Viaje hasta la ¨²ltima esquina del mapa
Ruta aventurera a lo largo de las islas con m¨¢s encanto de Noruega, comenzando en Kiruna, Suecia, y llegando hasta el final de las Lofoten
Arropado bajo las cadenas monta?osas del norte del norte de Europa y agazapado tras la Laponia noruega, el archipi¨¦lago formado por las Islas Lofoten constituye todo un hermoso remanso de paz, tranquilidad (y tambi¨¦n fr¨ªo), un rinc¨®n por descubrir que se oculta en unos de los ¨²ltimos rincones m¨¢s ocultos del continente europeo.
Las formas de llegar hasta estas cautivadoras islas son variadas. Los viajeros que prefieran disfrutar de un viaje c¨®modo sin sobresaltos ni imprevistos pueden optar por volar hasta Oslo y desde ah¨ª desplazarse hasta la ciudad de Bod? para tomar un tren o un autob¨²s hasta Lofoten. De Bodo tambi¨¦n salen vuelos a los aeropuertos de Lofoten, Svolv?r, Helle y Leknes. No obstante, si lo que se persigue es una inmersi¨®n completa en la tierra de los trolls y los fiordos , existe una ruta alternativa algo m¨¢s larga que, adem¨¢s de ahorrarnos dinero, brinda la posibilidad de visitar una mayor variedad de escenarios y paisajes.
As¨ª pues, los que se decanten por la alternativa aventurera han de saber que su viaje no comienza en Noruega, sino en Suecia. Volando desde Madrid es posible encontrar billetes de ida y vuelta a Estocolmo para el mes de octubre por menos de 200 euros. En la capital sueca, bien podemos tomar un tren o, si se dispone de tiempo, alquilar un veh¨ªculo hasta la localidad norte?a de Kiruna. Aqu¨ª, en la mism¨ªsima Laponia sueca, ya puede apreciarse un cr¨ªtico cambio en el paisaje dominado por el azul del mar, el verde del campo y el blanco de las monta?as.
Hasta el final de la E-10
La opci¨®n de emprender el viaje en un coche de alquiler es mucho m¨¢s recomendable ya que nos permite adentrarnos de lleno en los parajes n¨®rdicos y as¨ª admirar una mayor variedad de paisajes ocultos a las rutas de autobuses que salen de Kiruna. Si se va a alquilar un coche es muy recomendable hacerlo cuando a¨²n se est¨¢ en Suecia, ya que los precios son mucho m¨¢s baratos que en Noruega.
No existe autopista y tampoco hace falta. Con s¨®lo 18 a?os de vida, la E-10 es hoy por hoy la ¨²nica y la mejor de las formas imaginables de llegar hasta las Lofoten. Una vez en Kiruna nos uniremos a la E-10 ya que es justo en esta localidad donde la carretera comarcal comienza su transici¨®n hacia el este, iniciando un desfile de acantilados, fiordos, glaciares e islas de una de las m¨¢s impactantes rutas naturales del mundo. Antes de entrar en Noruega merece la pena visitar Abisko y hacer un alto en el camino para maravillarse con las vistas de su Parque Nacional.
Una vez superada la frontera Noruega, podemos hacer un alto en el camino en la localidad de Narvik o bien avanzar hasta Tjeldsun, lugar en el que los puentes ganan protagonismo a lo largo de una hermosa ruta entre islas.
Perderse por el c¨ªrculo polar ¨¢rtico
Antes de llegar a la siguiente parada, Lodingen, -un hermoso pueblo en el que todo gira en torno a la pesca- es preciso tomar otra importante decisi¨®n: En este punto podemos optar entre dirigirnos directamente hacia nuestro destino (? i Lofoten) a lo largo de 150 kil¨®metros de puentes, fiordos y glaciares o bien dar un giro, desviarnos moment¨¢neamente hacia una ruta alternativa en el norte de las Lofoten y detenernos a cada instante para saborear los doce grados de media en verano de los incontables y desconocidos enclaves del norte de Noruega; toda una ruta a trav¨¦s de los ¨²ltimos n¨²cleos de poblaci¨®n existentes en las inmediaciones del c¨ªrculo polar ¨¢rtico.
Los valientes que opten por esta opci¨®n tienen a su disposici¨®n numerosos pueblos como el de Sortland, ideal para pasar la noche y Hadsel, en donde tomar un ferry desde el que admirar las bonitas vistas de las monta?as noruegas desde el mar y terminar el rodeo al llegar a Fiskeb?l.
A pocos kil¨®metros al sur regresamos a la ruta principal y nos encontramos con Svolvaer. Este es un punto muy importante ya que esta localidad, a pesar de su reducido tama?o y poblaci¨®n, es la capital de las Lofoten; la ¨²ltima ciudad principal que nos encontraremos y tambi¨¦n la ¨²ltima oportunidad de tomar aire y despedirse de los comercios, las comodidades y la tecnolog¨ªa.
Merece la pena desviarse hasta Utakleiv a trav¨¦s de su t¨²nel subterr¨¢neo y disfrutar de la arena blanca de la playa de Haukland, cuyas verdes aguas disfrutan de una soportable y moderada temperatura gracias a la corriente de la Laponia, que las calienta. Incluso en este remoto punto es sencillo ver alg¨²n que otro reba?o de ovejas de forma ocasional.
Y tambi¨¦n playa
Siguiendo direcci¨®n sur, nos metemos de lleno en las Lofoten y nos encontramos con Vitken y Myrland, dos localidades tambi¨¦n de obligada parada con un at¨ªpico paisaje que goza de una m¨¢gica fusi¨®n de litoral y monta?as. M¨¢s al sur, merece la pena desviarse moment¨¢neamente de la bonita localidad costera de Flakstad y admirar la cadena de antiguos glaciares que arropa el peque?o muelle semicurcular alrededor del cual se arremolinan el reducido n¨²mero de coloridas casitas de madera de Nusfjord, posiblemente uno de los pueblos pesqueros m¨¢s antiguos del mundo.
Regresamos a la E-10 y de nuevo, sobresalto. En Reine, el paisaje se transforma en un mar de puentes, islas y oc¨¦ano. Son muy populares las excursiones de grupo que se organizan en esta localidad y que permiten adentrarse en el monte Reinebringen. No obstante, se trata de un paseo duro en el que se alcanzan hasta los 400 metros de desnivel y en el que l¨®gicamente, independientemente de que sea verano, se pasa fr¨ªo.
En nuestra ruta las distancias son cada vez m¨¢s estrechas y las porciones de tierra cada vez m¨¢s peque?as. Por fin, en ? i Lofoten, alcanzamos nuestra meta. Tanto en ¨¦sta como en las localidades anteriormente mencionadas abundan campings y albergues con precios que, para tratarse de Noruega, no resultan especialmente elevados. Se ha acabado la carretera y a uno le da la sensaci¨®n de que tambi¨¦n el mundo. En este privilegiado balc¨®n europeo en el que la tierra parece susurrarnos su pasado en cada accidente geogr¨¢fico uno desea tener todo el tiempo del mundo para reecontrarse con la naturaleza en su estado m¨¢s puro tal y como aqu¨ª sucede. Al menos en verano, con sol las 24 horas del d¨ªa, tiempo hay.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.