Frescos y corchos

Si hay una bodega emblem¨¢tica en Rioja Alavesa por abrir el mosto al visitante antes, durante y despu¨¦s de la vendimia, esta es la que fundara hace poco m¨¢s de un siglo el bilba¨ªno Cosme Palacio y Bermejillo. Sus vinos han marcado la historia de la denominaci¨®n e incluso la de la Ribera del Duero, cuando la filoxera le empuj¨® hacia Valbuena de Duero y contribuy¨® con sus conocimientos al auge de Vega Sicilia. En las afueras de Laguardia, al pie mismo de sus murallas, elabor¨® con t¨¦cnicas bordelesas el tinto Glorioso. A mediados de los ochenta, la bodega, ya en manos de los Domecq, inaugur¨® la moda de los nuevos riojas con el tinto Cosme Palacio. Y 10 a?os despu¨¦s, antes de que fuera adquirida por los herederos de Antonio Barcel¨®, se decidi¨® rehabilitar las antiguas salas de barricas y convertirlas en un hotelito con encanto.

Arquitectura serena en piedra de siller¨ªa y mamposter¨ªa, achatada sobre una elevaci¨®n del plano en que esparce el vi?edo. Inconfundible en la distancia por su perfil preindustrial, de seis naves adosadas, con tejados sim¨¦tricos.

Y, como corresponde a una bodega de verdad, suave penumbra en el interior, temperatura controlada, humedad la justa. En este ambiente fresco da gusto aposentarse en el vest¨ªbulo y esperar con paciencia. Por el intr¨ªngulis de las naves se adivina el comedor, sostenido por gruesos pilares de roble y muros de piedra. La oferta gastron¨®mica es quiz¨¢ menos redonda de lo que cabr¨ªa esperar, aunque los platos tradicionales pueden llegar a saber a gloria. Como pre¨¢mbulo a la cena, habr¨ªa que asomarse a los antiguos lagares y calados subterr¨¢neos, que destilan a trav¨¦s de unos frescos la historia de la bodega.

Salones para la digesti¨®n hay varios. La Vivienda de Cosme Palacio, en el piso superior, est¨¢ reservada a las reuniones de empresa, que tambi¨¦n pueden utilizar el sal¨®n de los Trillos y el de los Dep¨®sitos Centenarios. La biblioteca informa sobre diversas rutas tur¨ªsticas por la regi¨®n. La sala de catas, algo peque?a, mantiene una sobriedad cl¨¢sica en la firma.

Salvo la suite Tempranillo, las 12 habitaciones convencionales reverencian con su decoraci¨®n de cortinajes y lencer¨ªa estampada los invariables aromas del vi?edo. Mucho m¨¢s no cabe esperar de un hotel bien sobrado de historia y pionero en la pr¨¢ctica del enoturismo. Si acaso, mayores detalles en el servicio durante la temporada baja. Que comer y beber son h¨¢bitos irrenunciables del vivir nuestro de cada d¨ªa.

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