El centuri¨®n Victorinus

Pocos lugares hay donde la huella del Imperio Romano sea tan evidente como en Lugo. Y la vetusta Lucus Augusti intenta convertir ese legado en una divertida atracci¨®n tur¨ªstica. A partir del 13 de junio y durante tres d¨ªas, la ciudad gallega revive su pasado romano con las celebraciones de Arde Lucus, cuando los lucenses se visten de senadores y de tribunos, de centuriones y patricios, de guerreros celtas y esclavos de Roma. La ciudad da un salto en el tiempo hasta su fundaci¨®n en el a?o 15 antes de Cristo, con espect¨¢culos de circo, luchas de gladiadores, carreras de cuadrigas y bodas celtas.

Adem¨¢s del Arde Lucus, el visitante puede conocer el pasado cl¨¢sico de la Leal Ciudad a trav¨¦s de una ruta que va mucho m¨¢s all¨¢ de su ya famosa muralla, la ¨²nica fortificaci¨®n romana que conserva intacto su per¨ªmetro inicial. Construida en el siglo III, tiene 10 puertas y una longitud de 2.266 metros que se pueden recorrer en un paseo por el adarve.

Para entender la evoluci¨®n del monumento a lo largo de casi 18 siglos debe visitarse el Centro de Interpretaci¨®n de la Muralla. El material interactivo, una proyecci¨®n muy bien ejecutada, es la mejor forma de iniciar un recorrido que nos llevar¨¢ a otros lugares, como la Casa de los Mosaicos: una instalaci¨®n muse¨ªstica y audiovisual sobre los restos arqueol¨®gicos de una domus romana denominada Casa del Oc¨¦ano</CF> por los motivos marinos de sus im¨¢genes. Tambi¨¦n pueden verse mosaicos en el Museo Provincial, que conserva m¨¢s restos arqueol¨®gicos.

Desde all¨ª se llega a la Domus do Mitreo, antigua residencia de un patricio romano, seguramente un centuri¨®n, llamado Victorius Victorinus, encargado de la recaudaci¨®n de impuestos y que levant¨® dentro de su hogar un templo dedicado al dios Mitra. La estructura de la vivienda puede apreciarse perfectamente gracias a un gran trabajo de restauraci¨®n que permite hacer un recorrido por los restos ¡ªcompletamente accesibles a discapacitados¡ª y comprobar, mediante instalaciones virtuales, c¨®mo viv¨ªa la clase acomodada de la ¨¦poca.

En el centro de Lugo aparecen alojamientos asequibles, restaurantes para comer a la carta por 20 euros y una envidiable ruta de bares donde con cada consumici¨®n se sirven dos tapas, una fr¨ªa y otra de cocina. Adem¨¢s de agradables caf¨¦s, antiguas pasteler¨ªas y calles peatonales, en el casco hist¨®rico destacan varias iglesias notables, la catedral, donde la reciente restauraci¨®n permiti¨® descubrir unas pinturas del siglo XVIII obra de Ter¨¢n, y la fachada barroca del ayuntamiento, adem¨¢s del imponente palacio episcopal.

Eso a pie de calle. Porque todo el subsuelo de Lugo est¨¢ lleno de historia, y as¨ª se comprueba cada vez que se inicia una obra p¨²blica o privada. Hace unas semanas, una excavaci¨®n en la casa consistorial dej¨® al descubierto parte del antiguo foro. Algunos de estos hallazgos arqueol¨®gicos est¨¢n al alcance de los m¨¢s curiosos gracias a unas ventanas de cristal que permiten echar un vistazo al monumento. En la plaza de Santa Mar¨ªa, por ejemplo, aparece una piscina del siglo IV decorada con teselas; en la calle de San Marcos, los restos del antiguo acueducto; la calle del Doctor Castro esconde un mosaico; la del Pazo de la Maza, una pieza de la antigua calzada, y la situada detr¨¢s del C¨ªrculo de las Artes, las ruinas de un templo.

Otros tres museos refuerzan la informaci¨®n sobre el pasado lucense: el Centro Arqueol¨®gico de San Roque, con los vestigios de una antigua necr¨®polis; la sala Porta Mi?¨¢, donde se pueden conocer las cuatro etapas fundacionales del Lugo romano, y el Museo Interactivo de Historia de Lugo, una espectacular instalaci¨®n en un jard¨ªn arbolado dentro de un conjunto de patios circulares y formada por cilindros de ocho metros de altura con salas de exposiciones.

Tras un paseo de 20 minutos se llega al balneario, donde se conservan en perfecto estado las termas romanas, contempor¨¢neas de la fundaci¨®n de la ciudad. Las propiedades salut¨ªferas de estas aguas fueron testadas por el mism¨ªsimo emperador Augusto. Ahora el centro termal, a orillas del Mi?o, ofrece tambi¨¦n programas de belleza a precios prudentes, como una hidrataci¨®n facial o una exfoliaci¨®n completa con las mismas aguas que sedujeron al emperador. Desde el balneario se contempla un precioso paisaje de la ribera con un puente romano al fondo.

A 14 kil¨®metros del centro se encuentra un lugar m¨¢gico: el conjunto de Santa Eulalia de B¨®veda. Fechado entre los siglos III y IV, los estudiosos piensan que pudo ser un ninfeo o un santuario dedicado a Prisciliano. El templo conserva las pinturas murales de la b¨®veda de ca?¨®n en torno a una piscina. El estanque, los frescos del techo, las columnas y el misterioso silencio del lugar convierten la visita en un viaje en el tiempo.

• Marta Rivera de la Cruz es autora de La boda de Kate (Planeta).

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