El Barrio Alto, siempre de moda
Calles estrechas y empinadas en la zona de Lisboa donde mejor se perciben las ¨²ltimas tendencias
Situado entre la Pra?a do Pr¨ªncipe Real y la Baixa, el Bairro Alto (Barrio Alto) es una zona en ebullici¨®n permanente. Aqu¨ª, entre otras cosas, est¨¢ el ¨²ltimo bar y el ¨²ltimo bohemio, pero tambi¨¦n la sede del colectivo Que se Lixe a Troika, organizaci¨®n que puso al pa¨ªs entero boca arriba hace unos meses a base de multitudinarias manifestaciones seguidas por todos.
Gu¨ªa
Hay tiendas recientes, de una contemporaneidad apabullante, pero tambi¨¦n viejas tascas o casas de comidas en las que siempre hay m¨¢s camareros que clientes y donde saben diez maneras distintas de cocinar el bacalao. Hay bares casi ¨ªntimos, caf¨¦s medio literarios donde uno pod¨ªa hasta hace poco encontrarse a Tabucchi o, incluso, al mism¨ªsimo Pereira. Los vendedores en las tiendas aseguran que la mayor¨ªa de los clientes son turistas, que los portugueses, los lisboetas, andan demasiado ahogados por esta crisis omnipresente. Es verdad. Pero tambi¨¦n lo es que por la noche el Bairro Alto revive habitado por los mismos lisboetas a los que la econom¨ªa acogota pero no derrumba.
Cierran muchos locales. Pero otros abren, al socaire de alquileres que bajan y de un optimismo que sale de qui¨¦n sabe d¨®nde. Las calles son estrechas, empinadas, y si uno se descuida bajando acaba en el Tajo, mirando c¨®mo atardece en esta parte de occidente en que el agua salobre ni es r¨ªo ni es mar. Y si se descuida subiendo lo m¨¢s seguro es que acabe en uno de esos miradores encantados desde los que se contempla toda la ciudad agarrada a las colinas a la luz dorada de las ocho en verano. El Bairro Alto es la parte de Lisboa que quiere escapar del tipismo acaparador de la Lisboa de postal, la que aspira a una modernidad que tambi¨¦n es muy t¨ªpicamente lisboeta.
ESPA?O B
RUA D. PEDRO V, 120
A un paso de la Pra?a do Pr¨ªncipe Real, Espa?o B es una tienda moderna en la que uno encuentra desde la zapatilla de moda a un reloj exclusivo pasando por libros de arte lujosos (hace unos d¨ªas estaba expuesto un cat¨¢logo sobre la colecci¨®n de arte parisiense desguazada en una subasta de Pierre Bergu¨¦ e Ives Saint Laurent). Nada indica que la tienda est¨¢ en el coraz¨®n de Lisboa. De hecho, podr¨ªa transplantarse al Le Marais parisiense o a la madrile?a calle de Fuencarral. ¡°Es una suerte de bazar especial: las grandes marcas est¨¢n en la avenida de La Libertade. Aqu¨ª viene gente que busca algo m¨¢s alternativo¡±, explica Diogo, el empleado. La decoraci¨®n es abstracta, limpia, con algo de tienda de duty free. Abri¨® hace tres a?os y, seg¨²n explica el empleado, marcha bien a pesar de la crisis gracias a las compras de los turistas.
CAF? NATA
CAL?ADA DO COMBRO, 18
Situado en plena ruta del hist¨®rico y tur¨ªstico tranv¨ªa 28, el Caf¨¦ Nata es la manera moderna de degustar una vieja tradici¨®n portuguesa: los pasteles de nata. Hace tiempo que un ministro de Econom¨ªa anim¨® para su comercializaci¨®n, a fin de conseguir levantar las marchitas exportaciones. Con horno propio, un ambiente minimalista, el caf¨¦ es el lugar ideal para comenzar la exploraci¨®n del Bairro Alto. Tambi¨¦n tiene licores t¨ªpicamente portugueses y, como todos los establecimientos lisboetas, un buen caf¨¦ concentrado servido en tazas min¨²sculas. El lema del local es sintom¨¢tico: ¡°El mundo necesita crema¡±.
FEIRA DA LADRA
ALFAMA
La Feira da Ladra, literalmente, mercado de la ladrona. El origen del nombre viene del lugar en el que se vend¨ªa (?se vende?) la mercanc¨ªa robada. Es el mercado de viejo que toda ciudad con historia mantiene. Encaramado en el coraz¨®n de la Alfama, en las callejuelas que trepan hacia el castillo de San Jorge, el lugar es un sue?o. Callecitas torturadas por una pendiente descomunal y r¨²as que serpentean a lo largo de casas que parece que tienen la misma camiseta tendida desde los a?os setenta. Si, adem¨¢s, le gusta comprar antig¨¹edades, libros raros, muebles viejos, ropa de los hippies, adornitos peruanos o piezas de motores que a saber de d¨®nde vienen, ha llegado a su lugar.
