Formentera, gradaci¨®n de azules
Solo accesible por barco, la isla balear preserva su intimidad como un santuario relajado y 'cool'. Un refugio para disfrutar con esc¨²ter, pareo y 'chill out'
Para los asiduos, Formentera es una especie de santuario, un lugar lleno de secretos que nadie deber¨ªa desvelar. Cada canci¨®n sobre ella, cada pel¨ªcula o cada reportaje violar¨ªan su intimidad. Si Ibiza ofrece las, posiblemente, mejores discotecas del mundo, con actuaciones de los dj's m¨¢s reputados y noches sin fin, Formentera responde con un ambiente m¨¢s relajado y cool, de esc¨²ter, pareo y chill out. Lo cierto es que esta isla de algo m¨¢s de 7.000 habitantes no es tan secreta, y sus parajes ocultos, como dir¨ªa una canci¨®n, son los que cada uno se lleva consigo. Si en el siglo XVII sus habitantes tan solo plantaban el trigo que consum¨ªan, ahora fabrican sue?os. En verano la invaden decenas de miles de turistas -muchos de ellos italianos-, y en sus atractivas orillas el azul zafiro de sus aguas convive con el brillo de la fibra de vidrio de decenas de embarcaciones.
En cambio, en primavera o en septiembre, el visitante puede acariciar el sue?o de este mito contradictorio, de esta peque?a isla capaz de tragarse hordas hasta que el cuerpo aguante. En cuanto desembarcas en el puerto de La Savina (Formentera est¨¢ conectada con el exterior tan solo por transbordador), te invade la sensaci¨®n de que, una vez m¨¢s, la promesa de tranquilidad se va a cumplir.
Te espera una isla con una forma caprichosa que recuerda un hacha prehist¨®rica, ¨¢rida, plana, con dos promontorios en los extremos -los acantilados de La Mola, de casi 200 metros de altura, marcan su punto m¨¢s alto- y con apenas 19 kil¨®metros de distancia de norte a sur. Hay bosques de pino, sabinas o matorral, salinas abandonadas, torres de vig¨ªa, lagunas costeras, casas con aljibe encaladas, higueras apuntaladas, dunas, alg¨²n molino, rocas y praderas de posidonia, esa planta subacu¨¢tica que asienta la arena de playa y sirve de hogar a pulpos y sepias. Ofrece, pues, un paisaje marcadamente mediterr¨¢neo, y la guinda la ponen sus playas y unas aguas con una gradaci¨®n de azules dif¨ªcil de olvidar.
01 Poniente
Es la zona de las puestas de sol, que muchos disfrutan con m¨²sica y un c¨®ctel en los chiringuitos de la playa de Cavall d'en Borras. -Tibur¨®n o Big sur- o desde la terraza de un restaurante. En Sa Sequi com¨ª un cabracho o rotja al horno frente a la d¨¢rsena del puerto y los islotes de Es Vedr¨¤ y Es Vedranell. Su nombre lo toma de una acequia cercana, construida a finales del siglo XVIII para sanear la extensa laguna Pudent, "maloliente". La otra laguna de la isla, des Peix, situada muy cerca y conectada al mar por una boca de apenas un metro de profundidad, ofrece desde siempre abrigo a las embarcaciones.
Desde la peque?a playa de Cala Saona se ve Ibiza en el horizonte. Hay varaderos de pescadores, cub¨ªculos rectangulares hechos de tablones de madera donde duermen las barcas y, cerca del hotel de la playa -demasiado presente en el paisaje-, una torrentera que ofrece un paseo especial: su verdor nos hace sentirnos en otro lugar.
Si buceas cerca de las rocas, puedes nadar entre salpas y obladas, con el delicado sonido de los peces comiendo de fondo.
A la hora del almuerzo me se?alaron una sabina pelada de cuyas ramas colgaba pescado. Las rayas y las pintarrojas o mussolas -peque?os tiburones con ojos de gato y manchas de leopardo- se pescan, se filetean, se salan, se cuelgan para que se sequen y se desmenuzan. El pescado seco, por ejemplo, se come en la ensalada bescuit, que com¨ªan antiguamente los pescadores. se hace con bescuit -pan seco cocido dos veces-, pimiento rojo asado, patata cocida, tomate, pimiento verde, cebolla, ajo, aceite de oliva, vinagre y sal. En el restaurante Es Mirador, con una buena vista del conjunto de la isla, la sirven muy rica
02 Migjorn
Es la zona de mediod¨ªa, en la que se suceden playas de arena fina y formaciones rocosas, algo menos masificada que otras, con restaurantes agradables y cl¨¢sicos como el Blue Bar.
Una de sus playas, Es Copinar, situada al pie de La Mola, junto al hotel Riu, debe su nombre a que la corriente trae conchas a la costa y las deposita sobre la arena. All¨ª, sobre el mar, colgado de las rocas, se encuentra el min¨²sculo quiosco Bartolo. En el restaurante Es Copinar sirven muy buen pescado y una fideu¨¢ exquisita.
03 Espalmador
Al islote de Espalmador, situado al norte, a apenas 150 metros de una lengua de arena con playas a ambos lados, se accede solo por barco, o a nado y con marea baja por el Pas des Trucadors. Anta?o refugio de contrabandistas, cuenta con S'Alga, una playa de arena blanca, dunas desde las que m¨¢s de uno se lanza haciendo la croqueta y una laguna de lodo en la que, pese a estar prohibido y oler francamente mal, los turistas se dan un ba?o para luego pasearse como zombis en cueros de una era posnuclear. La ventaja de la excursi¨®n es que, al no haber chiringuitos ni servicio alguno, solo o¨ªmos el ruido del viento y del mar.
Precisamente en Espalmador, de camino hacia Formentera, hay desde mayo una nueva atracci¨®n. Se trata de un ferri encallado. La postal casi on¨ªrica del transbordador levantado sobre un suelo de roca rojiza, rodeado de un mar rabiosamente azul, tiene mucho que ver con Formentera. No es un barco de pesca, ya no. Pero ese ferri all¨ª varado, tan tranquilo, casi m¨¢gico, inexplicable y absurdo, representa el esp¨ªritu l¨²dico de una isla que sigue siendo muy especial.
? Nicol¨¢s Casariego es autor de las novelas Ant¨®n Mallick quiere ser feliz y Carahueca.
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Navieras con l¨ªneas a Formentera: Balearia (www.balearia.com), Iscomar (www.iscomar.com), Mediterr¨¢nea Pitiusa (www.medpitiusa.net),
Trasmapi (www.trasmapi.com), Umafisa Lines (www.umafisa.com).
Informaci¨®n
? Turismo de Formentera (www.formentera.es).
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