Maestros del jazz en N¨²remberg

Cae la noche en N¨²remberg y algo suena muy bien en el s¨®tano del n¨²mero 27 de Paniersplatz. Entramos en el Jazzstudio, el local de jazz m¨¢s antiguo de Baviera, el segundo de toda Alemania detr¨¢s del Jazzkeller de Frankfurt, y un solo de tromb¨®n enmudece la sala. Un joven bater¨ªa acaricia los platillos y el chico del teclado balancea la cabeza mientras un saxofonista tenor y un contrabajista se unen al fest¨ªn.

Era 1954 cuando un grupo de j¨®venes dispuestos a hacer lo que m¨¢s les gustaba convert¨ªan una antigua bodega subterr¨¢nea en uno de los primeros locales de jazz de Europa, mientras la ciudad de N¨²remberg estaba pr¨¢cticamente devastada por culpa de los bombardeos que todav¨ªa resonaban en sus cabezas. Un local que se convertir¨ªa en una instituci¨®n del jazz; del que llegar¨ªan a formar parte 170 socios dispuestos a llevarlo a la cumbre de este g¨¦nero musical; donde m¨²sicos de la talla de Chet Baker har¨ªan de las suyas; y donde cada mes m¨¢s de 200 grupos solicitan tocar ante una comisi¨®n de tres de los socios que selecciona con rigor para cubrir los cerca de 70 conciertos anuales. Conciertos que alternan entre los talentos locales y las bandas de mayor resonancia internacional, que cada fin de semana llenan este agradable espacio cuyo escenario brilla bajo el nombre de un venerado John Coltrane.

En una pausa, uno de los encargados anuncia el pr¨®ximo concierto, organizado en la sala Tafelhalle, a poco m¨¢s de un kil¨®metro al Este de la muralla medieval de N¨²remberg, con la que colaboran de vez en cuando para aumentar considerablemente su aforo m¨¢ximo de cien personas. Entre estas dos, y la sala Jazz Musiker, consiguen mantener a N¨²remberg en la ¨¦lite alemana del jazz en directo. Los lunes, el jazz es cosa del Zwinger Bar, y los mi¨¦rcoles del Der Cult, en las afueras. El saxofonista bebe agua y alg¨²n que otro despistado reci¨¦n llegado busca un asiento libre donde 15 minutos m¨¢s tarde disfrutar¨¢ de una copa de vino o de una jarra de cerveza mientras su pie derecho se agita al ritmo de la m¨²sica.

Un club casi sexagenario cuyo fin es que por su interior pasen todas las variantes del jazz, desde el swing y el bebop hasta los estilos m¨¢s vanguardistas. Y donde m¨²sicos provenientes de lugares como Berna, Par¨ªs o Nueva York hagan vibrar a un p¨²blico que encuentra en la p¨¢gina web, en folletos y en el peri¨®dico local toda la informaci¨®n de los conciertos de los dos pr¨®ximos meses.

Una visita obligada para los amantes del jazz; un lugar perfecto para tomar algo y disfrutar de buena m¨²sica en directo; una sala de la que el bater¨ªa estadounidense Joey Baron dir¨ªa en una dedicatoria: ¡°Espero tocar aqu¨ª m¨¢s veces. Este debe ser el local de jazz en vivo m¨¢s acogedor del mundo". Bienvenidos a la casa del jazz.

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