Una de las empresas que se encarga de eso es la espa?ola ?Cellnex, cuyo consejero delegado, Tob¨ªas Mart¨ªnez, se congratulaba durante el foro Europa Futura de la respuesta dada por estas infraestructuras durante los primeros meses de la pandemia. "En general, en Europa las redes han respondido muy bien, en especial en Espa?a. Porque no solo han tenido que responder a un incremento brutal de la necesidad de datos ¡ªporque las redes han servido para interconectarnos entre nosotros y no sentirnos aislados¡ª sino para que muchas empresas tuvieran una continuidad". Aunque, seg¨²n Mart¨ªnez, Espa?a tiene unas estructuras de redes privilegiadas, gracias a la inversi¨®n constante de los operadores, hay desaf¨ªos cuya soluci¨®n todav¨ªa est¨¢ pendiente de ponerse en marcha.
El primero, y el m¨¢s importante, es la implementaci¨®n de las redes 5G, un proceso en el que, seg¨²n Mart¨ªnez, Europa est¨¢ muy retrasada con respecto a sus grandes rivales globales. "A final de a?o se espera que el 15% de la poblaci¨®n mundial tenga cobertura 5G", coment¨®. "En Europa es el 1%. Imag¨ªnate lo que hay que correr. Porque nos llevan bastantes meses de ventaja y hay que correr m¨¢s que el otro: no basta con hacerlo bien, hay que hacerlo m¨¢s deprisa que el de al lado, porque esto va de cooperar, pero tambi¨¦n de competir. Y para competir hacen falta iniciativas p¨²blicas y privadas; hay que agilizar la implementaci¨®n y ayudar a la digitalizaci¨®n de las empresas". La implementaci¨®n del 5G, defendi¨® Mart¨ªnez, es fundamental porque "sobre todo va dirigido a la industria. No es simplemente un paso m¨¢s que el 5G, son infraestructuras que permitir¨¢n desarrollar la rob¨®tica, el coche aut¨®nomo y la realidad aumentada".
Otro objetivo de las redes va a ser la cohesi¨®n territorial, que, en palabras de Mart¨ªnez, "es la cohesi¨®n de los que no viven en Madrid, en Barcelona, en grandes ciudades". "No se trata solo de entretenimiento, sino de oportunidades. No estamos hablando solo de ver v¨ªdeos o entretenerse con juegos: hablamos de educaci¨®n, de acceso al conocimiento, de que una compa?¨ªa se puede implantar en cualquier parte del territorio. Es uno de los servicios esenciales".
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