Oteaderos de corsarios
Vigilaron la costa en los siglos XVI y XVII. Ahora estas torres de almenara ofrecen espectaculares vistas
En los siglos XVI y XVII dormir a orillas del Mediterr¨¢neo conllevaba un riesgo innegable de despertar cautivo en Berber¨ªa. Para precaverse de Barbarrojas y Cachidiablos se erigi¨® una cadena defensiva de torres atalayas desde las cuales los torreros encend¨ªan hogueras o lanzaban humadas en se?al de peligro. Contando con delatores, los malos arribaban de noche y desembarcaban al alba. Y cuando acud¨ªa presta la caballer¨ªa tras el toque de rebato, el bandidaje ya se hab¨ªa consumado.
Acercarnos a las torres llamadas de almenara supone hacerlo a enclaves estrat¨¦gicos desde los que pueden admirarse espectaculares vistas. En esta ruta peninsular tomaremos como referencia la Espa?a corsaria, de Ramiro Feijoo. Aunque en s¨ª es un regalazo, quien quiera puede baj¨¢rsela (www.ramirofeijoo.com) dejando una peque?a donaci¨®n v¨ªa Paypal.
1. El magnetismo del cabo
Torre del Cabo de Oro, Teulada-Moraira, Alicante
Estas costas fueron pasto sempiterno del pirateo berberisco, como demuestra el colorista desfile de filaes de moros y cristianos, que tiene lugar, en Moraira, el 15 de junio. Una vez en la preciosa cala apiscinada de El Portet (no es mala idea llegar a pie en 15 minutos desde el Portichol) hay que embocar, en fuerte pendiente, las calles Puerto L¨¢pice, Puerto del Sol y Port de l¡¯Alc¨²dia (en esta ¨²ltima existe una m¨ªnima zona de aparcamiento). En 45 minutos desde la playa (160 metros de desnivel en cerca de un kil¨®metro), siguiendo el sendero local V51, tocamos la siller¨ªa de la atalaya del Cap D¡¯Or (1565), mandada erigir, como todas las de estas costas, por Felipe II a instancias del afamado ingeniero Giovanni Battista Antonelli.
Erguida sobre un poblado ¨ªbero suma 26 metros de per¨ªmetro de mamposter¨ªa enfoscado con mortero y en su parte alta se muestra erizada de m¨¦nsulas. Sus ca?ones fueron rescatados del fondo de El Portet. A sus pies se contacta visualmente con el castillo de Moraira, la torre del campanario de la iglesia fortificada de Teulada, el pe?¨®n de Ifach y el cabo de La Nao.
De regreso, nos desviamos a la cueva de la Cendra, bostezo horadado de atractivo visual, a 40 metros sobre las olas y junto a v¨ªas de escalada. ?Hace una paella Mar¨ªa Elena en el restaurante El Portet?
2. Emboscada entre pinos
Torre del Tajo, Barbate, C¨¢diz
A medio camino entre el puerto de Barbate y Los Ca?os de Meca, elevada a cien metros de altura, se halla la torre del Tajo (1588), entre manchas de pinos de repoblaci¨®n y junto a una proyecci¨®n costera de tipo vertical como no hay otra en C¨¢diz, h¨¢bitat de estorninos negros y palomas brav¨ªas.
La forma m¨¢s corta de llegar consiste en aparcar en el punto kilom¨¦trico 19,5. Queda despu¨¦s una media hora de paseo (1,6 kil¨®metros llanos) hasta la torre desde la que se avisaba a las almadrabas de los bancos de atunes, lo mismo que se imped¨ªa que los bandidos se aprovisionaran de agua en los ca?os. Acercarse al mirador con balaustrada de madera situado delante del torre¨®n equivale a hacerlo al coraz¨®n del Parque Natural La Bre?a y Marismas del Barbate, con vistas a veces factibles a T¨¢nger. Torre¨®n de 13,5 metros de alto que abre s¨¢bados, domingos y festivos, de 11.00 a 14.00 (entrada, 2 euros), siempre y cuando el tiempo acompa?e. En ese horario se puede, y se debe, subir al terrado por la escalera de caracol, tras quedar boquiabiertos con su b¨®veda de siete metros.
