En coche por la Costa da Morte
La kilom¨¦trica playa de Langosteira. Una queimada en el bar A Galer¨ªa de Fisterra. Y el fascinante pedregal de Mux¨ªa, en ruta por un tramo inolvidable del litoral coru?¨¦s
La Costa de la Muerte (Costa da Morte en gallego) deber¨ªa prescribirse por su poder sanador. Reconstituyente. Quien sienta fervor por playas descomunales para 15 ba?istas en agosto, quien sue?e con entrantes y salientes sobre los que el mar rompe con coraje, solo tiene que sumarse a la lista de viajeros que descubrieron esta pasmosa regi¨®n a ra¨ªz de la cat¨¢strofe del Prestige en 2002. En esta costa coru?esa se combinan, junto a un sinf¨ªn de crep¨²sculos, luces y sombras, faros y noches oscuras sin contaminaci¨®n lum¨ªnica. Junto al influjo misterioso, por irresistible, de los naufragios. Todo cargado de mitolog¨ªa, arte rom¨¢nico, encajes. El pujante Camino de Santiago. Y marisquer¨ªas donde, incluso elegidas aleatoriamente, es dif¨ªcil comer mal. Un territorio ideal de carreteras secundarias para recorrer en coche.
Langosteira
Cuando en 2013 pas¨® por Fisterra la Vuelta Ciclista a Espa?a, la playa de Langosteira dej¨® boquiabiertos a los comentaristas. No en vano luc¨ªan caribe?os sus 2,7 kil¨®metros de arena blanca protegida del nord¨¦s (el viento seco del Noreste); la cara amable de estas costas. Del sector de Serra (entrada por el hotel Al¨¦n do Mar), no se puede disociar la placa dedicada a Camilo Jos¨¦ Cela: ¡°Finisterre es la ¨²ltima sonrisa del caos del hombre asom¨¢ndose al infinito¡±. En un chal¨¦ aleda?o recibi¨® la noticia del Premio Nobel en 1989 mientras redactaba Madera de boj.
Conviene tomar despu¨¦s el acceso central ¡ªpor el cartel del Bodeg¨®n Anchoa¡ª y atravesar a pie el puente de madera que salva el r¨ªo Grande ¡ªhiperb¨®lica denominaci¨®n visto su caudal¡ª y el magn¨ªfico tren de dunas, gozo de grandes y peque?os, frente al que la r¨ªa de Corcubi¨®n se inmoviliza en llanuras de luz. Otra de las im¨¢genes protot¨ªpicas de la Costa de la Muerte es Langosteira vista desde la Cruz de Baixar.
Fisterra
En el puerto de Fisterra, la mirada busca el ancla del Cas¨®n, que se exhibe cual escultura en recuerdo de aquel carguero naufragado en 1987. En la lonja contin¨²a, como siempre, la tradici¨®n de las pujas orales; se comprueba a partir de las 16.30. Dejamos atr¨¢s la estampa de las nasas de profundidad (grandes redes circulares), as¨ª como la manera en que atracan los barcos pesqueros, uno detr¨¢s de otro, para evitar encontronazos. Las olas besaban las rocas sobre las que se asienta el restaurante Alara. Lo que tiene de exiguo el castillo de San Carlos, lo tiene de ameno el Museo da Pesca que cobija.
Otros lugares suscitan el asombro, como el bar A Galer¨ªa, friso de piedras, discos, fotograf¨ªas y objetos abigarrados, adem¨¢s de la panor¨¢mica y la bibliotaberna. Lo regenta Roberto Traba, cruce de poeta y buhonero, quien los fines de semana, a las once de la noche, se reviste con un atav¨ªo de meigo (brujo) y pronuncia el simp¨¢tico conjuro de la queimada.
Suerte que de junio a septiembre abre a diario la iglesia rom¨¢nica que rinde culto a Santa Mar¨ªa das Areas, el otro conf¨ªn jacobeo junto con Mux¨ªa. Parada obligada para recrearse con la imagen g¨®tica y articulada del Cristo de la Barba Dorada. Aunque la restauraci¨®n le hizo perder su halo de misterio, sus moratones e hilos de sangre contin¨²an atrayendo devotos, enmarcado en un soberbio retablo barroco de Miguel de Romay. Inter¨¦s a?adido presenta el sagrario p¨¦treo y la Puerta Santa con su escudo manuelista.
