Juego de moras

Dif¨ªcil lo tienen las nuevas denominaciones de origen como Arlanza (de 2005) cuando su hermano mayor se llama Ribera del Duero. Comparaciones (siempre odiosas) aparte, en Arlanza, a casi 800 metros de altitud, con clima m¨¢s fresco (y riesgos persistentes de heladas), los vinos de tempranillo se resisten a ofrecer la contundencia y carnosidad de sus vecinos. Ganan, por el contrario, en delicadeza y estilizaci¨®n.

Claro que es necesaria una buena selecci¨®n de viejos vi?edos, de suelos arcilloso calc¨¢reos, cubiertos de grandes guijarros, y una exquisita elaboraci¨®n para que la frescura y lozan¨ªa no devenga en banalidad y ligereza.

Hay bodegas que lo consiguen, como Garmendia, Lerma, Sabinares u Olivier Rivi¨¨re. Otros, como Pagos de Negredo, est¨¢n en camino de alcanzar el sobresaliente.

Su crianza es un tinto de excelente relaci¨®n calidad/precio que atesora virtudes junto a desmesuras: su aroma, franco y frutal, expresa el perfil de la variedad tempranillo con finura y complejidad, en un juego de moras, fresas en mermelada y especias c¨¢lidas. Sin embargo, el roble act¨²a con cierto descaro, restando puntos. Felizmente, en boca resulta sabroso, lleno de br¨ªo, cremosamente t¨¢nico.