Formentera, isla feliz
Ses Illetes, Ses Platgetes y otras fabulosas playas. Un atardecer en el cabo de Barbaria y una copa en el Flipper & Chiller. Verlo para creerlo
El ejemplo palpable de que para ser universal hay que ser primero local bien podr¨ªa encarnarlo Formentera, esta humilde isla del Mediterr¨¢neo con muy poco af¨¢n de protagonismo. A pesar de sus reducidas dimensiones y el especial empe?o de sus habitantes en volverse invisibles a lo largo de la historia ¡ªprimero para escapar de los piratas que asolaban las Baleares y ahora para sobrevivir a las hordas de italianos pudientes que en verano fondean sus yates en estas costas¡ª, el mundo entero sabe de Formentera. El peque?o para¨ªso que, irreductible, se mantiene bastante puro y que proporciona a¨²n esa sensaci¨®n ¡ªdeber de las islas¡ª de estar lo m¨¢s alejado posible del mundo.
?rase una vez un chiringuito
La historia del Piratabus (playa de Migjorn, kil¨®metro 11; 609 60 14 26; mojitos, 10 euros) comienza en los a?os setenta, cuando Pascual y Pablo, que regentaban una discoteca en Calatayud, conocen Formentera, se enamoran de ella y venden su negocio para venir a la isla. Cuando el dinero se les acaba, deciden comprar un viejo autob¨²s de l¨ªnea y convertirlo en un bar, el Piratabus, que con el tiempo se hizo legendario. En noviembre de 1983 las autoridades ordenaron retirar el veh¨ªculo, pero un chiringuito de madera sustituy¨® al antiguo bar. Edith, de 54 a?os, alemana, se a?adi¨® a la tripulaci¨®n cuando conoci¨® a Pascual, due?o actual del local. "Llegu¨¦ a Formentera en 1978 porque ten¨ªa un hermano aqu¨ª. Las visitas aumentaron y tambi¨¦n el tiempo de estancia, hasta que en 1988 me traslad¨¦ definitivamente. Hasta hace 16 a?os he vivido en casas sin luz ni agua", cuenta esta enamorada de la isla. El chiringuito ofrece bebidas, tapas y m¨²sica a la puesta de sol, que es cuando el esp¨ªritu hippyresucita de nuevo.
Los hippies de los a?os setenta fueron los que incluyeron esta porci¨®n de tierra en la hippy trail y, consecuentemente, descubrieron al mundo, y a los yates, este tesoro escondido. Entonces Formentera era una excursi¨®n obligada para todo el que visitara Ibiza, pero algunos, embrujados por este lugar, prolongaban su estancia, como el gal¨¦s Frank Jackson, que muri¨® en 1991 y que lleg¨® para un fin de semana y se qued¨® m¨¢s de 30 a?os.
Dylan y otros ¡®hippies¡¯
Els peluts ¡ªcomo llamaban los payeses a los hippies¡ª que eleg¨ªan Formentera se diferenciaban de los de Ibiza en que eran m¨¢s puros y extremistas. Hab¨ªa que estar realmente convencido de esta filosof¨ªa para vivir en casas sin luz ni agua corriente y soportar la soledad y los vientos invernales. Mientras, los de Ibiza dispon¨ªan de fiestas, discoteca y, los que contaban con el benepl¨¢cito de sus padres, recib¨ªan mensualmente sus giros de dinero en el ¨²nico banco del pueblo. Por Formentera pasaron en aquellos a?os grupos como Pink Floyd, Led Zeppelin y King Crimson, este ¨²ltimo autor de la canci¨®n Formentera lady; Bob Dylan, Jimi Hendrix, Wolf Biermann, Chris Rea y el director franc¨¦s Babet Schroeder, que film¨® la pel¨ªcula de culto More, una reflexi¨®n sobre las drogas y el sexo al estilo de los liberales setenta. Todos ellos ten¨ªan su cuartel general en la Fonda Pepe (calle Mayor, Sant Ferran; 971 32 80 33), el t¨ªpico bar de pueblo mal iluminado que serv¨ªa poco m¨¢s que botellines y patatillas de bolsa y que, sin quererlo, pas¨® a ser uno de los bares m¨¢s cool del momento, donde con suerte se pod¨ªa coincidir en los lavabos con el autor de Blowin in the wind. La fonda sigue en pie y por ella deambulan hippies de la tercera edad y mochileros en busca de su tour por el t¨²nel del tiempo. El Blue Bar (carretera de Sant Ferran-La Mola, kil¨®metro 7,9; playa de Migjorn; 971 93 54 75) naci¨® tambi¨¦n en aquellos a?os, y su decoraci¨®n, con reminiscencias planetarias y extraterrestres, recuerda la vena gal¨¢ctica tan explotada por aquel entonces.
