Una biblioteca que cura el alma
La peque?a ciudad suiza de St. Gallen esconde la llamada 'farmacia del alma'. Admin¨ªstrese su literaria medicina con dosis de restauraci¨®n sibarita entre los m¨²ltiples miradores de su casco antiguo
Entre lo urbano y lo acu¨¢tico, cuatro resultonas ciudades suizas, y sus respectivos y cristalinos lagos, proponen un recorrido con tintes espirituales (y espirituosos) desde Lugano y las aguas del Ceresio, a Lausana y el flamante lago Leman. Vanguardismo arquitect¨®nico, vistas a los Alpes, Picasso y Paul Klee, restauraci¨®n para sibaritas regada con delicioso vino blanco y hasta una biblioteca que cura el alma en St. Gallen. Si hay tiempo para m¨¢s, bendito sea el iPhone: gu¨ªas descargables en el m¨®vil de este coqueto cuarteto urbanita.
01 Lugano, en plano picado
Propuesta viajera de arriba abajo en la ciudad m¨¢s importante del Tesino, regi¨®n sur de la Suiza italohablante. Menos carioca, pero sumamente panor¨¢mico, el Monte San Salvatore, una especie de Pan de Az¨²car a la europea, se erige como punto de inicio para disfrutar de la comuni¨®n paisaj¨ªstica entre la coqueta Lugano y las aguas de su lago, el Ceresio, desplegado hacia el sur y el este, frontera acu¨¢tica con Italia.
Subirse al cerro no implica sudores; un funicular asciende hasta la panor¨¢mica cimera, composici¨®n en verde como de la orograf¨ªa del Tesino, desde Paradiso (www.montesansalvatore.ch), a pocos minutos del centro. Los esforzados tienen alternativas; desde senderos panor¨¢micos que ascienden al San Salvatore y se prolongan despu¨¦s hacia la hermosa Carona, hasta una v¨ªa ferrata (ruta artificial de escalada) que gana metros en vertical hasta los 912 de la cumbre del monte.
Al descender, la ciudad despliega m¨²ltiples posibilidades sin humos; el casco antiguo est¨¢ cerrado al tr¨¢fico. Algo que se agradece al entrar (y salir) de espacios como el Parco Civico, una parcela de 63.000 metros cuadrados a orillas del Ceresio comprada por la ciudad en 1912, que mezcla arboledas centenarias, edificios relevantes (el Palacio del Congreso) y exposiciones atractivas, como la del Museo Cantonal de Historia Natural (www.ti.ch/mcsn; cierra los lunes). La muestra encaja: se trata de la principal ¨¢rea verde de la ciudad (entrada gratuita de 6 a 23 horas en verano), cuya imperturbable atm¨®sfera invita m¨¢s que nunca al local dolce far niente, entre robles, cerezos bananeros, palmeras, olivos, alcornoques y vistosos parterres de flores multicolores, que se renuevan peri¨®dicamente.
Si la atalaya escogida es el cercano Monte Br¨¦, vistas al arco alpino incluidas, el descenso panor¨¢mico conduce directamente a una de las joyas de la amplia oferta cultural de Lugano y su entorno; el Museo Wilhelm Schmid (www.lugano.ch/cultura), en la localidad de Br¨¦. Al sur (pero cerca) de Lugano, la vetusta Casa del Reloj de Morcote sorprende con una peque?a y curiosa muestra de arte contempor¨¢neo desde 2007: el Museo del Manifesto Ticinese (www.jansonius.ch; entrada gratuita). Se trata de una magn¨ªfica colecci¨®n de carteles y posters antiguos, algunos de ellos centenarios, que fueron reclamo tur¨ªstico (y art¨ªstico) de los atractivos del Ticino y otras regiones helv¨¦ticas en tiempos decimon¨®nicos.
02 Cena sibarita en St. Gallen
Ya en la Edad Media esta ciudad fue un centro europeo de formaci¨®n y cultura. Hoy, St. Gallen, entre el lago Constanza y la regi¨®n de Appenzell, al este del pa¨ªs, perpet¨²a su aire intelectual con la reconocida biblioteca de la di¨®cesis que forma parte del Patrimonio mundial de la Unesco; la farmacia del alma la llaman algunos. En el mismo casco antiguo, degustar un priestertrunk (bebida de sacerdotes) ayuda a empaparse del pasado eclesi¨¢stico de la ciudad fundada por un monje irland¨¦s. La elecci¨®n de un buen chocolate tambi¨¦n es v¨¢lida (en Suiza siempre lo es) en la plaza Klosterplatz, donde probar la variedad de dulces t¨ªpicos, Min?rli y Munzli.
La vista privilegiada se tiene desde las 111 azoteas que a¨²n conservan las casas burguesas del casco antiguo, con nombres tan fantasiosos como el mirador del camello, del pel¨ªcano o del cisne. Algunas de estas casonas tienen en la primera planta los encantadores restaurantes que hacen de St. Gallen un destino para sibaritas, como Sch?fli, B?mmli, Neub?dli o P?schtli. Adem¨¢s de los productos de la regi¨®n, en las hist¨®ricas salas del restaurante Sch?ssli sirven patatas de color azul. Y, hacia media tarde, un tentempi¨¦ en Lokal no puede faltar, ubicado en el antiguo dep¨®sito de locomotoras, a partir de donde se ha desarrollado un centro cultural con sala de conciertos y teatro.
