Cocina secreta en una casa de S?o Paulo

S?o Paulo es de lejos la capital gastron¨®mica de Brasil, pero ni visitando uno por uno cada uno de sus m¨¢s de 12.000 restaurantes se encuentra una cocina capaz de elaborar con el mismo ¨¦xito platos cariocas, tailandeses, gallegos, romanos o indios.

Entre tanto establecimiento con m¨¢s camareros que clientes y precios desorbitados, se esconden unos fogones donde todas esas especialidades se cocinan a fuego muy lento ¨Ces literal¨C para un grupo selecto de personas por solo 30 reales (menos de 11 euros). El lugar se llama Casa e Bottega, una casita de aire colonial enclavada en el barrio italiano de Bixiga. All¨ª viven tres generaciones de mujeres brasile?as para las que Italia fue su segundo hogar.

La matriarca, la abuela, debe rondar los 90 a?os y nunca baja al sal¨®n. Son su hija Nina y su nieta Maria las que ejercen de anfitrionas. Apasionadas por la buena mesa, abren las puertas de su hogar a quien tenga curiosidad por entrar. Convidan a sus invitados a trav¨¦s de Facebook e informan de la tem¨¢tica de cada cena a trav¨¦s del correo electr¨®nico (acasaebottega@gmail.com). El precio no incluye las bebidas, pero por unos cuatro euros se pueden probar las caipirinhas que preparan con pi?a y coco, mate o lichi con hierbabuena.

La casa tiene esp¨ªritu de museo. Por todas partes se identifican objetos conquistados en viajes alrededor del mundo, libros antiguos, mapas, casetes de cl¨¢sicos italianos y discos raros de encontrar; una bonita mesa de madera en el patio para los fumadores y otra en la cocina para socializar. Algunos d¨ªas, las veladas incluyen grupos musicales a tono con los ingredientes de la cazuela, y el sal¨®n puede servir de escenario para invitados con dotes art¨ªsticos.

Lo ideal es tomarse este lugar como un espacio donde charlar con gente nueva, pero lo que caracteriza a Casa e Bottega es que, por unas horas, ser¨¢ tu casa, nadie va a presionar para que se abra el c¨ªrculo de amistades precisamente ese d¨ªa.

Las anfitrionas, adem¨¢s, organizan cenas privadas para cumplea?os, despedidas o porque s¨ª. Ah¨ª puede elegirse hasta qu¨¦ comer. Nina celebra estas cenas colectivas, con ayuda de sus hijas, desde hace a?os, incluso cuando no ten¨ªan esta maravillosa casa con jard¨ªn y viv¨ªan en un apartamento de esos en los que uno solo entra si le deja el portero. ¡°All¨ª era todo m¨¢s inc¨®modo, hab¨ªa que dar permiso a cada invitado. Ahora es un gusto porque solo hay que abrir la puerta¡±, dice Nina. Aqu¨ª no saldr¨¢ ning¨²n aparcacoches, basta con tocar el timbre.

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