China: c¨®mo renacer despu¨¦s del virus
Tras ser mirada con lupa como posible origen de la pandemia, la gran potencia sube enteros tras una eficaz gesti¨®n de la crisis sanitaria
El 22 de enero, el conductor de autobuses Li recibi¨® una circular de su compa?¨ªa en la ciudad china de Wuhan: ¡°Prohibido llevar mascarillas para no intranquilizar al p¨²blico¡±. Doce horas m¨¢s tarde, llegaba otra orden: ¡°A partir de ahora, es obligatorio el uso de mascarillas¡±. El 23 de enero, a las diez de la ma?ana, Wuhan entraba en confinamiento perimetral y los autobuses dejaron de circular. El bloqueo de la ciudad dur¨® 76 d¨ªas.
Ya a lo largo de enero se hab¨ªan ido desatando los rumores y contrarrumores, mientras el n¨²mero de contagiados por aquella neumon¨ªa extra?a, provocada por un coronavirus, no dejaba de aumentar. De puertas para afuera, Pek¨ªn insist¨ªa en que todo estaba bajo control. Que el riesgo de transmisi¨®n entre humanos era bajo. Vida normal. Oficialmente, ese mes pasaron 12 d¨ªas sin nuevos casos. De puertas para adentro, la situaci¨®n era muy diferente. Los m¨¦dicos ve¨ªan cada vez m¨¢s contagios, pero la r¨ªgida burocracia china, la opacidad intr¨ªnseca del sistema y la complacencia retrasaron una respuesta contundente que quiz¨¢ podr¨ªa haber evitado que el virus se esparciera. Ocho galenos en Wuhan que intentaron alertar del peligro a sus contactos fueron amonestados, entre ellos el oftalm¨®logo Li Wenliang, que muri¨® de la enfermedad. No fue hasta el 20 de enero, 51 d¨ªas despu¨¦s de que el hospital Jinyintan recibiera el primer caso, que el prestigioso epidemi¨®logo Zhong Nanshan confirmaba un secreto a voces: la enfermedad s¨ª se transmit¨ªa entre humanos.
Aquellas primeras semanas tras el cierre fueron ca¨®ticas. Faltaban material y camas en los hospitales. Muchos ciudadanos nunca fueron hospitalizados. No se sabe si empeoraron en sus casas o murieron sin ser diagnosticados. Se construyeron dos hospitales temporales a velocidad r¨¦cord, a los que se destinaron 42.000 sanitarios y militares. Y, sobre todo, se decret¨® un r¨¢pido aislamiento de los casos sospechosos y sus contactos, junto a un confinamiento radical.
Despu¨¦s de casi un a?o, de m¨¢s de 91.000 casos y de 4.739 muertes oficiales, China canta victoria. En Wuhan, la sensaci¨®n de normalidad es casi absoluta. Desde mayo, esta ciudad de 11 millones de habitantes no registra oficialmente nuevos casos. Los comercios y restaurantes est¨¢n tan llenos como antes de la pandemia. El uso de los controles de temperatura, el gel hidroalcoh¨®lico o la aplicaci¨®n de rastreo ya es algo infrecuente. El virus, un tema recurrente en las conversaciones hace seis o siete meses, apenas sale a relucir; cuando lo hace, suele generar miradas de reproche en los interlocutores. Salvo aquellos que perdieron familiares o amigos, pocos desean volver la vista atr¨¢s.
En el resto del pa¨ªs, la situaci¨®n es similar. Los peque?os brotes que han surgido se han controlado con rapidez, mediante un sistema de rastreo exhaustivo, la imposici¨®n de cuarentenas localizadas en los barrios afectados y pruebas PCR a millones de personas. Para evitar la llegada de casos del extranjero, China cerr¨® sus fronteras, algo que hab¨ªa criticado a otros pa¨ªses al comienzo de la pandemia. Aun hoy, el acceso solo est¨¢ permitido a ciertas categor¨ªas de viajeros y entrar en el pa¨ªs requiere haber superado una complicada yincana de tr¨¢mites.