Abandonar St. Gallen sin haberse comido una bratwurst (salchicha) es un pecado. Las mejores las venden ya listas en la carnicer¨ªa Gemperli en la calle Webergasse. Para reposar la comida, StadtLoung es una sala de estar al aire libre, con sus mesas y sof¨¢s recubiertos de una goma roja parecida a una moqueta, en Bleicheli, el distrito financiero de la ciudad. Tambi¨¦n al aire libre, durante el mes de julio y hasta principios de junio, la escapada a St. Gallen se complementa con un concierto en su festival de m¨²sica cl¨¢sica al aire libre.
03 Circuito dorado en Lucerna
El museo m¨¢s visitado de Suiza est¨¢ en Lucerna, peque?a ciudad a unos 50 kil¨®metros al sur de Z¨²rich, pero no es la Fundaci¨®n Rosengart (www.rosengart.ch), que re¨²ne obras de Picasso, Paul Klee, Mir¨®, Kandinsky y Mir¨®, entre otros. Se trata, en realidad, del Verkehrshaus (www.verkehrshaus.ch), el Museo del Transporte. ?El secreto? Quiz¨¢, precisamente, que muestra poco: no se trata de contemplar, sino de que el visitante interact¨²e sin descanso. La moderna ampliaci¨®n del museo, personalizada en la piel-patchwork, un muro confeccionado con se?ales de tr¨¢fico que da acceso a los transportes por carretera, incluye un gran espacio central de lo m¨¢s l¨²dico: camas el¨¢sticas, patinetes y bicicletas; hasta ser capit¨¢n de barco dirigiendo embarcaciones el¨¦ctricas sobre el agua.
La densidad cultural de Lucerna se palpa ante el flamante Centro de Cultura y Congresos (www.kkl-luzern.ch) del arquitecto Jean Novel, que recuerda en parte a la ampliaci¨®n del madrile?o Museo Reina Sof¨ªa, del mismo autor. Puertas adentro, un intenso programa de actividades y conferencias, un auditorio acorde con el prestigio del Festival de Lucerna (www.lucernefestival.ch) , as¨ª como apetitosas propuestas de restauraci¨®n: desde una elegante velada en el Red Restaurant, hasta algo m¨¢s informal y cosmopolita en el World Caf¨¦, lugar de encuentro para sibaritas urbanos.
Media hora de a¨¦reo telef¨¦rico desde Lucerna inicia el denominado Circuito dorado, un recomendable itinerario que conecta Lucerna y su emblem¨¢tico Kapellbr¨¹cke, majestuoso y techado puente de madera del siglo XIV que junto a la emblem¨¢tica Torre del Agua conforman el s¨ªmbolo de la ciudad, con las alturas del cercano Monte Pilatus (www.pilatus.ch). Tras un maravilloso panorama de las nevadas crestas de los Alpes y la belleza arquitect¨®nica de Lucerna, toca afrontar un trepidante descenso en el tren cremallera m¨¢s inclinado del mundo hasta Alpnachstad, para regresar a la ciudad surcando las aguas del Lago de los Cuatro Cantones.
04 Lago Leman con vi?edos de fondo
La calma se recupera al llegar a Lausana, que a pesar de ser la quinta ciudad m¨¢s poblada del pa¨ªs esconde parte de su magia sosegada entre copa y copa de vino blanco. El jugo de la exquisita variedad de uva chasselas se empareja con los quesos t¨ªpicamente suizos, en raclette o en fondue. Por ejemplo, en el c¨¦ntrico restaurante Verre ¨¤ pied (www.verreapied.ch). Los caldos locales, cuya producci¨®n se consume en su mayor¨ªa dentro de propio pa¨ªs, tambi¨¦n son el acompa?amiento de los filetes de perca o el cocido de Vaud, platos t¨ªpicos que degustar en las sencillas mesas de madera de la braser¨ªa m¨¢s antigua de Lausana, Pinte Bresson.
Para hacer hueco, en el barrio portuario de Ouchy se alquilan bicicletas, una opci¨®n interesante para dirigirse hasta el sendero ol¨ªmpico en direcci¨®n a Vidy, donde se encuentra la sede del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional. Y por el camino, al borde del lago Leman, las zonas de ba?o invitan al chapuz¨®n. De vuelta, el metro es el medio m¨¢s r¨¢pido hasta la catedral protestante, uno de los edificios m¨¢s bellos de estilo g¨®tico de Suiza. Junto a ella, el pedido de un Marta, por extra?o que parezca, responde a una mezcla de chocolates calientes en el ambiente cincuentero de la cafeter¨ªa Le Barbare. Para completar la jornada, las compras de lujo esperan en la calle de Bourg.
Sin prisas, esperar el atardecer alcanza su imagen m¨¢s id¨ªlica desde el barco de vapor que parte de Lausana con los vi?edos de Lavaux de fondo y el Lago Leman. La vida nocturna, que tambi¨¦n es importante en Lausana tiene su m¨¢ximo exponente en Mad (www.madclub.ch), el pub de m¨²sica electr¨®nica con cinco plantas, zona vip y rincones de ambiente tranquilo. Los m¨¢s bohemios tienen tambi¨¦n su hueco en el bar Bedroom, con jazz en vivo por las noches.
M¨¢s informaci¨®n en www.myswitzerland.com
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.