Sin masificaci¨®n
Lo que m¨¢s ha contribuido a que esta isla se mantenga a¨²n bastante pura ha sido su falta de aeropuerto y su limitada oferta de camas, lo que convierte la b¨²squeda de alojamiento en una ardua tarea. Desayunando un d¨ªa en la Fonda Plate (Jaume I, 1; Sant Francesc; 971 32 23 13) vi que en la mesa de al lado estaba Alejandro Jodorowsky y me anim¨¦ a saludarlo. Lo primero que me pregunt¨® fue si sab¨ªa de alguien que le pudiera alquilar una casa para las vacaciones. La isla se libr¨® de la construcci¨®n masiva del boomtur¨ªstico por un problema log¨ªstico: los barcos que llegaban a Formentera eran peque?os y en ellos no cab¨ªan hormigoneras ni gr¨²as, y el humilde puerto no contaba con infraestructura para tama?os visitantes.
Fans de la pitiusa
La isla cuenta con numerosos adeptos, algunos con el privilegio de poseer all¨ª una vivienda, como el dibujante Jordi Labanda. "Compr¨¦ mi casa en 2004, antes de que se volvieran locos con los precios. Me gusta la energ¨ªa que hay, la sensaci¨®n de libertad que a¨²n se respira y su luz tan especial. Mi momento favorito del d¨ªa es cuando la luz naranja del atardecer se cuela horizontal entre los pinos". El dise?ador Philippe Starck y la modelo Eugenia Silva tambi¨¦n cuentan con morada aqu¨ª. Esta ¨²ltima es adem¨¢s socia del bar restaurante Can Toni (plaza del Pilar, 1; La Mola; 971 32 73 77). Javier Mariscal evita el verano y fuera de temporada se hospeda en el Hostal Rafalet(Sant Agust¨ª, 1; Es Cal¨®; 971 32 70 16. Habitaci¨®n doble, 110 euros). "De Formentera me gusta el tama?o ¡ªes como un barco gigante¡ª, el silencio, las ganas de vivir que tienen los pinos, las sabinas y las buganvillas. La isla no es espectacular ni bonita, es muy banal y hay que encontrarle el punto. Me gusta que en cinco minutos pasas de un acantilado a una playa de arena; ves la puesta del sol o la salida de la luna", dice el dise?ador.
Una buena opci¨®n para pasar la noche es el Agroturismo Es Pas (Venda Ses Clotades, Can Joan Barber; Es Cal¨®; 670 33 20 45; habitaci¨®n doble con desayuno, 270 euros). El peque?o hotel est¨¢ ubicado en una antigua casa payesa reformada. De los olivos de su finca sacan el aceite para las tostadas del desayuno, y las higueras proporcionan la mermelada casera. Para bolsillos menos boyantes, el bar y hostal Centro (plaza de la Constituci¨®n, 3; Sant Francesc; 971 32 20 63; habitaci¨®n doble, 55 euros) ofrece un trato agradable y familiar.
La obligatoriedad de llegar por mar desde Ibiza protege a Formentera. La traves¨ªa entre las dos islas es corta, tan solo 11 millas, pero entra?a cruzar el estrecho de Es Freus, que en verano es el segundo paso m¨¢s frecuentado del Mediterr¨¢neo, tras el estrecho de Gibraltar, y que al tener poco calado puede ser peligroso con mala mar. Muchos naufragios han tenido lugar por estas costas, lo que ha acrecentado la leyenda de un Mediterr¨¢neo menos buc¨®lico que el que canta Joan Manuel Serrat. Un reputado marino como Joseph Conrad sostiene que tras la aparente quietud de sus aguas se esconden mil peligros: ¡°Dichoso aqu¨¦l que, como Ulises, ha hecho un viaje aventurero; y para viajes aventureros no hay mar como el Mediterr¨¢neo (¡). Era a los marineros mediterr¨¢neos a quienes sirenas de rubias cabelleras cantaban entre las negras rocas efervescentes de blanca espuma, y a quienes voces misteriosas hablaban en la oscuridad¡±, escribe Conrad en El espejo del mar, como recuerda Carlos Garrido en su libro Formentera m¨¢gica (editorial Ola?eta). El mito de las sirenas ha vivido siempre en estas aguas. Si a esto le sumamos el hecho de que durante siglos los hombres de Formentera emigraban y en la isla solo quedaban las mujeres, entenderemos c¨®mo este lugar ha pasado a la historia como ¡°s¡¯illa de ses dones¡±, como cuenta Garrido.