Los s¨¢bados se realizan visitas de puesta de sol y, a partir de mayo, de luna llena. Tambi¨¦n se combina la excursi¨®n a la torre con la observaci¨®n nocturna tanto de estrellas como de camaleones. Incluso se llegan a programar cursos de yoga y recitales. Consultar las actividades en el Facebook de Arcosur Medioambiente.
?3. Proteger al Papa Luna
Torre Badum, Pe?¨ªscola, Castell¨®n
La de Badum, de planta circular y 11 metros de alto, es emblema dominador junto al mar castellonense. Su misi¨®n: dar aviso de las razzias al castillo del Papa Luna. A 3,3 kil¨®metros de Pe?¨ªscola giramos a la izquierda para tomar la pista de tierra -hormigonada en las cuestas- que un par de kil¨®metros despu¨¦s nos eleva 109 metros hasta la cima desarbolada del cantil. La sierra de Irta tiene una fuerza de convicci¨®n inmediata al tratarse del m¨¢s amplio tramo de litoral virgen de la costa mediterr¨¢nea peninsular espa?ola. A¨²n conserva el matac¨¢n y los ventanucos, as¨ª como el lema del escudo de Carlos V, bajo el ¨¢guila bic¨¦fala: no puede ser m¨¢s expl¨ªcito, Siembra alarma y prot¨¦geme. Est¨¢ prevista su rehabilitaci¨®n.
A lo lejos, se?aladas por el viejo cuartelillo de carabineros, las calas de Russo y El Pebret asombran desde la melancol¨ªa y la distancia de sus blancas arenas, enclavadas en un sector de reserva marina. Se desaconseja continuar hacia Alcoss¨¨bre por el mal estado de la pista. Portar agua y sombrero.
4. Custodio del manantial
Torre de Cope, ?guilas, Murcia
La Marina de Cope es como un condenado en el corredor de la muerte urban¨ªstica, sentencia suspendida por el efecto paralizante de la crisis inmobiliaria. Todo ello hace m¨¢s interesante, si cabe, la excursi¨®n a la vieja torre almenara. Salir de ?guilas y despu¨¦s de rebasar la localidad de Calabardina se encuentra el desv¨ªo se?alizado.
M¨¢s que torre debi¨® de ser todo un fort¨ªn defensor de la almadraba, la ganader¨ªa de la zona, la ermita. No en vano ten¨ªa que evitar, a ras de mar y carente de defensas naturales, las aguadas de los buques corsarios casi a nivel del mar, en la ensenada de la Fuente. De ah¨ª que fuera arrasada en varias ocasiones desde su erecci¨®n en 1573. A la puerta original -en altura, como todas- se accede actualmente por una escalera de caracol colocada en la fachada. Al ser objeto de vandalismo, el acceso ha sido prohibido.
Qu¨¦ revelaci¨®n, descubrir el tramo reconstruido de revell¨ªn o muralla triangular que da idea la su posici¨®n estrat¨¦gica al costado del cabo Cope, que luego podemos recorrer durante unos 20 minutos. Los d¨ªas de mala mar el recreo visual se extiende al magn¨ªfico conjunto de dunas f¨®siles que rodea el recinto. Siguiendo la costa a pie llegaremos en 6 kil¨®metros a las cuevas-vivienda de cala Blanca (Lorca).
5. Fotografiando a las cabras montesas
Torre de Cerro Gordo, Almu?¨¦car, Granada
Hab¨ªa que salvaguardar las playas de Cantarrij¨¢n y La Herradura de las incursiones pir¨¢ticas, y qu¨¦ mejor que hacerlo desde la cima del cerro Gordo. Para subir primero hay que tomar la antigua nacional 340, en el punto kilom¨¦trico 305 del moderno trazado, renunciando a introducirse en el t¨²nel de dicho cerro Gordo. Un par de kil¨®metros despu¨¦s dejamos el coche en el mirador del cerro y emprendemos una caminata de 300 metros hasta la torre (Almu?¨¦car cuenta con cinco torres vig¨ªa), entre pinos carrascos y sotobosque mediterr¨¢neo en el que predominan especies arbustivas como el esparto, el lentisco, el tomillo y el romero; no es raro poder fotografiar la cabra mont¨¦s en el paraje natural de los acantilados de Maro-Cerro Gordo.
