El peque?o milagro de Lalibela
?Qui¨¦n ha dicho que solo los grandes proyectos tienen grandes repercusiones? Una casa muy especial en Etiop¨ªa.
Situada al norte de Etiop¨ªa, la ciudad de Lalibela debe su nombre al rey que en el siglo XI edific¨® all¨ª una serie de iglesias excavadas en roca. Dichos monumentos hicieron del turismo la primera fuente de ingresos para una ciudad donde la comida es cara ¡ªsolo llueve tres meses al a?o¡ª y la vida cotidiana ¡ª?sin agua corriente, luz o camas¡ª es dura. Atra¨ªda por sus iglesias, Mercedes Valle viaj¨® a Lalibela en 2002. En la calle, un ni?o la abord¨® pidi¨¦ndole ayuda para poder estudiar. Ese fue el comienzo de una aventura hoy consolidada como una peque?a ONG que funciona bajo el nombre de Lalibela Food Company.
El peque?o Mola Melku se gradu¨® en Turismo y pudo trabajar como gu¨ªa, pero antes de eso ya colaboraba con Mercedes ¡°para que 30 ni?os de la ciudad pudieran comer en un restaurante¡±. Mola explica c¨®mo germin¨® aquel acto de solidaridad: ¡°El Ayuntamiento nos cedi¨® un terreno y construimos una casa con dinero recaudado desde Espa?a. A trav¨¦s de ella queremos proveer de alimentos, asistencia m¨¦dica y educaci¨®n a nuestros ni?os¡±.
Cuando se enamor¨® de Lalibela, Valle ¡ªlicenciada en Derecho, Psicolog¨ªa y Filosof¨ªa¡ª ya hab¨ªa dejado su trabajo en una reputada galer¨ªa de arte de Valencia y ejercido el voluntariado en la c¨¢rcel de Picassent. Hace 14 a?os que dirige la organizaci¨®n ocup¨¢ndose de todas las tareas que ello implica, ya sean tr¨¢mites bancarios o realizando env¨ªos postales. ¡°En la casa¡±, explica Valle, ¡°los ni?os comen, estudian, se asean y juegan. Buscamos que, estando juntos, conformen un grupo de amigos, que se apoyen entre ellos y se quieran. Y los acompa?amos hasta que consiguen terminar sus estudios superiores¡±.
En Lalibela hay familias numerosas mantenidas solo por sus madres, generalmente viudas o abandonadas. Mola y su hermano Arega conocen a los m¨¢s necesitados y seleccionan un v¨¢stago de cada n¨²cleo familiar para asegurar as¨ª que su ayuda se diversifica todo lo posible. Con el tiempo, la ONG ha logrado tambi¨¦n conceder un pr¨¦stamo a cinco madres para que abran una tienda de materiales de construcci¨®n¡±. Actualmente la casa, que acoge a 22 ni?os, est¨¢ cerrada a causa de la covid. ¡°Los ni?os llevan desde marzo sin ir a clase¡±, explica Valle. ¡°Adem¨¢s, el Ej¨¦rcito ha atacado al Frente de Liberaci¨®n Popular de Tigray, etnia con recursos que ostentaba el poder del pa¨ªs hasta hace unos meses. Sin turismo, la ciudad pierde su principal sustento econ¨®mico. Hemos a?adido un suplemento a los env¨ªos de dinero mensuales para que las familias puedan comprar comida¡±.
A pesar de todo, Mercedes es optimista. ¡°Saldr¨¢n adelante y nosotros seguiremos trabajando para poder ayudarles¡±. Apunta que no necesita demasiado dinero ¡ª¡°1.600 euros mensuales¡±¡ª para cumplir con sus actuales objetivos. Para obtenerlo, capta socios, organiza subastas, vende loter¨ªa. En uno de sus viajes, ella y Rafa Valls, su marido, que ya eran padres de una hija ?biol¨®gica, decidieron adoptar a un chaval et¨ªope ¡°que fuese como cualquiera de los que habitan Lalibela¡±.
Hoy, Matu estudia tercero de la ESO, juega al f¨²tbol y sale con ¡°su combo¡± de amigos. El matrimonio a¨²n recuerda las primeras Navidades que vivi¨® en casa, esperando a que Santa Claus bajase por la chimenea. ¡°La vida me ha mostrado la oportunidad de poder contribuir a mejorar la existencia de otras personas. Soy afortunada¡±.
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