En la curva de Cabanas aguarda la mejor perspectiva sobre una obra arquitect¨®nica genial, adelantada a su tiempo y por ello pol¨¦mica, inacabada. Se trata del cementerio marino (2002) que el pontevedr¨¦s C¨¦sar Portela articul¨® a trav¨¦s de 17 cubos de nichos que en plena naturaleza lucen algo desalineados aprovechando los senderos existentes, sin agredir el paisaje. Para visitarlo, dejar el coche en la fuente de Cabanas.
Cabo de Finisterre
En el cabo de Finisterre, el segundo lugar m¨¢s visitado de Galicia despu¨¦s de la catedral de Santiago, echamos un vistazo al faro y su sala de exposiciones, al hotel O Sem¨¢foro y a la escultura de la bota del peregrino. Tambi¨¦n reclama la atenci¨®n el medio kil¨®metro que separa el islote O Centolo del acantilado entre un estr¨¦pito de olas dif¨ªcil de olvidar. En este canal parti¨® la quilla el crucero de la Armada espa?ola Blas de Lezo. ¡°En el curso de unas maniobras, el comandante quiso atajar por el canal, siendo advertido por un marinero finisterrano, arrestado inmediatamente¡ y al que despu¨¦s el oficial present¨® sus excusas. Lo cierto es que las agujas de piedra no estaban marcadas en las cartas¡±. Lo rememora Rafael Lema, que este verano dar¨¢ a la imprenta su Cat¨¢logo de naufragios. Costa da Morte-Galicia. Hay registrados 625 solo entre Fisterra y las islas Sisargas.
Tomamos despu¨¦s el repecho que lleva al mirador, muy frecuentado cuando el sol empieza a hundirse y desde el que vemos c¨®mo el barco tur¨ªstico que recorre este litoral (www.crucerosfisterra.com) dobla el cabo. Giramos despu¨¦s a la derecha por una pista que, 700 metros despu¨¦s, nos deja al pie del camino a la ermita de San Guillermo. O a lo que queda de ella. Volvemos atr¨¢s y buscamos la cumbre del facho (faro), dejando a la izquierda la centenaria y ruinosa estaci¨®n de radiotelegraf¨ªa de Marconi. No queda otra que dejar el coche y seguir a pie unos 300 metros hasta una mesa que nos hace respirar entrecortados por la emoci¨®n. Se ve inmensidad en todo, lo que nos revela que Finisterre es en realidad un t¨®mbolo flanqueado por dos mantas extendidas, las playas de Langosteira y Mar de F¨®ra, esta transmutada en para¨ªso, salvada a tiempo de la especulaci¨®n y dotada con pasarelas. Afluyen surfistas, por descontado. Aparcar en el polideportivo y caminar hasta alcanzar el ¨¢ngulo necesario para fotografiar O Berr¨®n, ¨¢pice del cabo de la Nave.
De nuevo en Langosteira, emprendemos el itinerario a Mux¨ªa por Duio. En Hermedesuxo tiramos a mano izquierda, y luego en id¨¦ntico sentido. As¨ª remontamos el monte Veladoiro, desde el que se observa la fachada norte del cabo de Finisterre. Otro descubrimiento. Luego hacia Vilar-Denle veremos el cartel de la Praia de Arnela. Solo las fotos a¨¦reas hacen justicia a esta concha de arena que ejerce gran fascinaci¨®n; escoltada por acantilados de un verde sustantivo, y accesible solo a pie. Muchos naturistas la disfrutan, y ni a¨²n los surferos la acaparan. Ojo, es sabido que el ba?o resulta muy peligroso.
Choca la desproporci¨®n casi c¨®mica entre el pu?ado de vecinos y la riqueza apabullante de naturaleza. De no ir alerta rumbo a Lires (en Galicia est¨¢ poco extendida la costumbre de se?alizar), el conductor se saltar¨¢ el playazo de O Rostro, sin¨®nimo de aislamiento y naturaleza. Sobrecoge c¨®mo las dunas fueron bestialmente sajadas por los temporales del pasado invierno haciendo aflorar en bajamar el casco del mercante Silva Gouveia, embarrancado en 1927.
