En enero, reg¨¢late esperanza

Una de las tareas m¨¢s ingratas para un autor de desarrollo personal es acudir a entrevistas donde un periodista te espera a la contra: ¡°?C¨®mo se puede ser optimista con la que est¨¢ cayendo?¡±. Esa y otras preguntas similares llenan el di¨¢logo. Podr¨ªa parecer que el fatalismo y el escepticismo son m¨¢s realistas que una visi¨®n positiva del futuro. Sin embargo, ambas posturas vitales son solo proyecciones te?idas por nuestras expectativas o prejuicios. Del mismo modo que acudir a una cita sentimental convencidos de que ir¨¢ mal nos hace mostrarnos negativos y torpes, con lo que acabamos confirmando el or¨¢culo, nuestra mirada sobre los acontecimientos futuros influye sobre ellos.

Si tras el desastre del buque Endurance, que en el invierno de 1915 qued¨® atrapado en el hielo ant¨¢rtico, Shackleton hubiera sido pesimista, jam¨¢s habr¨ªa logrado la proeza de salvar la vida de todos sus hombres. Para acampar sobre hielo, navegar 1.300 kil¨®metros en un bote abierto y atravesar las monta?as de Georgia del Sur hasta ser rescatados ten¨ªa un motor: la esperanza. Shackleton se enfoc¨® en las posibilidades de salvaci¨®n, por disparatadas que parecieran, y eso obr¨® el milagro.

En un fragmento de El conde de Montecristo, Alejandro Dumas escribe: ¡°No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparaci¨®n de un estado con otro, he ah¨ª todo. Solo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema¡±. Las grandes crisis suelen ir seguidas de ¨¦pocas de euforia, crecimiento y creatividad. Tal vez por eso, Dumas concluye que ¡°toda la sabidur¨ªa humana estar¨¢ resumida en dos palabras: ?confiar y esperar!¡±. ?C¨®mo mantener ese esp¨ªritu mientras dura la crisis econ¨®mica y sanitaria? Hay cinco claves que pueden ayudar a cultivar la esperanza.

Entender que todo es temporal. Aunque desde marzo de 2020 la pandemia haya monopolizado los medios de comunicaci¨®n, llegar¨¢ un punto en que pasar¨¢. Tomar conciencia de que nada, ni lo bueno, ni lo malo, es para siempre ayuda a no desesperar.

Limitar las malas noticias. Por contagio emocional, el tono de los mensajes que nos llegan acaba determinando nuestra manera de ver el mundo. Por eso, en momentos de gran dificultad es importante elegir bien con qu¨¦ nutrimos nuestra mente.

Ocuparse de lo que depende de uno mismo. Al contemplar un desastre a gran escala impera un sentimiento de impotencia. Pero, si se pone el foco en peque?as acciones y se llevan a cabo, llega la esperanza. Parafraseando el discurso de toma de posesi¨®n de Kennedy, la cuesti¨®n ser¨ªa: ?qu¨¦ puedo hacer yo, de manera concreta, para que este a?o sea mejor que el anterior?

Recordar lo que va bien. No se trata de enga?arse, sino de compensar el des¨¢nimo fij¨¢ndose en lo que s¨ª funciona en la vida de cada uno. Tal vez la econom¨ªa individual ha tocado fondo, pero la salud a¨²n responde. Para descansar de la negatividad, tomar conciencia de lo que va bien aporta energ¨ªa.

Celebrar los microprogresos. Este t¨¦rmino lo utiliza Cory Newman, director del Centro de Terapia Cognitiva de la Universidad de Pensilvania, para designar los peque?os logros que est¨¢n cambiando ya la tendencia de nuestro futuro. James Clear, que el pasado a?o encabez¨® las listas de best sellers en Estados Unidos con sus H¨¢bitos at¨®micos (Diana), afirma: ¡°No importa el ¨¦xito que tengas en este momento, sino determinar si tus h¨¢bitos te est¨¢n conduciendo hacia el camino del ¨¦xito. (¡­) Si quieres predecir d¨®nde terminar¨¢ tu vida, sigue la curva de las peque?as ganancias y p¨¦rdidas. (¡­) Las peque?as batallas que ganamos cada d¨ªa son las que definen tu futuro¡±.

Tal vez el mejor regalo que podemos hacernos la noche de Reyes sea enfocar la aventura con esperanza, como Shackleton, y poner todo de nuestra parte para elevar la curva con peque?os progresos. Cuando agotemos este calendario podremos decir que este ha sido un a?o realmente nuevo.

Francesc Miralles es escritor y periodista especializado en psicolog¨ªa.