Por las vistas hay que recurrir al superlativo (llevar prism¨¢ticos), m¨¢s a¨²n cuando cae el sol y sobrevuelan el paraje las gaviotas y dem¨¢s aves que anidan en estos escarpes de 232 metros de altura. A un lado se llega a divisar el cabo Sacratif; al otro, la costa malague?a hasta el faro de Torrox y puede que incluso Torremolinos.
Despu¨¦s se impone bajar a tomar el sol (o una ca?a) en los chiringuitos de la playa de Cantarrij¨¢n, con sector naturista.
6. El oteadero de Ibiza
Torre del Gerro, Denia, Alicante
Primero salimos de Denia en direcci¨®n al barrio de Las Rotas, plataformas p¨¦treas donde la falta de arena se compensa con el buceo y la tranquilidad que ello nos depara. Dejamos el coche en el p¨¢rking y mirador junto al restaurante Mena, y nos disponemos a subir 132 metros de desnivel empezando por la V¨ªa L¨¢ctea (una calle). Tras menos de un kil¨®metro de pendiente rumbo a la cima del Montg¨® daremos con la torre del Gerro (siglo XVI). Este cilindro de peculiar forma ¨Cgerro significa jarra- y escudo imperial nos encara frente al cabo San Antonio y a su valiosa reserva marina. Dicen que estos acantilados son el mejor oteadero de Ibiza, sobre todo en los meses fr¨ªos. El cuerpo troncoc¨®nico de cuatro metros consta de dos puertas -con matacanes- en sus flancos. Como el resto de la red defensiva litoral, carece de puerta a ras del suelo: se sub¨ªa por una escalera de mano que luego recog¨ªa el guardi¨¢n.
Se aplaudan o no los crep¨²sculos en la terraza del bar Helios ¨Clo revela el novelista Manuel Vicent-, el caso es que la especialidad de Denia siempre fueron las puestas de sol.
?7. Nueva vida como un faro
Torre de los Lobos, N¨ªjar, Almer¨ªa
Varias torres vig¨ªas cumplen funciones far¨ªsticas. Ocurre en Conil de la Frontera con la torre de Roche; en Almu?¨¦car, con la punta de la Mona, y en N¨ªjar, con la torre de los Lobos, emplazada en la cima del cerro de la Polacra.
Yendo desde San Jos¨¦, y rebasado el desv¨ªo a Rodalquilar, se aprecia a la derecha el vial, sin r¨®tulo alguno, a la torre. Luego, desde la barrera que impide continuar en coche, restan 2,3 kil¨®metros de subida por asfalto entre un mar de esparto. Conviene aprovechar las primeras horas del d¨ªa y as¨ª gozar de la luminosidad radiante del Mediterr¨¢neo. Botell¨ªn de agua y sombrero.
Esta torre de vigilancia pertenece a la tipolog¨ªa troncoc¨®nica y secci¨®n circular propia del siglo XVIII. El boquete practicado a la altura del terreno -un atropello puesto que las entradas se practicaban a una altura equivalente a tres pisos-, fue aprovechado en la rehabilitaci¨®n farera para fijar una puerta. La vida moderna a?adi¨® un escudo ministerial que produce el efecto de un anacronismo. El plano focal de la ¨®ptica alcanza 281 metros, lo que le confiere el orgullo de ser ¡°el faro en activo m¨¢s elevado de Espa?a y del Mediterr¨¢neo¡±, seg¨²n el farero-escritor Mario Sanz.
Como premio al esfuerzo, la cumbre permite adue?arse de toda la costa central del parque natural del Cabo de Gata. Prevalece el asombro ingenuo y primitivo de quien mira a levante la punta Javana y la playa de San Pedro; a poniente, el solemne cerro de los Frailes.
8. La Marquesa, una santa laica
Torre de la Mora, Tarragona capital
En el espacio de inter¨¦s natural Tamarit-Punta de la Mora no hay lugar para decepciones. Consta de 3 kil¨®metros de costa ornada con los mejores atributos medioambientales, a tan s¨®lo siete kil¨®metros de uno de los m¨¢s significativos complejos petroqu¨ªmicos del Mediterr¨¢neo. Todo aparece dominado por la torre-vig¨ªa (1562), encaramada sobre el promontorio que ocupa el c¨¢mping Punta de la Mora (la direcci¨®n permite el acceso a pie a cuantos lo soliciten).
