Maneras de hacer el japon¨¦s
Sugerencias para el que llega por primera vez a Jap¨®n y no sabe por d¨®nde empezar
Un proverbio japon¨¦s dice que "es mejor viajar lleno de esperanza que llegar". Debe de ser porque al que se le ocurri¨® el proverbio era de Jap¨®n, porque para alguien de cualquier otro lugar del planeta el descubrimiento de este pa¨ªs superar¨¢ sin duda todas las expectativas.
Lo mejor es empezar por Tokio, la ciudad m¨¢s grande del mundo. Requiere prepararse mentalmente porque la informaci¨®n llega a toneladas; hasta el punto de sentirse un alien¨ªgena. Superado el primer impacto solo hay que observar, dejarse llevar y empezar a disfrutar. "A donde fueres haz lo que vieres", as¨ª que toca empezar a comportarse como un japon¨¦s.
Darse un garbeo
Al poco de empezar a callejear se descubren dos polos opuestos: los lugares m¨¢s concurridos de la Tierra y los espacios m¨¢s armoniosamente integrados en la naturaleza. Para experimentar un impacto total, hay que coger el metro hasta Shibuya: ante un decorado de pantallas de plasma gigantes y anuncios de ne¨®n est¨¢ el paso de peatones por el que m¨¢s personas cruzan al d¨ªa en todo el mundo.
Merece la pena acomodarse en alg¨²n lugar y observar tan variopinto paisanaje: j¨®venes ultra modernos, chicas con vestidos tradicionales y pelo te?ido de rosa, oficinistas trajeados de gris, adolescentes cosplay (disfrazados de personajes manga)... Un escaparate generoso en mezcolanza de tendencias es Yoyogi, punto de reuni¨®n muy animado, especialmente los fines de semana.
Cuando el cerebro no es capar de asimilar m¨¢s informaci¨®n hay que moverse hasta alguno los maravillosos parques de la ciudad, como Ueno, uno de los jardines tradicionales m¨¢s grandes de Tokio, que incluye el Museo Nacional. Tokio acumula hect¨¢reas y hect¨¢reas de espacios verdes, aut¨¦nticos remansos de paz para disfrutar con todos los sentidos en cualquier ¨¦poca del a?o; si coincide con la primavera se celebra el hanami, una fiesta para gozar de la eclosi¨®n de la flor de los cerezos, y en oto?o el paisaje se ti?e de los tonos rojizos m¨¢s asombrosos.
Ba?arse en un 'onsen'
Resulta tentadora la experiencia del culto al agua que ofrecen los ba?os p¨²blicos japoneses. Hay de todo: desde centros equipados con aguas termales a las simples casas tradicionales que se encuentran en los barrios con mayor arraigo. Son un poco chocantes al principio: hay que sentarse en unas banquetas muy bajitas, frotarse el cuerpo concienzudamente con jab¨®n y aclararse antes de pasar a las albercas de agua caliente y fr¨ªa. Como las salas est¨¢n separadas para hombres y mujeres, se comparte ba?o y vapor con gente del mismo sexo y todas las edades posibles. Los onsen de aguas termales, como el Jakotsuyu (www.onsenjapan.net) cuentan con albercas al aire libre y la posibilidad de disfrutar del ba?o contemplando el paisaje urbano circundante.
Viajar en tren bala
Aunque Tokio es infinito, salir de la ciudad permite acelerar la experiencia nipona a bordo de un tren bala (www.jrpass.com). Resulta gratificante; para empezar, porque no hay nada comparable a la puntualidad japonesa. Los pasajeros se organizan en los andenes como si formaran parte de una minuciosa coreograf¨ªa, que les permite alojar y desalojar los trenes en tiempo r¨¦cord. Si el tren sale a las diez y cuarto, no es recomendable subir tres minutos antes: ese es el tren anterior.
Hay que disfruta del viaje. Lo ideal es hacer con un bento, comprado previamente en la estaci¨®n. Se trata de comida japonesa para llevar en bandejitas ordenadas y comod¨ªsimas. No sorprenderse al ver que la gente aprovecha para dormir. En Jap¨®n se duerme con total confianza en todas las esquinas, sin preocuparse lo m¨¢s m¨ªnimo por las pertenencias propias o bolsos abiertos (por descuido) al alcance de cualquiera. Es otra de las maravillas de un pa¨ªs con la creencia de que los objetos adquieren el esp¨ªritu de sus due?os; hay mucha reticencia a hacerse cargo de cosas ajenas de las que se desconoce qu¨¦ clase de esp¨ªritu las habita.
Dormir en un hotel tradicional
El tren bala permite recorrer medio pa¨ªs en una ma?ana y un buen lugar para ir de excursi¨®n desde Tokio es Miyajima, una isla sagrada que tiene una de las siete vistas m¨¢s famosas de Jap¨®n: el famoso torii (puerta de un templo sinto¨ªsta) flotante. Como el sinto¨ªsmo (religi¨®n nativa de Jap¨®n) considera que los dioses est¨¢n en la naturaleza, en esta isla hay un respeto absoluto por ¨¢rboles y animales, as¨ª que no es extra?o, al pasear, toparse con montones de ciervos que campan a sus anchas por las calles. O monos que se te acercan cuando andas por el campo.
Este lugar de peregrinaci¨®n para los japoneses es excelente para unos d¨ªas de inmersi¨®n nipona total, lo que incluye pasar una noche en un hotel tradicional: habitaciones amuebladas con mesas bajas y tatamis sobre los que se desenrollan los colchones para dormir. En las habitaciones se disponen yukatas para los clientes, unos kimonos ligeros que se usan para acudir a los onsen y cenar en el comedor. Con el atuendo adecuado, se puede disfrutar de una cena t¨ªpica -sentados en el suelo ante una mesa bajita en compa?¨ªa de familias japonesas- en el hotel Makoto (http://hotelmakoto.com) y en el Iwaso Inn (www.iwaso.com).
A estas primeras sugerencias para entrar en contacto con un pa¨ªs sumamente fascinante, le siguen otras cuantas en una lista de imprescindibles sumamente generosa. Por ejemplo, pasar unas horas en un hotel tem¨¢tico en la Colina del Amor de Tokio, recorrer los monasterios budistas y sinto¨ªstas de la que fue capital de Jap¨®n hasta el siglo XIX, Kioto, o pasear por uno de los incre¨ªbles bosques de bamb¨² del pa¨ªs del sol naciente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.