Vienen los piratas
Algas que inspiran joyas
Enric Majoral, de 65 a?os, de Sabadell, conoci¨® la isla en 1972, cuando vino como aparejador para una empresa que constru¨ªa un hotel. Le gust¨® tanto el lugar que decidi¨® quedarse y, de manera autodidacta, empez¨® a hacer artesan¨ªa. "El mercado de La Mola nos lo inventamos yo y unos cuantos m¨¢s, que de d¨ªa hac¨ªamos bisuter¨ªa y de noche la intent¨¢bamos vender", recuerda Majoral, que ahora cuenta con su firma, Joyas Majoral, con dos tiendas y taller en Formentera (avenida de La Mola, 89; La Mola; 971 32 75 16; y Jaume I, 29; Sant Francesc; 971 32 11 48) y otro establecimiento en Barcelona. Hace piezas que se inspiran en el Mediterr¨¢neo y algunas expresamente en estas latitudes, como las de la colecci¨®n Retorn a Formentera o Posidonia.
El silencio y su especial luz son los pilares de la exclusividad de este lugar. Al anochecer, antes de que la oscuridad llegue, puede apreciarse una breve claridad blanca, rosada, azul, roja¡ Un intento fallido, pero contundente, de amanecer de nuevo. Este es el lugar de Espa?a con m¨¢s proporci¨®n de playa por metro cuadrado, y muchas de ellas aparecen en los rankings de las mejores del mundo. Ses Illetes y Ses Platgetes son, para muchos, las m¨¢s hermosas. El secreto de sus aguas transparentes est¨¢ en la pradera de posidonia que rodea la isla y que act¨²a como una depuradora natural. Este sofisticado sistema marino fue declarado patrimonio mundial por la Unesco en 1999.
La costa ofrece otros espect¨¢culos, como las torres de vigilancia, cinco en total, colocadas en lugares estrat¨¦gicos, una de ellas en la paradis¨ªaca isla de Espalmador. Como cuenta el libro Formentera m¨¢gica, ¡°la presi¨®n de los piratas lleg¨® a ser tan grande en esta parte del Mediterr¨¢neo que Felipe II orden¨® en 1570 la evacuaci¨®n de las Baleares¡±, aunque nunca se llev¨® a cabo. Con el tiempo, las torres dieron paso a los faros para guiar a los barcos. Algunos de ellos, como el del cabo de Barbaria, hay que verlos al anochecer, justo antes de que la ausencia de luz pase todo al blanco y negro. Julio Medem lo us¨® con muy buenos resultados en Luc¨ªa y el sexo. Desde el mirador de la Mola se aprecia una vista panor¨¢mica de casi toda la isla, como quien ve la proa de un trasatl¨¢ntico desde la popa. Aqu¨ª est¨¢ tambi¨¦n el famoso mercado artesanal, que abre los mi¨¦rcoles y domingos por la tarde, y en esta punta de la isla viven los habitantes m¨¢s longevos, en una tierra de gentes poco dadas a morirse o a enfermar desde ¨¦pocas remotas. Entre los restos arqueol¨®gicos de Ca Na Costa, que datan de entre 1.900 a 1.600 antes de Cristo, se identific¨® a dos hombres de m¨¢s de 50 a?os y a varios de entre 40 y 45, algo impensable entonces.
Con m¨²sica
Las diversiones se reducen aqu¨ª a ba?arse, comer, ver la puesta de sol y escuchar m¨²sica antes de ir a dormir. Las mejores paellas de la isla se comen en el restaurante Real Playa (Lugar Venda de Es Ca Mari; Migjorn; 971 18 76 10; paella para dos, 32 euros), aunque si se quiere algo m¨¢s sofisticado, Es Mol¨ª de Sal (Afores, s/n; 971 18 74 91; cena desde 60 euros) hace las mejores langostas (fritas o en caldereta). Si hay un momento del d¨ªa en el que todo el mundo est¨¢ haciendo lo mismo aqu¨ª, ese es el de la puesta de sol, en el que no hay nadie que no mire al cielo. Con la oscuridad, la noche empieza en este territorio sin discotecas, pero con relajados chill out. Flipper & Chiller (kil¨®metro 11, Migjorn; 971 18 75 96; copas desde 10 euros) es el lugar de moda, y adem¨¢s de cenar y tomar una copa, se puede recibir un masaje; mientras Chezz Gerdi (Cam¨ª de s¡¯Abeuradeta, s/n; Es Pujols; 971 32 86 03; combinados desde 10 euros) cuenta con un beach club al que se puede acceder por mar. El d¨ªa acaba en el para¨ªso, un lugar elegido desde siempre para hacer una pausa, esconderse del mundo o empezar de nuevo por piratas, hippies y hasta aburridos millonarios en sus costos¨ªsimos yates.
