Tapas por el barrio H¨²medo de Le¨®n
Pinchos de morcilla entre murallas romanas y un edificio de Gaud¨ª
Callejuelas llenas de tascas y bares con encanto a las que dan sombra muros de mamposter¨ªa y sillares con hasta 2.000 a?os de historia. Bares de copas y cervecer¨ªas en las que algunos de sus muros son murallas romanas o medievales. Tomarse un vino y una tapa bajo una escultura de Eduardo Arroyo. Comer o cenar en un palacio. Escuchar un concierto en el hall del Museo de Arte Contempor¨¢neo o escuchar a un espont¨¢neo bajo los soportales de la Plaza Mayor. Disfrutar de una catedral g¨®tica de noche... Son solo algunas de las posibilidades que ofrece, sin orden ni concierto aparente, la ciudad de Le¨®n, que con la llegada de la primavera se anima adem¨¢s en sus barrios hist¨®ricos, el H¨²medo y el Rom¨¢ntico, gracias a sus m¨ªticas tascas y bares de tapas. Historia, arte, cultura, gastronom¨ªa y ocio se dan la mano en un mestizaje ins¨®lito y espont¨¢neo.
Con ese encanto, forasteros y oriundos se entremezclan en estos dos barrios cargados de historia, intramuros ambos de una muralla medieval visitable y separados por una avenida peatonal, la calle Ancha. Un extremo lo compone la catedral de Santa Mar¨ªa, icono del arte g¨®tico europeo, y el otro el modernista Palacio de Botines, obra de Gaud¨ª. Es adem¨¢s Camino de Santiago.
En los alrededores de la catedral, las criptas romanas de los restos de la urbe Legio VII que le dio origen son visitables. De hecho, durante los fines de semana de junio Le¨®n celebra con diversos actos el aniversario de su fundaci¨®n en el a?o 68 despu¨¦s de Cristo, cuando una importante legi¨®n romana se asent¨® aqu¨ª.
A un lado de esa calle Ancha que se despliega desde la ¨¦poca romana est¨¢ el barrio Rom¨¢ntico, al que ha respetado m¨¢s la fiebre constructiva y que conserva una arquitectura tradicional. All¨ª se enclava la rom¨¢nica Real Colegiata de San Isidoro, con su extraordinario Pante¨®n de los Reyes, el Instituto B¨ªblico Oriental, que alberga tesoros escondidos en el estudio del texto religioso y sobre el origen del lenguaje escrito, o la Casa de Espiritualidad, hoy hospeder¨ªa y hasta hace poco cenobio centenario.
Cerca, en las fachadas de callejuelas y plazoletas cuelga esparcido el conjunto escult¨®rico conocido popularmente como ¡®las moscas¡¯ de Eduardo Arroyo, insectos que se observan de camino a los museos de la Fundaci¨®n Vela Zanetti o el de Sierra Pambley, padre de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza.
En Le¨®n esta historia se degusta. Casi en el sentido literal de la palabra. De un sitio a otro, mientras se pasea de forma pausada, es obligado e irresistible parar a tomar un vino y probar una tapa de la t¨ªpica cecina, de morcilla, de chorizo, de patata, de tortilla, de picadillo y hasta de cocina de autor en algunos locales. Porque en el barrio Rom¨¢ntico se entremezclan locales de aquellos que ya no quedan con espacios y propuestas vanguardistas.
Al otro lado tambi¨¦n hay tapas. Es en los bares del barrio H¨²medo, a cuyas puertas est¨¢ uno de los ¨²nicos tres ejemplos de la arquitectura de Gaud¨ª fuera de Catalu?a, el Palacio de Botines. Hoy es sede de Caja Espa?a-Duero, y suele albergar en su planta inferior cuidadas exposiciones. En los alrededores, el Palacio de los Guzmanes, el Ayuntamiento y la moderna Plaza de Santo Domingo. En esta ¨¢rea, por la calle La R¨²a y en callejas como la del Cid o en la plaza de Torres de Oma?a, est¨¢n los mejores bares de tapas y el mayor encanto.
La oferta cultural, muse¨ªstica y gastron¨®mica es tambi¨¦n interesante en el H¨²medo, que alberga palacios como el del Conde Luna, el de Don Gutierre, la Plaza Mayor o las calles con el viejo comercio tradicional¡, ese que a¨²n conserva en algunos sitios vara de medir, balanza o romana. Colmados y el mercado que cada mi¨¦rcoles y s¨¢bado se celebra en la Plaza Mayor.
En esta zona est¨¢n tambi¨¦n los establecimientos de ¡®tapeo¡¯ m¨¢s populares de Le¨®n. Por ejemplo, en la plaza de San Mart¨ªn. Es aqu¨ª a donde se viene a degustar la tapa de morcilla del lugar, cecina, embutido, mollejas, patatas¡ Por aqu¨ª est¨¢ la plaza con mayor encanto y de m¨¢s tradici¨®n, la plaza del Grano, que a¨²n conserva el adoquinado canteado como durante siglos.
No es la zona hist¨®rica la ¨²nica que une cultura y gastronom¨ªa. Al Le¨®n tradicional se ha unido desde 2005 uno de los espacios de vanguardia m¨¢s din¨¢micos de Espa?a, el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Castilla y Le¨®n (Musac). Adem¨¢s de exposiciones, performances, talleres y laboratorios art¨ªsticos, acoge durante primavera y verano conciertos en su sala de acceso principal. Su restaurante y los locales hosteleros de la zona son recomendables.
Muy cerca est¨¢ el Parador de San Marcos, un conjunto renacentista que alberga el mejor alojamiento de la ciudad y que se puede visitar en parte. Cuenta con uno de los restaurantes m¨¢s afamados de la cadena p¨²blica.
Antes de rematar la jornada, pronto se podr¨¢ disfrutar de nuevo, quiz¨¢ sentado en una terraza, de las espectaculares proyecciones del prestigioso iluminador Xavier de Richemont sobre la fachada rom¨¢nica de San Isidoro.
O quiz¨¢ prefiramos acercarnos a la catedral y su Sue?o de la Luz. All¨ª podremos encaramarnos a una plataforma elevada y, hasta mediados de octubre en horario de 23:30 a 00:30 horas, gozar del espect¨¢culo nocturno ¨²nico del templo g¨®tico y sus vidrieras, que se iluminan con luz artificial para gozar de todo el esplendor del monumento
Y despu¨¦s, de marcha. Por los locales de copas, cervecer¨ªas y pubs del m¨ªtico barrio H¨²medo. Hasta que el cuerpo aguante.
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