Los lectores de EL PA?S se vuelcan con los estudiantes madrile?os que no pod¨ªan pagar la EvAU
Decenas de personas contactan con el diario para ayudar a unos chicos con el coste de las pruebas de acceso a la Universidad
Maximiliano D¨ªaz estaba leyendo el peri¨®dico mientras com¨ªa, como hace cada d¨ªa, cuando vio una noticia que lo conmovi¨®. ¡°Me impact¨® tant¨ªsimo que, literal, se me saltaron las l¨¢grimas¡±, explica por tel¨¦fono este madrile?o de 47 que trabaja en un departamento financiero. El art¨ªculo le gener¨® ¡°una gran impotencia¡± al ver que por una cantidad que para ¨¦l no supone un esfuerzo se pudiese truncar la carrera de un joven. Su reacci¨®n fue inmediata, busc¨® el contacto de la periodista y le escribi¨®.
El pasado abril EL PA?S public¨® un art¨ªculo sobre un grupo de alumnos madrile?os, concretamente de M¨®stoles, que no pod¨ªan pagar las tasas de la Evaluaci¨®n de Acceso a la Universidad (EvAU). La noticia, recogida por la redactora Berta Ferrero, provoc¨® que decenas de lectores mostraran su disposici¨®n a ayudarlos con una donaci¨®n.
Ferrero recibi¨® unos 80 mensajes. ¡°La respuesta de los lectores fue realmente incre¨ªble¡±, valora. Primero le advirtieron de que en los comentarios de la noticia hab¨ªa gente preguntando que c¨®mo pod¨ªa ayudar, as¨ª que contest¨® y dej¨® su correo. Entonces empezaron a lloverle los mensajes. ¡°Un lector me contaba que hab¨ªa llegado a un puesto alto en una compa?¨ªa a¨¦rea gracias a que le hab¨ªan ayudado econ¨®micamente cuando lo necesit¨® y por eso se ve¨ªa bastante reflejado en esos tres chicos¡±, cuenta.
Todos los mensajes que recibi¨® la periodista mostraban su deseo de contribuir y agradec¨ªan la difusi¨®n de esta noticia que, para la lectora Mar¨ªa Ar¨¦valo (34 a?os), contribuye a ¡°dar visibilidad a temas menores, olvidados, pero m¨¢s importantes que el d¨ªa a d¨ªa de la pol¨ªtica porque su repercusi¨®n y aporte social es mayor". Ar¨¦valo, que trabaja en Alemania como arquitecta, aunque es de Ciudad Real, sinti¨® que ten¨ªa que actuar, aunque nunca hab¨ªa hecho una cosa as¨ª. ¡°Cuando termin¨¦ de estudiar me encontr¨¦ con la vida real y tuve que irme para poder trabajar, pero al menos pude conseguir mi t¨ªtulo; estos chicos est¨¢n haciendo el esfuerzo y por razones puramente econ¨®micas, no pueden seguir estudiando; me pareci¨® muy frustrante¡±, lamenta se?alando la inacci¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica.
Lo mismo le ocurri¨® a Daniel de la Fuente, 48 a?os, trabajador de una entidad financiera en Madrid. ¡°Tengo la teor¨ªa de que todos los problemas se solucionan con la educaci¨®n¡±, sostiene. Se confiesa afortunado de haber podido estudiar, primero en un colegio privado y despu¨¦s en uno p¨²blico. La impresi¨®n que le produjo el cambio de centro fue posiblemente el resorte que le hizo reaccionar ante esta noticia: ¡°Con 15 a?os me encontr¨¦ con un grupo de chavales que se esforzaban para conseguir una beca, mientras que en el colegio privado eran chicos privilegiados que a veces estudiaban como castigo; no puede ser que quien realmente quiera estudiar, quien va a ser realmente valioso para la sociedad, no pueda hacerlo¡±.
Aunque las competencias son regionales, el Ayuntamiento de M¨®stoles se hizo cargo de las tasas a trav¨¦s de ayudas sociales despu¨¦s de que EL PA?S publicara la noticia. Ferrero, que recogi¨® esta continuaci¨®n del caso en un segundo art¨ªculo, cuenta que en la secci¨®n de Madrid eran conscientes de que lo que ocurr¨ªa en el centro de M¨®stoles no era una excepci¨®n, pero no se imaginaba que el tema pudiera ¡°tocar la fibra¡± de tantas personas. ¡°Estudiar no deber¨ªa de ser un privilegio, y pensar que varios chicos se queden sin hacerlo por dinero es bastante desolador, sobre todo cuando no estamos hablando de cifras astron¨®micas, sino de tasas, las de la selectividad, el primer paso para acceder a la universidad¡±, considera.
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