Buscando a Ana Ozores en Oviedo
La Ruta Clariniana, un recorrido por la capital asturiana a partir de los lugares que habitaron los personajes de 'La Regenta'
Tres eran las maravillas de Vetusta: la torre de la catedral, el Paseo de Verano y la se?orita Ana Ozores, un monumento m¨¢s que mostrar, si era posible, al forastero que visitaba la ciudad. Vetusta, espacio simb¨®lico de Oviedo, es la ¡°heroica ciudad¡± que el escritor Leopoldo Alas Clar¨ªn inmortaliz¨® en su obra La Regenta; un extraordinario retrato de la hipocres¨ªa de una sociedad provinciana vencida por la liturgia de las apariencias y la envidia. El lector que de la mano de Clar¨ªn haya recreado los escenarios de la pasi¨®n frustrada de Ana Ozores y el magistral de la catedral, Ferm¨ªn de Pas, puede ahora, como viajero virtual, comprobar si su ciudad imaginada se parece en algo a la real. Una Vetusta que, como se?al¨® Gald¨®s, era para Clar¨ªn ¡°m¨¢s que una ciudad, una casa con calles, y su vecindario, una grande y pintoresca familia¡±.
La Ruta Clariniana es un recorrido por el Oviedo del siglo XXI a partir de los lugares que habitaron los personajes de La Regenta hace 130 a?os. Un equipo de historiadores y de especialistas en la obra de Leopoldo Alas ha trazado un itinerario que incluye 18 localizaciones en fotograf¨ªa esf¨¦rica de alta calidad con fichas descriptivas del papel que cada emplazamiento representa en la novela. Una herramienta tecnol¨®gica y literaria pionera que ha sido desarrollada por la Universidad de Oviedo, en el marco de su Campus Internacional, para el Ayuntamiento de la capital asturiana.
Los pasos de los protagonistas nos gu¨ªan a trav¨¦s de las calles y plazas del centro hist¨®rico ovetense mostr¨¢ndonos joyas arquitect¨®nicas del patrimonio asturiano, algunas inaccesibles al p¨²blico, como la torre de la Catedral, desde donde el magistral espiaba con su catalejo la ciudad a sus pies, o la C¨¢mara Santa, declarada patrimonio mundial, y actualmente en proceso de restauraci¨®n.
No obstante, si tras realizar este recorrido virtual el viajero se traslada f¨ªsicamente a Oviedo, que bien merece el esfuerzo, no lo har¨¢ como un simple forastero, sino como quien regresa a un lugar ya conocido. Los recuerdos le conducir¨¢n a la Encimada vetustiana, cuyo nombre real es el Antiguo. La entrada al barrio viejo por la calle San Francisco le permitir¨¢ visitar el edificio hist¨®rico de la Universidad, cuyo origen se remonta a 1608 y donde Clar¨ªn ejerci¨® como catedr¨¢tico. Atravesando la contigua Plaza Porlier se llega al Palacio del Valdecarzana, hoy sede de la Audiencia Provincial. Este edificio del siglo XVII? alberg¨® hasta 1931 el Casino, donde los hombres jugaban a las cartas y urd¨ªan conspiraciones; como la que propiciar¨ªa el adulterio de la bella y virtuosa Ana Ozores. A pocos pasos, la catedral se descubre como emblema de una ciudad ¡°muy antigua, triste, pero no exenta de aires se?oriales y de elegancia majestuosa¡±. Visible desde todo Oviedo como un fantasma vigilante, la torre de la bas¨ªlica se cierne sobre la escultura de la Regenta que con gesto t¨ªmido aguarda al visitante en la Plaza de Alfonso II el Casto. A su espalda, el casco hist¨®rico se despliega en un laberinto de callejuelas en torno a la calle Cimadevilla; centro comercial y bancario de la ciudad antigua, resalta por sus hermosas fachadas de estilos barroco y modernista.
En los aleda?os del Ayuntamiento, junto a la plaza de abastos, se halla uno de los espacios m¨¢s populares y con mayor encanto de Oviedo, el Font¨¢n. Perpetuado en la novela como la Plaza del Pan, esta pintoresca plazoleta porticada palpita entre tiendas de artesan¨ªa, sidrer¨ªas para tapear y un bullicioso mercado con puestos de flores, libros y antig¨¹edades. Aqu¨ª se emplazaba el teatro municipal ¨Cen la actualidad, Biblioteca de Asturias¨C, donde la Regenta descubre el amor rom¨¢ntico durante una representaci¨®n del Tenorio. En una atm¨®sfera de deseos ocultos y chismorreos de beatas, el recorrido por el Antiguo fluct¨²a, como la propia Ozores, entre salones y sotanas que nos gu¨ªan hasta las iglesias de San Isidoro, en la Plaza de la Constituci¨®n, o Santa Mar¨ªa la Real de la Corte, enclavada entre la catedral y la Corrada del Obispo en una de las zonas m¨¢s bonitas del Antiguo.
M¨¢s all¨¢ de la decadente Encimada se extiende el Barrio Nuevo con su Paseo del Espol¨®n y la Colonia, donde se asentaban los indianos que regresaban con fortuna de Am¨¦rica. La calle Ur¨ªa es hoy la arteria principal de la moderna Vetusta, que discurre frente al Campo de San Francisco. En este precioso parque, que en origen era el bosque de un convento franciscano, fue inaugurado en 1931 un conjunto escult¨®rico en memoria de Clar¨ªn. Destruido durante la Guerra Civil y posteriormente restaurado, recuerda a quien con su pluma contribuy¨® a inmortalizar Oviedo a trav¨¦s de sus personajes.
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