Las camionetas restaurante triunfan en Boston

A las doce del mediod¨ªa, la t¨ªpica hora local para salir a comer, cientos de trabajadores y estudiantes de Boston y Cambridge hacen cola delante de uno de los?food trucks (furgonetas de comida ambulante) de Clover para comprar su almuerzo. Pero aunque la comida que all¨ª se sirve s¨ª es r¨¢pida, en el men¨² no hay nada grasiento ni ultracal¨®rico. Clover solo sirve comida vegetariana, hecha con productos locales y, en la medida de lo posible, biol¨®gicos.

Clover Food Lab empez¨® en 2008 con un ¨²nico?food truck aparcado frente al Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) en Cambridge. A d¨ªa de hoy, la compa?¨ªa, cuya filosof¨ªa es m¨¢s parecida a una?start-up tecnol¨®gica que a una cadena de comida, cuenta con seis furgonetas ambulantes y dos restaurantes. En cuesti¨®n de un a?o han pasado de 10 empleados a 140, y en un solo d¨ªa pueden servir hasta 9.000 comidas. Un verdadero fen¨®meno local detr¨¢s del cual est¨¢ Ayr Muir, un licenciado del MIT que dej¨® el mundo corporativo para probar suerte con esta iniciativa.

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La clave del ¨¦xito de Clover hay que buscarla en un men¨² simple y saludable realizado con productos de calidad, unos precios razonables y el uso de Twitter para comunicarse con sus clientes. Tambi¨¦n hay que tener en cuenta que la poblaci¨®n local es muy receptiva a este tipo de iniciativas sostenibles (las furgonetas funcionan con biodiesel) y?cool.

El dise?o de sus locales es minimalista e industrial. Los men¨²s cambian a menudo, incluso a lo largo de un mismo d¨ªa, dependiendo de los productos disponibles y de temporada. No hay cajas registradoras, s¨®lo trabajadores que iPod en mano te reciben para tomar tu pedido.

Triunfan sus bocadillos de frituras de garbanzos y sobre todo la raci¨®n de patatas fritas con romero. En verano inventan ensaladas y bebidas fr¨ªas, y en invierno, sopas para calentar el cuerpo de los que se atreven a aguantar las colas a la intemperie. A pesar de no servir carne, evitan decir que sirven comida vegetariana. No, esto ahuyentar¨ªa a los clientes, dicen. Y tienen toda la raz¨®n del mundo, ya que calculan que el 95% de ellos suele comer carne.

Clover no tiene miedo a equivocarse y ha ido creciendo a base de prueba y error. Han llegado a sacar un bocadillo nuevo a base de una hortaliza tan poco popular como la chiriv¨ªa y recurrir a Twitter para preguntar a sus clientes si estaba bueno. Si resulta que no, les piden que c¨®mo se podr¨ªa mejorar y prueban las sugerencias. Al final consiguen que un nuevo plato se gane el est¨®mago de la clientela.

Sus?tuits son de lo m¨¢s variopinto. Avisan de si alguna de las furgonetas cierra antes o abre tarde y de los nuevos ingredientes de alg¨²n plato. Como la mayor¨ªa de clientes son habituales y les siguen en Twitter, tambi¨¦n anuncian el cumplea?os de sus trabajadores para que los felicites al ir a pedir tu comida. Hace un par de semanas, cuando el term¨®metro subi¨® a 38 grados, dijeron que los?trucks cerrar¨ªan a las 15.00 (tambi¨¦n suelen servir cenas) y que mandaban a sus trabajadores a que se refrescaran al cine. S¨ª, trabajar en Clover tambi¨¦n es bastante cool.

En su web encontrar¨¢s informaci¨®n nutricional, explicaci¨®n de los ingredientes que utilizan y su procedencia y tambi¨¦n la localizaci¨®n exacta de cada una de sus furgonetas y restaurantes.

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