Lires
Dos desviaciones a la izquierda y ya estamos en Lires (Cee), pueblo que responde a la tipolog¨ªa habitual de los enclaves agr¨ªcolas, pero de embriagadora atm¨®sfera marina al abrigo de los temporales. Seg¨²n bordeamos la r¨ªa m¨¢s peque?a de Galicia empezamos a disfrutar de uno de los momentos culmen del viaje, cuando el sol decae en la playa del estuario, pintoresca lengua de arena que forma el r¨ªo Castro en su postrero meandro. Qu¨¦ decir de la nueva terraza del bar Playa o de las gaviotas, que se escuchan inn¨²meras en la playa de Nemi?a al arrimo del pienso de la piscifactor¨ªa de truchas. Debido al desfase horario de Galicia respecto del horario solar, los ocasos en junio permiten que haya luz hasta las once de la noche.
Seis etapas de camino
Que si el Camino (camino.xacobeo.es) toca a su fin en Santiago y la extensi¨®n a Finisterre es pagana; que si el tramo entre Fisterra y Mux¨ªa es bidireccional... "No hay una pancarta de meta: el Camino acaba donde a cada quien le pete", aclara el hospitalero ?ngel Castro.
El desplazamiento desde Santiago hasta donde la tierra acaba es la variante m¨¢s transitada del Camino Franc¨¦s, as¨ª como la ¨²nica ruta jacobea que tiene origen en Compostela. Unos 20.000 peregrinos acaban cada a?o su senda en Finisterre (a unos 90 kil¨®metros de Santiago de Compostela), de los cuales el 30% decide seguir andando otros 30 kil¨®metros m¨¢s hasta Mux¨ªa. En total, 120 kil¨®metros que se pueden dividir en seis etapas (cuatro hasta Fisterra y otras dos hasta Mux¨ªa).
El bono Iacobus Fisterra-Mux¨ªa incluye cinco noches en alojamientos rurales, cenas, desayunos y transporte diario a y desde el Camino. Cuesta 565 euros por persona en habitaci¨®n individual y 795 euros para dos personas que se alojen en una habitaci¨®n doble.
El sendero de Fisterra a Mux¨ªa avanza envuelto en la m¨¢s rutilante naturaleza, atisbando las iglesias de Frixe y Morquinti¨¢n. ?Lo mejor? La llegada a Mux¨ªa por la playa de Lourido. El goteo de nuevos albergues es constante en esta zona. Solo en Fisterra hay 15, sin contar el de la Xunta. De los cinco de Mux¨ªa sobresale el Bela Mux¨ªa, el cinco estrellas de los albergues.
De camino a Touri?¨¢n es f¨¢cil saltarse el cartel de la playa de Nemi?a. Orientada al Sur, las olas son abundantes y decenas de jinetes acu¨¢ticos amasan con ellas dif¨ªciles piruetas ¡ªturbos y floaters¡ª a la vista de las autocaravanas con matr¨ªcula extranjera. Para surfearla a gusto, precisa de vientos del Este o Noreste y entre uno y tres metros de mar de fondo. Cuatro son las zonas de olas, dos de ellas id¨®neas para el aprendizaje.
La franja litoral entre Fisterra y Malpica puede recorrerse por el borde del mar obedeciendo las flechas verdes del Cami?o dos Faros. Quien lo desee est¨¢ a tiempo de apuntarse a la ¨²ltima jornada en grupo, la del 8 de junio, entre Nemi?a y Fisterra.
