Este Par¨ªs no es tan chic

A ocho mil kil¨®metros de Par¨ªs se encuentra Par¨ªs. Un mar entre ambos. Mil pel¨ªculas en un lado y s¨®lo una en el otro, pero qu¨¦ pel¨ªcula. Lo ideal para ir a Par¨ªs, la de Shepard y Wenders, la de Travis y Nastassja Kinski, la que nos emocion¨® a los 18 a?os en un cine que ya no existe y la volvemos a ver y sigue gust¨¢ndonos, el Par¨ªs al norte de Texas, es volar a Dallas y, como hizo Walt (interpretado por Dean Stockwell, que se parec¨ªa tanto al gran Eduard Fern¨¢ndez), alquilar un coche para encontrar a su hermano Travis, quien cruzaba a pie Estados Unidos para dirigirse a Par¨ªs, Texas.

De Dallas a Par¨ªs hay 86 millas, o sea, 140 kil¨®metros. Dos horas cortas conduciendo el coche autom¨¢tico si no nos detenemos en ning¨²n motel. Conducir un coche autom¨¢tico es muy f¨¢cil, aunque a veces la costumbre nos hace buscar el pedal del embrague que no est¨¢ y frenamos en seco. Y esos camiones gigantescos mir¨¢ndonos. Conducir en Estados Unidos es sencillo: las carreteras est¨¢n bien se?alizadas y las velocidades permitidas son bajas. Los paisajes son nuestros a fuerza de pel¨ªculas, y la primera se?al que indica Par¨ªs nos aprieta el coraz¨®n. Comer bien on the American road no es f¨¢cil, pero qu¨¦ importa: Par¨ªs bien vale una pizza.

En Par¨ªs tambi¨¦n hay una Torre Eiffel, que aqu¨ª se llama Tower y no es de Eiffel (aquel ingeniero que dise?¨® un puente para el Danubio y acab¨® en Saint Louis, Senegal, y s¨ª, tambi¨¦n la torre de Par¨ªs), aunque guarda la forma. Mide como un edificio de cinco plantas y hay que callejear bastante, y perderse varias veces, para encontrarla. Sonreiremos. No es s¨®lo que sea mucho m¨¢s peque?a que la del otro Par¨ªs ¡ªohlal¨¢¡ª, es que en la parte m¨¢s alta hay un enorme sombrero de cowboy. Un gigantesco sombrero rojo. Como Par¨ªs no es que haya m¨¢s de uno sino incluso m¨¢s de dos, el nuestro luc¨ªa un lema orgulloso: ¡°La segunda Torre Eiffel m¨¢s alta en el segundo Par¨ªs m¨¢s grande¡±. Pero hace 15 a?os construyeron una r¨¦plica en Las Vegas, bastante m¨¢s alta, cachis. Pero sin sombrero.

En la pel¨ªcula de Wim Wenders (Par¨ªs, Texas, 1984) s¨®lo aparece un trozo enga?oso de Par¨ªs, y es en una foto: una parcela des¨¦rtica que hab¨ªa comprado Travis tiempo atr¨¢s. Pero en Par¨ªs se conocieron los padres de Travis, y all¨ª fue concebido, en la primera noche de encuentro. Estas parejas modernas. As¨ª que Par¨ªs es nuevo a pesar del nombre y de la pel¨ªcula, rodada en otro lugar por Wim Wenders con un guion de Sam Shepard, del que Wenders hab¨ªa le¨ªdo Cr¨®nicas de motel, un escritor que adem¨¢s de firmar el guion est¨¢ casado con Jessica Lange, que hab¨ªa conocido a su primer marido en Par¨ªs (Francia) donde vivi¨® unos a?os (tambi¨¦n vivi¨® en Espa?a, pero nosotros qu¨¦ sab¨ªamos).

Par¨ªs (Texas) tiene un centro que es un centro. Podemos apearnos del coche sin creer que estamos en las afueras, como nos pasa en tantas ciudades de Estados Unidos. Hay una plaza con una fuente y edificios de ladrillo rojo, y una mujer gritando en una hamburgueser¨ªa como en algunos relatos de Shepard. Al lado hay una pasteler¨ªa con tartas que parecen salidas de dibujos animados. En la plaza tambi¨¦n hay un teatro y un restaurante en condiciones, el Jaxx Gourmet Burgers, cuya especialidad es una hamburguesa en condiciones. Ofrecen tambi¨¦n gran variedad de cervezas y, of course, patatas fritas. En Jefferson Road, no lejos del centro, est¨¢ el cementerio Evergreen. Entre las l¨¢pidas encontramos una escultura de Jes¨²s de cuatro metros de altura. Bajo la t¨²nica se ven claramente... ?las botas de cowboy de Jes¨²s!

Es una delicia conducir por Par¨ªs, cruzar despacio solitarios barrios arbolados de casas independientes con una peque?a porci¨®n de c¨¦sped delante. Entre barrio y barrio hay un descampado donde coloridas banderas de papel tiemblan entre los coches de segunda mano en venta. Casi nada es nuevo en esta ciudad nueva.

Para comer sin salir de la pel¨ªcula, lo mejor es ir a la Old Fashioned Burgers. Un restaurante peque?o cruzado por una barra baja donde los parroquianos se sientan en taburetes y, mientras Allison les rellena el vaso de coca-cola o caf¨¦, se zampan las patatas, la hamburguesa o los ¡°fritos chili pie¡±: nachos con chile y salsa y queso por encima (despu¨¦s tendremos que emular a Travis y cruzar varios Estados caminando; este maldito colesterol). Para desayunar est¨¢ bien el Nancy¡¯s Cafe, aunque desconcierte la se?ora pelando patatas a este lado de la barra, ?una cocinera con ganas de relacionarse o una cliente con gustos diferentes?

En los hoteles las habitaciones son gigantescas, como las camas. El desayuno es abundante y la gente amable. Pero ni rastro de la pel¨ªcula. En Par¨ªs la pel¨ªcula de Wim Wenders es como el pueblo en la pel¨ªcula: una foto equ¨ªvoca. Pero merece la pena acercarse si uno est¨¢ viajando por Oklahoma o Texas. Es una ciudad peque?a y f¨¢cil. Bonita. Si adem¨¢s eres un pel¨ªn friki, desempolva tu ingl¨¦s and go!

??Pablo Aranda es autor de Los soldados (El Aleph, 2013).

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