Una madre mexicana contra la impunidad de los feminicidios

Qu¨¦ hace una madre con el dolor por el feminicidio de una hija? Un dolor que corroe las entra?as, sucede sin avisar y se queda pegado al coraz¨®n. Que hiela y hiere para siempre. Un dolor lleno de amor que a la vez impulsa a miles de mujeres en M¨¦xico a no quedarse quietas. Frente a la inacci¨®n y los fallos de las autoridades, son las primeras en lanzarse a escarbar la tierra con las manos si hace falta y a rastrear basureros para reconstruir qu¨¦ pas¨® con sus hijas. Araceli Osorio es una de esas madres que no crey¨® a los agentes de la Fiscal¨ªa de Ciudad de M¨¦xico cuando le dijeron que su hija se hab¨ªa suicidado.

Lesvy Berl¨ªn Rivera Osorio, de 22 a?os, fue estrangulada el 3 de mayo de 2017 con el cable de una cabina de tel¨¦fono de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM) a manos de su novio, Jorge Luis Gonz¨¢lez. Desde entonces, Araceli libr¨® una batalla legal llena de zancadillas, malos peritajes, revictimizaci¨®n y prisas por cerrar el caso contra los que tuvo que luchar hasta conseguir que el asesino fuese juzgado y condenado. "Jalamos la justicia lo m¨¢s que pudimos para arropar con ella a mi hija¡±, dice Osorio. ¡°Despu¨¦s del juicio ha habido cambios de mentalidad, de percepci¨®n, de repensar las pr¨¢cticas de los funcionarios, aunque se siguen cometiendo muchos errores¡±, dice.

Araceli naci¨® en Ciudad de M¨¦xico en 1972. Siempre estuvo vinculada a la UNAM, su padre era vigilante all¨ª y ella empez¨® a trabajar como profesora de apoyo. Dej¨® Medicina para dedicarse a su verdadera pasi¨®n, la pedagog¨ªa. Desde muy joven form¨® parte de los movimientos estudiantiles, aunque jam¨¢s pens¨® que encontrar¨ªa en las feministas universitarias el apoyo para resistir ante los juzgados y las fiscal¨ªas. ¡°Se dieron cuenta de que lo que le pas¨® a Lesvy le pudo suceder a cualquiera de ellas¡±, apunta.

Tuvo a su hija a la misma edad que ten¨ªa Lesvy cuando muri¨®. Le pusieron el nombre de su padre (de origen franco-hondure?o) y Berl¨ªn porque para Araceli esa palabra significa ¡°tender puentes en vez de construir muros¡±, algo que le ense?¨® a su hija. ¡°Ber siempre ayudaba a todos y replic¨® el amor que vio en casa¡±. Se emociona y aprieta contra su pecho un medall¨®n en el que conserva un rizo de Lesvy.

En mitad de un frondoso bosquecillo junto a la Facultad de Qu¨ªmica, vuelve al lugar donde mataron a su hija como alguien que acude a un memorial por todas las asesinadas de la violencia machista, m¨¢s de 3.000 en el ¨²ltimo a?o. ¡°Ni una m¨¢s¡±, ha escrito alguien en la cabina; tambi¨¦n han pegado carteles con la cara de la joven y alguien m¨¢s ha sembrado alrededor cientos de plantas moradas que en M¨¦xico se conocen como ¡°purpurina¡±. El caso impact¨® profundamente a la sociedad y la comunidad universitaria. Se crearon protocolos contra el acoso y aumentaron las denuncias en el campus.

La digna rabia de esta mujer menuda de gran fuerza interior se apaga a ratos. Est¨¢ cansada. Lleva tres a?os seguidos sin parar. Manifestaciones, congresos, entrevistas, mesas de di¨¢logo¡­ Parece que la justicia no alcanza a las mujeres. Siempre habr¨¢ un nuevo caso por el que exigirla. ¡°Creo que Lesvy me dir¨ªa que no puedo estar llorando todo el d¨ªa. Dir¨ªa: ¡®Mam¨¢, maqu¨ªllate. Tienes la carita triste. Tienes que vivir¡±. En el luto de su vestido hay algunas flores de colores despu¨¦s de mucho tiempo. Se ha pintado los labios de rojo.