Entre santos, jud¨ªos y moteros

Herv¨¢s, una villa situada en la comarca del valle de Ambroz, impresiona por sus paisajes, pintados con el rojo, verde y blanco de la Sierra de Gredos, como ya describiera Miguel de Unamuno: "Herv¨¢s con sus casta?ares recoletos en la falda de la sierra, que hace espalda de Castilla, tus telares reliquias de econom¨ªa medieval que el siglo abroga, y en un rinc¨®n la sinagoga en que la grey se reun¨ªa, que hoy a?ora la verdura de Espa?a, la que regara con su lloro, -de ¨¦l no avara- el Zagu¨¢n de Extremadura".

Para colarse del todo en estas l¨ªneas, lo mejor es coger el coche y recorrer la sierra o, para los m¨¢s esforzados, lanzarse al senderismo por la ruta de La Chorrera; tiene su recompensa visual: manantiales y bosques de casta?o y roble, las umbr¨ªas laderas de avellanos y sus frenos en las riberas. Otra alternativa para los amantes de la naturaleza es la ruta Heidi, bien se?alizada y de escasa dificultad, pero que igualmente permite disfrutar de los parajes m¨¢s t¨ªpicos de esta regi¨®n extreme?a. Adem¨¢s, son v¨ªsperas de San Ant¨®n.

El 17 de enero, oriundos y for¨¢neos disfrutan del generoso bollo de San Ant¨®n: un pan redondo relleno de tortilla de chorizo. Tradici¨®n con solera, desde que los habitantes de esta villa habitantes enfilaran a las tareas del campo tras la misa dedicada al santo mientras disfrutaban de esta y otras viandas. Hoy, bollo en mano, la procesi¨®n toma el paseo de la Plaza de N¨¢poles y el camino arbolado hasta el Mirador de Las Tres Cruces, desde donde se avista el r¨ªo Ambroz.

Callejones sefard¨ªes y teatro callejero

Am¨¦n de panoramas y celebraciones, la Juder¨ªa es la aut¨¦ntica joya de esta villa cacere?a, declarada conjunto hist¨®rico-art¨ªstico. El asentamiento de familias sefard¨ªes en el siglo XV leg¨®, adem¨¢s de desarrollo econ¨®mico, un casco urbano tejido por callejones y casas plagadas de estrellas de David, en aceras y viviendas. Pura tranquilidad, excepto del 26 al 29 de junio, cuando medio pueblo se disfraza de jud¨ªos para llenar de vida y color las callejuelas del barrio, en las que una compa?¨ªa representa Los Conversos, de Solly Wolodarsky, obra teatral que recrea la expulsi¨®n de los jud¨ªos de estas tierras.

Conviene andar sin prisa, ni mirar el reloj; cuando llegue la hora del refrigerio, los bares de tapeo quedan a un paso, en la calle del Convento. Y si el apetito es serio, solo hay que guiarse por el a brasas de le?a de los restaurantes circundantes. Se recomienda secreto ib¨¦rico, embutidos y queso, regados con vino de la tierra, una f¨®rmula infalible.

En lo alto del barrio jud¨ªo, la Iglesia de Santa Mar¨ªa -levantada sobre la base del castillo de Herv¨¢s en el siglo XIII- ofrece las mejores vistas de los alrededores monta?osos, Gredos a la vista y tras un moderado ejercicio que favorece la digesti¨®n. Desde aqu¨ª, juder¨ªa adentro, no queda lejos la Plaza de la Corredera, lugar de habitual encuentro entre jud¨ªos y cristianos que hoy sigue acogiendo el mercado del municipio.

Moteros de ¨¦poca y arquitectura extra?a

Un palacio de estilo barroco dieciochesco rehabilitado en museo (dedicado al escultor Enrique P¨¦rez Comendador), o la antigua Enfermer¨ªa del Monasterio Franciscano de la Bien Parada, construcci¨®n del siglo XVII-XVIII, reconvertida en ayuntamiento. Las joyas arquitect¨®nicas de Herv¨¢s intercalan espacio para los m¨¢s peque?os, como el parque municipal La Pradera.

Herv¨¢s cuenta con un Museo de la Moto y el Coche Cl¨¢sico al otro lado del puente romano Fuente Chiquita. Una de las mayores colecciones de motos espa?olas y coches de los a?os 40 y 50 encerrados en un edificio que ya sorprende por s¨ª mismo: arquitectura extra?a, fruto de mezclar una casa de cuento y con la de un hobbit. No es la ¨²nica muestra de este tipo: a las afueras del pueblo una casa de semejante y particular estilo, propiedad del due?o del museo, sigue sorprendiendo incluso a los habitantes de la zona.