'Spa' bajo el claustro

Es uno de los monumentos m¨¢s admirables en El Burgo de Osma y como si nada... Hasta su resurrecci¨®n como hotel, nadie hab¨ªa prestado suficiente atenci¨®n a su fachada plateresca, sede de la antigua Universidad de Santa Catalina, cuya imagen figura sobre el dintel de entrada. Menos a¨²n al claustro renacentista de finas columnas toscanas entrelazadas en dos plantas por arcos de medio punto, hoy resguardado bajo una portentosa estructura de acero y vidrio multilaminar. Aqu¨ª se cursaron durante dos siglos estudios de teolog¨ªa, filosof¨ªa, derecho y medicina, en su inicio alentados por el obispo Pedro ?lvarez de Acosta. La pavimentaci¨®n en distintos tramos se?ala los m¨²ltiples usos del lugar: aqu¨ª una terraza con sillones de polivinilo, all¨¢ una p¨¦rgola de restauraci¨®n r¨¢pida. Alrededor de un pilar de hormig¨®n gira la barra del bar y, equidistante, un cuadril¨¢tero formado por tres sof¨¢s y dos mesas de dise?o org¨¢nico. La vida social del hotel se transparenta en este vasto espacio configurado con un orden lectivo y geom¨¦trico.

En el centro, una c¨²pula acristalada distrae la mirada de los reci¨¦n llegados, incapaces de tomar habitaci¨®n sin echar antes un vistazo a su interior. Otro claustro bajo el claustro original esconde la esencialidad termal del establecimiento, un complejo l¨²dico de piscinas con chorros, cortinas, cascadas, cuellos de cisne y ca?ones descontracturantes, camas sumergidas, bacinas de hidromasajes y zonas de reposo en una suave penumbra cenital. Este vasto caldarium de aguas mineromedicinales lo mismo sirve para combatir el estr¨¦s que las afecciones reum¨¢ticas, igual adelgaza que previene de los riesgos cardiovasculares, retrasa el envejecimiento y alivia otros males por su efecto diur¨¦tico y eliminador de sodio. Los tratamientos aqu¨ª prescritos aprovechan las propiedades terap¨¦uticas y cosm¨¦ticas de los balnearios de Olmedo y Solares, gestionados por la misma compa?¨ªa hotelera.

El alojamiento nocturno se distribuye por toda la planta superior, accesible a trav¨¦s de una solemne escalinata de piedra. Son habitaciones muy agradables, decoradas con sentido utilitario y ciertos gui?os sensoriales, como el ba?o abierto a la alcoba y un mobiliario oscuro en contraste con el suelo de madera clara listada. No hay colgadores de toallas, pero s¨ª la tarjeta ecol¨®gica que sugiere colgarlas para ahorrar no se sabe cu¨¢ntos miles de litros de agua y detergentes... Por las mismas se sugiere que, en caso de faltar alg¨²n cosm¨¦tico, sea solicitado en recepci¨®n, cuando la experiencia demuestra que no siempre el servicio de recepci¨®n posee lo que se busca.

Un antiguo ventanal de piedra clara abre el dormitorio a la ciudad. Solo que la animaci¨®n urbana tiene su foco en el lado opuesto. Da gusto girar una y otra vez alrededor del claustro, una magn¨ªfica atalaya para ver sin ser visto a cualquier hora del d¨ªa. Quien desee el plus de ser visto, puede bajar a escena.

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