Rodeando la iglesia de Nemi?a ponemos rumbo a Touri?¨¢n. El suyo es un faro donde la soledad es sonora, y la sensaci¨®n de amplitud, m¨¢s patente. Si caminamos unos metros hacia el sur har¨¢ acto de presencia el islote de O Castelo, en cuya c¨²spide duerme un castro. A laxe de Touri?¨¢n es un escollo que se confunde con las olas un kil¨®metro mar adentro: grito de espuma que avisa en bajamar, que nos previene de cat¨¢strofes. Y que custodia en su lecho una tr¨¢gica tumba de nav¨ªos. Detr¨¢s del faro, un panel informa de que dos veces al a?o (la siguiente, del 13 de agosto al 22 de septiembre) Touri?¨¢n es el punto donde el sol se pone m¨¢s tarde en la Europa continental.
Cu?o
De nuevo hac¨ªa Mux¨ªa, daremos con uno de los mejores ejemplos plenamente naturales de lo que en Galicia se da en llamar co¨ªdo o playa de cantos rodados. Tomar el desv¨ªo a Moreira y torcer a la izquierda recorridos 600 metros. Sugestiva referencia etnogr¨¢fica la de Cu?o, aldea semiabandonada, pero con magn¨ªfico h¨®rreo de 3 puertas y 12 pares de pies. Aprovisionarse de agua es lo suyo en la fuente de Lourido, que se presta para departir con el vecindario antes de meter primera y trepar 1,5 kil¨®metros. El mirador del monte Facho es un balc¨®n al bravo Atl¨¢ntico de 309 metros de altura. Otra lecci¨®n de geograf¨ªa con elementos de primera: la playa de Lourido ¡ªaudible su oleaje¡ª, con el parador que la usufructuar¨¢ en 2015; el t¨®mbolo de Mux¨ªa; el faro de Vil¨¢n (?el m¨¢s imponente entre los espa?oles!), y las sinuosidades de la r¨ªa de Camari?as.
Mux¨ªa
El br¨ªo tur¨ªstico y jacobeo crece exponencialmente en Mux¨ªa, zona cero del desastre del Prestige. La fuerza de la naturaleza se ha cebado en este pe?ascal, rico en variedad de formas, ejemplo de cristianizaci¨®n de un lugar de culto pagano que sustenta el santuario de la Virgen da Barca. Un rayo fue el causante del incendio que lo calcin¨® las pasadas Navidades. Dice la tradici¨®n que la Virgen se apareci¨® aqu¨ª al ap¨®stol Santiago sobre una barca. Hay que buscar la piedra dos Cadr¨ªs, la supuesta vela de la barca mariana que algunos atraviesan de rodillas buscando propiedades curativas, igual que hay que buscar la piedra de Abalar, que ya no abala (oscila), rota por una vieja cicatriz y dislocada por la ciclog¨¦nesis explosiva del pasado enero. Queda cerca el tim¨®n de la santa nave. Piedras hechiceras, inspiradoras. Xan Fern¨¢ndez, autor de gu¨ªas sobre la Costa da Morte, apunta otro dato: ¡°Mux¨ªa es a la Costa da Morte lo que Cadaqu¨¦s a la Costa Brava: centro de una pujante colonia de pintores y artesanos. Desde Detlef Kappeler hasta Yoshiro Tachibana, pasando por el gallego Alexandre¡±.
Si est¨¢ cerrado el quiosco del encaje situado en el santuario, se puede ir al local que la asociaci¨®n de palilleiras abre en el puerto. All¨ª le recordar¨¢n que el Titanic (de nuevo, la fatalidad atl¨¢ntica) cargaba encajes de Mux¨ªa.
Otra de las piedras singulares, por desconocida, est¨¢ en la zona de A Pel. Dejando atr¨¢s la escultura A Ferida, y a la altura de la primera casa, dejar el coche y bajar caminando entre los valados, esos muros que todav¨ªa protegen las coles y las patatas del salitre. El pe?asco Sala do Perello (Sala del Demonio) presenta una fisonom¨ªa inconfundible. Acceder por la grieta que da a tierra es descubrir la c¨¢mara interior, del gusto de las parejas por causas que se dejan imaginar. Con la toponimia mefistof¨¦lica se buscaba mantener alejados a los ni?os.
