Un paseo por la Sevilla encantada
Un curioso 'tour' descubre historias ocultas y misterios de la ciudad hispalense
Sevilla tiene muchas caras y existen muchas formas de conocer cada una de ellas. La ciudad devota que se engalana en Semana Santa. La ciudad festiva que celebra la Feria de Abril cada primavera. O la ciudad encantada llena de supuestos espectros y experiencias paranormales.
Esa Sevilla es la que muestra la empresa Naturanda, que organiza cada fin de semana una ruta encantada por la ciudad. Para vivir esta experiencia tur¨ªstica hay que tom¨¢rselo con humor y estar dispuesto a entrar en un universo que a¨²na pasado, leyendas y arquitectura. La cita se celebra los jueves, viernes y s¨¢bados a las 22.00 horas en la plaza del Triunfo, a los pies de la Giralda y la Catedral. Su precio es de 5 euros por persona (los ni?os pagan 2 euros) y dura dos horas. Durante el trayecto un gu¨ªa nos adentra en la Sevilla romana, ¨¢rabe, jud¨ªa y cristiana y nos ayuda a revivir hechos singulares que estremecieron a los habitantes de la ciudad, aunque hay an¨¦cdotas que nos arrancar¨¢n una sonrisa. Al fin y al cabo, no hemos cambiado tanto con el paso de los a?os y en materia de amor, envidia o celos descubriremos lo poco que se ha evolucionado.
Este particular tour hispalense tiene un total de 15 paradas en las que se descubren historias ocultas, misterios y hasta cuentos de fantasmas que todav¨ªa habitan en la ciudad. El recorrido permite incluso escuchar extra?os ruidos de edificios como la Facultad de Bellas Artes, en cuyo s¨®tano est¨¢n enterrados los literatos Gustavo Adolfo B¨¦cquer o Fern¨¢n Caballero (su nombre real era Cecilia B?hl).
La primera parada se sit¨²a en el barrio de Santa Cruz, donde nos adentramos en la calle de la Muerte (ahora Susona), conocida as¨ª por la tr¨¢gica historia de una mujer jud¨ªa que por salvar a su amante cristiano entreg¨® a su familia a las autoridades. De all¨ª se va a la plaza de Alfaro para contemplar la reja del diablo, cuyos barrotes no est¨¢n soldados, pegados, ni atornillados, sino entrelazados como si fuese un tejido. La Casa de Murillo (Santa Teresa, 8) ser¨¢ el pretexto para escuchar la leyenda que cuenta c¨®mo una gitana profetiz¨® que el pintor morir¨ªa en una boda. Entre relatos llegamos a la Plaza de la Alfalfa, donde a¨²n est¨¢ el testigo, en forma de escultura en la pared, del rey don Pedro I, apodado el Cruel, y donde un viejo candil colgado de una ventanuca nos recuerda el duelo tr¨¢gico en el que el rey hiri¨® de muerte al caballero Guzm¨¢n.
En el camino hacia la calle Puente y Pell¨®n nos llevan a casas encantadas que, seg¨²n cuenta el gu¨ªa, las inmobiliarias de la ciudad no consiguen vender ni alquilar, y que tienen en vigilia constante a los vecinos. La ruta concluye en la calle Lara?a, en la que se encuentra la?Milla de Oro de los fen¨®menos paranormales, formada por el antiguo Teatro ?lvarez Quintero (hoy sede de la Fundaci¨®n Cajasol), la Facultad de Bellas Artes y el restaurante Viandas, donde se pueden escuchar m¨¢s historias de esp¨ªritus.
El m¨¢gico paseo concluye a medianoche, justo cuando las campanadas de las iglesias cercanas comienzan a sonar, momento ideal para tomarse unas copas en los baretos de la Alameda de H¨¦rcules y volver a la realidad.
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