Un para¨ªso 'stoniano' a la vuelta de la esquina
Anecdotario y santuarios con gancho a tiro de coche o avi¨®n barato, para lanzarse a una devota peregrinaci¨®n rockera, con atractivos argumentos viajeros
No es preciso (aunque s¨ª fascinante) viajar hasta la California des¨¦rtica para alojarse una noche en la habitaci¨®n n¨²mero ocho del Joshua Tree Inn. Los designios del rock en suelo patrio y cercanos alrededores ofrecen tambi¨¦n un buen pu?ado de destinos para echarse a la carretera en modo peregrinaci¨®n rockera y viajera. Hay santuarios y anecdotario de sobra: desde un rolling stone ojeroso y entonado a los mandos de una lancha fueraborda -con nombre de anfetamina y sin licencia, claro- por el Mediterr¨¢neo franc¨¦s, hasta estudios de grabaci¨®n ¨ªntegramente vintage en el centro de Gij¨®n.
Con algo m¨¢s de kil¨®metros se llega a un cortijo malague?o donde grab¨® una solista islandesa de renombre en plena huida existencial. Tambi¨¦n a un bosque gigante para perderse (de verdad) en Las Landas francesas donde se facturaron aut¨¦nticos superventas o, por qu¨¦ no, a la Main Street que bautiz¨® uno de los discos fundamentales de la historia del rock and roll. Buenas excusas a tiro de coche o avi¨®n barato para convertir la devoci¨®n rockera en escenarios donde se realizaron discos memorables, en un ejercicio viajero en toda regla.
01 Bendito exilio
Mientras evitaba los rigores del fisco brit¨¢nico, forjaba su leyenda (toxic¨®mana) y compon¨ªa uno de los discos clave del rock and roll, Keith Richards disfrut¨® a sus anchas de su exilio en la Riviera francesa. Frente a la bah¨ªa de Villefranche-sur-Mer, alquil¨® la lujosa Villa Nellc?te, que ya forma parte del imaginario stoniano: nocturnas sesiones de grabaci¨®n en los s¨®tanos (antiguas mazmorras, fue sede de la Gestapo en los 40); generosas cantidades de estupefacientes en su exacta proporci¨®n (Richards da detalles en su contundente biograf¨ªa Vida); decenas de invitados a comer, cenar o lo que fuera menester, desfile de celebridades de la escena setentera y una joya prensada en vinilo como Exile on Main St.
La experiencia viajera se resume en el t¨ªtulo del disco: la Main Street de los Stones era, en realidad, la Costa Azul francesa. Desde el puerto de Villefranche, a bordo de una motora que se agenci¨® el guitarrista (otra cosa era ya la licencia para pilotarla), disfrutaron de excursiones diarias al amanecer, tras las sesiones nocturnas: Antibes, Niza, Menton, Montecarlo o incluso puertos m¨¢s all¨¢ de la frontera italiana para desayunar; "nos encantaba c¨®mo hac¨ªan los huevos y el pan en Italia".
Actualmente, Nellc?te no se puede otear m¨¢s all¨¢ de las verjas de hierro de la finca, pero s¨ª es posible emular al capit¨¢n Keith alquilando un yate, un catamar¨¢n o un bote m¨¢s modesto en la marina de Villefranche. Eso s¨ª, a ser posible, con m¨¢s horas de sue?o encima.
? www.villefranche-sur-mer.fr/tourism
02 Ruta (tur¨ªstica) por la Trilog¨ªa de Berl¨ªn
Los conocidos estudios Hansa de Berl¨ªn volvieron a la actualidad hace un par de a?os, cuando se especul¨® en los medios con el esperado regreso de David Bowie. Todo qued¨® en nada: alguien suplant¨® al cantante brit¨¢nico con un mensaje falso que ubicaba al brit¨¢nico en Berl¨ªn. Eso ¨²ltimo bast¨® para recuperar todo lo relacionado con su famosa trilog¨ªa berlinesa. Ya saben: entre 1976 y 1979 Bowie vivi¨® intensamente la capital germana, junto al no menos intenso Iggy Pop. Compartieron apartamento, correr¨ªas y trabajo en el estudio; el n¨²mero dos de Hansa, concretamente. Bowie factur¨® tres joyas discogr¨¢ficas, Low, Heroes y Lodger, y produjo una cuarta, The idiot, para el chico de Detroit.
