Un boniato en alm¨ªbar, por favor

Aqu¨ª convivimos con la riqueza sin darnos cuenta: de ni?o, juegas al f¨²tbol en una plaza monumental; de mayor, haces footing en los jardines reales¡­¡±, cuenta el chef Fernando del Cerro. Durante cuatro siglos, Aranjuez (www.turismoenaranjuez.com) fue residencia de primavera de la Corte; hoy brilla por la gastronom¨ªa de sus huertas. Normal que a Jos¨¦ Luis Sampedro, autor de Real Sitio, le fascinara ¡°la m¨¢gica ambivalencia entre un entorno tan rural y una ciudad cortesana con palacios espl¨¦ndidos y dioses de m¨¢rmol¡±.

9.30 Dulces muy hermosos

Para rom¨¢nticos, el Tren de la Fresa rememora la segunda l¨ªnea ferroviaria m¨¢s antigua de Espa?a, de 1851. Su locomotora de vapor, negra y roja y ruidosa, sale a las 9.50 del Museo del Ferrocarril de Madrid (www.museodelferrocarril.org; 902 320 320; adultos, 29,55 euros; ni?os de 4 a 12 a?os, 21,40) los fines de semana de junio a octubre. A bordo tomar¨¢ fresones, pero una vez en Aranjuez (el tren llega a las 11.25) no se prive de la tarta goyesca, un pecado de hojaldre de la pasteler¨ªa Hermanos Serrano (1) (Primavera, 62), o de unos churros en Veloso (2) (Abastos, 62).

11.30 Suelo ajedrezado

El Palacio Real (3) apabulla. La obra, encargo de Felipe II en 1561, se alarg¨® dos siglos. ¡°Es un popurr¨ª de estilos por acumulaci¨®n¡±, se?ala el conservador del Real Sitio, Javier Jord¨¢n. Como un diario abierto, la decoraci¨®n nos descubre los gustos del mel¨®mano Fernando VI, que orden¨® dibujar una lira en un pavimento, o de Carlos III, con su abigarrado gabinete de porcelana. Contrasta la sobriedad de los Austrias, los muros blancos con tapices que en verano se trasladaban a la siguiente residencia real (La Granja), frente al esplendor de los Borbones, que estucaban las paredes y las llenaban de espejos y lienzos. Merecen varias horas la sala de fumadores; el sal¨®n de espejos, con su prodigioso suelo ajedrezado, o la b¨®veda con frescos de Luca Giordano descubierta hace una d¨¦cada tras un falso techo.

13.00 El rey en el andamio

Dejamos atr¨¢s el jard¨ªn del Rey y al cruzar el canal nos recibe un entramado de parterres, galer¨ªas y fuentes. Su iconograf¨ªa (Neptuno, Narciso) no esconde la influencia italiana; la estatua del ni?o de la espina, sin ir m¨¢s lejos, fue una idea que cosech¨® Vel¨¢zquez en su segundo viaje a Roma. En el jard¨ªn de la Isla (4), la cascada de las Casta?uelas imita el sonido del mar: fue un regalo a B¨¢rbara de Braganza, la infanta de Lisboa, que a?oraba la costa. Abundan los juegos de agua. De las expediciones mar¨ªtimas provienen cientos de ¨¢rboles, como la palmera chilena del jard¨ªn del Parterre o el ahuehuete mexicano del estanque de los Chinescos. En los siete kil¨®metros del sinuoso jard¨ªn del Pr¨ªncipe (5) se topar¨¢ con ardillas camino del apartado palacete de recreo: la Casita del Labrador (6). Javier Jord¨¢n la considera ¡°un joyero, de decoraciones exquisitas¡±. Fue capricho de Carlos IV, mecenas y coleccionista (?qu¨¦ relojes!). Supervisaba tan de cerca los trabajos que lleg¨® a subirse a un andamio para ver c¨®mo pintaba la b¨®veda Mariano Salvador Maella. Las palabras sobran ante unas salas con tallas de caoba, jarrones de S¨¨vres o mosaicos romanos.