Es la misma f¨®rmula que se ha aplicado, con variaciones locales, en el resto de Asia Oriental u Ocean¨ªa: rastreos veloces, cuarentena en caso de contacto con casos confirmados o sospechosos y, para los llegados del extranjero, mascarillas y distancia de seguridad. La poblaci¨®n, a su vez, ha respondido en general acatando las normas con disciplina, gracias al recuerdo de las epidemias de SARS y MERS y, en muchos casos, a una pol¨ªtica de comunicaci¨®n clara de las autoridades para explicar las medidas y sus consecuencias. Con distintas versiones de este c¨®ctel, pa¨ªses como Australia, Corea del Sur, Jap¨®n o Taiw¨¢n, pero tambi¨¦n Vietnam o Tailandia, han conseguido atajar sucesivas olas de la covid. Una enfermedad que, aunque casi bajo control en Asia, no permite bajar la guardia: Hong Kong ha alcanzado su cuarta ola.?
La pandemia va a suponer un antes y un despu¨¦s para China. Tras las cr¨ªticas de las primeras semanas, el caos y la deficiente respuesta al virus en la mayor¨ªa de los pa¨ªses occidentales ha permitido a Pek¨ªn sacar pecho y presumir de las ventajas de su modelo de gobierno. La gesti¨®n competente de la crisis ha reforzado de manera clara al Ejecutivo chino ante su poblaci¨®n: ¡°Estamos m¨¢s seguros aqu¨ª que en ninguna otra parte¡±. Es un comentario habitual no solo en Wuhan, sino en muchas otras ciudades de China. Respaldadas por su poblaci¨®n, las autoridades ponen en duda que el origen del virus estuviera en Wuhan y apuntan a que el salto al ser humano pudo darse en otros lugares. Quiz¨¢, sostienen, entr¨® en el pa¨ªs a trav¨¦s de comida congelada importada, despu¨¦s de haber encontrado numerosos casos de restos de virus en envoltorios de esos alimentos.
La r¨¢pida recuperaci¨®n sanitaria ha permitido una veloz mejor¨ªa econ¨®mica: China ser¨¢, seg¨²n el FMI, la ¨²nica gran econom¨ªa que crezca en estos tiempos de pandemia. La actividad industrial ya supera a la de las mismas fechas el a?o previo; sus exportaciones han dado un salto al beneficiarse de los problemas de sus competidores para responder a la demanda.
En el terreno internacional, la situaci¨®n cambia. Su imagen se ha visto deteriorada en Occidente por sus reticencias a que especialistas internacionales de la OMS visiten Wuhan, y despu¨¦s de varios fiascos en su suministro y venta de material m¨¦dico a los pa¨ªses afectados por la pandemia. Pek¨ªn percibe ahora una oportunidad para paliar esos errores con el desarrollo de vacunas que, asegura, pondr¨¢ a disposici¨®n del resto de naciones.
A la vista de su recuperaci¨®n, de las tensiones en su relaci¨®n con Estados Unidos y las inc¨®gnitas sobre qu¨¦ secuelas dejar¨¢ la pandemia en el resto del mundo, esta China, con una confianza renovada en s¨ª misma ¡ªy unos rivales debilitados¡ª, acelera planes que ya perge?aba desde hace tiempo para convertirse en una gran potencia diplom¨¢tica, militar y econ¨®mica. El plan quinquenal que presentar¨¢ en 2021 y otros proyectos a m¨¢s largo plazo buscan proteger su econom¨ªa de turbulencias externas. Promover la innovaci¨®n tecnol¨®gica es uno de los pilares de esta estrategia. En una primera fase, la pandemia puso a China contra las cuerdas. Pero en un mundo poscovid, la segunda potencia del mundo est¨¢ dispuesta a ocupar un lugar central.
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