LA RIBERA DEL TAJO
DESDE EL TERREIRO DO PA?O HASTA BELEM
Lisboa, poco a poco, gana su pulso al r¨ªo. El majestuoso estuario salobre del Tajo besa toda la parte baja de la ciudad. Pero hasta hace poco era dif¨ªcil pasear por la ribera desde la hermos¨ªsima plaza del Terreiro do Pa?o hasta Belem. Ahora s¨ª se puede. M¨¢s de siete kil¨®metros de caminata. En ellos hay puertos deportivos, puertos normales, restaurantes, edificios municipales, bares, paseos, pistas de p¨¢del y naves industriales ¡ªmuchas vac¨ªas¡ª que guardan el encanto portuario de hace a?os. Al fondo, el perfil rojo del puente 25 de Abril. Si uno se acerca a las ocho de la ma?ana, a esa hora ambigua, ve a los que se aprestan a comenzar la ma?ana corriendo a la vera del r¨ªo junto con los que a¨²n no saben que la noche, ay, acab¨® ya.
MERCY HOTEL
RUA DA MISERICORDIA, 76
Este es un hotel boutique. Ronny, el botones, con bomb¨ªn, metro ochenta y chaqu¨¦ impoluto, muestra el bar interior, oscuro, hipermoderno, las habitaciones sacadas de un cat¨¢logo de hoteles de ¨²ltima generaci¨®n neoyorquina y el restaurante de gusto oriental. Tambi¨¦n, la futura terraza, actualmente en construcci¨®n. El Mercy es un hotel, sobre todo, seg¨²n explican sus responsables, que invita a dormir pl¨¢cidamente para salir de ma?ana a comerse la ciudad. Su emplazamiento es id¨®neo y estrat¨¦gico: en medio del Bairro Alto, a un paso de todo lo que importa en Lisboa. Adem¨¢s, si no ha tenido tiempo ni ganas, puede que encuentre la chaqueta ideal entre los maniqu¨ªes que pueblan el inquietante vest¨ªbulo, poblado con modelos especialmente dise?ados para este espacio.
QUIOSCO
PRA?A DO PR?NCIPE REAL
Esto no es moderno. Esto es muy antiguo, tanto como la plaza. Abierto por la ma?ana, es la excusa perfecta para un caf¨¦ solo y tranquilo (el caf¨¦ en Lisboa es inmejorable en todos los sitios), y leer en el peri¨®dico las ¨²ltimas desgracias econ¨®micas. Por la tarde es distinto: el quiosco, enclavado en una esquina de la plaza y del jard¨ªn, sirve de epicentro del Bairro Alto, y se convierte en un inevitable punto de encuentro para las oleadas de j¨®venes que desde aqu¨ª se toman la primera, sentados o de pie, y se desperdigan despu¨¦s hacia los bares y locales de la zona.
HOTEL MONTE BELVEDERE
RUA SANTA CATALINA, 17
Hotel familiar. Acogedor. Situado en una vieja f¨¢brica de perfumes cuando en el centro de Lisboa a¨²n hab¨ªa talleres. Decorado con gusto y sencillez. Con una terraza que se abre a la luz inmensa de la desembocadura del r¨ªo. Vera, su encargada, insiste en que persiguen el trato cercano, el hacerse casi amigos de los hu¨¦spedes, el intento de mostrarles la verdadera Lisboa, la que se oculta detr¨¢s de los t¨®picos, incluyendo la parte mala. Un hotel, a?ade, en el que lo que m¨¢s importa es el factor humano. De ah¨ª el n¨²mero de habitaciones, que no pasa de la decena. Aqu¨ª se conocen todos. El establecimiento abri¨® hace un a?o y no desentona en una ciudad que sigue siendo, sobre todo, esencialmente humana.
PENS?O AMOR
RUA DO ALECRIM, 19
Este es un sitio original. Un antiguo y se?orial piso del siglo XVIII que en tiempos alberg¨® un prost¨ªbulo marinero que funcionaba con una quincena de habitaciones. A un paso del r¨ªo. Ahora, rehabilitado como bar y espacio para eventos y presentaciones, todo en la decoraci¨®n recuerda al sexo. Grabados er¨®ticos en las paredes, frescos en los techos, estatuas en las esquinas. Los muebles (las sillas, las mesas, los sof¨¢s, los tapizados) destilan cierto aroma a burdel de cierto empaque. En una de las salas, iluminada con luz cruda, luce de forma chocante la cabeza coronada de una cornamenta de un ciervo macho de gran tama?o. Cierra muy tarde. Pero no todo es sexo: las caipiri?as, por ejemplo, tambi¨¦n est¨¢n muy buenas.