La posibilidad de que Bowie volviera a la escena, y en Berl¨ªn, desenterr¨® en los medios el resto de los escenarios que frecuent¨® junto a Iggy, para crear una completa y berlinesa Ruta Bowie alrededor de la ciudad: su rom¨¢ntico pisito en Sh?neberg, cena en el Caf¨¦ Par¨ªs de Charlottebourg, tomar algo en el S036 o alojarse en el cl¨¢sico Hotel Ellington; cabaret nazi en los 40, fue rebautizado en los setenta y all¨ª acud¨ªa la pareja para quemar sus noches.
El club segu¨ªa (y sigue) operativo, y el ostentoso caf¨¦, incluso el Ellington. De hecho, la Ruta Bowie por Berl¨ªn se ha hecho realidad, aunque el brit¨¢nico jam¨¢s volviera a la acci¨®n. Fritz Musictours (www.musictours-berlin.com) ofrece un tour guiado que incluye una visita los estudios Hansa; aunque no funcionan como museo, s¨ª muestra algunos recuerdos de aquellos a?os. Adem¨¢s, con suerte, se puede coincidir en la puerta con el mism¨ªsimo Bono; U2 grab¨® aqu¨ª su (probablemente) mejor disco, Achtung baby, con la ciudad reci¨¦n reunificada y gui?o al metro berlin¨¦s incluido: Zoo Station. La grabaci¨®n cumple en noviembre 20 a?itos y el 31 de octubre se lanzar¨¢ una reedici¨®n muy especial; incluir¨¢ hasta las gafas de mosca de Bono.
03 100 por cien 'wild'
Cuando el advenimiento de la resurrecci¨®n del vinilo se haga realidad (de momento se muere varias veces al a?o pero nunca suelta el ¨²ltimo suspiro), peregrinar hasta la calle Caveda de Gij¨®n tendr¨¢ su l¨®gica. Hasta entonces, la mera curiosidad de conocer c¨®mo se grababa la m¨²sica hace medio siglo tambi¨¦n justifica una escapadita hasta la ciudad asturiana.
En la estela de los Toe Rag Studios londinenses, Circo Perrotti (www.circoperrotti.com) es el proyecto personal de Jorge Mu?oz-Cobo, alma del grupo Doctor Explosion, y una verdadera oda a lo de antes, al aut¨¦ntico sonido del rock and roll y dem¨¢s estilos retro (mod, garaje, rockabilly, folk, indie), tal y como se registraban en los a?os 50 y 60; un estudio de grabaci¨®n vintage, "100% wild" como luce en su web (en proceso de renovaci¨®n). Por eso, multitud de m¨²sicos y bandas de aqu¨ª y de m¨¢s all¨¢ (Sonny Burgess, Billy Childish, Holly Golightly, The Cynics, Jaime Urrutia...), recorren muchos kil¨®metros para que su m¨²sica pase por la joya de Circo Perrotti: una mesa Telefunken V800 de 1967. Micros STC que usaba la BBC en los 40, c¨¢maras de efectos EMT (?bendito reverb!) y aut¨¦nticos amplificadores Vox y Magnatone, entre otros, completan el equipo que hace realidad el lema del estudio: "si quieres hacer R&R que suene siempre a R&R".
A diferencia de los berlineses Hansa, Jorge no acoge visitas en clave turista (s¨ª lo ense?a a curiosos y mel¨®manos cuando hay posibilidad), pero la c¨¦ntrica ubicaci¨®n de Circo Perrotti permite no perder el tiempo en Gij¨®n. Desde deslizarse por la Ruta de la Sidra (www.gijon.info), acercarse a la ¨²ltima creaci¨®n Niemeyer en Avil¨¦s (www.niemeyercenter.org) o, por qu¨¦ no, enfundarse el neopreno y empezar con el surf en las playas locales.
04 En medio del bosque
Una playa de 106 kil¨®metros y el bosque m¨¢s grande del occidente europeo. Las se?as de identidad de la regi¨®n de Las Landas francesas se despliegan frente al Atl¨¢ntico; hacia el interior, un tapiz, casi ¨ªntegramente artificial, de pinos mar¨ªtimos. Y en medio del bosque, garantizando la intimidad que se requiere, los estudios Du Manoir (cerca de la localidad de L¨¦on), por donde han desfilado desde algunos de los superventas nacionales (el pop medi¨¢tico de La Oreja de Van Gogh , Mikel Erentxun o la versi¨®n m¨¢s comercial de Fito Cabrales con sus Fitipaldis), hasta la carabanchelera guitarra de Rosendo Mercado.
