Arte ¨²til en Queens
Las actividades de este museo de Nueva York incluyen evaluaciones m¨¦dicas gratuitas, reparto de cupones de alimentos o asesoramiento legal
El Queens Museum of Art (QMA) no lo tiene f¨¢cil para hacerse un hueco en la agenda cultural de los neoyorquinos. Pero en la ciudad del MET, el MoMA o el Guggenheim, otros museos son posibles y hasta necesarios.
Emplazado en el Flushing Meadows Corona Park (Queens), el QMA es uno de los grandes desconocidos de la ciudad y, sin embargo, parte fundamental de su historia. El parque, inmortalizado por F. Scott Fitzgerald en El gran Gatsby, aloj¨® varias ferias mundiales y cuenta incluso con una obra, en ruinas, del arquitecto Philip Johnson en la que se rodaron algunas escenas de Hombres de negro. El barrio de Corona, frecuentado por Louis Armstrong, Malcolm X o Ella Fitzgerald, es hoy el hogar de los New York Mets y una comunidad crecientemente diversa.
Cuando el QMA fue consciente de que su programaci¨®n no sintonizaba con las necesidades de los habitantes de Corona (en su mayor¨ªa inmigrantes con dificultades para comunicarse en ingl¨¦s y afectados por altas tasas de desempleo), decidi¨® reinventarse. Como ha ocurrido en otros museos, sus pol¨ªticas se volvieron sensibles a las problem¨¢ticas de las comunidades locales. Y es que los que antes eran lugares de contemplaci¨®n y m¨¢s tarde de ocio, ahora se posicionan como espacios de producci¨®n e intercambio, centros de participaci¨®n y est¨ªmulo ciudadano. En muchos casos, se trata de estrategias ret¨®ricas y maniobras para acercarse a un p¨²blico cada vez m¨¢s dif¨ªcil de fidelizar. Sin embargo, el caso del QMA parece, m¨¢s bien, el proyecto de entusiastas que conf¨ªan en la capacidad de la cultura para mejorar, tal vez no el mundo, pero s¨ª su entorno inmediato. Su f¨®rmula consiste en una combinaci¨®n casi imposible de arte, entretenimiento y servicios sociales. Lo llaman 'Arte ¨²til' aunque, en ocasiones, parece imposible diferenciarlo del trabajo social.
A trav¨¦s de iniciativas como Heart of Corona, el QMA participa en el embellecimiento del espacio p¨²blico de Corona Plaza y trata de potenciar la riqueza cultural del barrio. Sin embargo, su compromiso llega a¨²n m¨¢s lejos, e incluye evaluaciones m¨¦dicas gratuitas, reparto de cupones de alimentos y asesoramiento sobre cuestiones educativas, legales y financieras. Eso s¨ª, todo ello tiene lugar en un ambiente festivo, al ritmo de folk, cumbia o hip-hop, entre instalaciones de arte p¨²blico y espect¨¢culos callejeros desarrollados en colaboraci¨®n con comercios, representantes pol¨ªticos locales y artistas emergentes. En esa misma l¨ªnea se sit¨²a el ambicioso Immigrant Movement International, dirigido por la artista cubana Tania Bruguera y que se propone re-definir la figura del inmigrante y poner a prueba el concepto de Arte ¨²til. Con estos proyectos, el QMA cuestiona la funci¨®n de las instituciones culturales y apuesta por salir de la caja blanca de la galer¨ªa para abrirse a otras realidades, estableciendo una relaci¨®n inestable entre producci¨®n cultural, marco espacial y audiencia.
Pero las actividades del QMA no solo se despliegan fuera de sus instalaciones. Tambi¨¦n su arquitectura institucional protagoniza un relato fascinante sobre estos vaivenes entre pol¨ªtica y entretenimiento que a¨²n hoy definen la agenda del museo. Construido para alojar el Pabell¨®n de Nueva York en la Feria Mundial de 1939, el entonces llamado New York City Building fue luego destinado a pista de patinaje y m¨¢s tarde elegido sede temporal de la Asamblea General de las Naciones Unidas, desde donde se tomaron decisiones, como la partici¨®n de Palestina, que han marcado la historia reciente. Con motivo de la Feria Mundial de 1964, el edificio mut¨® de nuevo para albergar la que es hoy su principal atracci¨®n: el Panorama, una gigantesca maqueta de la ciudad construida por Robert Moses y que desde 2009, y a trav¨¦s del programa Adopte un edificio, ofrece la opci¨®n m¨¢s econ¨®mica para aquellos que sue?an con convertirse en propietarios de bienes inmuebles en Nueva York y adem¨¢s quieren colaborar en el mantenimiento de la instalaci¨®n. El precio var¨ªa desde 50 d¨®lares por la compra de un apartamento, hasta unos 10.000 en el caso de los edificios emblem¨¢ticos de esta ciudad en miniatura, como el Puente de Brooklyn o el Empire State.
Por una cifra menos asequible, 65 millones de d¨®lares, el QMA dirige otra operaci¨®n inmobiliaria, esta vez a escala real: su pr¨®xima renovaci¨®n a cargo del equipo Grimshaw/Ammann and Whitney, y con la que busca convertirse en una de las instituciones m¨¢s interesantes de la ciudad y un lugar de encuentro de diferentes culturas. Lo que resulta parad¨®jico es que se trata de un objetivo que parec¨ªa ya cumplido gracias a su programaci¨®n. De hecho, mientras se comprueba la pertinencia de esta costosa extensi¨®n f¨ªsica del QMA, a su alrededor, y financiado sobre todo con entusiasmo, el c¨®ctel de arte, entretenimiento y servicios sociales, sigue animando y mejorando el barrio de Corona sin necesitar la mediaci¨®n de la arquitectura de autor.
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