ALEXANDRA MOURA
RUA DOM PEDRO V
Alexandra Moura es una emergente dise?adora de ropa y calzado portuguesa. Su tienda, abierta hace algunos a?os, se nutre no solo de sus producciones sino de aportaciones de otros artesanos-artistas portugueses a los que ella ha querido echar una mano. As¨ª que al lado de la colecci¨®n de verano uno encuentra unos jarrones de cer¨¢mica hermos¨ªsimos. No es raro encontrarse a la misma Alexandra trabajando en el piso de arriba, ya que el atelier de la dise?adora forma parte de la tienda. Tambi¨¦n aqu¨ª, como en Espa?o B ¡ªde hecho se encuentran a un paso¡ª, la clientela habitual est¨¢ formada de turistas que no se conforman con lo primero que ofrece la ciudad.
EM NOME DA ROSA
PRA?A DO PR?NCIPE REAL
Esta florister¨ªa de inspiraci¨®n francesa (lo dice la empleada, Luisa) se encuentra en un lugar original: el vest¨ªbulo de un viejo edificio en la Pra?a do Pr¨ªncipe Real. Por eso no es extra?o que mientras el cliente compra, la gente que trabaja en la planta segunda o tercera pase por la tienda, se despida y se largue. De hecho, da la impresi¨®n de que el mostrador fue en su tiempo una parte de la porter¨ªa. Luisa explica que la florister¨ªa busca, sobre todo, la calidad. Los ramos son, seg¨²n explica, ¡°simples, pero con buen gusto¡±. Est¨¢n especializados en bodas, bautizos y ramos de empresas. Pero aunque uno no est¨¦ inmerso en ninguna de esas circunstancias, vale la pena acercarse aunque solo sea para ver c¨®mo se metamorfosea un portal en una florister¨ªa, toda una met¨¢fora de la esencia de lo urbano.
ORPHEU CAFF?
PRA?A DO PR?NCIPE REAL, 5-A
Est¨¢ en un esquinazo de la Pra?a do Pr¨ªncipe Real. El Orpheu es un caf¨¦ recoleto, estrecho, cuidado. El brunch de los domingos dicen que es bueno. En los d¨ªas laborables hay ensaladas y tartas. Es, sobre todo, un sitio que te aparta del bullicio de la plaza o del sol de las sucesivas olas de calor que sofocan a veces la ciudad en julio. Tiene un aire anglosaj¨®n muy del gusto de los lisboetas. Decorado con gracia, con mesas dis¨ªmiles, jarroncitos con mimosas y sillas cada una de su padre y de su madre, como mandan los c¨¢nones de ahora. Con m¨²sica blanda de jazz, el local invita a la calma. Un lugar ideal para leer una novela o ponerse a escribir una si se tiene tiempo.
LOSTIN
RUA DOM PEDRO V, 56
El lugar, en origen, se llamaba Lost in Esplanada (literalmente, perdido en la terracita). Se encuentra en una bocacalle estrecha y a veces es dif¨ªcil de encontrar. Pero el lugar merece la pena: sillas con motivos orientales, una estatua de Shiva presidi¨¦ndolo todo, tumbonas, telas de Goa. Todo, al servicio de una terraza con impresionantes vistas a la ciudad al atardecer. Si le gusta el rollo oriental (aunque descafeinado) ha encontrado su sitio en la ciudad. Si le gustan las vistas de Lisboa, pues tambi¨¦n. Hay una tienda anexa que vende vestidos indios, saris y adornos llegados directamente de Nueva Delhi.
RESTAURANTE POVOLISBOA
RUA NOVA DO CARVALHO, 32
Casi al pie del r¨ªo ya, en plena zona de la marcha nocturna, este restaurante bar, moderno-antiguo, ofrece algo muy portugu¨¦s: los petiscos, esto es, una suerte de aperitivo tapa que a veces quita el hambre y a veces te la redobla. Pida aqu¨ª los caracoles, la ensalada de pulpo o las pataniscas de bacalao. Abierto hasta las cuatro de la ma?ana, el Povolisboa sirve para insuflar gasolina si uno, en lo alto de la madrugada, renquea. Tambi¨¦n hay algunas noches determinadas conciertos de fadistas buenos, pero desconocidos, a los que, con el tiempo, el local les edita el primer CD de su carrera.
RESTURANTE SOL E PESCA
RUA NOVA DE CARVALHO, 30
A un paso del PovoLisboa, otro concepto: un lugar peque?ajo, con algunas mesas en la acera y con el interior decorado con aparejos y ¨²tiles de pesca. Anzuelos, ca?as, redes, impermeables, capuchas de pl¨¢stico como el del anuncio de Pescanova y grabados de veleros llenando las paredes. Y latas: cientos de latas de conserva apiladas como en un almac¨¦n en las estanter¨ªas, a la vista de la clientela. Latas de at¨²n, de sardinas, de melva¡ La especialidad de la casa, seg¨²n avisa la carta, es la tosta con pescado en lata.
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