Esto es una plaza
Junya Ishigami completa la parte p¨²blica del Kanagawa Institute of Technology con una plaza, cubierta y descubierta a la vez que investiga ¡°la zona intermedia¡±, el l¨ªmite impreciso entre el exterior y el interior
El arquitecto Junya Ishigami ha encerrado el horizonte en su nuevo proyecto. Se trata de una plaza que es un edificio. Un espacio p¨²blico cubierto y descubierto con el aspecto de una gran escultura y la monumentalidad de un lugar sagrado en el que, gracias a un desnivel de dos metros, el techo y el suelo se juntan encerrando un horizonte.
Hace algo m¨¢s de una d¨¦cada, Ishigami concluy¨® en Kanagawa, 70 kil¨®metros al suroeste de Tokio, el taller del Kanagawa Institute of Technology KAIT, un luminoso centro en el que, gracias a las claraboyas longitudinales y el bosque de columnas blancas, asim¨¦tricas y de diversos tama?os, los alumnos tienen la sensaci¨®n de trabajar en un exterior sin perder la protecci¨®n y el confort de un interior. Se trata de un gran edificio de una sola planta completamente abierto y expuesto al exterior en el que la asimetr¨ªa de las columnas crea un desorden que resulta en una zonificaci¨®n del espacio. Eso permite cierta intimidad. El proyecto es, como todos los de este arquitecto y su estudio, un ejercicio de exploraci¨®n, una forma de abordar el espacio intermedio ¨Cel que no queda ni dentro ni fuera (aunque claramente est¨¦ protegido)- y, por lo tanto, permite explotar las ventajas de las dos opciones.
Junto a ese taller, blanco y transparente, recientemente el estudio japon¨¦s ha finalizado la plaza p¨²blica que completa ese edificio. En ella, el arquitecto sigue explorando la noci¨®n de espacio intermedio y ampl¨ªa tambi¨¦n la de versatilidad. El encargo ¨Cque data de 2008- requer¨ªa un espacio para el recreo de los estudiantes, actividades deportivas y culturales y la posibilidad de la instalaci¨®n ef¨ªmera de un mercado o la celebraci¨®n de un concierto. El resultado no puede ser m¨¢s vers¨¢til porque el espacio ¨Cm¨¢s de 4.000 metros cuadrados- est¨¢ vac¨ªo, completamente vac¨ªo y, al contrario que en el taller, la cubierta una fina plancha de acero, no est¨¢ sujeta por ninguna columna: nada interrumpe el paso en su interior. ?C¨®mo es posible?
El techo es una l¨¢mina que se apoya en los cuatro muros perimetrales que rodean la plaza donde corrige el desnivel de dos metros del terreno. Los 59 cuadrados troquelados en la cubierta no solo la aligeran, tambi¨¦n dejan pasar la luz, el aire y la lluvia. La conexi¨®n con el exterior llega desde estas claraboyas y desde el per¨ªmetro, transparente de la plaza. Ese techo se hace eco de la pendiente en el pavimento generando un espacio curvo y las aperturas dejan pasar columnas de luz, lluvia o nieve: el resumen f¨ªsico del cambio de estaciones.
La precisi¨®n de la construcci¨®n, el juego de escalas y la cercan¨ªa del techo en medio de un mar blanco generan un espacio extraordinario m¨¢s cercano a una instalaci¨®n art¨ªstica que a la arquitectura. Sin embargo, el cuidado puesto en el mantenimiento (todo el edificio puede limpiarse con agua a presi¨®n), la monumentalidad del vac¨ªo y la capacidad para construir lo que parece inconstruible ¨Cun espacio exterior que es interior o un edificio que es plaza- remiten a una arquitectura inesperada, muy sugerente y ambigua cuya definici¨®n queda en manos de los usuarios para los que fue ideada: los estudiantes.
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