En lo m¨¢s rec¨®ndito de Gran Canaria

La casa rural El Patio de Agaete est¨¢ situada en uno de los barrios de costa de m¨¢s dif¨ªcil acceso de Gran Canaria. En El Risco, a 50 kil¨®metros y una hora de coche desde Las Palmas de Gran Canaria. Para llegar hay que tomar la carretera que une Agaete con La Aldea y avanzar entre vertiginosos acantilados. Es el tramo de carretera m¨¢s espectacular de la isla. 12 kil¨®metros, 20 minutos y 200 curvas. Hasta que la visi¨®n de ba?istas corriendo en una cala de arena negra nos hace suspirar de alivio. La playa del Risco. M¨¢s adelante aparecer¨¢ el bar Perdomo ocupando una curva. No nos hab¨ªamos perdido.

El Risco son 150 habitantes en el coraz¨®n de la cola del drag¨®n, que es a lo que recuerda el perfil de las monta?as que descienden desde la cumbre hasta el mar visto desde el pueblo de Agaete. Una iglesia, el teleclub (hace 30 a?os que no lo hay, pero los lugare?os siguen teniendo como referencia el local donde se ubicaba), el bar Perdomo y la tienda de comestibles Casa Lolo, se?alizada con dos carteles escritos a mano sobre cartones amarrados al tronco de un laurel de la carretera. Casa Lolo, regentada por do?a Paquita, su viuda desde hace siete a?os, ser¨¢ nuestro salvavidas durante la estancia. A ella podremos comprarle lo necesario. Y hasta obtener el favor de un tupperware con potaje de berros, gofio y queso del pa¨ªs incluidos.

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El Patio de Agaete (El Risco, 51. Telf.: 0034 928 88 61 61) son 75 metros cuadrados de vivienda y 800 de jardines. Tiene piscina. Cuesta 135 euros por d¨ªa y la estancia m¨ªnima son dos noches, aunque los propietarios dan preferencia a las estancias m¨¢s largas. Las han tenido hasta de tres meses. Est¨¢ situada al final de una empinada carretera de asfalto, en lo que lo se conoce como el Risco de Arriba. El coche se deja aparcado en un margen de la calle y a la casa se accede por un estrecho pasillo delimitado por muros de piedras de medio metro de alto entre ca?averales. Los lagartos nos hacen el pase¨ªllo. Entramos en ella por una vieja puerta de madera de tea.

Est¨¢ habilitada para recibir parejas con un ni?o y un beb¨¦ como m¨¢ximo. Y cuidadosamente decorada. En el patio de entrada, una mesa de madera y cristal bajo un p¨¦rgola de madera frente a ventanas pintadas en verde turquesa invita a desayunos y sobremesas. Las paredes del interior de la casa son naranjas. Las ventanas y puertas de madera recia llaman la atenci¨®n sobre lo dem¨¢s. Un dormitorio con camas para dos, un sal¨®n, un ba?o con original plato de ducha integrado. Y cocina sin microondas pero por lo dem¨¢s completamente equipada.

Solo zonas del exterior cuentan con se?al telef¨®nica m¨®vil convencional. Ni rastro de wifi y 3G (caso de urgencia, el wifi del teleclub puede sacarnos del apuro). As¨ª que la estancia en El Patio de Agaete se convierte en retiro forzoso tambi¨¦n de Internet. Ideal para una cura de desintoxicaci¨®n de redes sociales y para recuperar el placer de la lectura. La paz, y la piscina entre verodes, tabaibas y plantas de aloe con vistas a impresionantes monta?as, llenas de penachos amarillos por la proliferaci¨®n de cerrillo, lograr¨¢n que pasemos mejor el mono. Tambi¨¦n el rinc¨®n preferido de Branko -el arrendatario, junto a Virgina-, dos bancos r¨²sticos junto al patio de entrada bajo flores rojas de flamboy¨¢n entre higueras, limoneros, guayabos y aguacateros.

Cuando el momento lo requiera es imprescindible una visita a la playa, siempre en bajamar por la potencia con que bate el mar. Los atardeceres son monumentales con el Teide, en la vecina isla de Tenerife, como tel¨®n de fondo. Y la guinda suprema, una excursi¨®n de 20 minutos a pie hacia el interior de las quebradas. El paisaje parece habitado por dinosaurios. El destino final est¨¢ a un kil¨®metro. Es el Charco Azul, en la confluencia de tres barrancos: 300 metros cuadrados de agua al pie de la monta?a. En temporada de lluvias es posible darse un chapuz¨®n debajo de las cascadas que nacen a 1.500 metros de altura en el pinar de Tamadaba.

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