Quiz¨¢ m¨¢s que peregrinaci¨®n, el gigantesco tri¨¢ngulo verde que dibuja el Parque Natural de Las Landas de Gascu?a en el suroeste franc¨¦s, incluida una duna gigante de 104 metros -la monta?a de Pyla-, implica degustaci¨®n. Estamos en territorio vin¨ªcola, de exquisitos pat¨¦s y de cultivo de ostras. Y al llegar a los digestivos, el licor m¨¢s antiguo de Francia: una copa de armagnac.
Este aguardiente de uva, envejecido en barrica de roble entre 10 y 40 a?os, tiene su propia liturgia y santuarios. Por ejemplo, el alambique m¨¢s antiguo de Gascu?a, operativo desde 1804 en la finca de Ognoas, Arthez-d'Armagnac, o el eco-museo de Labastide-d'Armagnac, donde se explican los instrumentos, las cepas y los diferentes aromas (ciruela, membrillo, vainilla) que incorpora el armagnac al envejecer. Degustaci¨®n incluida.
? www.tourisme-landesdarmagnac.fr
05 Una piscina para grabar m¨²sica
Un grupo peculiar: invirtieron las ganancias de su primer bombazo discogr¨¢fico en la construcci¨®n de su propio estudio de m¨²sica rehabilitando una piscina; los instrumentos descansan ahora en la antigua pileta. Sigur R?s son islandeses y su estudio-piscina se encuentra en Mosfellsbaer, su ciudad natal, cerca de Reikiavik. Quienes acuden por devoci¨®n a este minitemplo de nulo atractivo arquitect¨®nico, no desaprovechan para disfrutar de los argumentos viajeros de la isla: las humeantes aguas de la Laguna azul (a media hora de la capital), activos y aguerridos volcanes como el medi¨¢tico Eyjafjalla (que ya cuenta con excursiones guiadas), o por qu¨¦ no, fiordos que en nada envidian a los noruegos.
Un verdadero espect¨¢culo natural se despliega en torno a ?safj?rur, en los llamados Fiordos del Oeste. Desde este puerto parten la mayor¨ªa de rutas (a pie, en kayak o a bordo de un crucero) que los surcan con destino a, entre otros, las imponentes proas que dibujan los acantilados del Parque Natural de Hornbjarg, la elegancia del salto de Dynjandi o la Isla de Vegur.
06 Silencio como respuesta
La conexi¨®n islandesa conduce hasta la Sierra de Ronda, donde muchos se han encerrado en El Cortijo, un chal¨¦ convertido en estudio de grabaci¨®n por Trevor Morais, bater¨ªa de Bj?rk. Ella misma se refugi¨® aqu¨ª en 1997, no solo para dar forma a uno de sus trabajos m¨¢s intimistas, Homogenic. Despu¨¦s de que la polic¨ªa londinense interceptase un paquete bomba enviado a su casa por un fan desequilibrado, que se acab¨® suicidando, la islandesa declar¨® haber sufrido un crash y puso tierra de por medio.
No ha sido la ¨²nica que se ha instalado aqu¨ª durante una temporada; El Cortijo ha tenido hu¨¦spedes (musicales) de distinto pelaje. Desde los ruidosos Rammstein, a Los Secretos, Amaral o Los Rodr¨ªguez. Hasta Raimundo Amador se pas¨® por all¨ª para ponerle una guitarra flamenca al tema So Broken de Bj?rk. El porqu¨¦ resulta tan sencillo como inaudible: basta con asomarse a la ventana y no obtener nada como respuesta.
Ronda tiene miga (verde) e im¨¢n. El mism¨ªsimo Orson Welles descansa aqu¨ª (es donde mejor lo pas¨®, asegura la familia), entre los llamados Pueblos Blancos que salpican la serran¨ªa hasta la ya gaditana zona de Grazalema. La agencia Otros Caminos (www.otroscaminos.com) propone una ruta de cinco d¨ªas, cuatro noches y algo de esfuerzo. Se trata de ir recorriendo estos reductos blancos sobre fondo verde en bicicleta, conectando con la V¨ªa Verde de la Sierra; desde Ronda a El Puerto de Santamar¨ªa, territorio del peculiar Paco Loco Mart¨ªnez. Pero eso ya es otra historia...
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