La isla desde el mar
Formentera es tan peque?a ¡ªde punta a punta no sobrepasa los 20 kil¨®metros¡ª que cada a?o la asociaci¨®n Respiralia organiza una vuelta alrededor de la isla a nado ¡ªen varias etapas¡ª como evento deportivo y solidario contra la fibrosis qu¨ªstica, una enfermedad gen¨¦tica que afecta principalmente a los pulmones. 4N¨®madas (www.centronauticoformentera.com) propone tambi¨¦n una visi¨®n de la isla desde el agua, pero en kayak de mar, con paseos de tres horas en los que pueden verse torres de vigilancia, canteras de mar¨¦s o praderas de posidonia. Asier Fern¨¢ndez, director, se siente afortunado por vivir en un entorno semejante, pero teme por el futuro de este para¨ªso. "Nos salvamos de la urbanizaci¨®n masiva, pero ahora tenemos otras amenazas, como los proyectos de prospecciones petrol¨ªferas del Mediterr¨¢neo" apunta. De momento, todav¨ªa pueden verse tortugas bobas y, si uno se adentra en el mar, hasta delfines. Precio del paseo en kayak: adultos, 30 euros; ni?os, 15.
H¨¦roes de la guitarra al sol
Es probable que el plan m¨¢s disparatado a realizar en Formentera sea el que propone el alem¨¢n Ekkehard Hoffmann ¡ªEki para los amigos¡ª, y que consiste en fabricarse uno mismo, en tres semanas, una guitarra el¨¦ctrica. El precio a pagar por vivir en el para¨ªso es el de asegurarse uno mismo su medio de vida, y Eki lo hizo trabajando en un taller de construcci¨®n de guitarras que ya exist¨ªa y que estaba regentado por un compatriota. Diez a?os despu¨¦s, el due?o se fue y Eki se qued¨® con el negocio. "Vivo todo el a?o en Formentera desde 2000. El invierno es la mejor ¨¦poca del a?o. En verano todo el mundo est¨¢ haciendo dinero y trabajando, y con el fr¨ªo la gente tiene tiempo para ver a los amigos y organizar fiestas. Lo que me gusta de esta isla es que est¨¢ detr¨¢s del tiempo", dice Hoffmann. Los talleres que propone Eki, que es bajista y toca con otros m¨²sicos de la isla, puede hacerlos cualquiera, ya que Formentera Guitars (www.formenteta-guitars.com) proporciona el material y los conocimientos. Precio del taller, 2.100 euros (no incluye alojamiento ni comidas).
Higueras y lagartijas
El archiduque Luis Salvador de Austria, enamorado de Mallorca y sin lugar en su coraz¨®n para nada m¨¢s, calific¨® el paisaje formenterense como "fantasmag¨®rico, mon¨®tono y l¨²gubre". Los que sepan apreciar la belleza de una vegetaci¨®n no demasiado exuberante y unos ¨¢rboles moldeados por el viento pueden practicar el senderismo o dar paseos en bicicleta por los circuitos verdes que propone la Oficina de Turismo de Formentera (www.formentera.es). En estas rutas es f¨¢cil toparse con las t¨ªpicas higueras de la isla, que crecen en horizontal m¨¢s que en vertical, y a las que los payeses apuntalan sus ramas con varas de madera formando una singular arquitectura vegetal. As¨ª dispuestas, los frutos son m¨¢s f¨¢ciles de recoger, dan m¨¢s sombra a las cabras y hasta sirven de improvisado altar. Hay parejas que se han casado bajo una higuera formenterense. Y con suerte se puede ver alguna lagartija, reptil end¨¦mico de las islas Pitiusas que se ha convertido en el s¨ªmbolo de Formentera.
Gu¨ªa
C¨®mo ir y moverse
Informaci¨®n
- Formentera no tiene aeropuerto y solo es accesible por v¨ªa mar¨ªtima. Mediterr¨¢nea Pitiusa, Trasmapi, Bale¨¤ria , Fly & Vai Global Touristic Services, Acciona Transmediterr¨¢nea y Taximar conectan la isla por mar desde Ibiza.
- Oficina de turismo de Formentera (971 32 20 57). Ofrece en su web una base de datos de hoteles y casas rurales, adem¨¢s de informaci¨®n pr¨¢ctica y mapas con rutas para descargar.
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