14.00 Pasi¨®n por la verdura

Se agradece una ca?a bien tirada en Delapio (7) (www.casadelapio.es). Tapeo de lujo: en Paquito, berenjenas; en Pablete H, las pulgas de calamares fritos que prepara Mari, insuperables. Como la tortilla de patata de Casa Jos¨¦ (9) (www.casajose.es), en cuyo comedor triunfa el men¨² basado en verduras y hortalizas de Fernando del Cerro, una estrella Michelin. ¡°Tengo obsesi¨®n por el verde¡±, dice.

16.00 Vino y mariposas

Nos adentramos en bicicleta (se alquilan gratis en www.aranbike.es) por los sotos hist¨®ricos (10), asombrosas arboledas geom¨¦tricas trazadas en el siglo XVI por Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. La confluencia del Tajo y el Jarama siempre ha sido f¨¦rtil en esp¨¢rragos o alcachofas. Huertas como Caraba?a (www.huertadecarabana.es) presumen de tomates con sabor de verdad, cultivados con cari?o y sin herbicidas. Despu¨¦s de admirar las embarcaciones reales en el Museo de Fal¨²as Reales (11), dan ganas de navegar en piragua (www.arantour.com o www.danco-aventura.com). A caballo (www.cuadrabellavista.com) llegamos hasta el Real Cortijo de San Isidro (12), con unas impresionantes bodegas subterr¨¢neas de Carlos III (reservas: 915 35 77 35). Al sur, la reserva natural Mar de Ont¨ªgola (13), un apacible humedal con aves y mariposas.

18.00 Un caf¨¦ con Lorca

Lecci¨®n de historia en el Rana Verde (14) (La Reina, 1). Joaqu¨ªn Cot, bisnieto del creador del bar, explica que se construy¨® en 1903 como un gango (merendero) con las tablas que sobraron del mercado derruido. El cronista Jos¨¦ Luis Lindo es otra mina de historias. ?Sabe que aqu¨ª tomaron caf¨¦ Lorca o Joaqu¨ªn Rodrigo? ?Y que en la calle de las Infantas hay una vivienda, otrora de la Casa de Alba, con frescos atribuidos a Goya? Como est¨¢ cerrada a visitas, puede acercarse a la iglesia de Chinch¨®n (15) a ver la espl¨¦ndida Asunci¨®n de la Virgen del pintor aragon¨¦s. De paso, la plaza Mayor, de arquitectura popular, sin pavimentar, a¨²n acoge comedias y corridas de toros.

19.30 Helado en la corrala

El atardecer invita a pasear por el centro, prodigio de Santiago Bonav¨ªa. Hasta 1750 solo la monarqu¨ªa pod¨ªa residir en la villa. Cuando Fernando VI aboli¨® la prohibici¨®n, encarg¨® la expansi¨®n urbana al escen¨®grafo italiano, que traz¨® una cuadr¨ªcula de calles sim¨¦tricas y palacetes. Como epicentro, la plaza de San Antonio (16) o de la Mariblanca, 18.000 metros cuadrados de arcos y perspectivas. Recuperamos fuerzas con un cono de mantecado en la helader¨ªa Isabelo, en la plaza de la Constituci¨®n (16), y nos imaginamos la vida en las corralas, las fiestas del c¨¦lebre castrati Farinelli en el palacio de Osuna, hoy pizzer¨ªa; o, a su lado, el palacio rosado del valido Godoy, asaltado por los nobles en el mot¨ªn de 1808. Pocos a?os antes, en 1797, se inaugur¨® la bella plaza de toros (18).

21.00 Boniatos en alm¨ªbar

El ecochef Rodrigo de la Calle (www.restaurantedelacalle.com) (19) triunfa con sus arroces y una degustaci¨®n ¨ªntegramente verde, con zanahorias o boniatos en alm¨ªbar. Para una terraza con vistas, El Castillo (20) (www.elcastillo1806.com) o Car¨ºme. Rematamos la noche con un billar en Abraxas (Infantas, 47), un brindis en Cheers (Capit¨¢n, 9) y magia o m¨²sica en directo en El Laurel de Baco (21) (Eras, 6).

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