Los misterios de una villa de T¨¢nger
Adem¨¢s de un bosque e incre¨ªbles vistas al Estrecho, esta casa tiene una historia de pel¨ªcula
En la tranquilidad que ahora brota de Villa Aidonia,? en las afueras de T¨¢nger, pocos visitantes podr¨¢n imaginarse una historia de secuestro y conflicto diplom¨¢tico. Y en el abandono de sus jardines y de la vivienda, apenas quedan las huellas de un pasado de animales y plantas ex¨®ticas y de noches de lujo hasta el amanecer. Y aun as¨ª, algo tiene Villa Aidonia que sigue despertando la fascinaci¨®n de quienes acaban, intencionada o casualmente, llegando a ella.
La casa y el frondoso bosque donde se ubica, situados a 7 kil¨®metros del centro de T¨¢nger, fueron testigos en 1904 de un rocambolesco asunto que implic¨® al mismo presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt. Fue lo que se conoci¨® como el 'affaire Perdicaris', que llenar¨ªa cientos y cientos de p¨¢ginas de los diarios de la ¨¦poca. ?Qui¨¦n era ese Ion Perdicaris? Las mismas definiciones sobre ¨¦l no se ponen de acuerdo. Playboy, socialit¨¦, escritor, sol¨ªcito esposo¡ Parecer ser que tuvo tantas caras como aristas tiene su historia. Hijo de un griego que alcanz¨® fortuna en Estados Unidos, Ion encontr¨® en T¨¢nger la fascinaci¨®n por la ciudad y el amor por una inglesa, Ellen Varley, por aquel entonces casada con un eminente ingeniero de tel¨¦grafos, al que a la postre acabar¨ªa abandonando. Tras el divorcio, Ellen se estableci¨® en T¨¢nger con Perdicaris y sus hijos. Para ella construy¨® su marido Villa Aidonia, rodeada de eucaliptos tra¨ªdos directamente de Australia que ayudaban a paliar sus problemas respiratorios, probablemente los primeros que fueron plantados en Marruecos. Para ella, tambi¨¦n, dibuj¨® los senderos, ahora casi borrados por el paso del tiempo, por los que pod¨ªa dar largos paseos y tratar su enfermedad.
Villa Aidonia dej¨® de ser id¨ªlica el 18 de mayo de 1904. Ese d¨ªa, Ahmed al-Raisuli, bandolero para unos, h¨¦roe para otros, secuestr¨® a Pericardis y a uno de sus hijastros, Cromwell, y exigi¨® al sult¨¢n de Marruecos 70.000 d¨®lares de rescate y el control de dos de los distritos m¨¢s ricos del pa¨ªs. La respuesta estadounidense no se hizo esperar, y Roosevelt envi¨® a T¨¢nger siete buques de guerra de la U.S. Navy y varias compa?¨ªas de marines con el plan de ocupar las aduanas de Marruecos, el principal ingreso del pa¨ªs, si el gobierno no hac¨ªa las concesiones necesarias para liberar a los secuestrados. La frase ¡°Perdicaris vivo o el Raisuli muerto¡± ha pasado a la historia como resumen del conflicto. Conflicto que al final acab¨® con lo primero: satisfechas las demandas de Raisuli, Perdicaris y su hijastro fueron liberados el 24 de junio sin sufrir da?os mayores.
Pero la tranquilidad que hab¨ªan ido buscando en Marruecos inevitablemente se esfum¨® con el secuestro. Villa Aidonia ya no era un remanso de paz, sino una casa demasiado alejada del centro de la ciudad y expuesta al peligro. As¨ª que tras el affaire, Perdicaris y su familia se mudaron a Inglaterra, y Perdicaris morir¨ªa de hecho en Londres en 1925.
Todo lo que hab¨ªa construido en T¨¢nger no tard¨® demasiado tiempo en ser relegado al olvido: su casa del centro de la ciudad fue destruida y sobre ella se levanta hoy el lujoso hotel Minzah. En cuanto a Villa Aidonia, qued¨® relegada al olvido y finalmente paso a ser propiedad del Estado marroqu¨ª tras la independencia del pa¨ªs, en 1956.
Para llegar a la casa y al bosque circundante puede tomarse un autob¨²s desde la Plaza de Iberia o un petit taxi desde cualquier punto de la ciudad, siguiendo la carretera que conduce al cabo Espartel, otro entorno natural de gran belleza situado a poca distancia a pie. El bosque que rodea a la casa es perfecto para un picnic de fin de semana o una ruta de senderismo de baja dificultad. La villa puede aparecer en cualquier momento del recorrido, furtiva, y merece la pena dar unos cuantos d¨ªrhams al guardi¨¢n para que nos deje contemplar su interior y el impresionante balc¨®n con vistas al Estrecho de Gibraltar. Si algo queda del esp¨ªritu de Perdicaris son las parejas que en torno a su casa siguen coqueteando, caminando cogidas de la mano, sintiendo la magia de un lugar que fue creado como un acto de amor.
{ "active": true, "code": "293737", "elementType": "offerExtension", "id": 9, "name": "TANGER", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.