Pocos elementos despiertan tanto inter¨¦s como el andamiaje del secadero de congrio de Miguel Diz (981 74 22 49), completamente artesanal. Peces anguiliformes cuelgan horizontalmente a la manera de raquetas cartilaginosas los d¨ªas en que pueden recibir vientos de componente Noreste. Los viajeros tienen suerte de contar con Juan Diz. Con sus 84 a?os, es una enciclopedia en torno al congrio y a su complejo proceso de curaci¨®n al natural.
San Xiao
A tres kil¨®metros se halla el monasterio del que irradi¨® el rom¨¢nico por todo este territorio, San Xiao de Moraime. De sus atractivos, sin duda el m¨¢s deslumbrante es su p¨®rtico. San Benito en el t¨ªmpano y los Ap¨®stoles en los fustes. Rodeando el edificio, la rectoral, casi palaciega (20 iglesias depend¨ªan de Moraime), y en la puerta sur, una preciosa ?ltima cena descubierta en 1975. Los que acudan a la misa dominical de las doce podr¨¢n sentir el peso de las naves de piedra rojiza, as¨ª como escudri?ar las pinturas del siglo XVI.
Los rincones fluviales son moneda com¨²n en Galicia. Yendo hacia Cee, rebasado el punto kilom¨¦trico 5, est¨¢ la desviaci¨®n al ¨¢rea recreativa do Castro y a su espectacular poza, accesible por una escalinata de madera. De nuevo en la carretera a Berdoias, no hay sino que plantarse frente a la fachada del monasterio de San Marti?o de Oz¨®n para atravesar el arco de la derecha, contemplar los ¨¢bsides y, seguidamente, por la derecha, darse de bruces con el h¨®rreo de 27 metros de largo y 22 pares de pies. No curiosear el interior, puesto que est¨¢ habitado.
La del Lago es una playa cautivadora. Al ver Mux¨ªa y Camari?as cerrando el ¨¢ngulo de visi¨®n, no se puede sino pensar en la perspectiva desde los ojos de un cangrejo. Los pinares, el r¨ªo, el blanco arenal, la luz de enfilaci¨®n, hacen del Lago la mejor despedida.
Gu¨ªa
Dormir
Comer
Informaci¨®n
??Hotel Dugium (981 74 07 80; www.dugium.com). Duio (Fisterra). Retirado de la marejada tur¨ªstica, esta atractiva casona de aldea (1892) consta de cinco habitaciones y jard¨ªn. Del conocimiento de estas costas por parte de Ernesto ?nsua, el propietario, habla su biblioteca. La habitaci¨®n doble, 65 euros, con desayuno; casa completa, 225 euros.
??Caba?as de Lires (981 74 83 93; www.cabanasdelires.com). Lires (Cee). Tres caba?as de troncos con categor¨ªa de tres llaves. Acepta el Bono Iacobus (ver despiece). 76 euros, dos personas. Cesta con el desayuno, 4,50 euros.
??A de Lol¨® (981 74 24 22; www.hoteladelolo.com). Mux¨ªa. La casa de Lol¨® ser¨ªa la traducci¨®n de este hotelito tematizado en la Mux¨ªa pesquera, desde la mesilla N¨¦cora hasta los baj¨ªos de pesca representados en los cabezales. Doble con desayuno, entre 58 y 63 euros.
??O'Coral (981 74 25 01). Puerto de Mux¨ªa. Todo un elogio al revuelto de algas y erizos, al pulpo flameado, sin que ?lvaro Rodr¨ªguez baje el list¨®n en los pescados. Suculentas mariscadas por 60 euros (dos personas), bebidas aparte.
??O Frag¨®n (981 74 04 29). Fisterra. Cocina de proximidad. Quiere decirse que los longueirones son de Langosteira, y los pescados, de la zona de influencia del cabo de Finisterre. Vinos galegos, aunque cada semana hay un vino invitado. Men¨² gastron¨®mico, 30 euros (bebidas aparte). Imprescindible reservar.
??Turgalicia (981 54 25 27; www.turgalicia.es).
??Concello de Fisterra (981 74 00 01; www.concellofisterra.com).
??Concello de Mux¨ªa (981 74 20 01; www.concellomuxia.com).
??Concello de Cee (981 74 51 00; www.concellocee.es).
??Camino dos Faros (www.caminodosfaros.com).
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