Luego podemos atravesar el bosque de la Marquesa, quien tiene mucho de santa laica para los tarraconenses, al rechazar un cheque en blanco a cambio de urbanizar este paraje virginal. Aparece despu¨¦s la cala de Roca Plana o Calabecs, muy indicada para quedarse maravillado con el escenario.
A unos 400 metros a pie podremos bajar con cuidado por el amarillento talud de cala Fonda, o Waikiki, especialmente indicada para los naturistas que huyen del chiringuiteo.
Otra opci¨®n, ver la torre y el castillo de Tamarit desde cala Jovera, no pierde peso.
9. En la reserva integral
Torre de Norfeu, Roses, Girona
Partiendo de Roses hacia cala Montjoi, por una serpenteante carretera de monta?a (limitaci¨®n a 40 kil¨®metros por hora), la mirada descansa sobre el cabo Norfeu, que simula un Gibraltar a la costabravense. Por pista de tierra transitaremos despu¨¦s por un paisaje ampurdan¨¦s de una calidad ambiental y est¨¦tica muy elevada: el Parque Natural del Cabo de Creus. Dejamos el desv¨ªo a la agradable cala de la Pelosa (con chiringuito), y aparcamos a la entrada del cabo Norfeu, donde habr¨¢ que proseguir a pie por el sector de costa declarado reserva integral. Por todo resplandece el car¨¢cter agreste de una l¨ªnea de costa con farallones moldeados por la energ¨ªa cin¨¦tica de las olas. A unos 200 metros visualizaremos f¨¢cilmente la torre de guaita (vig¨ªa), puesto que esta lengua de tierra est¨¢ desarbolada, rica en orqu¨ªdeas, lentiscos, madreselvas y plantas medicinales. Seg¨²n cuenta Josep Pla, la torre fue sufragada por la ciudad de Barcelona. Solo conserva parte de su f¨¢brica. Desde ella se extiende un amplio arco geogr¨¢fico que abarca la visi¨®n del golfo de Roses e incluso las islas Medes. Es ¨¦ste territorio del halc¨®n peregrino.
A la ida o a la vuelta, cerca en cualquier caso de Roses, merece subir en un pisp¨¢s al dolmen de Creu d¡¯en Cobertella, el m¨¢s grande de Catalu?a.
10. Corrientes y vendavales
Torre del Guadalmes¨ª, Tarifa, C¨¢diz
Como se?ala Ramiro Feijoo, en pocos sitios como este puede uno sentir ¡°el influjo maligno, por irresistible, del Estrecho¡±. Pocos lugares anta?o tan manifiestamente comprometidos, tan necesitados de defensa. Huerta Grande (Tarifa) ejerce de centro de visitantes de los parques naturales del Estrecho y de Los Alcornocales, y en ¨¦l puede adquirirse la Gu¨ªa de Aves del Estrecho de Gibraltar (15 euros). De Huerta Grande arranca la pista que nos introduce en la potencia visual del Estrecho. Siguiendo hacia el cortijo La Hoya (con caba?as destinadas mayormente al turismo ornitol¨®gico, 609 53 44 26), se deja el coche junto a la caseta de los molinos aerogeneradores, con idea de marchar a pie 600 metros hasta el mirador Cerro del Tambor.
A unos 8 kil¨®metros de Huerta Grande entramos en la aldea de Guadalmes¨ª, situada junto a la altiva torre vig¨ªa que imped¨ªa las aguadas de los piratas a la vez que conectaba Tarifa con Gibraltar. Por el mal firme, puede que haya que dejar el coche unos 200 metros antes de llegar a la torre. Conserva el matac¨¢n de ladrillo y dos puertas-ventanas en la parte superior; los torreros estaban armados con un par de falconetes. Junto a la torre hay un observatorio, con un panel explicativo con siluetas de rapaces en vuelo, para ser testigos de la migraci¨®n de las aves planeadoras. La curiosidad sube de tono en el acantilado para, en bajamar, contemplar la plataforma de abrasi¨®n.
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